𝙲𝚘𝚗𝚘𝚌𝚒𝚎𝚗𝚍𝚘 𝚞𝚗 𝚗𝚞𝚎𝚟𝚘 𝚖𝚞𝚗𝚍𝚘
Después de cruzar aquel portal, Katsuki pudo observar a su alrededor las mismas estructuras coloridas que vio desde la colina a la que había llegado, solo que ahora muy de cerca.
El Guardián no se detuvo y empezó a caminar, siendo seguido por Katsuki, el cual no sabía a donde se dirigían.
Veía a muchos esqueletos saludar al Guardián con familiaridad, el cual les devolvía el saludo con un simple cabeceo.
El bastón que utilizaba para abrir aquellos portales se mantenía en su espalda, no le estorbaba a la hora de caminar, estaba perfectamente acomodado.
Eso le daba una buena imagen, porque demostraba el poder y reputación que el Guardián poseía.
—¿A dónde vamos? —tuvo la necesidad de preguntar.
—A ningún lado en particular.
—¿Entonces? Si no vamos a ningún lado, ¿por qué estamos caminando?
—Puedo decir sin temor a equivocarme, que fuiste una persona en vida que se enfocó en sus metas y no aprovechó las oportunidades de admirar otros lugares o tener aventuras como experiencia.
—Las tuve, pero quise enfocarme en mis estudios y trabajo, no tiene nada de malo —murmuró serio.
—No digo que sea malo, eso esta bien, eso demuestra que tuviste muy claras tus metas y que luchaste para lograr cumplirlas, y eso es de admirar Katsuki.
Katsuki abrió sus ojos sorprendido por escuchar aquello, muchas veces escuchó a sus cercanos decir que debía aprovechar su juventud y no enfocarse tanto en sus estudios.
Eso le hacía pensar que de alguna manera, el Guardián pensaba igual que él.
—Cuando estuviste vivo, ¿también ejerciste tu carrera?
La espalda del Guardián se crispó al escuchar aquella pregunta, no pudo ver su rostro, pero por aquel gesto, se pudo dar cuenta que aquella pregunta lo puso incómodo.
—¿O acaso no pudiste estudiar?
—Solo puedo decir que no tenía posibilidad de hacerlo.
La forma en la que lo dijo daba mucho sobre que pensar.
Las palabras que había utilizado, parecía que había algún secreto entre líneas. Algo que él necesitaba descubrir, porque de cierta forma, no estaría tranquilo hasta no saber de que se trataba.
Decidió dejar de lado a eso para enfocarse en sus alrededores.
No iba a mentir, era bonito, la manera en la que todo estaba decorado le recordaba cuando en algunos lugares tenían la tradición de decorar para celebrar a los ancestros.
La curvatura de su boca se elevó un poco, revelando una pequeña sonrisa. Pequeña sonrisa que el Guardián captó de reojo.
Cada esqueleto que pasaba se le quedaba viendo a Katsuki, de forma extraña, y era normal que lo vieran así ya que no era un trascendido como tal.
Sin embargo, al verlo con el Guardián, podían entender la situación en la que se encontraba.
Cada que pasaba algún esqueleto frente a ellos, se hacía a un lado para que el Guardián pasara.
Katsuki sentía la curiosidad de preguntar sobre la posición que tenía Izuku, por lo que tenía entendido era alguien muy importante en el mundo de los muertos.
Pero, ¿a que se debía esa importancia?
¿Cómo consiguió el nombre del Guardián?
¿Quién fue en vida?
¿Acaso fue alguien importante en vida y por ello también era alguien importante en muerte?
Sin embargo, no se sentía con el derecho de hacer esas preguntas ni de saber.
Además, todo lo que estaba haciendo, esa fachada de niño bien portado, era solamente para poder cumplir su objetivo de ver al dichoso All Might. Para poder regresar a su vida normal y seguir con sus planes y metas.
Y eso era, ganarse la confianza del Guardián.
—¿Tienes alguna idea de como moriste?
Buena manera de iniciar una conversación.
—No tengo la menor idea, según el tal Aizawa, tuve un accidente automovilístico y mi cuerpo estaba en coma o algo así.
—Tengo una idea más o menos de que es lo que hablas.
Estuvieron unos segundos en silencio hasta que el Guardián volvió a hablar.
—¿La vida da muchas vueltas, no? Te puede sorprender de muchas maneras, algunas predecibles, y otras de forma abrupta.
—¿Eso tiene sentido?
—Lo tiene, mucho, si no eres consciente de quien te rodea.
La seriedad en la que lo dijo le hacía tener la curiosidad sobre saber más sobre él. Todo rondaba a que el Guardián había vivido una mala experiencia y que tal vez tuviera algo que ver con su muerte.
No iba a indagar, al menos ahora, porque si iba a estar con el de ahora en adelante, pues al menos saciaría su curiosidad.
Estuvieron un rato más caminando hasta que llegaron a una clase de plaza en donde habían varios esqueletos bailando, cantando y merendando. Curioso lo último ya que en teoría ya no podían ingerir alimentos.
La armonía de los colores y la melodía eran totalmente atrayentes para Katsuki, jamás en vida había visto algo parecido. Todos parecían felices sin tener ningún problema que los estuviera torturando día y noche.
Actuaban como si ya no tuvieran que preocuparse por nada y dedicarse solamente a seguir viviendo.
Porque aun muertos, disfrutaban tener "vida".
Se pararon cerca del centro, Katsuki al ver que el Guardián no se movía decidió pararse a su lado. Observando lo mismo que él.
Uno que otro se paraba a saludarlo, pero no pasaban de ahí. Veían con admiración al Guardián, como si fuera una celebridad.
Las risas de unos niños llamaron su atención y giró su cabeza para ver como dos niños corrían felices mientras jugaban. Al ver eso su corazón se hizo pequeño de alguna forma, sintiendo lastima por ellos.
El Guardián al ver eso decidió hablar.
—La humanidad es muy cruel con los más débiles e inocentes, a una edad tan temprana experimentan cosas que un niño no debería porque tener. A esa edad ellos deberían estar jugando o cualquier otra cosa que los hagan felices.
—¿Se sabe el por qué?
—Difícil de decir, mayormente son por maltrato, otros por suicidio.
Katsuki no podía creer lo que estaba escuchando, no sabía que las personas podían llegar a ser tan crueles. Sobre todo con seres que no lo merecían.
Cada segundo que pasaba ahí, aprendía como funcionaban las cosas realmente. Pero por cada segundo que pasaba, su cuerpo peligraba.
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