CAPITULO 18
Les dejo foto de Wolf.
Narra James Wolf:
Aun no puedo borrar de mi memoria la expresión de mi madre al verme, primero fue asombro, luego incredulidad y por último alegría que se personificó en una enorme sonrisa, me extendió los brazos y a pesar que se encontraba débil, me abrazo fuerte y un mar de lágrimas surcó sus pálidas mejillas.
Me alegraba estar con ella, la extrañé, no veía el momento de reencontrarnos. Todos están sorprendidos de verme con vida, sus miradas llenas de expectación me siguen por doquier, nadie se explica mi regreso.
Mi celular suena varias veces, reconozco el número en la pantalla, no contesto, luego me las veré con él. Mamá duerme, la enfermera me ha comentado que su condición es estable, todos los análisis son favorables, no es un problema de salud. Cuando despertó le contó al médico que tropezó perdiendo el equilibrio. Al caer golpeó su cabeza en el suelo, a parte de un hematoma en el brazo y una penetrante migraña, solo ha sido un susto.
Pienso en mi conversación con Abba, tenerla de nuevo conmigo es difícil, más por el hecho que se encuentra con él, si por mí fuera lo desmembraría lentamente, pero Mael lo quiere en su manada, he intentado hacerlo cambiar de opinión sin éxito, es un hombre obstinado y está ensañado con el híbrido.
Me dirijo a la cafetería y compro un café con un emparedado, no he comido bien últimamente, alimentarme de carne cruda no es muy agradable, pero al tener que pasar incognito no me dejó otra opción que cazar mi sustento, además que Mael se empeñó en que debía permanecer oculto, obligándome a estar en el bosque en mi forma lobuna, sé que tendré problemas por haber venido, pero ya no lo resistía, cuando permaneces mucho como lobo, los instintos animales brotan y se apoderan poco a poco de ti, hasta que comienzas a actuar como uno de ellos.
Salgo del hospital ya que requiero aspirar aire puro, y es cuando la veo, Abba parquea la camioneta de mamá al frente del centro médico. Antes de que pudiera irse me encontraba en frente de ella, pegó un pequeño brinco de sorpresa al verme, estoy seguro que no esperaba encontrarse conmigo.
-¡Que susto me has dado! –Exclama colocando su mano sobre su pecho.
-Lo lamento, no ha sido mi intención. –Me disculpo.
-No te preocupes ¿Se ha sabido algo más de Abi? –Consultó.
-Está bien, se cayó y perdió el conocimiento por el golpe recibido.
-Oh, bueno, no me alegro que no sea nada grave.
-¿Te siento diferente? Sé que estás con ese tipo, pero me gustaría que recuperáramos lo que teníamos. Yo aún te amo Abba, tu recuerdo fue lo único que me mantuvo cuerdo mientras estuve allá. –La miré con el rabillo del ojo y capté una mirada de culpa.
-Yo.....-Titubeó.
-Comprendo. –Una ira se fue esparciendo en mi interior, cuando me di cuenta cerraba mis manos en puño y apenas soy capaz de controlarme. -¿Acaso es por lo que soy ahora? Porque me imagino que te habrán comentado mi actual condición.
-No, ¡Cielos! No, es solo que....
–Abba trata de acercarse pero me alejo unos pasos.
-Vete. –Le advertí con voz ronca.
Ella me miró temerosa, odié la manera en que sus ojos celestes me escrudiñaron con recelo, pero obedeció. Cuando estuvo a suficiente distancia respiré varias veces, hasta que mis músculos se fueron relajando, pero me tensé de nuevo al sentir su presencia. Una mano se posó sobre mi hombro, no necesitaba voltearme para saber de quién se trataba.
-Sígueme. –Me ordenó Mael, no me convenía contradecirlo. Caminamos hasta encontrarnos en el borde del bosque, nos internamos en sus entrañas.
-Antes que digas nada.... – No pude terminar la frase, Mael me sujetó del cuello de la camisa y me estampó contra un árbol levantándome unos centímetros del suelo.
-¿Qué parte de pasar desapercibido no entendiste? –Me reclama. –Acabas de echar a perder un elaborado plan y por qué, o más bien por quién.
-Necesitaba verla. –Me excuso.
-Pudiste esperar. –Pronuncia pausado.
Me soltó y me acomodé la chaqueta, podía percibir su enojo, sé perfectamente lo que es capaz de hacerme si desobedezco.
-Lo sé, pero mamá tuvo un accidente, me preocupé.
-No fue solo por tu madre y lo sabes. –Me mira severo. –A mí no me puedes engañar, no me hagas arrepentirme de haberte convertido, porque así como te di este don, te lo puedo quitar. –Sus ojos se tornan rojo sangre, Mael no alardeaba, el cumplía sus amenazas.
-Lo siento, no lo pensé así.
-Tú nunca piensas James, te dejas llevar por tus sentimientos, aprende a tu hermano, él me ha resultado más útil que tú.
Un lobo de pelaje café oscuro se aproxima con paso cauteloso, se posa junto a Mael que le acaricia el lomo. El animal disfruta su contacto, sus ojos negros se clavan en mí y juro que ladeo su hocico como si sonriera.
-¿Y ahora qué? ya está hecho.
–Expresé sintiéndome como el perro con el rabo entre las patas.
-Ahora no vuelvas a actuar por tu cuenta, la próxima vez no seré tan condescendiente. No me provoques muchacho, aún no has visto lo peor de mí.
Agaché la cabeza, Mael me intimidaba y odiaba sentirme así, siempre bajo su sombra, obligado a obedecerle, es el precio que debo pagar al tomar la decisión de ser un licántropo, serle leal hasta la muerte.
-No lo haré de nuevo, lo prometo.
–Trato de apaciguar las aguas.
-Lo sé. –Sonrió de manera algo tétrica, y comenzó a caminar, sin palabras tenía claro que debía seguirlo. Miré por última vez hacia el pueblo, añoraba mi vida de regreso, pero eso me fue privado. Maldije para mis adentros y me alejé con ahora, mi nueva familia.
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James:
-¿Y por qué debo ser yo el que duerma en el sillón? –Se quejó Royner, cruzándose de brazos.
-Porque yo lo digo. –Responde Thompson colocando sus manos a cada extremo de su cadera.
-Eso no es democrático. –Espetó Roy de verdad indignado.
-La vida no es justa camarada.
–Thom sonrió divertido.
La cabaña contaba con dos habitaciones, una la ocupó Thom y la otra yo, por lo que Royner mostraba su desacuerdo con la repartición de bienes.
-Yo no tengo problema en dormir en el sillón.-Añado y veo a Royner sonreír.
-¿En serio? –Consulta el aludido con cierto tono de alivio.
-No, pero necesitaré que compartamos armario, no tengo donde poner mis cosas.
-Eso no es problema, mi armario es más grande que el de Thompson.
–Lo fulmina con la mirada, lo que provoca que sonría, estos dos son un caso.
Thom pone los ojos en blanco y nos da la espalda, a los pocos segundos escucho que está desempacando. Me contó que Débora literalmente les rogó que no se fueran, que les bajaría la tarifa diaria, pero no había fuerza sobre la naturaleza que los hiciera cambiar de opinión.
El teléfono sonó era Abba.
-Hola. –La saludo.
-James, me topé a Wolf en el hospital. –Sus palabras salieron atropelladas, se encontraba algo nerviosa.
-Cuéntame. –Le pido.
-Parquee el coche y estaba a punto de irme cuando de la nada apareció frente a mí. Hablamos sobre la salud de Abigail, que gracias a Dios no es nada grave, y luego me dijo que por qué estaba tan extraña con él. No supe que contestarle, se molestó y me reclamó si era porque ahora ya no es humano.
-¿Y qué le dijiste? –Inquiero
-Que no era por eso, él sabe que estoy contigo, la idea de nosotros juntos no es de su agrado, tienes que cuidar tu espalda, no viste la forma en que su mirada cambió, tuve miedo James, tienes razón, él ya no es aquella persona que conocí.
-¡Maldita sea! –Exclamo impotente, bien pudo hacerle daño sin que me diera cuenta.
-No es tu culpa. –Enuncia ella leyendo mis pensamientos.
-Lo es, debí estar contigo, no puedes permanecer sola, no con Wolf merodeando.
-No necesito una niñera, gracias.
–Alude algo molesta.
Thom se nos une, sé que tanto él como Roy están al tanto de nuestra conversación, lo vuelvo a ver haciendo esa pregunta sin palabras, él capta el mensaje de inmediato.
-No te va a alcanzar la vida para pagarme ¿Lo sabes cierto?
Sonrío porque sé que ha aceptado.
-Tendrás un guardaespaldas.
–Hago de su conocimiento.
-No es necesario. –Me contradice Abba
-No está a discusión. –La reprendo.
-¿Y crees que papá permitirá que un vampiro esté cerca de mí?
–Indica ¡Demonios! No pensé en eso.
-Punto para tu novia. –Observa Thompson tomando asiento en el sillón grande. –Tendrás que ser tú. –Me señala. –Eres el único en quién su padre medio confía.
-No me molesta la idea. –La escuchó sonreír del otro lado.
-Hablaré con Han. –Acepto con resignación, en cierta manera me sentía más tranquilo de ser yo quien estuviera con ella. -¿Dónde estás ahora?
-En casa, mis padres están paranoicos, ya no me dejan ni ir a trabajar, me hicieron renunciar ¿Puedes creerlo? – Emite indignada.
-Es lo mejor. –Concuerdo con la decisión de sus progenitores.
-Quiero verte, papá está aquí, así puedes decirle. –Esto último lo susurró, señas que no estaba sola.
-Iré para allá en unos minutos.
-Te espero, y James.
-Sí.
-Te amo.
-También te amo Abba.
La comunicación se corta y ambos me miran.
-¿Qué? –Interrogo.
-Nada. –Royner toma su equipaje con dirección a su nueva habitación. Thompson se encuentra con los brazos cruzados, tocando su mentón.
-¿Vas a decirme? –Conozco esa mirada.
-Hoy me llamó Stone.
Al escuchar su apellido cada partícula de mi cuerpo se tensó.
-¿Y qué quería?
-Ah ya sabes, llamó a Villa Olivia y Rose no tuvo más opción que decirle la verdad.
-¿Y cómo lo tomó?
-No muy bien, me pidió regresar.
-¿Lo harás? –La sola idea de su partida me preocupó.
-No, le conté lo que estaba sucediendo aquí, grito un poco de improperios, dejé que se descargara y después lo puse al tanto, al final sí me advirtió que debía regresar apenas termináramos con la amenaza.
-Menos mal.
-Luego habló ella. –Añadió.
-¿Annia? –No lo podía creer.
-La misma, quería saber si te encontrabas bien. Sé que lo que ustedes fue complicado, pero no te ensañes con ella. Pensé que antes de irte de Villa Olivia limaron asperezas.
-Al principio me resigné, pero al sentir su ausencia. –Sonrío con amargura. –No sé, dolía y. –Dejo ir un suspiro.
-¿Cómo que dolía? ¿No que su conexión se deshizo cuando Stone la convirtió?
-Supe cuando esto pasó, un dolor en el pecho, como una puñalada, no tengo como explicarlo, ya no la sentí más. Pero para mí la historia no cambió, me alejé de ella amándola, cada día era un infierno, pero todo fue diferente cuando Abba llegó a mi vida.
-Annia lo sabe. –Podía leer la expresión de Thompson, era comprensión.
-No, y prefiero que siga así, dame tu palabra. –Le exijo. –A ambos.
–Elevo un poco el tono de voz.
-Tienes mi palabra chico.
–Prometió Thom.
-Y la mía. –Royner se asoma y se recuesta en el marco de la puerta, cruzándose de brazos.
-Gracias, ¿Alguno puede irme a dejar donde Abba?
-Yo lo haré. –Se ofrece Thompson.
Dejar la Harley en el lugar donde la encontré, ha sido difícil, me encariñé con ella, pero su dueño estaba de regreso, muy a mi pesar.
Tenía un mal presentimiento, suelto el aire contenido, el panorama no era favorable, Mael se traía algo entre manos que involucraba a mi novia. Cuando me di cuenta, Thom se parqueaba. Bajé y de inmediato la puerta se abrió y Abba corrió a mi encuentro, me abrazó y buscó mis labios. Besarla es un deleite, podía devorar su boca indefinidamente, pero Aldana se asoma y tras de ella Han, de la mano ingresamos a su casa.
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Hello people, capi subido. Hasta el próximo lunes si Dios lo permite. 😘
Ah y antes que se me olvide, quiero agradecerles por leer mi historia, por sus votos y comentarios, ya Almas Gemelas alcanzó las 17.5 lecturas.
Bendiciones
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