CAPITULO 8

-James. -Escucho a Abba llamarme. Está fuera de la casa, y sus ropas comienzan a mojarse. Su mirada se clava en la criatura y puedo denotar el miedo que le causa su presencia. -¿Qué haces?
-Inquiere asustada.

-Vuelve adentro. -Le ordeno.

-No sin ti. -Me responde caminando hacia mí.

-Abba no. -La sentencio. -Regresa a la casa.

-No vayas, te matará.

La paciencia se me agotaba, volví a ver al licántropo que parecía sonreír, el muy maldito.

-No puedes controlar a tu mujer. _Me habló mentalmente.

Ofuscado me empecé a alejar de ella, sabía que no me seguiría, su temor era por ahora, mi mejor aliado. Tal y como pronostiqué, ella se quedó de pie junto a la puerta, vi que lloraba y me odié por eso. Quizás debí ir a su lado, esto parecía ser una trampa, pero necesitaba dialogar con él, si es que se puede aplicar este término.

El lobo corrió bosque adentro y yo lo seguí, eran tan veloz como él, así que pude llevarle el paso. Nos detuvimos cerca de la cabaña donde asesinaron al alemán. La lluvia seguía precipitándose con fuerza, el sendero se volvió lodoso, la oscuridad difuminaba el entorno, pero esto no me afectaba en lo absoluto.

-Te he estado observando.
-Comenzó a dialogar en mi mente.

-¿Quién eres? -Averigüé. -¿Por qué estás matando gente? Sabes que es prohibido. Al igual que convertir humanos.

-Yo no me rijo por ninguna ley, yo soy mi propia ley. Y no he sido yo el que ha quitado la vida a esas personas, lo sabes.

-Es lo mismo, has podido evitarlo y no lo has hecho. -Le contesto molesto.

-Eres un híbrido, no eres de los nuestros, ni vampiro tampoco. Pobre muchacho, rechazado por ambas especies.

Su hocico pareció ladearse como si se burlara de mí.

-Si ya terminaste, quiero el nombre de tu pupilo.

-¿Por qué tendría que decírtelo? Me estoy divirtiendo de lo grande al ver sus travesuras.

-"Travesuras" -Repito cerrando las manos en puños. -Ha matado gente inocente.

-Ese no es mi problema.

-¿Por qué estás aquí? -Quise saber.

No me contestó, bajó su cabeza y me miró amenazante, su pelo se erizó y me gruñó en advertencia.

-No permitiré que lastimen más personas, esto se acaba aquí.

-Muchacho tonto, soy más fuerte que tú, mi antigüedad me hace poderoso.

-Ya vencí a un charlatán como tú en el pasado, igual de "poderoso".
-Hice las comillas en el aire.

-Te arrepentirás de haber osado mofarte de mí.

Me transformé y esperé que atacara, no se hizo esperar, se abalanzó sobre mí tan rápido que apenas pude ver su movimiento. Con sus patas delanteras me empujó hacia atrás cayendo de espaldas. Sus filosos colmillos se clavaron en mi hombro, haciéndome gritar del dolor.

Lo tomé con ambas manos del cuello y lo lancé contra un árbol, el golpe hizo que el pino se desnivelara pero se mantuvo en pie. El licántropo recuperó la postura y otra vez atacó, con la mano arremetí contra él sobre su rostro, logré que retrocediera pero tomó impulso y se movió hacia la derecha, para luego girar sin esperarlo a mi izquierda y quedar a mi altura. Lo abracé por la mitad, oprimiéndolo, logrando que se descontrolara, pero sus garras se incrustaron en mi espalda, tuve que soltarlo. El ardor atrás era insoportable, podía ver como al agua lavaba mi sangre y la empozaba a mis pies.

-¿Es todo lo que puedes hacer? Ahora este es mi territorio.

Tenía razón al decir que era fuerte, Aldo lo era también, pero no sé si el deseo de venganza hizo aflorar en mí la adrenalina y por eso pude eliminarlo. Por lo visto, no sería tan sencillo acabar con él, y aunque sabía que iba a sanar, no sería de inmediato.

Me miró con recelo, gruñéndome, analizaba su próximo ataque, lo sabía. Me sentía débil por la pérdida de sangre, pero tenía que liquidarlo, quizás el recién convertido no era del pueblo, por eso no podía detectarlo. Se volvió a precipitar sobre mí, alisté mi puño y lo dejé ir sobre él, pero esquivo mi pobre intento y con el peso de su cuerpo me arrojó hacia atrás, quedando encima de mí.

-Hoy vas a morir muchacho. -Me dijo mientras que sus dientes se hundían en mi clavícula. Como pude lo rodee por el cuello y comencé a ejercer presión, intentando estrangularlo, mi táctica funcionó porque lo pude alejar de mí, empujándolo a un lado. No le di tiempo de recuperarse, arremetí contra él varias veces, pero se levantó y me prensó a la altura del hombro, sentí como me recibía la pared de la cabaña, traté de ponerme de pie pero no pude, mi vista esta borrosa, él se fue acercando con cautela, no recuerdo más, perdí el conocimiento.

Cuando desperté, la lluvia había cesado, estaba cubierto de barro y sangre, mi sangre. Todo me dolía, como pude, ayudándome con la pared de fondo, me senté. Miré a mi alrededor pero estaba solo, no sentía su aroma ni su presencia. Me mantuve ahí unos minutos, las heridas comenzaban a sanar, la ventaja de ser mitad vampiro y licántropo, es que sanas más aprisa.

Me enderecé con dificultad y me dirigí hacia la casa de Abigail, me tomó cerca de treinta minutos, caminando. Al llegar, el auto de Han estaba parqueado al frente de la residencia, Abba hablaba con él, lloraba, podía percibir su preocupación, una punzada de culpa me invadió. Traté de ladear el área para que no me vieran pero ella volteó hacia mí y corrió a mi encuentro.

-James. -Dijo alarmada al ver mi estado. -¿Estás bien? ¡Oh por Dios! ¿Por qué lo hiciste? -Me reclamó.

Me apoyé en ella y juntos nos dirigimos hacia Han, que viene a toparnos. Abigail salió también, y sus ojos reflejaron angustia.

-Muchacho ¿Qué hiciste? -Han me toma por el hombro y me ayuda a entrar a la casa.

-Algo estúpido. -Sonrió sin ganas, respondiendo un agudo dolor en mi costado.

Me recuestan sobre el sofá, Abba retira mis zapatos y Abigail llega con una vasija grande llena de agua y un pañito, comienza a limpiar mi rostro. Estoy sucio y mojado, no quería que me pusieran en el sillón, de seguro se arruinará. Sí James, piensa en echar a perder el sofá, cuando un licántropo anda libre y encima te dio una paliza.

-Llamaré una ambulancia. -Abba sacó su celular pero su padre se lo quitó, ante mi asombro.

-No. -Le indicó con tono severo.

-¿Qué haces? -Le reclama mi chica molesta.

No le contesta, pero se acerca a mí.

-Déjenme solo con él. -Les indica a ambas mujeres. -Por favor.
-Agrega.

-Estás actuando muy extraño papá, James requiere asistencia médica.

-No me cuestiones Abba, haz lo que te pido.

-Ven cariño. -La señora Wolf la toma del brazo y la jala hacia la cocina.

Una vez solos, Han me habla en voz baja, para que ellas no escuchen nuestra privada conversación.

-¿En qué pensabas cuando fuiste detrás de él? -Me reprochó.

-En nada en particular. -Lo volví a ver.

-Sé lo que eres, Aldana me lo dijo, y sí, sé que ella es bruja, estoy enterado de muchas cosas.

-Por eso impediste que llamara a emergencias.

-Sí, ya comenzaste a sanar ¿Cierto? -Me afirmó.

Asiento con la cabeza, pero aun así, duele como un demonio.

-¿En cuánto tiempo estarás por completo restablecido?

-Al anochecer, será como si nada hubiera ocurrido. -Contesto sin ganas.

-Será difícil de explicar cómo convaleciste tan pronto. -Sonrió para sí mismo.

-Lo sé, fue imprudente de mi parte ir tras él, no pensé que fuera tan fuerte, por un instante....-Coloco mi brazo sobre mis ojos, meditando mis actos.

-No te culpes, querías ayudar ¿Supiste a quién mordió?

-No me lo dijo, lo extraño es, que yo debería de sentirlo, me refiero al recién convertido, pero no es así. He inspeccionado a cada persona del pueblo, o al menos a los que he conocido.

-Cuando el otro se convierta por completo, si no pudiste con uno, menos con los dos.

-Lo sé. -Trato de enderezarme pero no puedo. -¡Maldición!
-Espeto adolorido.

-Teníamos la esperanza que tú pudieras contra él. -Me hace la observación Han.

-Sí, pues lamento decepcionarlos.

-No es tu culpa, pero al menos sabes que necesitas apoyo.

¡Apoyo! ¿De quién? Y es cuando la idea me cruza fugaz por la mente. Es una maldita locura, pero ¿Qué opciones tengo?

-Creo que sé a quién pedírsela. -Le hago saber.

-¿Más licántropos? -Inquiere

-No son licántropos. -Respondo, tratando de buscar otra salida.

Han frunce el ceño. -¿Entonces? Esa criatura es poderosa, ya fuiste testigo de eso, un humano no es rival. -Me aclara.

-No es humano. -Lo miro por debajo de mi brazo que aún descansa sobre mis ojos.

El rostro de Han se descompone al comprender.

-No, en definitiva no. Ya tenemos suficiente con esa cosa merodeando por los alrededores.

-Ellos son hábiles, me ayudarían a rastrearlo y acabarlo, luego se irán, tienes mi palabra.

-¿Y cómo eres su amigo? ¿Qué los de su especie no se llevan bien con la tuya?

-No pertenezco a ningún bando en específico, ¿Lo olvidas? Los conozco, son de fiar.

-Ninguno de su clase es de fiar.
-Me contesta receloso.

-¿Ves otra opción? -Lo encaro.

Guardó silencio, sabía que decía la verdad.

-Ven, te llevaré al sótano para que te laves y descanses.

-No, yo puedo llegar por mis propios medios, déjame la poca dignidad que todavía me queda.

-James. -Me llama.

-Sí. -Me pongo en pie apoyándome en el sillón despacio.

-Sé lo que Abba es para ti, lo que hay entre ustedes, pero con respecto a su relación, perdona pero no estoy de acuerdo.

-¿Por lo que soy? -Lo interrogo.

Él hace un movimiento positivo con su cabeza.

-¿Sabes que es algo que no podemos evitar verdad? Si la separas de mí, le harás daño. -Le recalco.

-Lo sé, y de antemano te digo que sé que eres un buen chico, pero, ¿Qué le puedes ofrecer? ¿Convertirla en un ser sobrenatural? ¿Vampiro o licántropo? ninguna de las dos opciones es razonable. Escucha, no es nada en contra de ti, pero ella es humana, no heredó los dones de su madre, tiene derecho a una vida normal.

-Creo que eso al final lo decidirá la propia Abba ¿No crees? -Lo miro fijo.

-Sólo piensa lo que te he dicho.
-Me advierte. Abba aparece junto con Abigail.

-Hija nos vamos. -Han extiende su mano hacia ella.

-No, cuidaré de James, me quedaré con él.

-Abba, nos vamos, la señora Wolf puede cuidarlo ¿No es así? -La vuelve a ver.

-Vete tranquila. -La anciana le toma la mano. -Estará bajo mis cuidados.

-No. -Se acerca a mí y se coloca a mi lado.

Han me mira buscando apoyo.

-Abba, ve con tu padre, estoy bien.

-¿Qué les pasa a ustedes? -Suelta enojada. -No estás bien, mírate, te ves terrible.

-No es tan malo como parece.-Trato de convencerla.

-Me quedaré, ya no soy una niña, James es mi novio, y no me moveré de aquí. -Se cruza de brazos.

Me le quedo mirando ante lo dicho, ¿Mi novio? No sabía que estábamos en esos términos, pero me agrada que se refiera a mí de esa forma.

-Eres tan testaruda. -Bufa Han contrariado.

-Se puede quedar en la habitación de invitados. -La invita Abigail.

-Está bien. -Al fin da el brazo a torcer, pero no de buena gana.
-Pero mañana temprano vendré a traerte, a ambos, es día laboral.

-¿Lo harás trabajar en su estado? ¡No lo puedo creer! ¿Qué te pasa?
-Expresa Abba furiosa.

-Hoy en la noche lo sabrás. -Han me vuelve a ver. -Será mejor que me marché. -Sale sin más y al poco tiempo escucho el motor del vehículo arrancar y alejarse.

-¿A qué se refiere? -Su pregunta va dirigida a mí.

¡Demonios! Mala idea haber ido detrás del licántropo, ahora todo se complicaba, tendría que decirle la verdad y no sabía cómo reaccionaría.

-Te daré el botiquín de primeros auxilios para que lo cures, ven conmigo. -Las mujeres desaparecen de mi vista, y me dirijo hacia el sótano. ¡Estúpido James! Tomo el celular de sobre la mesa, donde lo había dejado y busco el número, me quedo meditándolo unos segundos. Dejo salir un pronunciado suspiro y marco el número.

-Mira quién resucitó. -Se escucha del otro lado.

-No me es grato llamarte. -Me vi respondiendo.

-Entonces ¿A qué debo el honor de tu llamada? No será por mi encanto o porque me extrañas. -Lo escucho sonreír.

-Requiero ayuda con un par de licántropos que están causando problemas. -Dejo ir liberando el aire en mis pulmones.

-¿Qué no puedes tú solo? ¿Acaso soñé que mataste a Aldo, un antiguo?

-No, pero éste es diferente, me dio una paliza.

-¿Te pateo el trasero? -Soltó una carcajada.

-Si ya dejaste de burlarte, esto es serio, no te llamaría de lo contrario.

-¿Dónde estás? -Consultó.

-Estados Unidos, en un poblado llamado Jamestown, te puedo mandar un mapa con su ubicación.

-Ummm, no sé si el gran jefe me dejara ir.

-Eres independiente, además ya no hay peligro en Villa Olivia.

-No, en eso tienes razón.

-Escucha, esto es un favor a nivel personal, no quiero que Stone sepa.

-Me lo pones difícil. -Bajó el tono de su voz.

-No quiero que nadie más se entere, ¿Puedes o no?

-Suena divertido, aquí muero del aburrimiento, creo que aceptaré, te llamaré luego.

-De acuerdo, ¿Tengo tu palabra que Stone, ni nadie más sabrá a dónde vienes?

-Si me decido, sí. -Escucho a Abba bajar las gradas.

-Debo dejarte, espero tu respuesta.

-Ya sabrás de mí. -Me confirmó la voz al otro lado, la comunicación se corta.

-¿Con quién hablabas? -Abba frunce el ceño.

-Con un conocido.

-Ahhh, toma una ducha, después veremos tus heridas.

-Como órdenes. -Le sonreí.

Ella se quedó sacando las cosas del botiquín y clasificándolo, mientras que yo me metí a la ducha. El agua limpió el barro ya seco y los residuos de sangre, cuando terminé salí únicamente con la toalla de baño alrededor de mi cintura, Abba me miró de arriba hacia abajo, ¿Cuánto daría por saber qué pensaba? Me senté en una silla del juego de comedor y ella comenzó a inspeccionar mi espalda y en frente, con delicadeza desinfectó cada mordida, ardió un poco pero soplaba sobre estas, aliviandolo, cuando terminó puso gaza sobre cada una de ellas y las sostuvo con esparadrapo.

-Listo, es extraño, no están tan profundas como me imaginé, tu ropa estaba empapada en sangre, esperaba lo peor.

-Te dije que no te preocuparas. -La tomé de la mano.

-Prométeme que no harás algo así, otra vez. -Me solicita.

-No puedo, lo lamento.

-¡Mira lo que te hizo! -Exclamó molesta. ¿Qué más quieres? ¿Qué te mate? -Comenzó a moverse de un lado al otro.

-Abba.- Me puse de pie y le cerré el paso. -Cuando anochezca te haré una revelación, y cuando suceda, entenderás muchas cosas.

-¿De qué revelación hablas? Me confundes.

-Ven acá. -La jalé a mi lado y la abracé, su contacto cálido hacía un agradable contraste contra mi piel húmeda.

-Sé que ocultas algo ¿Pero qué es?
-Me miró a través de sus celestes ojos.

-Ya pronto lo sabrás. -Coloco un beso casto sobre sus labios.

-Pero, por mientras tanto, procederé a vestirme. -Me alejo de ella con dirección al armario y cierro con una cortina que cruzaba de lado a lado, para tener privacidad.

No sé cómo reaccionará Abba, su madre me aseguró que ella me aceptaría, pero ¿Sería así en realidad? Una inquietud se posicionó en mi interior, pero una voz, quizás mi subconsciente, me consolaba al indicarme que ella era mi alma gemela, que no se alejaría de mí, o esa era mi esperanza.

Con un poco de dolor me coloqué la ropa, el celular comenzó a sonar, salí y Abba no estaba, posiblemente fue con Abigail. Al ver de quién se trataba me tranquilicé un poco.

-Sí. -Me quedé atento a su respuesta.

-Te ayudaré, pero no soy tan buen rastreador como Royner.

-¿Lo traerás también a él? ¿Cómo le explicaras a Stone?

-Tú no te preocupes y déjamelo todo a mí, te avisaré cuando lleguemos a Estados Unidos.

-¿Te preguntó  Stone al respecto? -La curiosidad me invadió.

-No, no puedo hablar con quién no está.

-No está -Repetí.

-Como oíste, se fue de Luna de Miel y no regresará en un buen rato.

-Oh. -Fue toda mi respuesta.

-Hago esto porque se trata de ti, soy un mercenario, no hago nada sin pago, pero de antemano sé que no tienes ni donde caer muerto, y por el tono de tu voz, estás desesperado, así que por esta vez, saldrá todo de mi bolsillo, de todas formas tengo que gastar el dinero acumulado de alguna forma.

Sonreí al escucharlo hablar, no había cambiado un ápice, y aunque odiaba reconocerlo, era el único vampiro que me agradaba.

-Gracias. -Le agradecí sincero.

-De nada chico, nos veremos pronto.

-Hasta pronto.

Nuevamente la comunicación se corta y me quedo mirando hacia la pared. Al fin tendría apoyo, esperaba que fuera el suficiente para poder enfrentar a ese licántropo y su pupilo, no quería matarlo, comprendía su situación, pero si la seguridad de las personas del pueblo corrían peligro, sería un mal necesario.

Comenzó a llover de nuevo, mi mirada se perdió en el cristal y las pequeñas gotas que se precipitaban hacia abajo, suspiré, pensando en lo que le diría a Abba cuando cayera la noche.

*********
Hello, me gustaría conocer sus comentarios ¿Qué tal les va pareciendo la historia hasta ahora? Ya saben quién viene a Jamestown verdad????

Las cosas se ponen interesantes. De semana por medio publicaré dos capis, es decir, que la otra semana actualizaré el miércoles.

Un abrazo 😘😘😘

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