CAPITULO 9
Cenamos en un incómodo silencio, Abigail se fue a descansar, mientras que Abba y yo recogíamos la mesa y lavábamos los platos. Una vez terminada esta faena, regresamos al sótano, eran cerca de las 7:00 p.m. y el cielo no daba tregua, seguía lloviendo, aunque ahora el aguacero se convertía en una llovizna continua.
La neblina cubría los alrededores, la luna comenzaba a dibujar su redonda cara, anunciando la venida de la luna llena y con ésta, la completa transformación del convertido y por lo tanto, se auguraban más problemas. Esperaba que la ayuda que venía en camino llegara a tiempo, para evitar cualquier incidente lamentable.
-Bien, ya anocheció. –Expresa Abba, cruzándose de brazos. -¿Cuál es el gran misterio?
La situación es estresante, al menos para mí, la miré sintiendo como el temor y la inseguridad me inundaban, no era fácil lo que tenía que decirle, ¿Cómo se lo explicaba? Lo ensayé mentalmente "Mira Abba soy un monstruo, pero tranquila, no te haré daño porque te amo". Sonaba patético, como una película trillada de vampiros.
Sus ojos turquesa me examinaban, lucia ansiosa, sabía que quería saber la verdad, pero en cierto modo, parecía nerviosa. Dejé ir el aire contenido, ¿Para qué darle riendas al asunto? al menos esperaba que me dejara acompañarla a su casa, en caso que la noticia la asustara y como lo esperaba, me rechazara por lo que yo era.
-Abba. –Comencé, atragantándose las palabras en mi garganta.
–Guardo un secreto como tú dices, uno que puede cambiar el rumbo de nuestra relación.
-¿Tan malo es? –Arquea una ceja y sus ojos se achican recriminándome.
Sonrío sin ganas y meto las manos en las bolsas de mi jeans, ¡Demonios! ¿Cómo se lo digo? Suspiro y continúo: -Antes de seguir hablando, quiero mostrarte a lo que me refiero. –Me quité la camiseta y pude ver su ceño fruncido, sin entender a dónde quería llegar. –Retira las gazas. –Le indiqué.
-¿Qué?¿Deseas que te cambie los vendajes?
-Sólo hazlo, por favor.
Ella no cuestionó más y se acercó, uno por uno los fue quitando y colocandolos sobre la mesa, se encontraban manchados con residuos de sangre. Luego tocó con cuidado una de las mordidas a la altura del hombro.
-No tiene sentido, no estaban así en la tarde. –Ahora solo se veían las marcas de los colmillos y la piel tomaba un color rosa pálido.
-¿Cómo es eso posible? –Se aleja unos pasos de mí.
-Estoy sanando. –Le confirmé.
-Eso lo veo, pero ¿Cómo? Es humanamente imposible.
-Lo sé. –La miro con el rabillo del ojo.
-Explícate. –Se vuelve a cruzar de brazos.
-Abba, lo primero que tienes que saber es que hay muchas cosas en este mundo que no sabes, criaturas que escapan de tu entendimiento, pero aun así, existen, aunque solo sean mitos y vivan en los libros de terror para entretener al público.
-Me estás asustando, ve al grano.
–Su inquisidora mirada me intimida un poco.
-Imagino que has leído de hombres lobo y vampiros. –Empecé tanteando mi terreno.
-Claro que sí, ¿Quién no?
-¿Crees en eso? ¿Consideras que pueden ser reales?
No responde de inmediato, sino que se queda meditando mis palabras para luego observarme con detenimiento como si comprendiera a lo que me refiero.
-¿Eres uno de ellos?
-No has contestado a mi pregunta. –Digo con calma.
-Y tú tampoco a la mía. Escucha soy muy abierta en muchos sentidos, no tengo como explicar tu repentina curación, a menos, que haya algo sobrenatural de por medio.
-¿Qué pensarías si te dijera que no soy humano? –La miro con atención.
Nuestras miradas se encuentran y la puedo ver pasar saliva, en definitiva estábamos sincronizados.
-¿Qué eres? –Su voz salió llena de interrogación.
-Una mezcla de los dos, mitad vampiro y licántropo.
-¡Oh por Dios! –Lleva sus manos a la boca con asombro.
-Sí Abba, son reales, los hombres lobo y vampiros, también las brujas, no son solo cuentos populares, viven entre nosotros, aunque muchos ignoren su presencia.
-Wow, si no fuera testigo de tu milagrosa curación, diría que estás loco, ahora entiendo porque fuiste detrás de ese animal, tú podías enfrentarlo. ¿No es un lobo común verdad?
-No Abba, es un licántropo.
-Pero era normal, es decir, un poco más grande, pero no es nada excepcional. Tenía otro concepto de ellos.
-Sí, en las películas y libros se han encargado de mostrarlos con otra imagen, pero esa no es su verdadera forma, al menos no hasta su completa transformación. Se ven así después de ser mordidos, cuando llegan a la segunda luna llena, mutan, y se convierten, como el que vimos en las ruinas.
-¿Él mató a esa gente?
-No, hay otro, un recién convertido.
-Esto es demasiado. –Jala una silla y toma asiento.
-Entiendo si decides alejarte de mí, no te obligaré a permanecer conmigo.
-¿Por qué haría tal cosa? –Suena ofendida. –Lo que me estás diciendo es una maldita locura, y estoy más demente por creerte, pero en cierto sentido, tiene lógica, y el hecho que me reveles tu verdadera naturaleza, no cambia nada.
-Lo dices porque nunca me has visto como en realidad soy, esto que ves, es solo una fachada, dentro de mí, hay una bestia, que no te gustara conocer.
-James. –Se pone de pie y se acerca a mí, palpando mi mejilla con su mano derecha. –No me importas si eres Pie Grande, o un mutante, sé quién eres aquí. –Toca mi pecho, cerca de mi corazón. –Sé lo que siento por ti, y lo que me acabas de confesar no me importa, y sabes que es lo más inusual del asunto, que en cierta manera, ya lo sabía.
–Baja su mirada unos instantes.
-Hay algo más que debes saber.
–Sigo hablando, ya más tranquilo, y contento que todo se diera tan bien, mejor de lo que esperaba.
–En ambas especies se da lo que se llama almas gemelas, son como tu otra mitad, para que lo asimiles mejor, "Tu media naranja", cuando la encuentras, hay una atracción muy fuerte entre ambos, una lazo invisible que los une para siempre.
-Claro. –Sonríe para sí misma. –Por eso sentí todas esas emociones cuando te vi la primera vez ¿Cierto? Yo soy tu alma gemela.
–Me afirma.
-Sí Abba, lo eres.
Sonrió a sus anchas y me sorprendió con un abrazo. –Te amo James, y lo que me acabas de contar, no cambia nada, solo hace que me aferre más a ti, te agradezco que confíes en mí para contarme tu secreto.
Nuestros labios se encontraron sin esfuerzo y respiré aliviado. Aldana tenía razón, Abba aceptó todo con calma, demasiada calma. Me dejé embriagar por el sabor de su boca, su lengua se perdió con la mía, mis manos bajaron hacia su cadera, mientras que ella me rodeaba con sus brazos a la altura de mi nuca. Abba me hacía sentir cosas que nunca viví ni siquiera con Annia.
-Híbrido o no. –Hizo una pausa mientras colocaba pequeños besos en mi cuello, no vuelvas a enfrentar a esa criatura solo, ¿Prométemelo? –Se detuvo y me encaró.
-Te lo prometo, pedí apoyo, espero que lleguen pronto.
-¿Más como tú? –Sus ojos se iluminan de ilusión.
-No como yo, soy especial.
-¿Entonces son licántropos?
-Tampoco. –Acaricio su cabello.
-¿Vampiros? –Ahoga un grito de exaltación.
Muevo mi cabeza en afirmación.
-¡Oh por Dios! Jamás he visto uno, será tan emocionante. –Expresa con su cara llena de felicidad. ¿Quién lo diría? Abba no deja de sorprenderme. Si supiera que no todos son amigables, que algunos acabarían con su vida en un pestañear, sin importarle su suerte.
-Me alegra que la noticia sea de tu agrado. –Intento ponerme la camiseta pero ella me detiene, la miro extrañado.
-Quiero estar contigo esta noche.
-Abba no.
-¿Por qué? ¿Qué tiene de malo? Es la segunda vez que me rechazas.
–Puedo ver la incertidumbre que esto le causa.
-No es eso. –Trato de explicarme.
–Es muy pronto, creo que debemos esperar.
-¿Esperar qué? –Se cruza de brazos y me mira enfadada.
-¿Qué te parece si dormimos juntos pero sin estarlo? –Le propongo.
-¿Dime por qué? –Insiste.
-Annia. –Pronuncié en voz baja.
-¿Qué hay con ella? –De repente su rostro se descompone. -¿Todavía la amas? -Enuncia con voz lastimera.
-No, no es eso. –Aclaro de inmediato. –Ella fue mi alma gemela, solo que también lo era de un vampiro, lo conoció primero, y cuando tuvo que elegir, bueno, es obvio que no he sido yo el afortunado. Su rechazo me lastimó mucho, estoy recuperándome y, aunque te amo, siento que es mejor que nos demos un tiempo, me refiero, a llevar esta relación con calma.
-Ah es eso. –Manifiesta sin ganas.
–Yo no soy ella, ¿Y puedes tener más de un alma gemela? No entiendo.
-Yo tampoco. –Sonrío para mis adentros. –Pero por lo visto es posible.
-Está bien, esperaré, pero que quede claro, que yo no te voy a dejar por nadie más, lo que siento por ti es sincero, algo en mi interior me dice que nos pertenecemos, no iré a ningún lugar.
-Lo sé. –Bajé la mirada y ella me abrazo.
-Ahora comprendo. –Me indicó con su cabeza recostada en mi pecho.
–Lo siento tanto, esa Annia es una tonta, pero me alegra que te haya dejado ir, de lo contrario no estarías aquí, conmigo.
Nos volvimos a besar, el beso se fue incrementando, la levanté y la coloqué con suavidad sobre la cama, me coloqué sobre ella, mientras que devoraba sus labios. Usando toda mi fuerza de voluntad me contuve, la miré sintiendo su aliento envolviéndome, estaba a punto de mandar todo al carajo, pero era verdad que requería tiempo, así que me acosté a su lado y ella se acurrucó junto a mí.
-¿Es este licántropo una amenaza para nosotros? –Me preguntó, no era mi intención asustarla, pero era mejor que no anduviera con rodeos.
-Sí lo es, así que por favor ten cuidado y no estés sola en ningún momento.
-No te preocupes, sé cuidarme.
-Aun así. –Planto un beso sobre su cabeza.
-Mis padres no están de acuerdo con lo nuestro ¿Cierto?
Su pregunta me sorprendió, esta chica no le se le iba una.
-No, y no los culpo.
-¿Te han pedido que te alejes de mí?
-Sí. –Mi vista se pierde en el cielo raso.
-¿No lo vas a hacer? ¿verdad? –Me mira con el temor reflejado en sus ojos.
-No, a menos que tú quieras.
-Eso no va a suceder. –Respira aliviada y se vuelve a enroscar, usando mi brazo como cabecera.
–A todo esto ¿Cómo saben ellos sobre ti, sobre todo?
-No me corresponde a mí contestar eso, será mejor que hables con tu mamá.
-Oh, más misterios. –Juega con mi camiseta.
Me encojo de hombros, si aceptó tan bien lo mío, no creo que arme gran lío al conocer que su madre es una bruja de profesión.
***************
El sonido del celular me sobresaltó y al hacerlo también desperté a Abba que dormía a mi lado.
-¿Qué sucede? –Consulta bostezando al tiempo que roba mi almohada y se acomoda dándome la espalda.
Reconozco el número, y contesto de inmediato:-Hola. –Digo bajando la voz, saliendo del recinto.
-¿Por qué estás susurrando?
–Cuestiona la voz al otro lado. -¿Acaso no estás solo? –Escucho su sonrisa pícara, pongo los ojos en blanco.
-No es de tu incumbencia. –Subo un poco las gradas, me quedó a la mitad.
-Como sea, te llamo para avisarte que llegaremos a suelo norteamericano hoy por la tarde.
-¡Tan pronto! Hace unas cuantas horas que te llamé.
-Nada que el avión privado de Stone no resuelva.
-¿Le pediste autorización?
-No la requiero, me dejó a cargo de sus asuntos, y eso incluye sus pertenencias.
Admiraba a este tipo, tenía el valor para encarar a Draggon Stone y salir vivo para contarlo.
-¿Viene Royner contigo? –Indago.
-Sí, me costó convencerlo pero al final le dije que Stone lo aprobó.
-Ambos sabemos que eso no es cierto.
-Sí, pero él no, ojos que no ven, corazón que no siente.
-Sabes que él te reprenderá cuando regresen.
-Nada que no pueda controlar.
–Una pequeña sonrisa resuena y no puedo evitar sonreír. –Nos vemos pronto muchacho.
-Nos vemos y gracias.-Le digo sinceramente.
-Gracias a ti, como te contaba aquí las cosas están de sepultura, necesitaba un poco de acción.
Terminamos de conversar, miro la hora, eran cerca de las 5:00 a.m. y es cuando caigo en cuenta, que no he tenido pesadillas. Es extraño, la única diferencia es que Abba durmió conmigo, ¿Qué relación tiene una cosa con la otra? Restriego mis ojos, los rescoldos del sueño se niegan a irse, entro de nuevo a la pieza y me recuesto junto a ella, la abrazo por detrás y consumo mi cabeza en su cabello, huele a fresas silvestres, cierro los ojos y sigo durmiendo.
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Ok, al menos para James las cosas salieron bien. La caballería viene en camino. Apuesto que ya saben quién es el vampiro que viene???
Un abrazo. 😘😘😘😘
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