CAPITULO 6

Cuando digo que puedo leer los sentimientos, emociones, energías y cualquier vibra de los demás es totalmente cierto, puedo hacerlo incluso sin verlos, solo sentir su presencia me da una noción de lo qué piensan o experimentan.

Es por ello que aunque no las veo, sé que las gemelas están cada una acostadas a mi lado. Y aunque están dormidas, están preocupadas por mí. Por la manera de roncar de una a mi derecha sé que es Adira y por el brazo en mi cuello sé que la de la izquierda es Adina. Ambas tienen un estilo particular de dormir, es por ello que nunca comparto un cuarto con ellas. Cometí ese error a los seis años, nunca más.

Los recuerdos de la noche anterior aparecen como el recuento de una horrible pesadilla... Maté a un Flayers. Eso es algo realmente por lo que podría jactarme con los del Consilium que dicen todas esas estupideces de mí, pero el solo saber que ahora el infierno conoce mi capacidad de destruir un demonio de quinta categoría... bien creo que he creado más enemigos.

Los demonios también tienen sus rangos, niveles o categorías. Los más fuertes son los primeros demonios –no de primera categoría–, me refiero a los demonios puros. Los Ángeles que cayeron junto a Lucifer. Contrario a las creencias de muchos, los Ángeles caídos sí son demonios, al dejar que sus almas se contaminaran con la ambición y avaricia de poder perdieron toda su pureza, toda su luz y no se encuentran en las prisiones eternas esperando el día del juicio final. El infierno es algo así como un mundo, hay continentes o reinos y estos a su vez tienen gobernantes o reyes. Cada demonio principal posee un reino y lo gobierna con sus súbditos, ya sean otros demonios inferiores o sus propios descendientes. A la cabeza de todos estos reinos está Luzbel-Satán-Diablo-Lucifer o como quieran llamarlo.

Los demonios inferiores han sido clasificados según su "don" o poder, los de primera categoría son las sombras o demonios rastreadores. Estos demonios siguen a las personas como sombras, aprenden de sus vidas y luego utilizan sus debilidades conocidas para tentarlos, prometiendo o cumpliendo algunos de sus deseos. Las sombras pueden adquirir forma humana, pero no pueden poseer un cuerpo. Su principal misión es la de tentar y contaminar un alma. Los demonios invasores –segunda categoría– invaden el cuerpo, para luego cometer toda serie de vejámenes en él y con él; con el fin de echar a perder totalmente el alma y crear el caos alrededor de las personas que habitan o conviven cerca al cuerpo victimizado, perturbando el alma de ellos también.

Los demonios de tercera categoría son los succionadores y los desoladores. Estos demonios no dudan en tomar el alma de cualquiera. Los succionadores se alimentan del miedo y la sangre de las personas. Buscan un alma ya contaminada, no importa el mínimo de maldad, simplemente la descubren, succionan la vida y toman el alma para arrastrarla al infierno. Los desoladores siembran ideas en la mente de su víctima, desuelan la mente, crean angustia, dolor, hacen que la persona pierda la fe en sí mismas, pierdan el amor, los principios, los valores. Crean humanos insensibles, intolerantes, violentos. La diferencia con los invasores es que, mientras los unos deben permanecer dentro del cuerpo, los desoladores no necesitan hacerlo, simplemente dejan la semilla y esta se encarga de oscurecer la luz para luego el demonio regresar y tomarla.

Los demonios de cuarta categoría o subterráneos son mortíferos, estos demonios no poseen una habilidad o don como tal, fueron creados para matar. Principalmente a los descendientes, son bestias en todo el sentido de la palabra. Sus cuerpos, su forma de atacar, moverse, no piensan, actúan por instinto y su instinto es matarnos. Son realmente fuertes, capaces de romper la piel de una gárgola y desmembrar el cuerpo de un Ascendit.

Al mismo nivel que ellos están las Márgolas, la versión oscura de nuestros guardianes. Solo una vez he peleado con una de ellas, pateó mi trasero y Azael junto a Ariel acudieron a por mí. Tenía doce años.

Los Flayers o desolladores –demonios de quinta categoría– no necesitan dejar semillas, ellos simplemente toman tus temores, lo multiplican, paralizan tus sentidos, te rompen, torturan, juegan contigo, te envenenan, luego vuelven a sanarte para empezar de nuevo hasta que gritas por la muerte. Te hacen suyos, pierdes la voluntad de pensar, luchar, creer. A diferencia de los anteriores demonios, estos sí pueden atacar a los descendientes con sus tentaciones, dones, semillas, cosa que los demonios de primera a tercera no logran hacer.

Y por último, los demonios de sexta categoría. Los peores... los Devastadores oscuros, aquellos cuyo único y principal poder es lo que su mismo nombre describe... Devastación. Son capaces de enviar un campo de energía oscura tan potente que arrasa todo alrededor de un kilómetro... cuerpos, almas, tierra, cualquier vida, cualquier objeto. Destruyen todo y a todos. Existen unos pocos de estos ya que son difíciles de controlar por su "naturaleza" cruel y salvaje y su poder. Se han escuchado rumores de que algunos lugares en el mismo infierno han sido víctimas de sus "berrinches". Nunca he visto, escuchado o sentido la energía de alguno y espero que siga así.

Teniendo en cuenta que según lo que el Cecidit dijo, que en el infierno ya se menciona mi existencia, creo que después de lo que sucedió con el Flayers seré aún más conocida y eso no es tan bueno. Te hace un blanco, junto a tus seres queridos.

Abro mis ojos para encontrar todo oscuro. Curioso, creí que era ya de día. ¿Cuánto tiempo ha pasado entonces? Mi cuerpo protesta cuando trato de moverme, intentando también ser lo suficientemente suave y silenciosa para no despertar a mis dos terremotos. Vuelvo mi mirada para encontrarlas profundamente dormidas, una con la boca abierta y otra succionando su dedo gordo. Podrán tener diecinueve años, pero para nosotros son nuestras chiquillas, especialmente para mí. Aunque sean un dolor en el trasero a veces, las amo demasiado y no sé qué sería de mí sin ellas.

¿Dónde está mi teléfono? ¿Qué hora es?

Por la poca luz en el cielo, cerca de las dos de la madrugada supongo. Enciendo la luz del baño y reviso mi reflejo en el espejo. En mi mejilla solo quedan tres líneas rosas poco visibles, he curado totalmente. Mi brazo y abdomen también están igual... sin heridas abiertas. Espero que hayan sido las gemelas quienes cambiaron mi ropa. Si no fue así, no quiero saber quién vio mi celestial cuerpo al desnudo.

Encuentro el reloj en la oscuridad y con algunos rayos de luz provenientes de la luna logro descubrir que son las tres y veinte de la madrugada y también me doy cuenta que muero de hambre. Camino hasta la puerta y salgo en mis pantalones cortos y blusa de pijama. Voy en silencio hasta la cocina principal donde Zivia siempre se encuentra y prepara las mejores cosas de la vida.

Abro el refrigerador esperando encontrar algún postre, dulce, galletas, pastel, algo. Pero lo que encuentro es yogurt de frutas, verduras, jugos, algunas cervezas –¿Qué?– y queso. Rebusco en todos los lugares pero no hay nada, ni en las alacenas, tarros de galletas, repisas, despensa. Nada, ni siquiera mis dulces de emergencias, ni una sola miga.

Esto no puede ser cierto... ¿Dónde están mis dulces?

¿Quién, por toda el agua bendita del mundo, se dignó a comerse mis dulces?

—¿Ageysha? ¿Qué sucede? —Atur viene corriendo a mi encuentro—. Carajo, ¿quieres bajarle a la luz?

—¿Cuál luz? Sólo quiero saber qué sucedió con mis dulces. Ni siquiera hay una galleta —señalo furiosa.

—Hermana, estás brillando como un farol navideño y tu energía está sofocando el lugar.

Efectivamente me encontraba brillando y temblando de ira por no encontrar lo que buscaba. Es algo que jamás reconoceré en voz alta, pero me cargo un genio de los mil demonios. Y más cuando no encuentro lo que busco o las cosas no salen como lo deseo. Como lo dijo una vez Azael, no tolero muy bien la frustración.

Unos pasos ruidosos se aproximan. ¿Un rinoceronte? De pronto la cabeza de Elijah se asoma por la puerta.

—¿Está todo bien?

—No —murmuramos tanto Atur como yo a la vez.

—¿Qué sucede? —pregunta mientras restriega su ojo—. Sentí una opresión en el pecho y luego vi luz en el pasillo. —Entra totalmente a la cocina llevando solo unos pantalones negros.

Estoy tan de mal humor en estos momentos que ni siquiera su muy trabajado y hermoso cuerpo logran animarme, ni siquiera esa V que se forma sobre sus pantalones o cómo de fuertes y duros se ven sus bíceps, o la forma en la que cada músculo está bien definido. Tampoco lo hace ese camino de vello desde su ombligo hasta el inicio de sus pantalones o el tatuaje de alas en su pectoral derecho.

Está bien... mentir no es uno de mis fuertes, pero jamás diré en voz alta que el humano se ve sexy.

—Alguien se comió todos mis dulces, tortas, galletas y brownies.

—Oh. —Se ríe. Tiene el descaro de reírse de mi sufrimiento—. Eso. Bueno, ¿sabes lo que es tener dos pequeños de seis años con hambre?

—¿Qué tiene que ver eso con... espera, ¿me estás diciendo que tus sobrinos se comieron mis dulces?

—Algo así. —Sonríe y un hoyuelo se pronuncia en su mejilla izquierda. Maldito hoyuelo—. ¿Sabes lo que pasa cuando le das mucho azúcar a un niño?

—¿Por qué sigues preguntándome qué sucede con tus sobrinos? Simplemente di qué le hicieron a mis dulces y listo.

—Eres algo gruñona en las madrugadas —suelta, frunciendo el ceño y perdiendo su sonrisa.

—Espera a verla en las mañanas cuando no hay café o...

—Atur —advierto—. Cállate. —Le fulmino y vuelvo mis ojos hacia Elijah—. ¿Qué decías de mis dulces?

—La mayor parte fue encontrada por los pequeños y el resto tuve que tirarlo.

¡¿Tirarlo?!

—¿Tirarlo? ¿Cómo a la basura? —Esto no puede ser cierto. Eran los mejores dulces, busqué una semana esas malditas chispas de chocolate, ya que de esas marcas son más dulces y grandes.

—Sí. Creo que es allí dónde se arroja la basura. —Ni un idiota se podría perder el sarcasmo en su voz.

Me enfado, como realmente enfadada. ¿El idiota arrojó toda mi provisión de azúcar simplemente porque sus pequeños chinches no procesan bien el dulce?

—Uh, hombre. No creo que esa actitud te vaya a ayudar, amigo —aconseja Atur, pero ya es tarde puesto que estoy realmente enojada.

—Oye... chica de fuego... cálmate. —Agitado, Elijah levanta sus manos en posición de retirada.

—¿Se puede saber quién carajos te crees para disponer así de mis cosas? —gruño. El chico hace una mueca de disgusto y eso me enfurece aún más. Todo a mi alrededor vibra—. Tengo demasiada hambre en estos momentos, quería un maldito brownie y todo se ha ido simplemente porque dos chiquillos han invadido mi casa.

—¿Sabes lo que sucede si dejas un niño y un dulce cerca?

—¡Deja de malditamente hacerme preguntas estúpidas si ya sabes la respuesta a eso!

—Para ser un Ángel eres bastante grosera y malhumorada.

—¡Ay, Jesús glorificado! Yo a este me lo cargo, Atur. ¡Me lo cargo!

—¿Por qué tanto grito? ¿Ageysha? Deja de usar tu dominio, está irrumpiendo la tranquilidad del lugar. —Adif aparece en la puerta con cara de pocos amigos.

—La nena está enojada porque no encuentra sus dulces —responde Elijah mientras se vuelve y me señala, yo quiero patearlo de mil maneras posibles en su, muy probable duro, trasero—. Estoy tratando de explicarle que debimos hacerlo después de dos días seguidos en los que tuvimos que corretear a Briza y Almagor por estar muy activos y dinámicos.

—Me importa tres mierdas lo que pasó con tus sobrinos. Quiero mis dulces... espera, ¿dijiste dos días?

—Ajam. Imagínate cuán agotados estábamos todos. Son pequeños, pero muy escurridizos y puesto que aquí no podemos hacer nada salvo ver el techo o las hojas caer de los arboles...

—Cállate —grito y me vuelvo hacia Adif—. ¿Cuánto tiempo llevo fuera de combate?

—Iban a ser tres días y dos noches.

—Carajo —espeto.

—Debes dejar ese lenguaje señorita.

—¡Por Miguel Arcángel! ¿Tres días? ¿Qué demo... carajos?

—Estuviste como medio ebria y drogada todo el tiempo. Incluso mencionaste que era lindo. —Elijah frota sus manos, divertido.

—¿Por qué sigues vivo? Oh si, aún no he acabado contigo.

—Oh, ¿estas amenazándome? Porque aunque tengas tus jodidas alas de oro y tu espada con luces led o cualquiera sea la mierda que visten, puedo defenderme.

—¿Acaso te callas? Ya sé, aguanta la respiración hasta que amanezca.

—Ja. Ja. Listilla. ¿Por qué mejor no me besas el trasero?

—¿Por qué no mejor le presento mi pie a tu estúpida boca?

—¿Por qué no mejor le enseño a tu boca otras formas en las que puede ser usada?

¿?

Lo observo aturdida por el descaro de sus palabras. El idiota sonríe sabiendo que me ha dejado fuera de juego. ¿En serio dijo eso delante de quien sería mi padre y uno de mis hermanos mayores? Este chico tiene agallas o quiere morir.

Me vuelvo para ver a Atur divertido observando la escena y a Adif evaluando con la mirada a Elijah. Va a decirle cuánto es tres por cuatro. Estoy segura.

—Bueno muchacho... —Empieza, así que sonrío a sabiendas de lo que viene—. Eso fue realmente interesante. Si hubiera sabido que para calmar la furia de Ageysha solo necesitábamos unas cuantas insinuaciones de tu parte, te hubiera buscado desde hace años.

¡¿Qué?! Mi boca literalmente podría estar en el piso ahora. Atur se dobla de risa, mientras que yo aún estoy pasmada, atónita, sin podérmelo creer.

—¿En serio Adif? —Aun no puedo procesar lo que acaba de suceder—. ¿Dejarás que este... este... humano se salga con la suya así? Por lo menos déjame golpearlo en la cara y borrar su estúpida sonrisa come mierda.

—Aquí vamos de nuevo —murmura.

—Puedo arreglarlo. —Sonríe y me observa con atención—. Se dice que entre más indomable la fiera mejor es la montada.

¡Por la sangre de cristo!

—¡Idiota! —grito y me abalanzo sobre él, pero Adif alcanza a inmovilizarme.

—Será mejor que corras muchacho. No podré retenerla por mucho tiempo más.

—Enterado —dice y guiña un ojo. Me sacudo más de los brazos de Adif.

—¡Morirás estúpido humano! —bramo con ira.

—¿A dónde creen que debo correr? ¿Puedo esconderme en el sótano?

—¡ARRRGGGGG! —Envío una vibración fuerte tumbando a Adif y Atur, pero contra todo pronóstico el estúpido sigue en pie.

—Eso fue increíble – murmura divertido y corre.

Pero no una buena distancia. Lo sigo a velocidad alcanzándolo antes de que toque la puerta. Lo tecleo y arrojo al suelo, jadea cuando todo el aire es expulsado de sus pulmones, pero no lo dejo recuperarse. Lo tomo de sus piernas y lo arrastro hacia afuera. Convoco la luz y energía transformándome en el acto. Despliego mis "alas de oro" como él las llamó y alzo el vuelo, llevándolo cabeza abajo. Espero que se orine del miedo.

Subo cada vez más, más y más alto. ¿Qué tal esto idiota? No satisfecha con elevarlo de cabeza en los cielos voy hacia la izquierda y luego hacia la derecha, zarandeándolo con el más mínimo cuidado.

—¿A gusto imbécil? —gruño mi pregunta mirando hacia abajo y encontrándolo sonriendo.

—La vista está al revés, pero se ve malditamente genial desde aquí y qué decir de la ventilación —grita para ser escuchado.

—Arrggg. —Furiosa por su osadía suelto sus pies. Tiene lindos pies para dejarlo claro.

Su cuerpo desciende rápidamente y sonrío cuando lo escucho gritar... un grito de terror.

1...

2...

3... Desciendo con la mayor tranquilidad del mundo, sintiendo el temor que desprende su cuerpo.

4...

5...

6... Ok Ageysha, ve por él o de verdad lo vas a matar.

7...

8... Tomo velocidad y desciendo con todo tratando de alcanzarlo antes de que llegue al suelo y ensucie el jardín.

9... Alcanzo a ver un punto descendiendo a todo poder. Ahora está verdaderamente aterrorizado.

10... Me satisface ver su cara de pánico y escuchar sus gritos desesperados.

11... Sonríe cuando me ve acercarme. ¿Por qué sonríe? Está a unos cien metros de caer y morir.

12... Estira su mano, levanto una ceja y pierde su estúpida sonrisa.

13... Me conmuevo del idiota y lo alcanzo unos tres metros antes de impactar.

14... Lo tiro en el suelo sobre un arbusto espinoso.

15... El idiota empieza a reír.

¿Realmente es así de idiota? Acabo de arrojarlo desde una altura de ciento treinta pisos y debe de tener algunas espinas en su trasero y aun así sigue riéndose. ¿Cuán jodido son los seres humanos?

Siete gárgolas, Adif, Atur, Atzel, las gemelas, dos niños que reconozco, Azael, Armon, y unos cuantos Ascendit que viven en la casa están fuera de la puerta observándonos. Los niños emocionados corren hacia su tío y hacia mí gritando

—Eso fue increíble.

—¿Podemos hacerlo también?

—¿Qué carajos les sucede a ustedes? ¿Qué clase de familia son?

—Ahhh, vamos no seas malita. Súbeme así. ¿Puedes arrojarme a ese lago de allá? —¿Pero qué cojones con esta niña?

—Si la subes a ella, a mí también —aclara el niño.

—Es genial chicos —anima el señor "tío responsable".

—¿Estás hablando en serio? ¿Acaso quieres que les haga eso mismo a tus sobrinos? —Cuando asiente mi boca cae un poco más—. ¿Qué clase de tío eres?

—¿Un tío cool? —Se encoje de hombros y yo deliro.

Resoplo y camino furiosa hacia mi casa, escuchando las risas emocionadas de los niños cuando su tío les cuenta lo emocionante que fue el "descenso". Qué idiota.

—¿Qué fue todo eso? —pregunta Adina con una sonrisa tonta.

—Él es lindo. Ayer lo vi en bóxer y déjame decirte que sus muslos son...

—¡Adina! —exclamo más que escandalizada—. ¿Qué hacen despiertas a esta hora?

—Bueno. Estábamos muy cómodas durmiendo en nuestras camas cuando de repente una opresión en el pecho nos despertó y luego una luz, vibración y después simplemente risas y gritos —aclara Adina.

—Bajamos y vimos a Atur partirse de risa en la puerta y como todos estaban saliendo en la misma dirección, lo hicimos también.

—Y... luego vimos todo el show que tenías con el lindo Elijah.

—¿Lindo? yo no le veo lo lindo, es un tonto.

—Tienes razón. —Así me gusta. Siempre puedo contar con ellas—. No es lindo, es sexy.

—Sí —concuerda Adira.

—Traidoras —rugo y camino a zancadas hasta mi habitación, no sin antes fulminar con la mirada a mis hermanos que se parten de risa.

—¿Todavía estás enfadada con nosotras, por encontrar increíblemente irresistible al chico más hermoso que hemos visto en nuestros cortos diecinueve años de vida? —grita mi hermanita Adina desde la puerta que da acceso al gimnasio.

—Y no solo eso. Tiene los ojos más lindos y es tan divertido. ¿Has visto cómo trata a sus sobrinos? Es tan Awwww provoca comérselo o lamerlo —agrega Adira.

—Y ya viste lo lindo que se ve con esa camisa roja. —Sueltan algunas risitas—. Me he abanicado unas tres veces desde que...

—¡Ya basta! —grito, dejando caer la espada de entrenamiento—. Está bien, no estoy enojada. Pasen y dejen de hablar del idiota ese. —Suspiro cansada y sintiendo un próximo dolor de cabeza. Sí, sufrimos de esos.

—¿Estas segura? Porque acabo de verlo inclinado en...

—Adira —gruño haciéndolas reír—. Además siento que va a dolerme la cabeza, después de escuchar gritar a esos niños toda la mañana por un viaje al cielo.

Después del show que hice con Elijah esta madrugada, ahora los niños han estado acosándome cada minuto del día para que también les dé un "increíble viaje a las nubes" y como respuesta a mis negativas han estado gritando, gritando y gritando.

Así que me escondí aquí en el gimnasio, entrenando para evitar quemar el cabello de esos niños o arrojarlos como boomerang. Sin dulces que comer mi humor es uno de perros y sin poder interrogar al idiota de Elijah y sus sobrinos, sin que me pidan que los ponga en riesgo... Sí, no es un buen día.

Adif tuvo que salir a recibir al clan Damabiah, uno de los clanes bendecidos con el don de las escrituras y el conocimiento. Si necesitas saber algo, probablemente a ellos debas recurrir. Por lo cual debemos esperar a que lleguen para investigar por qué el intenso y puro color en las auras de estos tres invitados.

—¡Tierra llamando a Ageysha! —Ambas gemelas sacuden sus manos frente a mi rostro.

—¿Qué?

—Dijimos que si ya terminaste aquí, mi padre está en la biblioteca con Jacob y Saúl Damabiah. Elijah y los niños están en camino al igual que el resto de los miembros del Consilium. Así que será mejor que te apures.

—¡Carajo! Ahora tengo que correr para vestirme.

—Deberías darte una ducha —murmura Adira.

—¿Por qué? ¿Huelo feo?

—No. Pero es el Consilium. —Arrugando mis cejas pido una explicación aceptable—. Está bien, porque una señorita debe estar impecable. —Sigo con mi frente arrugada—. ¡Has lo que quieras!

—Bien. Creo que siempre es lo que hago.

—Pero eso sí, debes usar algo blanco.

—¿Alguna ocasión en especial Adina?

—Son los superiores.

—¿Y es que acaso el blanco les resalta el cutis? ¿Cuál es la maldita obsesión de todos por ese color? —El blanco me recuerda a los hospitales—. Ya tenemos suficiente con que todos los humanos nos pinten en estúpidas batas pálidas. ¿Por qué no el rojo? ¿O el verde? Incluso el amarillo pollito ese que usas en tu suéter es mejor que el blanco.

—Tienes razón —concuerda Adira—. Además el blanco te hace ver pálida.

—Me has hecho usarlo por años —murmuro indignada.

—No lo habíamos visto desde tu punto de vista. —Adina se encoje de hombros—. Ahora vete a cambiar o serás la última.

Corro hacia la biblioteca en nada más y nada menos que un jean negro y una blusa roja –lo que daría por grabar las expresiones de esos pomposos–. Mi cabello recogido en una coleta, cero maquillaje –lo que dirán las gemelas– y mis botas de combate. Por supuesto que no usé blanco, pero sí me bañé. No quería llegar juagada en sudor y luego oler como cerdo.

Cuando abro la puerta, las miradas molestas de la mayoría de los pomposos me escudriñan, ruedan sus ojos y empiezan a susurrar. Ah, como me encanta hacerlos hablar de mí.

—¡Por los Ángeles! Ageysha, ¿qué estás usando? —exclama Adina.

—¡Y no lleva maquillaje! —Ambas fingen arrodillarse y orar—. Señor, padre eterno. Perdónala, ella no sabe lo que hace. ¡Fue criada por hombres!

Ruedo mis ojos.

—Ustedes también fueron criadas por hombres, tontas.

—Sí, pero tuvimos a YouTube. Eso hizo la diferencia. —Ruedo nuevamente los ojos y bufo.

—Lo que digan. —Camino hacia el frente para ubicarme donde siempre lo he hecho. Al lado de Adif y Ariel, quien no es capaz de verme a los ojos aún.

No se me escapa que los susurros aumentan ahora que estoy junto al Summum Ducem, en nada menos que "cualquier chiro" como ellos usualmente llaman a lo que uso. Elijah me sonríe, lo fulmino con mi mirada. Se agacha un poco y les dice algo a sus sobrinos quienes levantan la mirada de sus libros para colorear y me observan con admiración. ¡Ay, por favor! Qué bastardo por jugar sucio. Estrecho mis ojos y niego sutilmente con mi cabeza pidiéndole que retroceda, eso sólo lo hace sonreír más amplio. Idiota, lo está disfrutando. Se está burlando de mí.

—¡Ageysha! —Me encojo cuando los chiquillos gritan mi nombre. Suena algo así como ¡Ajeeeeiiichaaas!—. ¿Ya pensaste si vas a lanzarnos desde el cielo?

¡Carajo!

Voy a hacerle pagar esto con creces e intereses.

—Niños —regaña de forma no convincente—. Por favor, más tarde jugaremos con Ajeichas. Ahora debemos hablar con estos respetables señores y luego podremos irnos a casa.

Aun sabiendo que todos lo sentirán, le envío una pequeña, pero certera vibración que lo tumba de culo al suelo. ¡Toma eso imbécil! Levanta su mirada sorprendida hacia mí, le sonrío con suficiencia y... ¡el estúpido sonríe también! Los niños se ríen de su "tonto tío" como le llaman.

—Lo siento —se disculpa, nada avergonzado—. Estos salones se caracterizan por sus corrientes de aire. Creo que una muy intensa acaba de golpearme el trasero. —Sonríe y destella su hoyuelo hipnotizando a las pomposas y ganándose una sonrisa de los hombres.

¿Pero cómo le hace?

—Bien —habla Adif, llamando la atención de todos a él. Saludo a Pileith, quien se encuentra fuera de las puertas antes que sean cerradas—. Todos los Ascendit necesarios están presentes, así que comencemos.

—¿Por qué está Ageysha aquí? —Baruch pregunta con desdén. Estoy a punto de decirle qué mierda hago aquí cuando Adif interrumpe.

—Está aquí, —Hace una pausa mientras se ubica en su escritorio—, porque es muy importante y necesaria. Ella aparte de ser supremamente poderosa es capaz de matar a un Flayers y sobrevivir a una alta dosis de su veneno...

Oh, así que eso fue lo que pasó. Maldito Flayers, no me percaté de que me inyectó más de lo esperado.

»Lee como ningún otro Ascendit las señales humanas, de oscuros, caídos y los nuestros. Es veloz, inteligente, astuta, fuerte, acertada y... es mi próxima sucesora.

¿Qué mierda?

Tanto mis ojos como los de cada persona a mi alrededor se abren de manera desproporcional. Volteo mis ojos y boca abierta hacia Adif, quien me observa seriamente asintiendo con su cabeza. Me vuelvo hacia Ariel que sonríe como un tonto.

¿Sonriendo?

Me concentro en él, descubriendo que es totalmente sincero con su sonrisa. Lo cual me hace sonreír a mí también. Me encuentro con los ojos de Atzel y leo orgullo y alegría, es lo mismo en el resto de mis hermanos.

—Pero Adif... —refuta Baruch, antes de ser silenciado por una onda de energía de nuestro Summum Ducem.

—Recuerden que eso no lo deciden ustedes. No lo decido yo, lo decide el creador y Él ha bendecido a Ageysha como a ningún otro. Si eso no es lo que creo que es... no sé ustedes.

—No sabemos si ella lo es. Sí, tiene más poder y habilidades que otros, pero recuerda Summi que el nombre es revelado por el arcángel Miguel el Divino día —aclara Raquel Hekamiah.

—Es correcto, Raquel. Pero mientras yo siga siendo el Summum Ducem, Ageysha como una de las mejores y como hija mía que es, estará presente en cada reunión. ¿Está claro? —Deja expandir su dominio sobre todos, los cuales reconocen a su líder y asienten—. Bien entonces, ¿hermano Saúl?

El Ascendit Damabiah se pone en pie y camina hacia Elijah y sus sobrinos. Los niños sonríen y regresan pronto a sus libros. Elijah sin embargo se tensa y observa con cuidado al Ascendit, quien sigue observándolos con detenimiento. Sus ojos sabios y conocedores regresan a los mismos gris dorado de su hermano Jacob quien asiente con la cabeza.

—Los niños son Ascendit. El hombre es una gárgola.

¿Qué en nombre de todo lo sagrado?


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