Epílogo 🌌
Nos vemos
Éste nunca fue mi camino
Mejor será otro día
Nunca demasiado lejos
Nos vemos
Éste nunca fue mi camino
Mejor me quedaré
Nunca demasiado lejos.
Doy vueltas y vueltas
Y nunca sé el porqué.
Vueltas y vueltas
Pronto saldremos de esto
Es mi placer.
Round and Round, Heize ft. Han SooJi
🌌
—Jueves, veintisiete de diciembre de dos mil...
Oyó la voz de KyungSoo, repitiendo burlona, lo que apenas comenzaba a escribir. JongIn estaba en la cocina, sentado con una libreta y bolígrafo en la mesa; concentrado, pensando en lo que quería poner en tan sólo dos carillas, tan reducidas para todo lo que realmente quería expresar, pero que a su parecer cuanto más breve y conciso, sería mejor.
Se giró molesto, porque para su desgracia, KyungSoo aún demostraba ser bastante escéptico ante todo lo que le había contado.
Tal vez era una especie de merecido, el karma de regreso, demostrándole a él también que podían haber almas reacias y amargas, peores que la suya; pero no por ello menos dispuestas a amar. KyungSoo, aún si no quería aceptar muchas cosas, si no podía comprenderlas o tal vez simple y vagamente no quería hacerlo; sí había aceptado principalmente y después de cuatro meses, que se había enamorado.
Y claro que él no podía cerrarse ante el nuevo alma entregándole sus sentimientos. No podía decirle que no, cuando desde que había abierto sus ojos, JongIn aunque sorprendido por esa personalidad chocante, seguía sintiéndose enigmáticamente atraído e inevitablemente enamorado.
Durante esos meses ayudándole, sólo había alimentado más su propio sentimiento, uno tan fuerte y contenido que anhelaba algún día fuese correspondido. Junto a KyungSoo, el desarrollo de la relación se hacía lento; y recién ahora podía comprender a Almien, quien tan desesperado había estado, por ser amado recíprocamente. Esos meses le habían hecho descubrir que realmente, su percepción del tiempo había cambiado.
—¡Deja de leer en voz alta lo que escribo!
—¡Bueno!
Pero al proseguir con la escritura de la carta, notó que el simple y complaciente bueno, no era suficiente. KyungSoo seguía parado a su costado y mirando su hoja.
—¡Deja de leer en general!
—Ah, por favor, ¡no me digas que es lo que creo que es!
—Pues entonces no lo es —confirmó.
—¡Las películas de extraterrestres te quemaron la cabeza!
—Eso solía decirle yo a Almien de los romances. ¿Lo ves? Aún si quieres no creerlo, sabes que no es posible. Sabes que tengo razón. No puedes explicar el porqué de algunas sensaciones, a ti también te siguen gustando los romances; aún cuando juras que son basura, cada vez que pongo uno, ¡te quedas embobado frente a la tele!
—¡Son una porquería! Sólo los miro porque tú los miras.
—¿Y qué hay de tus tostadas quemadas? De tus dotes culinarias con el ramen y tu gusto exagerado por las frutas.
—¡Muchas personas tienen gustos similares!
—¿Y por qué la primera noche que te traje a casa amaneciste en mi cama?
—¡Ya te dije que debo ser sonámbulo!
—¿Y por qué sabías que mi madre ya había fallecido?
—¡Son déjà vu!
—Claro, ahora le dices déjà vu, pero bien que te oí varias veces murmurar "ten dodó mi niní" cuando estabas a solas.
—Debe ser algo de alguna película que ví antes de perder la memoria.
—¡Es Almien! —repitió insistente, como lo venía haciendo todos los meses.
—Ah, olvídalo, me voy a mirar la tele —se giró con hastío, porque cuando comenzaba a tener sus lagunas mentales, donde la única respuesta a todo eran las historias de aliens, KyungSoo prefería evadirlo.
—Sí ve, ¡así me dejas solo con el cerezo! —exclamó entre risas al verlo salir.
—¡Estás loco, Kim JongIn!
Podía ser que sí, que estuviese muy loco, o tal vez que sólo necesitase enviarle una última vez un mensaje a Almien. Los sueños no alcanzaban, era difícil soñar con aquello que estaba precisamente, fuera de su alcance. Imaginar con el cielo y las estrellas no era suficiente.
Nada parecía bastar cuando los pensamientos eran tan intensos, cuando creía que no podía separar a Almien de KyungSoo, y sólo podía ver a uno solo.
Y JongIn creía necesitar una última despedida, una donde pudiese expresar con claridad el desastre mental que había quedado dentro de él. No era sólo KyungSoo el confundido. A él también lo invadía aunque no debiese, la nostalgia. La inentendible culpa que le embargaba al estar igual de enamorado ahora de KyungSoo, cuando Almien era quien había iniciado todo.
Cuando gracias a Almien había aprendido a amar.
Habían pasado casi seis meses. Quizá no era mucho, pero esa era su despedida. La definitiva, la final. La que no se quedaba a mitad de camino ni se silenciaba por debilidad. Esa era su despedida, la que dejaría enterrada en el cerezo donde todo se había originado, ese que ahora estaba pelado en pleno invierno y rodeado de nieve. Blanca y helada, como lo era Almien. Liviana y suave, transparente cuando se hacía agua.
Transparente como su alma.
Tal vez sí estaba un poco loco, pero allí dejaría la carta, enterrada con sus propias manos, varios centímetros debajo del suelo, hasta alcanzar las raíces.
Con la esperanza de que quizá al día siguiente, al menos un par de pétalos rosas, cubriesen en pleno invierno el árbol de cerezo. Con la esperanza de que Almien lo hubiese oído, leído...
O sentido en su eterno regreso, a través de la vía láctea.
🌌
Almien...
¿Cómo empezar con esto? ¡Ah, ya sé! ¿Ya habrás llegado a tu planeta? ¿Ya estás en Almien, Almien? Sé que no es posible, aún debes estar viajando a años luz de aquí; pero siempre quise decir eso, suena raro llamarte igual que de donde vienes...
Ahora que lo pienso, ¿por qué nunca me llamaste terrícola? Eso hubiese sonado absolutamente a una película de extraterrestres, de las más terroríficas, ¡esas con las que casi te traumaste!
KyungSoo cree que estoy completamente loco con todas las cosas que le conté, aunque yo también lo creía de ti cuando tú me hablabas. Y ahora en efecto me convertí en el alien. KyungSoo mismo me lo dice a cada rato.
A veces miro al cielo, y tal y como lo dije esa vez en el parque de diversiones, creo que estás al lado de mi todo el tiempo. Veo a KyungSoo, toco su piel, beso sus labios, oigo su voz, y sigue siendo algo inexplicable; pero claro que no es completamente igual.
Su personalidad, aunque de un modo distinto al tuyo, también es desorbitante, pero eso lo sigue haciendo increíblemente interesante. A veces es brusco, pero no deja de ser amable en el fondo, su tosquedad parece ser sólo un escudo que se rompe en el momento en que sonríe y bromea conmigo. Igual que alguna vez lo hice yo contigo, ¿no? Sé que en lo profundo, él está lleno de dudas que tal vez ni yo pueda responderle nunca. Pero, yo también las tengo.
Y una de ellas es si verdaderamente nos volveremos a reencontrar algún día. Porque de serlo, no sabría cómo reaccionar, al menos no en esta vida; es decir, sería como tenerte duplicado. Por un lado tendría tu alma, y por el otro un cuerpo. A veces me pregunto si regresases, ¿lo harías en alguien físicamente parecido a él?
Hay algo extraordinario en KyungSoo, como si fuese un destello lejano en la galaxia, como si fueses tú, yéndote años y años luz lejos de aquí, de la Tierra, para acercarte segundo a segundo más al alma de KyungSoo y hacerme saber que aún convives en él de un modo tan indescriptible.
Como una chispa de luz impredecible en medio de la oscuridad de su mirada. Como una estrella en el firmamento de sus ojos.
Es inefable.
Pero sé que estás ahí, y sé que el cielo no está solo arriba, sé que no es sólo el cielo, el lugar donde estás. Sé que KyungSoo es el cielo también; y sé que toco el cielo estando en la Tierra cuando lo miro a él y te sigo viendo a ti...
Mi corazón sigue latiendo igual de desequilibrado que cuando te tenía a mi lado. Entonces tus palabras como siempre, cobran todo el sentido del mundo, el que jamás creí encontrar en algo o en alguien.
No te recuerdo; te pienso y te siento.
Y soy feliz porque en efecto sigues ahí, y aquí en este presente.
En él, en mí.
No sé qué haya sido todo esto, pero después de estos seis meses, me sigo maravillando, y dudo que vaya a superarlo.
Pero sé que no puedo compararlos para siempre. Comprendo que seamos dos, tres o sea yo solo; los sentimientos siempre se transformarán.
Sé que hoy y ahora, como cada día que ha pasado, todo sigue siendo incomprensible para este cerebro demasiado humano para la Tierra, pero que capaz logró asimilar que: tanto tú Almien, como KyungSoo y yo, los tres estamos dando vueltas en mundos diferentes, y no pertenecemos a ningún lado en específico.
Tal vez sólo somos parte del mismo alma que ya se ha dividido millones de veces en el espacio.
Y como así lo quiera el universo, seguiremos girando y girando, dando vueltas como la rueda de la fortuna.
Seguiremos uniéndonos, fusionándonos y separándonos tantas veces sean necesarias, reencontrándonos todos, logrando ser uno solo y luego volviendo a colisionar.
Eternamente estaremos reconociéndonos en el mismo mundo, y a la vez estaremos tan lejos, seremos universos paralelos, siempre fuera de nuestro alcance...
Más allá de lo que imaginamos y sentimos.
Superando a la ficción con estos amores fugaces.
Siempre fuera de órbita.
Fin.
🌌
Muchas gracias por haber llegado hasta acá <33 ❤️ espero que hayan tenido también un pequeño viaje galáctico 🌌💘 y sus almas hayan dado saltos entre las letras~ 🌟😚
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