🌿diez

Yoongi separó los labios y cerró los ojos cuando sintió que las embestidas que Jungkook le daba se volvían más duras y profundas.

Apretó la almohada entre sus puños y escondió su rostro en esta mientras gemidos ahogados escapaban de su garganta a causa de los empujes que su esposo guiaba.

Esos eran los momentos que Yoongi sentía que nunca podría recuperar si se divorciaban.

No habían tenido mucha vida sexual previa a su relación, pero, desde un principio, el sexo con Jungkook había sido increible.

Era como si supuese lo que quería incluso antes que él mismo. Sabía como moverse, donde tocar, donde besar y la velocidad justa que le gustaba en cada segundo.

No era algo de follar bien o no, era una cuestión de entendimiento, de sintonía, de química que no podría tener con nadie más que con él.

Rara vez hablaban durante el sexo. Nunca era necesario. Tampoco había demasiado que decir al respecto, simple sincronización.
Ambos sabían que ni era común, pero era lo único que podían decir que funcionaba a la perfección de su relación y preferían no indagar en el asunto con tal de no arruinarlo.

Cuando Jungkook comenzó a aumentar la velocidad de las embestidas, notó como Yoongi movía su cadera de adelante hacia atrás y arqueaba la espalda gustoso.

Llevó sus manos a su trasero y separó las nalgas con hambre y ganas de clavar sus colmillos en estas de solo verlas rebotar contra sus músculos hasta volverse rosas.
Podía decir que estaba enloquecido por el trasero de su esposo.

Lo primero que notó de Yoongi habían sido sus ojos. Esa mirada gatuna y el notorio contraste de su piel blanca con los obres negros se le hizo realmente hermosa.
Lo que lo enamoró de su físico fue, sin duda, su sonrisa. Amaba con la vida verlo reír a carcajadas, ver esos hermoso dientes y sus encía asomarse a casusa de la felicidad sincera.
Pero lo que lo hacía perder la cabeza era, sin lugar a dudas, su trasero.

Podría pasar horas viendo su polla entrar entre sus nalgas, o su rosada entrada contraerse, o golpeando suavemente esa planca piel hasta dejarla roja.

Pero no tenía precio alguno, salir de él antes de correrse, y llenar esas hermosas nalgas rosadas de su semen caliente.
Más aún porque siempre venían con el regalo extra de Yoongi gimiendo su nombre a modo de reproche falso a casusa del calor sobre su trasero.

Y eso hizo. Se aseguró de que Yoongi tuviese su orgasmo primero para poder dejarlo deshecho en la cama, acomodarse sobre sus muslos y tocarse hasta que llenó ese hermoso trasero de su esencia espesa y blanquecina.

-Jungkook- Jadeó a modo de reproche.

-Iré por papel- Susurró agitado, dejando un beso en su mejilla antes de ponerse de pie y dirigirse al baño.

Yoongi llevó su mano cansada hasta su trasero, pasando las yemas por el semen y acercándolo a su rostro aún pegado a la almohada.

Hizo una mueca apretando los labios y soltó un suspiro antes de abrir la boca y llevar sus dedos a su lengua, chupando el semen salado de su esposo antes de que este regresara con papel húmedo y una toalla.




-¿Jungkook?-

El azabache alzó la mirada del gato sobre sus piernas y vio a Yoongi acercase hasta el sofá a paso lento y con la mirada apagada.

-¿Podemos hablar?- Preguntó y se sentó a su lado al verlo asentir.

-¿Sobre...?- Preguntó sentandose mejor.

-Niños- Soltó haciéndolo tensarse.

Jungkook se puso rigido y tragó duro ante la mirada firme de su esposo, pero acabó asintiendo con dificultad para que pudiera comenzar.

-Sé que deberíamos haberlo hablado antes de casarnos- Admitió y Jungkook le dio la razón. -Y también sé que la vez pasada que hablamos de esto todo se salió de control-

-Dos meses separados no es una simple pelea por quien limpia los trastes- Susurró y el castaño asintió.

-Quiero dejar las cosas claras- Dijo viéndolo asentir. -Sin gritos, sin peleas, solo te diré lo que yo creo y tu harás lo mismo ¿Si?-

Jungkook aisntió con una pequeña voz en su cabeza diciéndole que esa discusión acabaría mal aunque no fuese a voluntad.

-Siento que si hay una posibilidad de sanar esto, necesitamos aclarar este asunto- Agregó para verlo asentie cabizbajo. -No te dije que quería hijo porque creí que lo supondrías- Soltó viéndolo apretar los labios. -Sabes que me encantan los niños y siempre he hablado de lo lindos que serían si pudiesen ser biológicos-

-Nunca creí que fuese en serio- Admitió haciendo que baje la mirada a su mano y comience a jugar con si anillo de bodas. -Sentía que era como cuando dices "Si, si pudiera ir a París, subiría la Torre Eiffel caminando" porque sabes que nunca irás a Francia-

-Hablaba en serio- Susurró tragando duro. -Y no he cambiado de opinión al respecto-

-Yo tampoco- Soltó haciendo que lo vea a los ojos. -No quiero ser padre, Yoongi- Susurró con voz pesada. -No me gusta la idea de dejar mi vida en segundo lugar, de que la vida de alguien dependa de cada comentario que salga de mi boca y creeme que no sería buen padre-

Yoongi sintió su garganta secarse y sus ojos aguarse al ver la seriedad con la que Jungkook espetó aquellas palabras.
No había un apice de duda en su voz.

-Creo que es muy egoista de tu padrte, Jungkook- Susurró con voz entrecortada. -Toda la vida he querido hijos y ni siquera sé si podríamos conseguirlos pero que digas que no tan pronto...-

-Tambien es egoista de tu parte, Yoongi- Interrumpió haciéndolo abrir los ojos. -Que no te importe mi opinión sobre tener hijos, acabaría lastimando, no solo a mi, si no también a los niños-

Yoongi apretó los labios, dejando que las lagrimas rodaran sobre sus mejillas y asintiendo en silencio.

-Lamento ser egoista por querer formar una familia con el hombre que amo- Susurró limpiando sus lagrimas con el dorso de su mano minetras se ponía de pie y subía las escaleras.

El gato se levantó de las piernas de Jungkook, se estiró en el suelo y luego siguió a Yoongi a paso apresurado escaleras arriba.

Jungkook siguió al animal con la mirada hasta perderlo de vista y, segundos después, se oyó la puerta de la habitación cerrarse.








2/2

Fue una actualización atropellada pero ahí está

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