𝙿𝚕𝚊𝚗𝚎𝚜

No sentía que hubiesen caminado demasiado, en menos de un minuto ya estaban frente a una puerta grande de madera decorada con pétalos de distintas flores.

Momo tocó con delicadeza aquella puerta, para que al tercer toque se abriera con cautela. Katsuki observó sorprendido aquello. La chica entró siendo seguida por Katsuki, al estar frente a una estatua de esqueleto tallada en mármol, hizo una reverencia.

—Sabio Aizawa Shota, perdón por interrumpir sus actividades y planeaciones para la celebración de Cempasuchil, pero he venido por un asunto sumamente serio.

Katsuki no entendía porque le hablaba a una estatua, ¿era acaso una broma de mal gusto? ¿Tan mal de los huesos estaban esos cadáveres?

Estuvo apunto de replicar hasta que la brisa del viento se hizo presente, moviendo ligeramente el cabello de ambos. Detrás de la estatua salió un cadáver de cabellos negros largos y con una extraña ropa, en sus manos tenía un libro el cual estaba abierto en ciertas páginas. La cubierta del libro era de tapa dura y de color negro con detalles blancos y grises.

—Un caso de Vestigio, hace mucho qué no aparece uno —murmuró con voz cansada.

La mirada de aquel cadáver se dirigió a él, aquello le causó escalofríos.

—Cuando escuche que había un nuevo trascendido, no imagine que sería así.

—¿Qué debemos hacer sabio Aizawa?

Aquel cadáver volvió a pasear su mirada por los renglones de las páginas abiertas de aquel libro. Momo estaba esperando una respuesta, mientras que Katsuki estaba impaciente como para poder esperar.

—Bakugou Katsuki, eres un trascendido en Vestigio.

—¿Vestigio?

—El Vestigio es un proceso escaso, por lo que sé, tu sufriste un accidente y te llevaron al hospital para tratar tus heridas. Sin embargo caíste en un estado de coma y ahora tanto tu cuerpo como tu alma están en un estado de limbo, en el cual tu cuerpo está en el mundo de los vivos mientras que tu alma, esta en el mundo de los muertos. Es por eso que tienes partes de tu cuerpo humano y partes de huesos.

—¿Vivos, muertos?

Al ver que no comprendía en su totalidad, Momo decidió darle un espejo en el cual Katsuki por fin pudo ver su reflejo.

Solo para encontrar una piel sumamente blanca, cuencas vacías y sus pupilas de color rojo, pétalos rodeaban sus cuencas en colores rojizo y naranja. Pero había algo extraño.

No tenía su nariz, pero si tenía sus orejas humanas. Observó sus dedos y entendió todo. Tenía partes de huesos tanto como partes de sus propios músculos.

Aunque viendo bien sus manos, se dio cuenta de que se sentía como si tuvieran todavía piel y carne, pero tenían la apariencia completa de los dedos del esqueleto una vez que perdía todas las capas de músculo.

Katsuki no entendía.

Aizawa al verlo, decidió explicar más a detalle.

—En resumen, mientras te debates entre la vida y la muerte allá arriba, aquí abajo estas vagando como si realmente hubieras muerto, cuando realmente no es así. Existen muchas razones por las que puede llegar a pasar este tipo de casos, alguna deuda con alguien de aquí abajo, tu verdadero lugar, tus sentimientos, entre muchas otras cosas.

—A ver, es una mierda todo esto. ¿Cómo voy a estar muerto?

—No estás muerto, te lo repito, estás en una especie de limbo. En el mundo de los vivos tu cuerpo cayó en coma, mientras que tú alma está aquí en el mundo de los muertos por muchos de los factores que ya te dije con anterioridad.

—¡Eso no es posible, yo tenía una vida, tenía metas por cumplir, no puedo morir!

—Todos dicen eso muchacho, pero la muerte nunca ve a quien llevarse.

—¡Quiero mi vida devuelta, no debo estar aquí!

—Ya no hay marcha atrás. Lo hecho, hecho está. Es solo cuestión de tiempo para que tu cuerpo deje de respirar.

—¡No, no puedo acabar así, y-yo-!

Aizawa podía sentir la desesperación de Katsuki en su voz y acciones, sin embargo él no podía hacer nada. Cuando la muerte llegaba, no había manera de detenerla. Muchos han intentado alargar lo inevitable, pero como siempre, han fallado.

Para la muerte, es una burla el ver como intentan huir de ella.

—Sabio Aizawa, si me permite externar mi opinión —pidió Momo con respeto.

—Adelante.

—Puede ir con el Gran All Might, y que él sea quien decida que puede hacer y como resolver su situación.

—No creo que sea posible.

—¿Quién es ese tipo?

—Ten más respeto por él, el Gran All Might es la deidad en el mundo de los muertos, es quien decide todo el curso de nuestra estancia aquí, quien se queda y quien se va. Es el gobernante más leal y justo —lo reprendió Aizawa al ver como se había referido a uno de sus más cercanos compañeros.

¿Gobernante? Lo entendía completamente, que el tal All Might podía hacer qué volviera al mundo de los vivos y siguiera con su curso de vida. Era pan comido, solo debía ir con él y ya.

—Como sea, exijo ir con él.

—No es simplemente que lo exijas, nadie puede hacer contacto con él, mucho menos alguien que lo denigro como si fuera qué.

—¡Tengo el derecho!

—¡Claro que no!

—Sabio Aizawa, por mucho que nos moleste como se haya referido, al ser un alma víctima del Vestigio, tiene la oportunidad de visitar la Colina Sagrada para que su caso sea analizado. Y que se determine su destino.

Aizawa lo pensó mucho, pero sabía que Momo tenía razón. Katsuki al ser un caso de Vestigio, tenía que ver a All Might y que esté decidiera qué pasaría con su alma. Era él único que sabía el verdadero destino de todas las almas que caían en el Vestigio.

Resignado, asintió.

—Encárgate de ello Momo.

Momo se despidió de Aizawa con una reverencia y se llevó arrastrando a Katsuki, el cual se iba quejando por ser llevado así. Exigía saber más, él no hablaba en código esqueleto.

—Escucha, no se como fuiste allá arriba, pero aquí debes comportar ese carácter, no puedes referirte a los demás como lo hiciste con el Gran All Might. Si llegas con esa actitud, El Guardian no te va a ayudar.

—¿Y ahora quien mierda es El Guardian?

Momo rodó los ojos.

—¿Qué?, ¿creíste que sería sencillo ver al Gran All Might? Claro que no, para poder verlo debes hacer que El Guardian te lleve con él. Es el puente que nos une al Gran All Might. Solamente él puede hacer que lo veas y que decida tu destino.

—¿Qué no habías dicho que era el "Gran All Might" quien decidía mi destino?

—Voy a ignorar tu sarcasmo, y sí, él decide tu destino. Pero El Guardian es quien decide quien realmente merece tener la oportunidad de hablar con él. Las almas que no valen la pena no merecen estar en el templo de el Gran All Might.

Eso le parecía absurdo a Katsuki, no entendía entonces porque había una promesa vacía referente a que todos podían visitar a ese tipo.

—Nosotros te llevaremos hasta la Colina Sagrada, el lugar donde él acostumbra a estar. Y de ahí en adelante, él decidirá que hacer contigo.

Katsuki resopló fastidiado de toda esa situación, todo eso era muy difícil, no sabía que el morir llevaba tantos problemas.

Todos creían que al morir te librabas de cualquier carga pendiente que hubieras tenido. Eso era una total mentira. Estaba "muerto" y seguía teniendo problemas.

Cuando llegaron donde anteriormente estaban, Katsuki se sorprendió al ver como cada uno de los esqueletos (había dejado de usar la palabra cadáveres porque, técnicamente él era uno y lo hacía sentirse ofendido), estaba en su rollo. Solo fue hasta que se acercaron que fue que dejaron de hacer lo que estaban haciendo.

—Atención chicos, algunos deberán partir hacia la Colina Sagrada. El nuevo trascendido, Bakugou Katsuki, es víctima del Vestigio por lo que El Guardian debe llevarlo a ver al Gran All Might para que determinen su situación.

—¿Realmente crees que El Guardian querrá llevarlo?

—No nos concierne a nosotros su decisión, nuestro deber es llevarlo a la Colina Sagrada y que él sea quien tome la decisión.

Los esqueletos no estaban de acuerdo con ello, sin embargo no podían hacer nada.

—Preparen todo, partirán en unos momentos hacia la Colina Sagrada —anunció y todos empezaron a moverse.

Y Katsuki se quedó ahí de pie, sin saber que hacer, lo único que pensó fue en ver sus manos. Toda su vida había cambiado.

Ahora debía convencer a un "guardián" para poder volver a su vida y retomar todo lo que había dejado pendiente.

Decidió acercarse más al borde de la terraza, quería ver en donde estaba. Y para su sorpresa, desde ahí podía ver todo desde un mejor ángulo. No pudo evitar sonreír ante la maravilla que estaba viendo.

—¿Con que irán a ver al Guardian? 

Aquella voz lo sacó de sus pensamientos, rápido se puso en alerta. Solo para ver una extraña criatura repleta de una extraña sustancia de color beige y agrietada, su cabello era celeste y se veía maltratado. Estaba recargado en una extraña nube negra. Y una extraña capa con capucha estaba reposada en sus hombros.

—¿Quién eres? —preguntó alerta.

—Oh, déjame presentarme. Soy el Desintegrador. Digamos que soy el encargado de llevar a las almas a su muerte final, cuando ya no hay nadie para recordarlas en el mundo de los vivos.

—Entonces no tienes nada que hacer aquí.

—Mmm, en eso tienes razón. Sin embargo, tu caso me parece bastante peculiar, sobre todo porque irás a ver al Guardian. No muchos tienen la oportunidad de ir a verlo.

Katsuki entrecerró sus ojos (si es que a eso se le podían llamar ojos), aquel sujeto no le daba buena espina. Hasta podría decir que era la misma muerte. 

—Te daré un consejo muchacho —Katsuki observó una sonrisa que pudo describir como llena de maldad —. Nadie nunca ha logrado evitar el Vestigio, los pocos que han ido con el Guardian han sido rechazados bruscamente por él, por lo cual nunca han tenido la oportunidad de ver al sujeto ese de cabello amarillo.

Se desapareció solo para volver a aparecer a su lado, sin embargo ésta vez susurró.

—Hazlo confiar en ti, hazle ver que realmente vales la pena para que te den esa oportunidad. Juega con él y créeme, tendrás lo que quieras. Te lo dice alguien que ha convivido con él por varios siglos y sé cómo funciona su mecanismo de aceptación.

Aquello lo hizo entrar en razón, ese sujeto tenía razón. Lastimosamente así era la vida, para conseguir lo que quieres, debes hacer cierto tipo de cosas.

El fin justifica los medios.

—Si lo haces, volverás a tener todo lo que quieras, e incluso mucho más. Y todo por tan solo fingir algo que no sientes.

Katsuki no tuvo que meditarlo por mucho tiempo.

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