Capítulo: El Despertar del Ki Dormido



El sol naciente pintaba el cielo de tonos rojizos y anaranjados, mientras una joven de dieciséis años, cabello negro azabache como el de su madre y ojos penetrantes como los de su padre, se estiraba perezosamente en su cama.  TN, hija de Son Goku y Milk, no era una chica cualquiera.  Llevaba la sangre saiyajin por sus venas, pero a diferencia de su padre, su ki aún permanecía latente, un misterio que la intrigaba y a la vez la frustraba.

Suspiró, levantándose con un movimiento ágil, aunque sin la explosividad que caracterizaba a los guerreros saiyajin.  Su cuerpo, aunque delgado y atlético, carecía de la musculatura imponente de su padre.  En su lugar, poseía una belleza serena, una mezcla perfecta entre la ternura de Milk y la fuerza implícita de Goku.

Bajó a la cocina, donde Milk preparaba el desayuno. El aroma a huevos revueltos y pan tostado llenaba el aire.

—Buenos días, mamá —saludó TN, sentándose a la mesa.

—Buenos días, mi niña —respondió Milk con una sonrisa cálida—. ¿Dormiste bien?

—Sí, mamá.  Pero… —TN dudó un momento— sigo sin entender por qué mi ki no se manifiesta.

Milk le acarició la mano con ternura. —Ya te lo he dicho, TN.  Cada saiyajin es diferente.  Tu padre despertó su ki a una edad temprana, pero tú tienes tu propio ritmo.  No te preocupes, llegará el momento.

—Pero… ya tengo dieciséis años, mamá.  Todas mis amigas ya tienen novio… y yo… —TN bajó la mirada, avergonzada.

Milk sonrió comprensivamente. —El amor llegará cuando tenga que llegar, mi niña.  No te preocupes por eso ahora.  Concéntrate en tus estudios y en… —Milk hizo una pausa, observando a su hija— …en descubrir tu propio poder.

TN asintió con la cabeza, aunque una punzada de tristeza la invadió.  Observaba a su padre, siempre entrenando, siempre superándose, y se sentía insignificante en comparación.  Sentía la presión de su legado, la necesidad de estar a la altura de su nombre.

Esa mañana, en la escuela, TN se sintió más sola que nunca.  Sus amigas hablaban de chicos, de fiestas, de cosas que a ella le parecían irrelevantes.  Su mente estaba obsesionada con su ki, con esa fuerza latente que sentía dentro de ella, pero que no lograba controlar.

Durante la clase de educación física, mientras sus compañeras jugaban al voleibol, TN se apartó, buscando un lugar tranquilo para meditar.  Cerró los ojos, concentrándose en su respiración, intentando sentir la energía que fluía por sus venas.  Pero solo encontró vacío.  Una profunda frustración la invadió.  Lloró en silencio, sintiendo la presión de las expectativas que pesaban sobre ella.

De repente, sintió una presencia cercana.  Abrió los ojos y vio a Gohan, su hermano mayor, parado a su lado.

—TN, ¿qué te pasa? —preguntó Gohan con preocupación.  Él, al igual que su padre, poseía un ki poderoso, y era capaz de sentir las emociones de los demás.

TN le contó todo: su frustración, su soledad, su miedo a no estar a la altura de su familia.  Gohan la escuchó con paciencia, comprendiendo perfectamente sus sentimientos.

—TN —dijo Gohan con una sonrisa suave—, no te compares con papá.  Tú eres única.  Tienes tu propio camino que recorrer.  Tu ki se manifestará cuando estés lista.  No tienes que apresurarte.

—Pero… ¿cómo puedo estar lista? —preguntó TN con desesperación.

—Descubriendo quién eres —respondió Gohan—.  Encuentra tu propia fuerza, tu propia identidad.  No tienes que ser como papá o como mamá.  Tú eres TN, y eso es suficiente.

Las palabras de Gohan le dieron consuelo a TN.  Por primera vez, sintió que no estaba sola.  Que su hermano la comprendía, que la apoyaba.  Esa tarde, mientras caminaba a casa, TN sintió un cambio dentro de ella.  Una nueva determinación la llenaba.  No se preocuparía más por su ki.  Se concentraría en sí misma, en descubrir su propio camino.

Al llegar a casa, encontró a Goku entrenando en el jardín.  Su ki era palpable, una energía poderosa que llenaba el aire.  TN se acercó tímidamente.

—Papá —dijo TN—, ¿puedo… puedo hablar contigo?

Goku dejó de entrenar y la miró con una sonrisa. —Claro que sí, mi niña.  ¿Qué te pasa?

TN le contó todo, sin ocultar nada.  Goku la escuchó con atención, asintiendo con la cabeza de vez en cuando.  Cuando terminó, Goku la abrazó con fuerza.

—TN —dijo Goku con voz suave—, tu madre tiene razón.  Cada saiyajin es diferente.  No te preocupes por tu ki.  Concéntrate en ser feliz, en ser tú misma.  El ki llegará cuando menos lo esperes.  Y cuando llegue… será aún más poderoso porque será tuyo, único.

Las palabras de su padre le dieron a TN la paz que tanto necesitaba.  Esa noche, mientras dormía, sintió una energía diferente fluir por sus venas.  Una energía suave, pero poderosa, que la llenaba de una fuerza nueva.  No era el ki explosivo de su padre, sino una energía serena, llena de potencial.  TN sonrió, sabiendo que su viaje recién comenzaba.  Su viaje para descubrirse a sí misma, para encontrar su propio poder, su propia identidad.  Su viaje para convertirse en TN, la hija de Goku y Milk, pero sobre todo… en TN, una guerrera única e irrepetible.

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