TakemicchixMikey; Capítulo 9.

El ambiente era sombrío dentro del hospital, nadie hablaba, nadie se movía. Sus rostros largos y cansados, llenos de una esperanza ciega.

Todos querían que Draken sobreviviera, pero los segundos se hacían eternos y no habían noticias certeras.

Takemichi fue testigo de la lucha de los doctores, cuando el corazón del sub comandante se detuvo temió lo peor, pero Draken era fuerte.

La sala de espera se llenó rápidamente de gente: con sus amigos, Emma y Hinata; Mitsuya se unió poco después y Mikey de último. A pesar del miedo y el desosiego, el líder de la Toman los animó, recordándoles que Draken estaría bien.

Y todos le creyeron.

Takemichi dudo en acercarse y consolarlo, al final quedándose en un rincón con la espalda  apoyada sobre la fría pared. Y muy a su pesar, no dejó de ver a Mikey.

Se sentía culpable por no haber hecho más por Draken, por no evitar el dolor en esos ojos oscuros.

Y también desanimado por la enorme distancia que había entre Mikey y él. Sin importar que ambos fueran almas gemelas, Takemichi no podía acercarse al líder y borrar sus preocupaciones.

Era patético.

Tuvieron que pasar un par de horas hasta por fin tener noticias de Draken.  Las buenas noticias hicieron saltar a todos en sus puestos.

Takemichi suspiró aliviado y se acercó al grupo que celebraba, hasta que se dió cuenta que Mikey no estaba por ningún lado, había desaparecido.

Decidió buscarlo.

El hospital era un lugar enorme y los pasillos interminables, fuera las cosas no eran mejores, pero caminó de un lado a otro, hasta que lo vió en un lugar aislado que conectaba dos edificios.

Abrió la boca para llamar su atención, sin embargo, se quedó mudo al ver las gruesas lágrimas que empapaban el infantil y a veces tierno, rostro del comandante. Nunca lo había visto así, tan frágil y aliviado.

Era mejor dejarle a solas. Retrocedió un par de pasos sin éxito alguno, ya que Mikey se dió cuenta de su presencia y lo llamó.

— ¿Takemicchi?

Mordiendo su labio inferior y se plantó más cerca del chico, avergonzado por haberlo interrumpido.

— Lo siento, no era mi intención espiar.

—  No importa, estoy contento de que Kenchin esté bien.— Dice Mikey, limpiándose las lagrimas con el dorso de sus manos. Estaba sentado en el pasto, con sus piernas flexionadas cerca de su pecho.

— También yo, él es fuerte y no sería capaz de abandonarte, luego nadie te cargaría cuando te duermas mientras comas. —  Bromeó.

— ¡Oye, ¿Cómo sabes eso?! — Takemichi  se sonrojó de pie a cabeza.

— Una vez lo vi, fue casualidad.— Una respuesta muy floja, pero con un ápice de verdad. Takemichi los había estado siguiendo un par de días, sin la mínima intención de enterarse de los secretos más obvios sobre Mikey.

— Oh, pensé que nos espiabas.— Dijo Mikey juguetón, sonriéndole a Takemichi.

— Uff, no, nunca.— alargó la vocal en esa última palabra, riendo sutil.

— Gracias por salvar a Draken.

—  Sé lo importante que es para ti.— Comentó, sentándose a un lado de Mikey para luego abrazarlo y darle el apoyo que  le faltó antes en la sala de espera. No sabía de dónde había nacido ese valor, pero hasta él mismo lo necesitaba.

— Takemicchi, no me equivoqué al elegirte como amigo.

Mikey apoyó su cabeza en el hombro de Takemichi, manteniendo su rostro a centímetros del suyo.

Se sentía muy cálido y reconfortado, a su alrededor todo dejó de existir.

Incluso la pesadez de su pecho había desaparecido. En el rubio teñido solo quedaba afecto.

Y Mikey a la vez sentía lo mismo, sin ser consciente de lo importante que Takemichi se estaba volviendo en su vida.

A ninguno de los dos les importó eliminar el poco espacio que quedaba entre ellos, cediendo a la tentación de juntar sus labios por primera vez.

Fue un roce simple, pero lo suficiente fuerte para enviar grandes olas de calor a su cuerpo.

Los labios de Mikey eran tan suaves como se veían y tan dulces. Un mundo de posibilidades se abrió ante sus ojos por tan mágico momento, no quería separarse.

Cuando Mikey ladeó su cabeza e intentó profundizar el beso, Takemichi levantó su diestra y empujó el hombro del comandante sin fuerzas, pero lo suficiente para que se alejara.

Le dolió romper la burbuja que habían creado, no obstante, debían volver a la realidad y ese beso simplemente no debió suceder.

— Mikey-kun, lo siento... Debo irme.— Se levantó del suelo y sin importar que el mayor lo estuviese llamando, corrió lejos de su vista. 

¿Cómo iba a enfrentarse a Hinata ahora? Y peor, ¿Cómo podría volver a ver el rostro de Mikey sin imaginarse el beso?

Por dios, qué había hecho.

¡Soy yo de nuevo!

No podía dormir y decidí actualizar.

Espero les guste.

¿Cómo han estado? Espero que muy bien.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top