第12章

michael invistió los próximos seis días meditando acerca de la dichosa lista que no parecía abandonar su cabeza. se lo estaba tomando muy en serio, había que mencionar.

diez cosas.

diez simples cosas dentro de muchas que no había sido capaz de realizar. en el trayecto no pudo evitar preguntarse una y otra vez a sí mismo las dudas que se presentaban como obstáculos. ¿lo valía? ¿había algún objetivo en escribir una lista?

sin embargo, de todos modos siempre llegaba al mismo resultado mental gracias a su subconsciente.

la vida era muy corta, y mucho más; la suya.

tomando el enésimo suspiro del día, el desteñido emprendió rumbo hacia una de las salas del recinto. eran las dos con veinticinco, michael estaba al tanto que daría con el rubio al tomar unos pasos más, ya que en cuestión de minutos éste saldría hastiado y cansado de la sesión grupal de los martes.

al llegar a su destino, se paró enfrente de la puerta matizada de falsa madera. echó un vistazo tras la ventanilla de cristal, y efectivamente ahí se encontraba el rubio junto al resto de los pacientes agrupando las sillas y guardando sus respectivas pertenencias. el pálido muchacho retrocedió unos pasos atrás cuando la pequeña multitud se aproximó hasta la salida abriendo la puerta, pasando por sus lados como si éste no existiera. tal cual como un fantasma, trasparente.

michael se sentía invisible, excluyendo las veces que era el blanco de diversión, toda la vida se había sentido de aquella manera.

su mirada estaba clavada en el suelo, cuerpo inmóvil, cuando su vista enfocó un calzado familiar el cual era inconfundible. alzó su rostro mientras que en su mano sostenía con fuerzas un trozo de papel, topándose simultáneamente con la azuleja mirada y suave sonrisa del rubio parado justo enfrente suyo. éste no estaba fatigado como siempre lo solía estar, pues debido al simple hecho de haberse encontrado con el otro y darse cuenta que lo buscaba le otorgaba una gran felicidad.

michael, sin preámbulo alguno; tendió el trozo de papel en el aire levantando su brazo en un movimiento fugaz. recibió como reacción un sobresalto de parte de luke, arqueando una ceja y cogiendo luego la hoja al instante.

"hice la lista." el desteñido murmuró cohibido. luke sonrió.

"pero . . . sólo hay nueve." señaló verbal y físicamente, ya habiendo repasado con rapidez el contenido del papel con la mirada.

"lo sé, sólo es que . . ." hizo una pausa. "es que creo que el décimo debería ser importante, ya sabesー"

"especial." el rubio lo interrumpió, insertando por sí mismo la palabra que michael estuvo a punto de formular. éste asintió callado.

ambos muchachos permanecieron de pie en el mismo lugar por los siguientes minutos, michael sin saber qué decir jugando con sus dedos. luke no despegaba sus ojos del papel mientras que la comisura de sus labios se extendían hacia los lados, ante ello el desteñido se llenó de preguntas y consigo, arrepentimientos.

no pudo evitar que su pecho se atestara de un sentimiento bochornoso. ¿cómo pudo pensar que él sería la excepción? todos eventualmente lo menospreciaban y lo tomaban como una fuente de burla. ¿cómo pudo haber sido tan ingenuo en confiar en él, mientras que todo el mundo lo había defraudado?

pensó que el rubio se burlaba internamente de su lista, ridícula y estúpida.

pero él se equivocaba. aquello era lo último que luke pensaba en el momento.

"te ayudaré a hacer todo esto." dijo decidido, semblante ilegible. michael frunció el ceño, atónito hacia sus palabras, estaba más que sorprendido.

"¿p-por qué?" ahora la confusión era lo principal que habitaba en su mente. "¿por qué harías eso?"

"porque eso es lo que hacen los amigos." respondió sin dudar. "se ayudan entre sí, tratan de mejorar la vida del otro sin importar lo imposible que sea. tú eres mi amigo, y yo soy el tuyo, michael."

el desteñido sostuvo la respiración por unos segundos, nuevamente asimilando las emociones dispersas que llevaba consigo en su interior.

sin darse cuenta, ya había realizado lo primero en su lista. sin percatarse de la situación logró lo que siempre había anhelado desde el segundo en el que había conocido al rubio.

su acompañante le mostró una cálida sonrisa mientras que del bolsillo de sus negros pantalones sacó un bolígrafo, para acto seguido tachar usando éste la primera oración de la lista.

'hacer un amigo'

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