第17章
caminaba tarareando una de sus canciones favoritas mientras que en su mano portaba una bolsa de papel, cuando de repente su cuerpo fue girado involuntariamente en una de las esquinas del local.
"los vi anoche." la pelirroja imputó acorralando al rubio, quien llevaba una expresión de sorpresa y terror. sus ojos esmeralda lo culpaban emergiendo nerviosismo en sus sentidos.
"y-yo, no sé d-de qué hablas." su primer instinto fue ése. negar completamente todo.
"sé lo que vi, hemmings. no viene al caso que lo niegues."
el rubio permaneció recio por unos instantes, sin embargo eventualmente exhaló devastado en la derrota. lo habían descubierto. se recriminó a sí mismo por no haber sido más cuidadoso y percatarse de su presencia.
"¿cómo lograron salir? ¿qué hicieron afuera? ¿cuáles son tus intenciones, eh? punk." la muchacha lo bombardeaba con preguntas consecutivas mientras que apuntaba con su índice en un tono amenazante.
"sólo estoy tratando de que michael viva la vida." respondió. y aquello era verdad. él deseaba mostrarle al desteñido lo excitante que la vida podía llegar a ser.
"¿vivir la vida?" rió incrédula, de una manera algo sarcástica. "en vez de enseñarle a vivir terminarás matándolo."
"no lo haré."
"¿cómo estás tan seguro?"
"tú no estabas ahí." su rostro se tensó, llevando consigo una pizca de nostalgia pero fingía seguridad. "no estuviste para ver el brillo en sus ojos cuando salió por primera vez luego de años. no viste la expresión que tenía cuando vio el mar, o las estrellas del cielo desde el precipicio, o las luces de la ciudad. no fuiste testigo de lo vivo que se veía." tomó aire respirando profundo. la pelirroja lo observaba perpleja. "pero yo sí estuve ahí, a su lado. y se sintió jodidamente tan bien ser la causa de eso."
las cejas de hannah se desunieron poco a poco, suavizando su mirada. ya no irradiaban en ellos el deseo de estrangularlo. asimiló cada palabra del rubio y no pudo evitar que el terrible concepto que sostenía de él cambiara significativamente. no era de su agrado, pero no lo detestaba. pues aún así cargaba con sus dudas.
"una vez le prometí a alguien que cuidaría de michael con mi vida." dándose cuenta de la inseguridad de la pelirroja, éste formuló. "y todavía tengo presente esa promesa. confía en mí."
"de acuerdo." finalmente suspiró. luke agrandó los ojos en asombro.
"eso quiere decir que no dirás nada?"
"eso quiere decir que yo nunca vi nada." sabía muy bien que estaba en contra de su ética profesional, pero aún así se puso una venda imaginaria en los ojos. una sonrisa divertida invadió los labios del rubio ante estas palabras.
"vaya, eso no fue tan complicado. estaba dispuesto a sacrificarme por el equipo y llevarte a cenar, han" de nuevo ahí estaba, aquella actitud petulante que la muchacha no soportaba.
"hannah, idiota."
☪ ☪ ☪
"¡desteñido!" el rubio irrumpió en la recámara de su amigo sin aviso alguno. vio su camilla vacía, deduciendo que éste se encontraba en el baño.
cuando giró hacia su derecha efectivamente el desteñido estaba de pie enfrente del lavadero. sostenía el borde con tanta fuerza que a vista propia algunas venas de sus brazos destacaban prominentes. su rostro estaba empapado y respiraba agitado, labios entreabiertos y ojos cerrados.
al notar la presencia del rubio se giró, cubriendo sus brazos nuevamente con el suéter que llevaba para luego secar su rostro con la manga de éste. sonrió extendiendo la línea de sus labios mientras que luke permanecía ahí observando sus exaltados movimientos. tal vez detrás de esa débil sonrisa se encontraba escondido algo más.
"¿estás bien?" el rubio se acercó mirándolo de pies a cabeza, inspeccionando su anatomía a fugaz vista.
"sí, sólo sentí ugh, no, nada en especial." dijo negando en respuesta, sin embargo luke no parecía convencerse por completo. "¿qué traes ahí?"
el rubio parpadeó hacia donde el desteñido señalaba, y dejó atrás sus previas dudas. recordó el objetivo de su visita a la habitación del muchacho, no pudiendo eludir luego la malicia inocente que en su rostro se plasmaba.
"tengo una sorpresa para ti." lo sentó en el retrete a tacto un poco brusco. de igual manera, michael ya estaba acostumbrado a su obvia carencia de delicadez.
el desteñido vio cómo luke reveló el objeto de la bolsa de papel, de inmediato soltando una bocanada de aire al reconocer el paquete que una vez en su vida utilizó.
tinte de cabello.
"dime por favor que eso es para ti." el desteñido habló con temor, su tono algo suplicante.
"esto es para mí."
"¿en serio?"
"no."
"no quiero teñirme el cabello, luke." desaprobó con la cabeza aunque sus palabras fueron tan sólo en vano. el rubio ya se encontraba desempaquetando la cajilla y poniéndose los guantes a oídos sordos. era una persona que simplemente no retenía las opiniones de otros.
tan sólo restándole resignación, michael no opuso más resistencia. permitió que el rubio vertiera en su cabello aquella sustancia que invadía el interior de sus fosas nasales. era un olor fuerte y sedante.
"¿estás seguro de lo que estás haciendo?" observaba a luke desde abajo, notando cómo éste empinaba sus labios y mordía el inferior de vez en cuando.
"la verdad, no." carcajeó.
"oh, dios."
para el beneficio del ahora teñido muchacho, luego de aproximadamente una hora teniendo inquietud en su sistema se paró otra vez enfrente del espejo. su cabello teñido de un color azulejo le trajo recuerdos de la vez que hizo esto por sí solo.
en ese tiempo pensó que si tal vez cambiaba algo en él, se convertiría por consiguiente en otra persona. alguien distinta. alguien que no fuese el miserable él. no sólo físicamente, si no también espiritual. pensó que poniendo un poco de color en su vida algo cambiaría en él, pero estuvo equivocado. simplemente nada cambió. las estaciones transcurrieron llevándose consigo los meses y el color violeta que una vez brillaba fosforescente se fue desvaneciendo. así michael comprendió que aquel vago intento fue solamente artificial. el color fue desapareciendo al igual que sus intentos.
sus intentos de estar bien.
no obstante, algo sintió al ver ese azul en su cabello. un sentimiento inexplicable rebosó en su interior, quizás de alguna manera esta vez se sentía diferente. no sabía la razón, pero algo en él se difundió invadiendo sus entrañas. lo que sí tenía por seguro era que esa sensación no era mala del todo.
"¿por qué azul?" inquirió sin darse la vuelta.
"porque es mi color favorito."
michael nunca se cuestionó haciéndose esa pregunta. pensaba que todos los colores eran igual de tediosos, sin poderes de irradiar sentimientos o sensaciones en las personas. estaba convencido de que él habitaba entre el blanco y el negro, un mundo gris sin altibajos, sin justicia, y sin amor.
pero sólo en ese momento, viendo el reflejo de los ojos del rubio en el espejo dio con un pensamiento distinto.
apreció aquellos irises que lo observaban de una manera especial, pensando que tal vez el azul podría llegar a ser también su favorito.
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