Vigésima Primer Alma

『❝Necesito adelgazar, necesito vestir diferente, necesito ser de otra forma, necesito... necesito dejar de ser yo❞』

El ardor de sus ojos fue poco molesto a comparación de la sensación extraña alojada en su interior, que rogaba por ir a consolar de alguna manera al omega que estaba fuera de la habitación, curioso por lo que fuera que estuviera haciendo. No le podía tener más sin cuidado que estuviera pensando JiMin, pero algo dentro de él lo obligaba a estar al tanto de sus movimientos, aún si no podía verlo.

Sabía que JiMin después de haberlo seguido, bajó a seguir comiendo, y una vez terminó, subió lentamente las escaleras, con cuidado, como si quisiera asegurarse de que YoonGi no se iba a percatar de su presencia. Por supuesto, no podía estar más equivocado, porque aún cuando su omega escondía el suave y delicioso aroma, él podía detectarlo gracias a su sensible olfato.

No era un secreto para él el enamoramiento del omega hacia él, pero su constante preocupación hacia su persona lo tenía intrigado, porque por supuesto, consideraba que no se lo merecía. Cualquier omega normal habría abandonado la lucha hacía rato, y le sorprendía el hecho de que JiMin aún estuviera vivo, considerando el trato desastroso de YoonA hacia su persona.

Tomó un poco de aire frío, sollozando en el proceso gracias a haber llorado por... ¿Cuánto tiempo, exactamente? No se había fijado en ello y por eso mismo, no podía establecer correctamente cuánto había estado allí dentro, hundiéndose en su propia miseria. ¿Qué estaba haciendo? Él debía trabajar, debía editar aquellos archivos,

y... encargarse de los asuntos sin resolver que había dejado MinJi.

Su corazón se estrujó nuevamente, sabiendo que aunque su amado estaba muerto, le costaba olvidarlo y lidiar con ello. ¿Qué se suponía que hiciera? La muerte de alguien a quien había querido durante tanto tiempo, de un omega tan importante para él, no se superaba en tan sólo dos semanas, que era el tiempo que había pasado desde la extraña tragedia que aún no tenía respuesta.

Se levantó de la silla en la que estaba y acarició la suave madera delante suyo, prometiendo silenciosamente volver a tocar alguna dulce melodía en aquel piano marrón enorme al que tanto aprecio le tenía. Sonrió sin una pizca de gracia, sus labios, más que curvados, estaban casi totalmente rectos, vueltos una fina linea que no expresaba absolutamente nada.

Cuando abrió la puerta, se sorprendió al ver que el omega no se encontraba fuera, ni en ningún lugar cerca. Olfateó un par de veces más, dándose cuenta de que efectivamente, el olor seguía ahí, pero el omega no se encontraba por ningún lado.

Extrañado, bajó las escaleras, dispuesto a encontrar al omega extraña y convenientemente desaparecido, pero se sorprendió al ver a JiMin sentado en la mesa del comedor bordando lo que parecía ser un... ¿Cuadrado?

La suave sonrisa de JiMin y su melódica y armónica voz al cantar hicieron que algo dentro de él se suavizara, y no pudo evitar pensar que era demasiado adorable verlo de esa manera. Por supuesto, el menor no se había percatado de su presencia, y al parecer tampoco podía hacerlo, pues estaba demasiado concentrado en su actividad.

─Hum... ─Tosió levemente intentando llamar su atención exitosamente.

El omega volteó a verlo, exaltado, con sus ojitos pequeños abiertos. De repente ya no estaba tan relajado y en cambio había tensión en sus músculos, y su sonrisa había desaparecido. Su garganta comenzó a temblar y él supo que si hablaba, su voz temblaría. Aquel cambio, de alguna manera, le afectó, pero no dejó que JiMin se diera cuenta de ello.

─A-Alfa... ¿Q-Qué... en qué lo puedo ayudar? ─Inquirió, intentando sonreír amablemente.

─Yo... nada ─Calló, intentando buscar una buena excusa para haberlo interrumpido, sintiéndose ridículo por estar buscando explicaciones para alguien con quien no tenía ningún compromiso─. Yo... ─Su mirada vagó por la mesa del comedor, y luego se dirigió a la cocina, hallándose con un plato, el mismo en el que habían comido el ramen.

─¿Entonces...? ─Insistió JiMin, cada vez más intimidado, pero no precisamente por la presencia del alfa como tal, sino porque su olor a tristeza estaba inquietando demasiado a su omega.

─Yo... Ahora que lo pienso, lamento no haber agradecido por la comida... sí ─Un silencio recién creado se extendió a lo largo de la enorme casa, y tanto el alfa como el omega desviaron la mirada, intentando evadirse.

─No hay... p-problema con e...ello ─Tartamudeó, haciendo que sin poder evitarlo, YoonGi alzara la mirada, buscando la del omega.

─Yo... ¿Te intimido?

─Haz iniciado tres oraciones diferentes diciendo «Yo» ─Señaló con diversión, callando al instante, notando que le había hablado de manera informal al centinela.

─Lo lamento ─Un sonrojo fugaz se apoderó de su rostro─. Yo... ¡Ah! Lo hice de nuevo, ¿Verdad? ─JiMin asintió, intentando cubrir con una de sus pequeñas manitas la fugaz sonrisa que había escapado de sus labios─, es sólo que yo estoy nervioso... sé que es tedioso que lo mencione, pero el único omega con quien me sentía cómodo para hablar era...

─¿MinJi? ─Dijo después de un largo silencio─, no tiene por qué sentirse agobiado por hablar de él, alfa... después de todo, es algo reciente ─YoonGi sonrió complacido al notar que la voz del omega había dejado de temblar, y estaba más decidido.

Y por otro lado, JiMin estaba muriendo lentamente, no pudiendo creer que estaba manteniendo una conversación larga de más de dos palabras con el centinela más importante de esmeralda, y crush inalcanzable que pronto sería más alcanzable.

─No debería mencionarlo tanto ─Reconoció.

─Era su... omega ─Victoriosamente, logró ocultar un poco el dolor y el resentimiento en sus palabras, pero aunque el alfa no dijo nada, no lo pasó por alto─, y murió hace poco... Es normal extrañarlo y...

─Es irrespetuoso compararlo contigo.

─Lo comprendo, no se preocupe, alfa ─Sonrió forzosamente, sintiendo como de repente, el ambiente se tornaba un poco más pesado para ambos, que no sabían cómo continuar con la conversación.

El omega, sintiendo que no había nada más que decir, simplemente se volvió a sentar y tomó las agujas y luego la tela, siguiendo con su trabajo, que estaba destinado a ser un bello lobato que estaría en su nueva habitación. El tiempo libre que le había proveído el ser ignorado por todos había sido aprovechado, aunque en su mayoría se la pasaba sufriendo y hundiéndose en su miseria.

Extrañamente, desde que MinJi había muerto, él se había sentido más pleno y feliz, más confiado, aún sin las demás personas no le hablaban y él no sabía el porqué. YoonGi al notar el cambio de actitud del omega, se apresuró a salir del comedor en dirección a la cocina. Nada más llegar sus manos se dirigieron a uno de los gabinetes y de ahí sacó un caro licor, el cual sirvió en una copa y luego bebió de golpe, una y otra vez.

El aroma en tristeza aún no había desaparecido del todo, y aunque él no lo notara, JiMin sí lo hacía, y justo en ese momento se estaba combinando con el olor a licor, y se estaba sintiendo un poco mareado.

─D-Disculpe ─Dijo JiMin en voz baja, evitando mirar a YoonGi─. ¿Usted está bien? ─Preguntó cauteloso.

Aún no sabía si era correcto sacar el tema de lo que había pasado durante lo que se suponía, era la... ¿Cena? ¿Almuerzo? Quizá si lo decía, YoonGi se molestaría y hasta ahí llegaría su momento de paz.

El alfa se quedó callado, y JiMin no insistió, temiendo enfurecerlo, pero YoonGi simplemente estaba pensando, ¿Qué tan cierto era lo que el omega decía? ¿Estaba bien? No, definitivamente no lo estaba, pero no sabía cómo hacérselo saber sin que sonara patético. ¿Un alfa nacido como él, sufriendo de esa manera? Si alguien se enterara, sería motivo de burla.

Motivo de burla estúpido, pero al fin y al cabo, motivo de burla.

JiMin decidió levantarse de la silla de un momento a otro, queriendo salir de ese lugar y de la incómoda aura que se había creado. Se dirigió a las escaleras, queriendo ir a la habitación que YoonGi le había dado, misma habitación donde había encontrado la tela para hacer los bordados. Al parecer a YoonGi no le había molestado, así que podría seguir tomándolas.

No tardó mucho en poner el primer pie en la escalera cuando el timbre sonó por toda la casa, rasgando la tensión y poniéndole fin al incómodo silencio. JiMin volteó a ver la puerta, igual que YoonGi, ambos extrañamente intrigados por quiénes eran las personas al otro lado de la puerta, rezando porque no fueran las personas del concejo.

Suficiente tenían con lidiar con ellos mismos y sus extrañas emociones.

» Su actitud es extraña.

» Él no tiene una actitud.

『❝Y los años pasaban, pero la herida no cerraba❞』  

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