CAPÍTULO 2

Les dejo foto de Abba.

El tiempo voló, cuando me percate ya eran las 5:00 p.m. hora de partir. El horario no estaba mal de 9:00 a.m. a 5:00 p.m. Ethan fue de mi agrado de inmediato, coincidíamos en muchas cosas. Se ofreció en darme un recorrido por el pueblo, la ciudadela en realidad era pequeña y los habitantes se encontraban diseminados por todos lados, una minoría en las afueras del pueblo. La gente a pesar de no conocerme era amable cuando me presentaban, me sentía bien en su compañía. No tardamos tanto, así que al finalizar Ethan me invitó a su casa a cenar, rechacé la invitación pero él insistió, no pude negarme.

-Hola amor. –Saludó con beso en la boca a una mujer joven de cabellos oscuros y ojos caramelo, estaba embarazada.

-Hola, ¿Qué tal tu día? –Le sonrió y sentí un poco de envidia, porque ellos tenían algo que yo no.

-Bien, él es James, de quién te hablé.

-Mucho gusto James, bienvenido a JamesVille, ¿Te debes sentir en casa? –Me sonrió, asociando el nombre del poblado conmigo.

-En realidad así es. –Contesté, mientras que Ethan me indicaba donde sentarme.

La cena estuvo amena, Estela la esposa de Stevenson era muy agradable, no me preguntaron nada sobre mi pasado, lo cual agradecí, la conversación giró en torno de algunos relatos de la ciudad y unas misteriosas muertes que se estaban dando de manera reciente.

-¿A qué te refieres con misteriosas muertes? –Quiero saber.

-Hace unos cuantos meses, unos turistas vinieron, no conocían el área así que Elmer, uno de los lugareños se ofreció a acompañarlos. Querían fotografiar la fauna y flora del lugar. Durante una semana nadie supo de su paradero, así que se montó un grupo de búsqueda al no poder comunicarse con ellos. Encontraron sus cuerpos mutilados, al menos el de Elmer y del otro tipo, a la mujer jamás la ubicaron.

-Eso es extraño. –Contesto de verdad afectado con la noticia. ¿Qué pudo ser?

-No lo sabemos, presentaban mordeduras, por lo cual se tiene la teoría que pudo haber sido un animal, pero la manera en que los desmembraron, ¡Dios! No sé qué pensar.

-¿Hay alguna clase de animal aquí capaz de hacer algo así? –Pregunto con curiosidad.

-Un lobo, o al menos eso creen.

-¿Hay muchos lobos por la zona?
–Sigo mi interrogatorio.

-No en las cercanías, ellos viven en la profundidad del bosque, y estos ataques no se dieron a mucha distancia del pueblo. Los hemos visto una que otra vez, pero no son agresivos, siempre y cuando no entres a su territorio, presiento que ellos no son los responsables.

-¿Y ha habido otros ataques?
–Consulté.

- Sí, hace un par de semanas, el desafortunado esta vez fue el señor Kähler, un alemán pensionado, le gustó la tranquilidad de nuestra ciudad y se quedó a vivir, ya llevaba un año con nosotros. Compró una cabaña como a un kilómetro de aquí, todos los sábados venía a llevar víveres, pero por varios fines de semana no lo hizo lo que levantó sospechas. El comisario fue a buscarlo para asegurarse que estaba bien pero lo que encontró fue aterrador.

-¿Muerto? –Averiguo sumergido en el relato.

-Sí, encontró la puerta abierta, señas de garras por doquier. Todos los muebles en desorden, una escopeta tirada y los cartuchos dispersos. Desde la entrada de la cabaña empezaba un rastro de sangre que llevaba a las entrañas del bosque, al seguirlo se encontró con algo peor. –Calló por un momento para luego continuar.
–Un cuerpo en deterioro, llegaron a la conclusión que era Kähler, sus restos se encontraban irreconocibles. El comisario comentó que jamás había visto en su vida algo tan macabro.

-¿Descubrieron al animal que lo hizo? –Inquirí.

-No, avisamos a las autoridades correspondientes sobre el suceso, enviaron a unos expertos en reconocimiento de cuerpos, después de varios análisis lograron determinar que en realidad era él. Incluso vinieron de Control Animal y peinaron la zona pero no se encontró ningún indicio del responsable de la muerte de las ya, cuatro víctimas. No indagaron más, se fueron y hasta el momento todo ha estado en calma.

-¿Un oso quizás? –Indago.

-Negativo, no ha habido osos por esta zona durante años.

Me quedo pensativo ante lo escuchado, descarté de inmediato un ataque de vampiros, ellos no suelen descuartizar a sus presas, solo consumen su sangre, por lo que pudo haber sido un hombre lobo, pero la manera en que está matando no tiene lógica, nosotros podemos controlarnos, a menos que sea un recién convertido, es la única explicación, porque dudo mucho que sea un animal salvaje como alegan.

-¿Hay alguna manera de llegar al lugar de los homicidios?

Ambos me volvieron a ver como si acabara de nombrar al mismísimo demonio.

-¡Estás loco! –Exclama Ethan. –Lo que sea que haya hecho eso, sigue suelto. ¿Por qué querías ir ahí?

-Curiosidad. –Respondo como si nada.

-La curiosidad mató al gato, que no se te olvide eso. –Ethan se levantó ayudándole a su esposa a recoger la mesa.

-Comprendo, entonces dame un mapa y márcame el sitio donde encontraron los cuerpos, iré por mi cuenta.

-¡Qué no escuchaste! –Exclama casi gritando. –Lo siento. –Se disculpa.
–Pero no estoy de acuerdo en que hagas tal estupidez. Además las visitas al bosque han sido prohibidas, al menos hasta capturar a la bestia que hizo esto.

-Está bien. –Sonrío para darle tranquilidad, pero estoy muy lejos de hacerle caso. –La cena estuvo exquisita pero debo marcharme, estoy cansado y mañana nos espera una larga jornada laboral. Un gusto Estela.

-Vuelva cuando quiera. –Me sonríe.

Stevenson me acompaña hasta la puerta.

-Prométeme que no insistirás en ir. –Me vuelve a ver con reprobación.

-Por supuesto. –Le extiendo la mano despidiéndome, él la estrecha no muy seguro de mis palabras.

La noche está fría, no porque lo sienta, en realidad nunca tengo frío así esté helando, sino porque veo a la gente movilizarse con sus gruesos abrigos. La neblina lo cubre todo, la luna llena prende de la bóveda negra. No se pueden apreciar las estrellas, unas nubes grises lo cubren todo.

Voy meditando lo contado por Ethan, debo ir al bosque, pero necesito conocer la ubicación exacta del lugar de los asesinatos, no conozco la zona, pero tengo buen sentido de ubicación, no creo tener problema de regresar, y ya sé quién me dará la información gustosa. Llego al hotel y Débora se acicala el cabello apenas me ve, colocando sus manos sobre el mueble de la recepción y sonriéndome coqueta.

-Señor Jennings ¿Desea cenar?

-Le agradezco ya he cenado.
-Puedo ver la decepción en su mirada. -Pero quizás me pueda ayudar. –Me acerco al mostrador.

-Claro, lo que sea. –Coloca sus senos sobre el recibidor, el escote me da una perfecta vista, lo cual es su intención.

-Señorita Johansson, ¿Tiene un mapa del bosque? –Pregunto.

-Sí. –Sonríe de forma chillona y corre a un estante, regresando con un documento doblado, al llegar lo extiende frente a nosotros.

-¿Dónde sucedieron los homicidios? –La vuelvo a ver.

-Ohhh ya le fueron con el chisme, espero que eso no haga que se vaya.

-No, solo quiero saber.

-Oh que bueno. –Sonríe a sus anchas y con sus largas uñas señala los puntos.

-¿Me puedo quedar con el mapa?
–Consulto

-No hay problema, los vendo a los turistas.

-¿Y cuánto cuesta?

-Cortesía de la casa. –Me devora con su mirada, haciendo que me sienta de verdad incómodo.

-Gracias, ¿Tiene un marcador?

-Lo que necesites. –Abre una gaveta y me entrega uno en color negro.

Cuando me lo da, sostiene mi mano entre la suya unos instantes apropósito. Le sonrío tratando de ser amable y marco con un círculo donde ocurrieron las muertes.

-¿No pretende ir allí? ¿Cierto?
–Inquiere con preocupación.

-No, claro que no. –Le doy mi mejor sonrisa sensual y puedo ver como babea, sin exagerar.

-Buenas noches señora Johansson

-Señorita. –Me aclara.

Le volví a sonreír y me retire a mi habitación

***********

Estoy en el bosque, camino sin rumbo, la luna ilumina a plenitud, las estrellas abarcan el infinito, la copa de los árboles se mueven al ritmo de la brisa que los menea. Sé que estoy soñando, mi pesadilla siempre empieza así.

Una silueta pasa ante mi vista, unos cuantos metros de donde me encuentro. La sigo presuroso, ya sé lo que sucederá. Me aproximo al precipicio, ella está ahí de pie, con su mirada perdida en la nada.

-No saltes. –Le grito.

Parece no escucharme.

-No lo hagas, mírame. –Le ruego.

-James. –Susurra mi nombre viendo a su alrededor.

-Sí soy yo. –Contesto con esperanza, es la primera vez que me responde en un sueño.

-Te amo James. –Pronuncia audible, dando un paso al frente.

-Detente. –Trato de acercarme pero es tarde, salta al precipicio y aunque corro no logro hacerlo a tiempo.

-No. –Grito despertándome sobresaltado.

Todas las malditas noches es lo mismo, creí que me había oído, pero ahora estoy seguro que no fue así, únicamente mencionó mi nombre. Veo la hora en el reloj digital, las 3:00 a.m.

Me levanto y me asomo por la ventana, las mismas interrogantes llegan de nuevo a mi cabeza. ¿Quién es esta chica? ¿Por qué no logra escucharme o verme? Sé que no podré dormir más por lo que procedo a hacer mis ejercicios diarios para luego ponerme ropa cómoda y salir a correr.

Las desiertas calles me saludan, el silencio abraza la madrugada, interrumpido de vez en cuando por el ulular de algún búho. Son cerca de las 5:00 a.m. ahora, he recorrido toda la ciudad y me dirijo al hotel cuando escucho un sonido que me alerta. Me detengo y presto atención, viene de las afueras del poblado, en el límite del bosque.

Me acerco con precaución, visualizo algo grande correr entre los árboles, me llega su olor, ¡Demonios! Mis sospechas son ciertas. Voy tras él pero es rápido, su aroma impregna mis fosas nasales, me adentro cada vez más en el bosque, hasta que paro en seco, ¿Qué pretende? ¿Alejarme de los demás? Muy astuto.

-Si me entiendes, sal de ahí ahora. –Le ordeno.

Un gruñido fue mi respuesta, seguido de un pronunciado aullido. Esperaba que me atacara pero no lo hizo, supe que estaba solo cuando la calma regresó y los ruidos comunes volvieron ya que habían cesado de improvisto. Pude volver sin problemas al pueblo, ya eran casi las 6:00 a.m. cuando entré la señorita Johannson se encontraba despierta y con una bata cubriendo su cuerpo.

-Buenos días señor Jennings, madrugó hoy. –Me sonrió.

-Sí. –Fue todo lo que respondí.

-¿Bajará a desayunar? –Quiere saber.

-Posiblemente. –Trato de seguir mi camino pero ella se interpone.

-Estaré aquí mismo si me necesita, en lo que sea. –Enrolla un mechón de su cabello entre su dedo índice, mordiendo su labio inferior.

-Es bueno saberlo. –Añado con intención de continuar.

Ella se hace a un lado y huyo a mi habitación, esta mujer sí que me da miedo, me mira como si yo fuera algo apetecible, es de verdad embarazoso. Tomo una larga ducha para después mudarme y bajar a desayunar. Algunos huéspedes ya están comiendo, me uno a ellos. Me siento en una mesa individual y espero a que me atiendan.

-Hola. –El sonido de su voz cantarina me hace voltear de inmediato.

-Hola. –No puedo evitar mostrar mi asombro.

-Así que me hiciste caso, te hospedas aquí.

Abba me miraba a través de aquellos ojos celeste marino, que hablaban sin expresar palabra.

-¿Qué haces aquí? Pensé que trabajabas en la cafetería.

-Lo hago, mi amiga Francini es la que trabaja acá, pero está enferma y me pidió cubrirla.

-Te fui a buscar ayer, no estabas.

-¿A qué hora fuiste?

-Temprano.

-No me encontrarás, en las mañanas estudio, estoy en el último año de secundaria.

Vaya todavía asiste a la secundaria, es más joven de lo que creí.

-Entonces trabajas por la tarde en la cafetería.

-Así es, ahorro para la universidad.

-Me parece muy bien, ya sabes a cual universidad quieres ir.

-No, he hecho varias solicitudes, pero aún no recibo respuesta.

-¿Tienes algún día libre? –Me vi preguntándole no sé por qué.

-Los domingos, y trabajo de sábado por medio hasta medio día. –Me contestó nerviosa.

Pensé en invitarla a salir, pero qué demonios, cálmate James, no te compliques la vida, Annia aún está muy reciente como para dejar entrar a alguien más.

-Quiero un café negro sin azúcar y ¿Qué hay en el menú para comer? –Cambié el tema.

Pude notar la decepción marcada en sus facciones, pero era lo mejor, para ambos. Rápidamente me indicó los aperitivos y me decidí por unas tostadas con cocino. Me sirvió con una tímida sonrisa y se alejó a atender otras mesas, por alguna razón no podía quitarle la vista de encima, esta chiquilla me inquietaba, había algo en ella, que no terminaba de asimilar. El sonido de mi celular me vuelve a la realidad. Al ver de quién se trata sonrío moviendo mi cabeza a los lados, hablando del diablo y él que se asoma.

-Hola Annia. –La saludo.

-Hola ¿Cómo estás? –Pregunta angustiada.

-Dentro de lo que cabe, bien.
–Contesto cortante.

-¿Dónde te encuentras ahora? ¿Sigues en el país?

-No, estoy en Norteamérica.

-"Norteamérica" –Repite exaltada.
–Qué lejos te has ido.

-Es lo mejor.

-No sabes cuánto lo siento. –Dijo con voz cargada de pesar.

-Lo sé, no te preocupes. ¿Y cómo está Stone? –Trato de sonar natural pero la sola mención de su apellido, se atora en mi garganta y me causa acidez.

-Bien, nos casamos. –Sonríe del otro lado de la línea.

Sentí como un frío me recorrió la columna, cada músculo de mi cuerpo se contrajo, pero lo disimulé.

-Felicidades, y me llamaste para restregármelo. –Le reproché.

-No James, ¿Cómo puedes pensar siquiera en eso?

-¿Qué quieres Annia? ¿Cómo obtuviste mi número?

-Fue un error llamar, lo lamento.

-Sí ha sido un error, y te pido un favor, no me busques más, que las cosas entre nosotros se queden así, lo prefiero.

-Perdona, cumpliré tu solicitud, solo quería corroborar que te encontrabas bien.

-Lo estoy, adiós. –No le di tiempo de contestar colgué antes.

El apetito se fue de inmediato e hice a un lado la taza de café con brusquedad, regando el contenido sobre el blanco mantel. Abba llegó presurosa a limpiar mi desastre.

-Lo siento. –Me disculpé ante mi actitud.

-No te preocupes, perdona no pude evitar escuchar la conversación. ¿Una novia? –Cuestionó.

-Algo parecido. –Le sonreí sin ganas, nada más era mi alma gemela pero me cambió por otro, fin de la historia, le dije a mi fuero interno.

-Ha sido una tonta. –Continúa.

-Disculpa. –Replico arqueando una ceja

-Ha sido una tonta por dejarte ir, yo no lo hubiera hecho. –Se sonroja al terminar la frase.

-¿Ah no? –Colocó mis brazos sobre la mesa entrelazando mis dedos.

Iba a contestar cuando escuché aquella voz aguda.

-¿Todo bien querido? –La molesta señora Johansson se aproxima a nosotros. -¿No te gusto el café?
–Mira la mancha oscura sobre el mantel.

-Lo he derramado por accidente.
–Le explico.

-Oh ya veo, Abba ve por más café para el señor. –Le indica de mala manera.

Ella asiente y se retira a la cocina, no sin antes mirarme con el rabillo del ojo.

-Es de verdad una molestia esta chica. –Expresa con cierta repulsión.

-¿Se refiere a Abba? –Inquiero.

-Sí, es muy rara, creo que no está del todo cuerda.

-A mí me parece muy normal ¿Por qué lo dice?

-No importa, te doy un consejo, mantente lejos de ella.

Le sonreí pero eso no hizo más que incrementar mi interés en la chica. No se demoró más de dos minutos para volver con otra taza de café, antes de que se fuera la tomé del brazo.

-¿Tienes planes para el domingo?
–Pregunto.

-Ehhh no. –Emite nerviosa.

-Bien, ¿Me das tu número de celular?

-Oh sí. –Con torpeza me lo dicta y lo anoto en mi lista de contactos.

-Te llamaré. –Le aseguro.

-Está bien. -Añade Abba sonriendo con las mejillas bañadas de carmín.

*****************

Hola, bien acá los dos primeros capítulos, ¿Qué tal les está pareciendo la historia? Recuerden que su opinion es muy importante para mí.

En El Rey Vampiro muchos me pidieron dedicatorias pero ya había terminado la novela, así que aquí con mucho gusto los complazco.

Dedico este capítulo a:

*marimarbedoya

*levaalonda

*SandraVasquez895

*Jocelenee

*NuevaEscritora1

*aliciavampi

*Ismadeandis

*YukiTsuruga12

*Moalaiin

*albitaa16

*a-z130993

*lorena_zepeda

*pacion52506855

*EscritoWattp

*JennyLpez1

*yosoylopez

*Vanina1001

*majominaj015

*Sucralosa_Sweet_Dang

*frannstars

*Aylinne_Monserrat

*chilita2

*marlenis11

En los próximos capítulos continuaré con las dedicatorias.

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