CAPITULO 28

-James espera. –Thompson intentó detenerme pero era tarde, los presentes advirtieron mi presencia, y dejé al descubierto a mis acompañantes.

Mael sonrió de una forma perversa, aprovechando el descuido que provoqué, para incrustar en Aldana el filo del puñal, de inmediato ella se estremeció tocando sus ropas, tiñendo de rojo las manos.

Me quedé perplejo, Han despertó de su ensueño y gritó al ver el panorama. Corrió hacia su esposa, atrapándola apenas a centímetros del suelo.

Miré a Mael sorprendido, la navaja brillaba, pero pronto la luz fue absorbida por su cuerpo, acababa de robar el poder de la bruja.

-La mataste. –Expresaba Han dolido, llorando su pérdida.

Mael lo ignoró acercándose a Abba, Wolf reaccionó abalándose sobre él pero es interceptado por Ethan, los dos hombres lobos se enfrentan con fiereza, ganamos un aliado de último momento, Wolf no permitiría que Mael lastimara a la mujer que ambos amábamos.

Thompson y Royner se colocaron a mi lado, me transforme al tiempo que un gruñido gutural escapa de mi garganta. Lo fulminé con la mirada pero él ni se inmutó.

-Son seres inferiores, ninguno es rival para mí. –Levantó sus manos y el viento comenzó a silbar entre sus dedos, lanzó toda esta energía sobre nosotros, al instante Thom y Roy fueron lanzados, uno a la izquierda y otro a mi derecha, chocando con árboles, quedando paralizados.

-Última oportunidad Jennings, te unes a mí o pereces.

-Jamás seré parte de tu circo. –Las uñas de mis garras sobresalen listo para atacar.

-Muchacho ingenuo, has tomado la decisión errada.

Se escucha un alarido, Wolf tiene prensado a Ethan bajo su hocico, su sangre impregna su oscuro pelaje. Él ha recibido heridas, pero ha ganado esta contienda. Lo suelta, está con vida pero inconsciente, si logramos matar a Mael tanto él como Stevenson, volverán a su condición humana.

Wolf muestra sus afilados colmillos, ¿Qué lo habrá llevado a pactar tan peligrosa alianza? Toma posición y salta sobre su oponente pero Mael ladea su mano y sin ser tocado, James es expulsado contra la enorme piedra que sirve de mesa, golpeando su cabeza, escucho como su cráneo se parte al impacto.

-Sólo somos tú y yo muchacho, es una lástima que tenga que aniquilarte, tenía tantos planes para ti.

Pasé saliva, este hombre no es Aldo, de antemano conozco que llevo las de perder; observé el cuerpo de Abba ¿Por qué no reaccionaba? Es como si se encontrara inmersa en un sueño profundo.

Respiré pausado analizando mis opciones, Thompson y Royner, no son de ayuda, la desesperación me abarcó y tuve miedo.

-Puedo oler tu temor. –Mael aspira profundo y sonríe satisfecho. –No te preocupes, no sentirá dolor.
–Mira con el rabillo del ojo a mi novia, algo en mi interior se oprime, aunque muera en el intento, lucharé con todas mis fuerzas por ella.

Han se llevó a Aldana lejos de nosotros, no soltaba el cuerpo inerte de su esposa, su mirada vacía, ajeno a lo que ocurre a su alrededor.

-Te vas a quedar ahí como un árbol con raíces o vas a hacer algo por tu amor. –Me reta con cierta burla.

-Esta no es su batalla. –Una voz de mujer, nos hizo voltear, cubierta con una capucha negra, salió de entre los árboles. –Te he seguido el rastro Mael, has dejado una esquela de muerte a tu paso, debes ser castigado.

Las facciones del druida se descompusieron, abrió los ojos como platos, dándome la espalda.

-¿Cómo te atreves a interferir? Te destruiré con mis propias manos.
–Sus palabras salieron amenazantes pero cargadas de falsedad, se notaba a leguas su consternación y el miedo, marcado en ellas.

La mujer por fin dejó su rostro al descubierto, me impactó su belleza, su tez blanca y tersa, unos llamativos ojos color verde esmeralda, un torrente de cabello castaño oscuro, le caía salvaje hasta la cintura. Provocativos labios de un rosa pálido, nariz perfilada, me recuerda de alguna forma a Annia.

Mael hace uso de sus trucos baratos, las piedras circundantes se elevan y como una lluvia de meteoritos, son lanzados contra ella que ya no está en su sitio, sino del otro lado. Ni siquiera la he visto moverse, nadie puede hacer eso, juro que se ha desplazado a la velocidad de la luz.

El druida junta las manos en cuya palma, sobresale una bola de energía negra, que incrementa de tamaño. Lo arroja haciendo acoplo de un gran esfuerzo, su adversaria, muestra sus prominentes colmillos, mis sospechas resultaron ciertas, es un vampiro. Una explosión resuena, cubro mis ojos y al abrirlos, Mael sonríe satisfecho. ¡No pudo haber sido tan fácil eliminarla!

-Fallaste. –Ella le habla del otro extremo, él convierte sus manos en puño, cada línea de su rostro se endurece.

-¿Qué pasa Mael? Esperaba más de ti. –El vampiro sonríe y camina acercándose a él. Lleva puesto un vestido negro, largo, que la hace lucir más tenebrosa. –Escuché que me destruirías con tus propias manos, me decepcionas si solo alardeabas.

Sabía lo que pretendía, lo provocaba adrede, logrando al final su cometido. Mael la atacó, ella esquivó cada uno de sus torpes intentos de atinarle un golpe, se balanceaba como un vals, con tanta elegancia y gracia, impacientando a su contendiente.

La respiración de él se volvió irregular, los músculos tensos, el cansancio surcó su cara con una fina capa de sudor. ¿Quién es esta poderosa vampiro? Su aura es mucho más intensa que la de Stone y Aldo juntos.

Ella lo mira inexpresiva, ladea un momento la cabeza hacia mí y me sonríe, me habla en la mente: -Me desharé de esta molestia, saca al humano de aquí, no debe haber daños colaterales.

Obedezco, me aproximo a Han y lo obligó a verme, lo sostengo del brazo pero él se niega a seguirme.

-Déjame. –Besa la cabeza de su esposa.

-Ha sido tu decisión. –Mi puño se posiciona en su mentón, dejándolo inconsciente. El campo de fuerza que nos cubría desapareció, al igual que la tormenta que se desarrollaba fuera de sus fauces.

Una vez que estuvo a salvo, también retiré los cuerpos de Thom y Royner, y en cuanto pude, retorné por Wolf e Ethan. Cada vez que estos dos titanes chocaban sus antebrazos en la contienda, se desataba una clase de onda a su alrededor, como una oleada que liberaba energía.

La mujer es superior, pero Mael no se rinde, ambos son dignos oponentes. El druida vuela como una hoja flotando en el aire, pegando con brusquedad sobre la piedra donde Abba aún se niega a despertar. Con dificultad se endereza, veo como su mano se posiciona en la cabeza de mi chica y susurra algo en su oído, en un lenguaje antiguo, no logró comprender sus palabras.

Mael saca la última carta a su favor, comienza su transformación, ella no se lo impide, una vez terminada, gruñe, sus ojos rojos inyectados de veneno, su pelaje se eriza, es enorme, como el tamaño de un oso grizzli, negro como la noche. Ladea su hocico en una mueca de sonrisa, está maltratado pero de pie.

Una vez más la embiste, ella lo recibe con los brazos abiertos, rodeándolo por la mitad y haciendo opresión. Mael forcejea por liberarse, sus garras rasgan la ropa del vampiro que ejerce más fuerza en su agarre, pronto escucho como sus costillas se rompen tal si fueran cristales, en un minuto, aúlla de una manera tan desgarradora que pone mi piel de gallina.

El cuerpo del licántropo cae sin vida, en segundos recupera su condición humana, al igual que James e Ethan. Estoy aturdido, me duele al respirar por el esfuerzo que hago para oxigenar mis pulmones.

-¿Quién eres? –Frunzo el entrecejo.

-Una amiga. –Sacude sus vestiduras, tiene algunos rasguños pero nada grave.

-Dime tu nombre, por favor, quiero agradecerte por salvarnos.

-Olivia Newman. –Pronunció en un susurro.

Abrí la boca en una perfecta O, quedé paralizado, me encontraba frente a la fundadora Villa Olivia, de quién Annia y Jeremy eran descendientes directos.

-Gracias. –Murmuré.

Ella asintió y de la misma forma en que apareció, se desvaneció. El sol comenzó a brillar, la pesadilla finalizaba con la muerte de Mael. Respiré aliviado pero al observar la roca, el cuerpo de Abba no estaba. La busqué desesperado y tuve un mal presentimiento, recordando mi recurrente sueño.

Corrí como un desquiciado hasta que capté su aroma, conocía la ruta, la había visto tantas veces en mi mente, mis piernas se aflojaron por el esfuerzo pero no cedí, me dolían pero no me detuve, no hasta que la tuve en mi campo de visión, a la orilla de aquel precipicio.

-Abba. –La llamé. –Abba detente.

Sus ojos celestes miraban el atardecer llorosos, aquella horrible aparición se repetía ante mí, con la diferencia que esta vez es real.

-James te amo. –Emitió apenas audible.

-Abba, por favor. –Me acerqué tanto como pude. –Aquí estoy.
-¿Por qué no me escuchaba? ¿Será que Mael en un último acto de maldad la embrujó para que ella no pudiera verme?

-¿Por qué me dejaste? –Agregó. –No sé vivir sin ti. –Su pie rozó la superficie, dio un paso al frente.

Antes de que pudiera alcanzarla, se lanzó al vacío.

-No. –Grité, cayendo ambos.

La sujeté por la cintura y la puse sobre mi pecho, dejando mi espalda en picada, no me importa recibir el impacto, mientras que ella sobreviva. El viento mecía sus cabellos impidiendo que pudiera enfocarla bien.

-James. –Me llamó cuando estábamos a punto de tocar suelo. Cerré los ojos esperando el fatídico desenlace, pero nunca sucedió. Al abrirlos me di cuenta que levitábamos a centímetros del suelo, los ojos de Abba brillaban con intensidad. Con suavidad fuimos depositados sin el menor daño.

No nos movimos, su rostro sobre el mío, solo observándonos, como si me reconociera, pronto el color turquesa volvió a ellos y me sonrió. La ayudé a enderezarse, abrazándola de inmediato, con la convicción del cierre de un ciclo, y el inicio de otro.

Mi boca atrapó la suya con desesperación y necesidad, siendo un poco brusco pero ella no se quejó, nuestras frentes estampadas una al lado de la otra, recuperándome del susto de perderla.

-Te vi morir. –Me dijo.-Mael te sacaba el corazón. –Sollozó.

-Hizo que vieras lo que él quería, te engañó.

-¿Qué ha pasado? ¿Mis padres?

-Han está bien, pero Aldana.

-Lo sé, de alguna forma, lo sé. –Las lágrimas surcan con prontitud sus mejillas. –Tenía una visión equivocada de las cosas. –La defiende. –Pero a final de cuentas era mi madre y me amaba.

Me mantuve en silencio, Aldana siempre fue la amante de Mael, mantuvo en secreto que Abba era fruto prohibido de esta unión, lo que no calza aquí es Han, ¿Para qué casarse con él? ¿Lo habrá amado de verdad? O solo fue un títere que cumplió un rol como todos nosotros en esta macabra obra de teatro.

-Se nos dificultará regresar. –Dirijo mi vista hacia arriba.

-Algo ha cambiado en mí ¿Cierto?
–Consulta.

Asiento con la cabeza, mientras analizo la mejor manera de escalar para corroborar la condición de los que dejé atrás.

-Puedo percibir como fluye el poder a través de mí, ya no soy una simple mortal, mi deber es continuar con el legado de mi familia.

-Pero con sabiduría. –Advierto de una vez.

-No soy mamá, además estarás conmigo para orientarme.

-Sabes que lo haré.

Ella sonríe, una cálida brisa nos envuelve, me abraza a la altura de la cadera y me susurra al oído:
-Confía.

Cuando me di cuenta mis pies no tocaban la tierra, nos elevábamos, ella lo hacía, a los pocos segundos pisábamos terreno alto, aun sin comprender la magnitud de la magia que Abba albergaba en su interior, y no solo eso, la rapidez con la que aprendió a desarrollarla sin adiestramiento, como si siempre, hubiera sido parte de ella.

De la mano nos dirigimos donde nuestros amigos nos esperaban, luego de la tempestad, llega la calma. Sabía que debía dar muchas explicaciones, para todos nosotros, esto es un nuevo comienzo.

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Hola terrícolas, acá reportandome. A poco no estuvo de infarto el capítulo 😉

¿Qué sucederá de aquí en adelante? No se preocupen vienen más sorpresas.

Por cierto la de la foto es Olivia Newman, no lo quise poner al principio para no matar la emoción.

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