Vigésima Novena Alma
『❝Admítelo. Sigues esperando algo que nunca va a pasar, estás consciente de ello, y aún así te ilusionas, ¿verdad?❞』
Aquella casa nunca se había visto tan extraña y lejana como cuando JiMin se bajó del auto siendo secundado por un inquieto alfa que no podía quitar la vista del omega, sintiendo su incomodidad e inquietud que por más que intentaba, no podía ser furtiva.
JiMin observó de pies a cabeza la construcción como si fuera algo de otro mundo, pero solamente se estaba animando a entrar. El olor de su padre y madre estaba presente, y eso hacía que su pequeño lobo interior se encogiera en terror y tristeza.
Eso no le gustó a YoonGi, y de nuevo se reprendió a sí mismo por tal pensamiento.
─¿Seguro que quieres hacerlo? ─JiMin negó.
─Debo hacerlo... N-No quiero tenerle miedo a este lugar, además, es importante para mí...
─Podemos simplemente mandar a alguien a traer tus cosas ─Rodeó el auto y tomó a JiMin de la mano para intentar tranquilizarlo, y también hacerlo consigo mismo.
─Suena tonto, pero debo enfrentarlo y ─JiMin se detuvo por un momento y reflexionó algo que YoonGi no pudo deducir─... ¡No importa nada! Debo hacerlo.
─¿Seguro? ─YoonGi le dedicó una mirada escéptica y JiMin se encogió en su lugar, erizándose─, siento que hay algo que no me estás diciendo, omega ─JiMin apartó la mirada y titubeó por unos segundos.
─Pues... la verdad es que-
─No ─YoonGi lo detuvo─. Puedo notar que no estás a gusto, no es necesario que me cuentes.
─Allí está la única persona que me ha tratado bien en toda mi vida ─Se sonrojó y su mirada fue a parar al piso, sintiéndose estúpido─. Ni siquiera sé si esté allí, y es tonto porque... no sé, simplemente quiero verla... Ella ha sido la única que ha tenido un lindo gesto conmigo, que no me ignoró, que no me odió cuando supo quién era, y que se preocupó por mí ─JiMin carraspeó, sintiendo las lágrimas acumularse en sus ojos─. E-Ella... por... p-por primera v-vez me hizo sentir... b-bien. Querido y yo... ─Sin siquiera tener control de sí mismo, una lágrima resbaló por sus redondas mejillas, dibujando un camino húmero hasta llegar a su barbilla y culminar el recorrido al chapotear en el piso.
El habla del alfa desapareció.
Quedó totalmente mudo mientras un estremecimiento desagradable recorría su espina dorsal. ¿Qué tanto habían dañado a ese omega como para que estuviera sintiéndose de esa manera? No podía entenderlo, no podía reparar en ello, y se sentía mal al reflexionar y darse cuenta de que él había sido parte de esa mayoría.
Claro. Al principio no lo trató mal. Ni siquiera lo trataba. Él sabía que MinJi tenía un hermano, pero MinJi no hablaba de él muy a menudo, no sabía que tenía un hermano omega, mucho menos que era un gemelo, y aún menos que era tratado de esa manera. Su mente era borrosa y no recordaba.
Sin poder detenerse, soltó la mano del omega, que se impresionó por esto, pensando que el centinela lo había catalogado como patético. Sí, él no se esperó que él le diera un fuerte abrazo y lo envolviera en su aroma, intentando mitigar el olor a tristeza hasta que sólo fuera él el que se sintiera en el ambiente, para que de esa manera, su lobo estuviese un poco más calmado.
Aquel gesto hizo que su corazón se estremeciera y su pecho se calentara, al igual que sus mejillas. El frío natural ahora parecía una tontería sin importancia, y el omega se aferró al costoso traje del mayor, que pensó que si otra persona, incluso en mismo MinJi se hubiera atrevido a hacer algo así, no habría dudado en apartarlo.
Pero JiMin tenía un no sé qué que lo hacía actuar diferente.
─Esa persona es... ¿Una alfa? ─No pudo evitar preguntar, y antes de siquiera pensarlo las palabras ya habían salido de su boca.
JiMin quiso llorar de felicidad al notar que el alfa estaba genuinamente interesado en ello, que lo intentó ocultar, fallando totalmente en el intento.
─Es una... ─Antes de que pudiera continuar hablando, la puerta fue abierta.
YoonGi levantó la cabeza alerta, casi gruñendo a quien se atrevió dañar aquella privacidad tácita, y se encontró con una coreana de estatura media, pelo rubio bastante delgado y piel blanca como la mismísima nieve. Ésta sonreía y al mismo tiempo abría la boca, turnándose entre la felicidad y el asombro.
─¡Señorito JiMin! ─Dijo ésta, llamando la atención del omega que nada más sentir aquel delicioso y calmante aroma a cerezas casi sintió que alzaba las orejas.
─M-Mirna... ─Sonrió mientras la omega se alejaba de la casa y se acercaba a él para darle un caluroso abrazo, al cual éste no se negó.
─¡Sabía que eras tú! Ese aroma a duraznos y melocotón frescos es inconfundible ─Pellizcó sus cachetes y luego se separó lentamente, observando los ojitos llenos de brillo del omega menor─. ¿Por qué te fuiste?
─¿No te enteraste? ─Preguntó éste.
Era extraño que ella no supiera.
Normalmente cualquier noticia corría rápido en aquella manada, gracias a que era algo parecido a un pueblo en la parte superior, todos se conocían, y entre boca y boca todo se sabía. Pero, ¿Un detalle tan polémico y amarillista como ese siendo pasado por alto?
─No. Tu mamá es una bruja harpía que me impide salir de la casa porque tengo que estar haciendo todo lo que ella ordena. ¡Últimamente su humor es insoportable! Está todo el tiempo enojada, oliendo a ¡Diablos! Que mujer tan ácida.
─Ella suele ser así...
─¡Y no es todo! A veces la escucho susurrando cosas y creo que está loca. A veces también rompe cosas sin razón, ¡Desde que te fuiste esto ha sido un infierno tal y como lo dicta la divina comedia! Aunque creo sinceramente que le pobre diablo de tu papá le tiene miedo a tu madre. Buack ─JiMin no se contuvo la risa al escucharla expresarse de esa manera.
─Pues, verás...
─¡Oh! Pero no te quedes aquí. Entra, tenemos muchas cosas que contarnos y... ─Conforme iba hablando iba empujando delicadamente a JiMin hacia el interior de la casa, casi como si estuviera ordenándole entrar.
A YoonGi aquel detalle no le agradó demasiado. Ella lo estaba tocando, y aunque era una tóxica estupidez, en ese momento nada parecía tener más relevancia que eso. Un para nada sutil gruñido abandonó su boca, naciendo desde lo más profundo de su pecho, y aquel grito de posesividad subyugó a la omega al instante, que se encogió en su lugar.
─Qué... ─Asustada, ella volteó y observó a YoonGi, que hasta ese momento no había sido de importancia para ella.
─¿Pasa algo? ─Preguntó JiMin al verla tan impresionada.
─A-Alfa... Alfa Min... ─La omega estaba en shock.
JiMin no supo qué era el miedo en sus ojos, ni tampoco porqué su aroma había desaparecido por completo. YoonGi tenía una ceja enarcada, parecía igual de confundido. Mirna miró a YoonGi de pies a cabeza, examinando minuciosamente al centinela, y tras dedicarle una última mirada a JiMin, cayó al piso totalmente inconsciente.
» ¡Él no parece pertenecer a ese lugar!
» Es un mineral diferente.
『❝Las lágrimas también son sangre. La sangre más pura, que viene del alma❞』
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