Trigésima Cuarta Alma
『❝Ojalá algún día, cuando me mires, pienses en que yo era el único que te amaba, y por imbécil me perdiste❞』
Contrario a las películas tradicionales, ellos no se levantaron con los rayos del sol ni con nada parecido, sino con algo mucho mejor. El aroma de cada uno fue el detonante para que tanto alfa como omega, abriesen los ojos, queriendo recibir un poco más.
JiMin no podía creerlo, aún cuando mientras se removía para acomodarse más en el pecho del alfa, escuchaba sus suaves gruñidos que indicaban que estaba molesto por haber despertado, pero sin embargo, el aura era totalmente diferente.
Hacía frío y estaba lloviendo, pero a JiMin lo que menos le importaba era eso, es decir, ¡Estaba durmiendo con el alfa que había anhelado tener toda la vida! Su felicidad era desbordante y creía que iba a morir en cualquier momento por la intensidad de las emociones.
Una pequeña ráfaga de viento acompañó el suave bostezo del alfa, que hizo que el omega se estremeciera y buscara más contacto de parte de la cálida y suave piel blanca del alfa, que aunque normalmente era muy fría, en ese momento le brindaba toda la calidez necesaria.
Las manos del alfa envolvieron su cintura, conscientemente, pues el aroma del menor y su cercanía lo tenía embelesado. El sentir a su lobo alfa, por primera vez desde la muerte de MinJi hacía casi tres meses lo tenía descolocado, y más porque, no solo al lobo, sino a él, los tenía más animados y tranquilos.
─Buenos días, alfa... ─Susurró rotamente, con la voz rasposa, pero aún así, delicada y calmante.
Lo examinó por unos minutos, conectando ojos, mirando le camisón que lo cubría débilmente, sus sonrojadas mejillas y su cabello negro que contrastaba a la perfección con su piel ligeramente morena.
Luego miró esos labios regordetes que él había probado, de los cuales salía una tímida pero expresiva sonrisa que le derritió el corazón.
Dios. ¿Él había tratado tan mal a ese omega? Su pecho se sintió incómodo ante la idea, igual que su lobo.
─Omega... ─Dijo él suavemente, repartiendo una caricia por su pierna desnuda.
La simple acción hizo que el aroma dulzón de JiMin se intensificara aún más, nublandolo un poco y haciéndolo sentir un poco más feliz. Notaba que el cachorro podía gestionarle un poco de sanidad mental, y lo agradecía demasiado.
─¿Cómo dormiste? ─Preguntó YoonGi, realmente interesado en ello, pasando de acariciar sus piernas a acariciar su costado.
JiMin se sonrojó de nuevo, pero por primera vez, sostuvo su mirada. ─Muy bien... Porque dormí con usted ─Dijo, empuñando en sus manitas una parte de la colcha del alfa. YoonGi no discutió más ni dijo nada, porque se sentía avergonzado consigo mismo por haber dormido perfectamente gracias a JiMin.
Él no había tenido un solo momento de paz después de la muerte de MinJi, y eso tanto lo inquietaba como la tranquilizaba, porque al menos no moriría de depresión, y quién sabe qué más podría implicar.
─¿Quiere que prepare un desa...?
─No ─Se apresuró a negar, carraspeando un poco─. Digo, quiero d-decir, eh... ─YoonGi rascó su cabeza y el pequeño omega rió por lo tierno que se veía el alfa, conmoviendo de nuevo su corazón confundido─, ah... Quédate un poco más.
─La verdad es que yo tampoco quiero levantarme ─Confesó después de un largo silencio, y luego cerró los ojos un largo tiempo, dando una fuerte calada del aroma a lluvia y petricor del alfa, que sobresalía por el aroma de la naturaleza de manera intensa─. Quiero quedarme aquí... estoy muy cómodo.
YoonGi lo miró.
─¿Noto que tienes más confianza? ─JiMin rió, ésta vez, nerviosamente, tensándose en sus brazos y ocultando su aroma.
─L-Lo siento, es solo que...
─No, no... No hablo de eso ─Se apresuró a negar, de nuevo, confundiendo un poco a JiMin─, no es malo.
─O-Oh, yo... ─YoonGi notó la incomodidad del omega e intentó brindar caricias nuevamente, pero JiMin, dándose cuenta de la situación, de repente cobró conciencia y se levantó de la cama, abandonando el abrazo y apresurándose a irse de la habitación con el corazón y la vergüenza en alto, dejando al alfa solo.
No debió sentirse tan desgarrador, pero lo hizo, y YoonGi se quedó inmóvil durante un largo rato, sintiéndose ahora él incómodo y vacío por algo que ni siquiera sabía. Solo estaba ahí, esa fea sensación en la boca de su estómago.
Tentativamente tomó la almohada donde había estado JiMin, y entonces pudo rescatar un poco de su aroma a melocotón y duraznos, que hizo que su alfa se sintiera ligeramente más pleno.
Media hora más tarde, la puerta de su casa estaba siendo tocada con insistencia, pero no consideró el querer pararse en ningún momento, y simplemente siguió aspirando el delicioso aroma de la almohada hasta casi quedarse dormido.
Todo un tiempo, incluso la puerta fue abierta y él seguía en su propio mundo, durante otro rato.
No fue sino hasta que sintió de nuevo una gran incomodidad e inquietud que se levantó de la cama, pues el malestar de repente lo atacó y no supo por qué razón. Su lobo por sí solo lo guió hasta la escalera principal de caracol, y él, todavía zurumbático, se dejó llevar fácilmente.
Grande fue su sorpresa al ver ahí a YoonA y la gente del concejo, parados y además, intimidando a JiMin, pues el omega estaba reducido a una bolita en el asiento, solo escuchando lo que sea que estos estuvieran diciendo.
─¿Pasa algo? ─Preguntó el centinela, recobrando un poco más el sentido, su voz haciendo relajar el cuerpo de JiMin.
YoonA lo miró con desprecio que no se molestó en disimular, pero eso a YoonGi lo tenía totalmente sin cuidado. Rápidamente terminó de bajar y se sentó al lado de JiMin, dando un toque disimulado en su rechoncha manito para intentar reducir el efecto de la llegada de YoonA en él.
─A-Alfa ─Dijo JiMin suavemente, su omega aterrado, hablando por él.
Ésta vez YoonGi acarició su cabello, un toque inocente, tranquilo, que para YoonA no pasó en absoluto desapercibido y que le hizo sentir un tirón en su estómago.
Ellos no se veían como antes, totalmente distantes y ajenos.
No tenían que estar tomados de la mano, abrazados o besándose para que ella pudiera percibir cuánto afectaba en ambos la presencia del otro; algo en sus esencias había cambiado y su chismosa y maliciosa loba interior lo notó al instante.
─¿Qué les hace estar en mi casa a esta hora? ¿No tienen más que hacer? ─Preguntó con agresividad. Jacob rió.
─No seas ridículo.
─¿Qué? ─YoonGi frunció el ceño ante su atrevimiento.
─Por supuesto que tenemos más que hacer, y por eso hemos venido por el omega, porque no teníamos forma de contactarlos a ninguno.
─¿Vienen por Ji- ─Al notar la intensa mirada de YoonA encima suyo, se corrigió rápidamente─ por el omega?
─La luna de sangre será pronto, y debemos preparar al omega para que pueda ser un jefe de manada de la mano suya. Está en la normativa, y es el debido proceso ─Puntualizó él, con algo de desinterés.
─No es cierto. Se supone que el omega debe convivir conmigo hasta que llegue la luna de sangre para reforzar el lazo, no otra cosa. Lo dice en el tratado.
─Ahí también dice que el omega debe tener un amplio conocimiento sobre muchos temas, porque si a usted le sucede algo, él será el siguiente a cargo ─Dijo─. Los conocimientos que tenían MinJi, a diferencia de él, no son fácilmente reemplazables.
─¿Qué acaba de decir? ─YoonGi frunció el ceño, dirigiendo una afilada mirada a los hombres del concejo.
─El omega vendrá con nosotros en este momento, Min. Eso es todo ─Respondió YoonA, dirigiendo una sonrisa maliciosa.
YoonGi intentó tragarse el gruñido y dirigió una lenta y larga mirada a JiMin y luego a los hombres, sabiendo que, en ese momento, él no tenía ni voz ni voto alguna.
» Ellos tienen miedo de que conozca la realidad.
» No falta mucho para que se la presenten.
『❝Debería aceptar que ya fuimos, que no somos y que nunca vamos a ser❞』
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