EPÍLOGO

-        Rápido, a la habitación 277, hay que salvarla

-        Corran... corran

Vi como pasaban los médicos corriendo por el pasillo y al escuchar que se dirigían a la habitación de Amelia, se me corto la respiración, ella no pudo haberse suicidado, no pudo hacerlo.

Corrí a su habitación lo más rápido que pude y vi como los médicos usaban el resucitador, ella no se había suicidado, su corazón había fallado.

En el escritorio vi unas hojas, eran cartas, todas en sobres excepto una, una carta para mí y junto a ella, un dibujo; un retrato mío.

Tome la carta y la leí, ella iba a suicidarse, ella se estaba despidiendo, pero no permitiría que ella se fuera; ella viviría y lograríamos salir de esto.

Los doctores lograron resucitarla, la trajeron de vuelta, le dijeron a las enfermeras que la pasaran a cuidados intensivos y la conectaran a una sonda a penas se diera la oportunidad, yo las seguí, como una sombra, no volvería a separarme de Amelia nunca más, la amaba y ella a mí, ahora lo sabía y nada cambiaria eso, lucharía por nuestro amor y por su vida.

Me quede a su lado esperando, una hora, dos, tres, hasta que Amelia abrió los ojos, la mire con dulzura, tome su mano y la bese

-        Te amo – le dije mirándola a esos ojos que por poco se cerraban para siempre.

-        Yo también te amo – me dijo ella en un susurro

-        Saldremos de esta juntos

-        ¿Juntos?

-        Si, no te dejare morir, estaré contigo siempre y te recuperarás

-        No me dejes

-        No lo haré, nunca más

Ambos nos quedamos dormidos con las manos enlazadas, habíamos pasado por mucho, pero estábamos juntos y no la dejaría sola, nunca más estaría sola; empezaba nuestra lucha, una guerra que sería difícil ya que el enemigo es muy fuerte pero estoy seguro que podremos vencerlo, y luchare, por nosotros, por ella y por su felicidad.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top