Prólogo

El frío del bosque nocturno me cala hasta los huesos, pero no tengo tiempo para pensar en eso. Mis pies se hunden en el barro y las ramas crujen bajo mis pasos, cada sonido parece un grito en la oscuridad que nos rodea. La luna apenas se filtra entre las copas de los árboles, proporcionando una luz insuficiente, pero no podemos detenernos. Siento la presencia de Selene tras de mí, sus respiraciones entrecortadas son una constante que me recuerda que no estoy sola. Ella confía en mí para sacarnos de esta, y no puedo permitirme fallar, no está vez. No cuando nuestras vidas dependen de ello.

El peso del arma en mi mano es un recordatorio constante de lo que hice, pero no me arrepiento de ello. La mantengo sujeta, los nudillos blancos por la fuerza con la que la aprieto. No es la primera vez que me encuentro en una situación de vida o muerte, pero sí la primera en la que tengo a alguien más dependiendo de mí.

Detrás de nosotras, el crujido de las hojas y el murmullo de voces me dicen que nuestros perseguidores siguen tras nuestros pasos. No sé cuántos son, pero el sonido crece y se expande en mi mente, como un enjambre dispuesto a devorarnos. Tuerzo por un sendero apenas visible, esperando que el bosque nos brinde su protección, al menos temporalmente.

Selene tropieza, su pie atrapado por una raíz traicionera, y suelta un pequeño grito ahogado. Me detengo y la ayudo a levantarse, mi mirada escudriñando la oscuridad a nuestro alrededor. La urgencia de continuar se mezcla con la necesidad de ser cautelosas.

  —Vamos —susurro, manteniendo mi voz baja, rogando a las divinidades porque no la hayan escuchado.

Nos adentramos más en el bosque, la vegetación se vuelve más densa. Los pasos se oyen cada vez más cerca. Si no tomo una rápida decisión se que nos encontraran y no puedo arriesgarme. Miro a mi alrededor buscando con desesperación algun escondite, algo que pueda resguardarnos. Finalmente encuentro un lugar que parece ofrecer un refugio temporal. Un grupo de arbustos lo suficientemente grandes como para ocultarnos.

Nos agacho, tirando suavemente de Selene conmigo. Su cuerpo tiembla, y puedo ver el brillo de las lágrimas en sus mejillas. Antes de que pueda hacer un sonido, pongo mi mano sobre su boca. Miro sus ojos, tratando de transmitirle la calma que sé que no tengo.

—Silencio —susurro apenas, mis labios cerca de su oído.

  Ella asiente, sus lágrimas escapando de sus ojos y hullendo por sus mejillas. Contengo la respiración cuando escuchamos los pasos acercándose, el crujir de las ramas y el murmullo de voces ahora más claras. Mi corazón late con fuerza, un tambor en mis oídos, mientras nos hacemos lo más pequeñas posibles en nuestro escondite.

El grupo de hombres pasa cerca, sus figuras oscuras apenas visibles. La tensión se acumula, cada segundo estirándose hasta parecer una eternidad. Cierro los ojos por un momento, contando mentalmente los pasos, midiendo la distancia. Cada fibra de mi ser está alerta, lista para actuar si es necesario. Pero no puedo negar el miedo que me atrapa, un miedo que amenaza con romper la coraza que me he esforzado tanto tiempo en construir.

De repente, uno de los hombres se detiene, su cabeza girándose hacia nuestro refugio. Mi  mano aún firmemente sobre la boca de Selene, apretando, evitando que haga algún sonido. El tiempo parece detenerse, y por un instante, estoy segura de que nos ha visto.

  Un peso invisible y opresivo se asienta en mi pecho haciendo imposible que tome otra respiración. Mi corazón late descontroladamente como si intentara liberarse de la prisión que es mi pecho.

  Cuando unos ojos verdes se fijan en los míos se que es todo. Mi mano izquierda toma el arma, no dispuesta a morir sin antes llevarme a alguien conmigo. Porque no volveré jamás.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top