第20章

dos semanas con exactitud desaparecieron del calendario de fines de abril. el teñido se recompuso a medida que pasaron los días, sin embargo, no volvió a ser el mismo de siempre.

sus movimientos corporales se tornaron más lentos y el apetito había abandonado su cuerpo, tanto así que perdió algunos kilos por consecuencia. no sólo su apariencia se mostraba penosa, sino también era nefasta la manera en la que se comportaba. no tenía ánimos de nada. parecía como si la depresión lo hubiera estado consumiendo gradualmente.

esta situación la cual caía poco a poco a la decadencia fue el motivo de la salida de ambos una noche. luke no dejaría que su amigo perdiera la razón de vivir, deseaba hacer cualquier cosa que estuviera dentro de su alcance para que la miseria no terminara carcomiendo sus sentidos.

y completar aquella lista, desde su criterio, era la gran solución.

si bien las fugas anteriores habían sido indefensas, ésta estaba llena de peligros y riesgos. el mínimo error traería graves consecuencias y los marcaría de por vida. podrían terminar presos si el detallado plan no llegara a funcionar.

así que el rubio extrañamente nervioso frenó cerca de una gasolinera y atisbó al teñido quien aparentaba estar sereno, casi muerto en vida. asintió callado y el otro imitó su acción en silencio. habían concordado reiteradas veces los términos del plan en medio del camino.

'cometer un crimen'

luego de haber dejado el auto a unas cuadras de distancia, se adentraron a la pequeña tienda situada en el estacionamiento de gas. la campanilla en el umbral creó un agudo sonido anunciando su entrada. a primera impresión el lugar era estrecho y la falta de higiene se hacía notar.

tratando de no actuar sospechosos dividieron sus caminos con alto disimulo. luke indagaba su alrededor escudriñando el desierto recinto. algunas luces en el techo tintineaban creando reflejos en las baratas botellas de whisky y cerveza. detrás del mostrador se sentaba un hombre obeso, muy grande; la ropa que llevaba puesta no haciéndole justicia a su enorme tamaño. comía papas fritas mientras frotaba su velludo estómago y el rubio hizo una mueca de asco al notar la mancha de ketchup que ensuciaba su rayada camiseta. estaba tan absorto en su comida que quizás no se había percatado de la presencia de ambos.

sus palpitaciones iban acorde al tic toc de la manecilla del viejo reloj, aguardando a que transcurrieran los tres minutos planeados. una vez que lo hicieron tomó dos barras de chocolates al azar e hizo su camino hacia el mostrador. el hombre se puso de pie chupando sus dedos grasientos, para luego proceder a limpiarlos usando su camiseta.

"serían tres y veinte centavos." dijo mientras tipeaba en la caja registradora.

"sí, uhm, me podría dar esa revista por favor." señaló unas de playboy en el estante detrás de su espalda.

mientras el hombre se giraba luke miró fugazmente hacia su izquierda encontrando al teñido. hicieron contacto visual al instante.

era ahora, o nunca.

"no, ésa no. la otra." dijo y el hombre bufó tomando otra revista de farándula, el rubio después de lo hablado articulando un 'corre' con su boca en una acción silenciosa.

"¡hey, detente ahí!"

luke zarpó como una bala cuando oyó al hombre gritar. tomó la mano del teñido y corrieron en la acera dentro de la tétrica noche, usando todas las fuerzas que sus piernas se lo permitían.

"¡malditos delincuentes!" aquel último grito se disipó concluyendo en un eco vacío. los dos muchachos se detuvieron al encontrarse con la vista del auto, ambos sintiendo la carencia del aire.

"creo que lo perdimos." el rubio sonrió. en ese momento agradeció el sobrepeso del hombre. "lo logramos, teñido. ¡lo logramos!" exclamó zarandeando los hombros de michael.

el teñido asintió juntando sus secos labios como si aquella victoria no hubiera sido la gran cosa. como si no hubiera sentido nada al respecto, como si ya no tuviera más la capacidad de sentir nada del todo.

"¿qué cogiste?" luke preguntó ignorando su poco entusiasmo, puesto a que la adrenalina seguía presente y viva fluyendo por sus venas. abordaron el auto y sin perder tiempo se encaminaron de regreso a la clínica.

michael apretaba el objeto que llevaba en su mano dentro del bolsillo de su negra sudadera. observó los faroles de las calles dándose cuenta cómo algunas estaban dañadas en contraste de otras. parpadeaban con esfuerzo para seguir encendidas, pero por más que lo intentaban terminaban apagándose sin remedio.

él las comparó con la vida de las personas. algunas sobrevivían, y otras, simplemente no.

"unas mentas." por fin respondió, aún con la mirada fija fuera de la ventana.

~:~

me van a odiar...

*construye una pared de defensa*

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