Capítulo#2. ✷ Desastres ✷
España, Madrid./13 De Mayo.
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Gareth Russo.
Siempre que mi vida por fin obtenía un poco de orden. Llegaba mi padre con sus caprichos para arruinar mi tranquilidad nuevamente.
Desde que se había enamorado de Mía Brown.
Mi tranquilidad llegó a su fín.
Y fué aún peor cuando me enteré que habían conciliado matrimonio.Cosa que poco me importo. Lo único que me interesaba para ese entonces, era que ambos estuvieran alejados. Pero obviamente no fue así, los muy enamorados tuvieron que tomar la iniciativa de vivir juntos. Y desde entonces, comenzó mi pena.
No sólo tendría que dejar la habitación que tanto adoraba. Sino que también debía convivir con su mujer, y una mocosa de diecisiete años.
¿Qué penitencia estaba pagando?.
Pues una muy grande al parecer.
Esa mañana baje a la primera planta de mi casa para dirigirme al comedor. Dónde encontre a Mía en la cocina preparando el desayuno. Creo que entiendo a mi padre, la señora Brown, que resulta que también es Russo. Es una castaña hermosa, de ojos avellanas, con una figura deseada por muchas mujeres a su edad. En verdad era preciosa, y tenía un gran corazón.
Pero no podía verla como mi madre, me negaba rotundamente a darle ese lugar.
—Buenos días Gareth.—Dice ella con esa amabilidad tan característica de su ser.
No entendía como apesar de mis malos tratos. Ella me trataba de lo mejor.
-Era un poco insólito de cierto modo.
—Buenos días.—Le contestó sin mucho ánimo.Mientras la veía concentrada cortando algunos condimentos.
Decidí agarrar el periódico que se encontraba en la mesa y me digne a leerlo. En medio de la concentración por la lectura, no le preste atención a nadie a mi alrededor. Hasta qué mi padre entra saludando a todos los presentes y luego besa a su mujer en la boca.
Hago un gesto de desagrado. Y con un poco de incomodidad los ignoró.
Después de un rato sirven el desayuno, consiste en tostadas de mermelada. Algunos panqueques , y un que otro pastelito de queso. Mi papá y la señora Brown, toman asiento en la mesa para comenzar a probar sus platillos. Yo imitó su acción probando las delicias que tengo delante.
Y sin entender el motivo.
Sólo pensaba en donde estaba la chica que ahora vive conmigo.
En ese momento se escuchan pasos. Alzó mi mirada por inercia. Y como sí la hubiera llamado mentalmente.
Melany baja las escaleras en ese momento. Ella era castaña igual que su madre, pero a la vez muy diferente. Tenía unos ojos color miel tan hermosos, una estatura entre unos sesenta y nueve, o setenta. Y aquel uniforme de la preparatoria que tanto odiaba, la hacia ver jodidamente sexy.
Resaltaba mucho su magnífico cuerpo. Porque sí, lo admito la niñata tiene un cuerpo con curvas de infarto.
Algo que demuestra muy a menudo.
Pero en está ocasión la falda de cuadros azules dejan ver la delicada piel expuesta de sus piernas. Sin comentar que esa camisa blanca de botones y corbata roja. No deja mucho a la imaginación.
Aunque lamentablemente su belleza no era algo que llamará mi atención.
Jamás cumpliría los estándares para ser mi tipo de chica.
—¡Estúpida!,desayuna o te va a dejar el transporte. — Le digo para sacarla de quicio, y lo consigo.
Molestarla se había convertido en unos de los pasatiempos más entretenidos. Me alegraba mucho el saber que no me soportaba. Y para su mala suerte yo tampoco.
—¡Idiota!.—Me saco la lengua. Y con una confianza se dirige hacia donde me encuentro.
Yo la miro con desconfianza. Pero antes de calcular sus movimientos, a una velocidad abrumante me arrebata una tostada con mermelada del plato.
Ni siquiera reaccione del todo.
—Gracias Gareth, ya estoy comiendo.—Dice orgullosa mostrándome lo que me robó del desayuno.
Y juró que me dió por reírme. Pero no le daría el gusto de verme derrotado.
Está chica tenía coraje lo admitía. Era muy terca, y siempre lograba sacarme de quicio fácilmente. No sé, cómo lograría soportarla pero estába muy seguro que sin duda era un martirio hacerlo.
—Eres insoportable.—Le digo sin remordimiento alguno.—Comportate o en mi auto no te subes.—La amenazó.
—Gareth.— Acusó papá.—Deja de tratar mal a tu hermana.
Yo casi me atragantó con el desayuno por su patético comentario.
¡Mi hermana!.
De que yo sepa era hijo único. Aunque bueno...Mi progenitor me ha dicho mil veces que me comporté con la mocosa... Pero me resulta tan difícil.
—Es un ser insignificante.—Le digo con desdén.
Mi padre se enfurece. Pero no me interesa lo que piense o deje de pensar. No le tengo miedo,y jamás le tendré.
—Donde están tus modales.
Ignore el regaños de mi pregenitor. Para dirigir mi mirada a la pesada de mi hermanastra. La cuál sonreía con superioridad .
—Señor Russo.—Dice relajada.—Al parecer su hijo no están perfecto como aparenta.
Sin duda alguna está chica se ganó mi odió absoluto
No la soportaba.
Mi mirada penetrante cayó sobre ella.
—Y tu no eres tan educada como para asistir a una cena elegante.—Le digo y se que fue un golpe bajó. Pues su mirada de furia me lo da a entender— Dejarías a la familia Russo en vergüenza.
Su expresión de furia es notable a kilómetros. Cierra ambos puños de sus manos tratando de contener su rabia.
—Y tu reputación debería ser impecable.—Dice con ironía.— Pero lamentablemente eres un mujeriego.
Me molestó demasiado aquellas palabras. Pero no iba a dejar que me afectarán. Así que sonreí, como sí aquello nunca hubiera pasado.
—Pero aún así, soy perfecto.
—Solo eres un idiota.
—Almenos no soy un mocoso.—Le digo encogiendome de hombros.
—Eso no te hace menos inmaduro.—Contrataca.
Ambos nos desafiamos con nuestras miradas. Reflejando el despreció tan inmenso que nos tenemos.
—Mocosa insoportable.—Dije hastiado.
—Gillipollas engreído.
—Antipática.
—Capullo.
—Basta chicos.— Intervino Mía con molestia mientras trataba de mediar la situación entre ambos.—¿Que les sucede a ustedes dos?.—Preguntó al borde de perder su paciencia.
Ambos nos mantuvimos en silencio.
La repuesta de esa pregunta solo tenía una simple palabra"odió". Nos detestamos hasta la muerte. Pero por alguna extraña razón, nadie lograba comprenderlo.
—Pueden decirme que sucedió para que comenzarán a insultarse.—Expreso con seriedad.
En ese momento coloque la situación a mí favor.
—Me defendía de los incómodos apodos de sus hija.—Digo lo obvio.—Me estaba ofendiendo.— Aseguro haciéndome el dolido.
Ella me mira con compresión. Y con una mirada que nunca había visto en sus expresiones, se dirige hacia su hija.
—Melany Brown, discúlpate con Gareth.— Autoriza. Y la mencionada se enfurece.
—Debe ser una broma.—Menciona perpleja.
Su madre sigue con aquella mirada que mataría a medio batallón.
—Hazlo ahora mismo.—Setenció, la señora Brown.
Creo que la mujer de papá no me cae tan mal después de todo.
—Solo te diré algo.— Dice mirándome directamente.—Eres el mayor de los idiotas.— Me Confiesa y una sonrisa se curva en mi rostro.
La chica no tenía límites.
—Melany Ann Brown. Discúlpate ahora mismo.— Vuelve a regañarla su madre.
Le mencionada me fulmina con la mirada. Y camina en mi dirección a regañadientes.
Esto sin duda iba hacer interesante. La pequeñita tendría que perder su orgullo ante mí persona. Esté momento lo íba a recordar siempre en un lugar remotomo de la mente.
—Lo lamento mucho querido hermanastro.—Dice con ironía mientras me mira con mala cara.—Espero nunca dejes de ser el chico perfecto que eres, y ojalá en un futuro muy lejano seamos amigos.— Con eso termina la peor disculpa que he escuchado algunas vez.
Y para no olvidar lo sucedido jamás.
No le respondí, solo asentí en respuesta. Acción que la enfureció más de lo debido.
—¿Feliz?.—Le pregunta a su madre con una sonrisa forzada.
La señora Mía asiente y Melany se marcha del comedor sin dudarlo ni un segundo más.
Esa chica era una cajita de sorpresas, siempre te sorprendía con cualquier típo de comentario.Y Creo que de cierta manera me gustaba que no se dejará influenciar por nadie. Pero su actitud sin duda era demasiado difícil de tolerar.
Decido dejar mi desayuno a medias y salir de la mansión para no retardarme más. Cuando abandono la casa para ir al aparcamiento. Veo a la muy antipática rescostada en la pared.
—Por fin salió la princesa.— Dice con ironía.
La miré con aburrimiento.
—Yo no me creo un principe, porque soy un rey.— Le digo con superioridad, y ella rueda sus ojos.
—Nos podemos ir rey del egocentrismo. —Me reprocha sin muchos ánimo.
—Y sí, no quiero ir a ningún lado.—Le digo desafiante.—¿Qué harás?.
Maliciosamente sonreí en mi dirección.
—¡Nada!, Porque no eres tan importante como para perder mí tiempo.—Asegura para luego darme la espalda.
Vaya golpe bajo para mí ego.
Caminaba con aquella confianza que odiaba tanto. Pero yo nunca pierdo, y menos en mi propio juego.
No la dejaría ganar tan fácilmente.
Camine con rapidez hasta llegar a dónde se encontraba y le agarre del brazo.
—Sere un egocéntrico de mierda.—Comentó hastiado.—Pero tú eres una mocosa. Y eso nadie lo va a cambiar.
Sin detenerme a escuchar sus insultos. Camine por el aparcamiento hasta llegar al Lamborghini negro. Es decir, un automóvil lujoso Italiano famoso por su estilo deportivo. Me lo regaló mi padre cuando cumplí diecisiete.
Me adentro al asiento del copiloto y mi estúpida hermanastra se queda ahí afuera dudando sí ingresar o no al vehículo.
—Te da miedo subirte a está belleza.— Le digo en broma mientras esperaba pacientemente su respuesta .
La cuál nunca Llegó.
— Idiota tenías que ser.— Dice molesta.
Luego entro al vehículo dando un portazo.
Esta mocosa me rompería la puerta del auto en menos de una semana, lanzandola de esa manera.
Encendí el motor para luego comenzar a andar por las calles del vecindario. Aceleró a tanta velocidad que la adrenalina domina mi cuerpo.
Y ella me fulmina con la mirada.
—Conduce como una persona normal.
—Se queja.—Yo no quiero morir solo porque un gillipollas no sepa manejar bajo los parámetros adecuados.
Al decir aquello sus ojos se cristalizaron pero apartó la mirada.
¿Acaso había tenido un accidente automovilístico?. No estaba seguro, y preguntarle no era algo factible en esté momento.
—Yo no soy normal.— Le digo restándole importancia.—Pero tranquila, te prometo que no vamos a morir.
Tampoco respondió.
Estaba perdida en sus pensamientos. Mientras su cuerpo tenía un ligero temblor que me inquietaba.
—Melany.—La llame pero no reaccionaba.—¡Oye!, Estás bien.—No movió ni un músculo.
En éste punto mi preocupación creció tanto qué sin importarme que tuviera que pagar una multa, estacioné el auto en el primer lugar que encontré.
Para luego ir a revisar el motivo por el cuál, su pequeño cuerpo se estremecía.
—¿Que sucede?.—Le pregunté pero estaba perdida en su cabeza.—Estoy aquí... Joder nada te pasará.
Aún así no reaccionaba. Lo cuál me preocupa muchísimo. Me acerque tanto a su rostro pálido que logré apreciar los diversos caminos de pecas que lo adornaban.
Cuando sus ojos en algún momento encontraron los míos. Un leve quejido salió de sus labios. Y como sí mi tacto la quemará, inmediatamente me apartó de un manotazo.
—No me toques.—Murmuro con la voz rota.—No lo hagas.
No comenté nada en ese momento.
—¿Qué pasó?.
No respondió solo se recostó de la ventana ignorando a todo el mundo a su alrededor. Decidí no presionarla y dejarla en paz hasta que se recuperara ella misma.
Arranque el vehículo y me concentre en manejar con suavidad.Después de haber ingresaro a la calle de la capital de Madrid. Y a la extensas carreteras.
Coloque una canción de unas de mi bandas favoritas "The Beatles". Una banda de rock británica muy reconocida. Pongo el disco en el reproductor y las primera canción en reproducirse es,"Hey Jude". Las melodías empiezan a escucharse.
Hey Jude, don't look bad.
Take a sad song and make it better.
Remember to let her into your heart
So you can start to improve things
La música es unas de mis favoritas así que mientras deletreo la canción. Hecho un vistazo a la antipática de mi hermanastra. Quién está recostada de la ventana ignorandome por completo.
Durante todo el trayecto mi acompañante ni siquiera se inmutó en mirarme. Atravesamos la ciudad y cuando llegamos a la preparatoria. Estacione mi automóvil en el aparcamiento. Y baje del mismo dejándola en el interior.
No iba a esperar por la mocosa.
La fechada de la preparatoria siempre ha sido entre antigua y moderna. Sus paredes son blancas con tonos azules. Y la mayoría de los estudiantes están jugando en la cancha.
—Hermano.—Grita Max alegremente.
Él era mi mejor amigo desde el primer año de secundaria.Nos conocimos en una fiesta en dónde me ayudó con un imbécil. Y desde esa noche terminamos siendo inseparables.
Max Ramsey, es un chico de mi edad, tiene cabello castaño y su color de ojos es marrón intenso. Es un poco más bajo que yo. Pero es uno de los chicos más inteligentes y populares. Es un gran amigo, y persona, además también es mí suplente en el equipo de futbol.
—¡Wao!, pero que belleza la qué bajá de tú auto.— Dice mi amigo con una sonrisa pícara.—Sigues teniendo buenos gustos.—Me alaba dándome un golpecito en el hombro.
Claro que me olvidé mencionar que es un típico mujeriego, al igual que yo. Ambos solo buscábamos diversión por una noche. Claro siempre le dejábamos las cosas bien claras a las damiselas. Es su decisión si aceptan o no las condiciones. Estoy conciente que eso no justifica lo que hacemos.
Sin embargo, todos nos juzgaban sin saber el motivo detrás de nuestros actos.
—No es mi chica.— Le aseguro, entonces el levanta una cejas y me mira con incredulidad.
—Dejame adivinar.—Dice pensativo.—Espera un momento esa es tú hermanastra.— Inquiere.
—Lastimosamente.
—Joder hermano, es hermosa.—Dice casí asombrado.—Seguramente Denver la invitará a su cumpleaños.
— Espero que no se le ocurra.
Aquello le causó tanta risa que sus carcajadas no se hicieron esperar.
La campana suena dándole inicio a las clases. Ingreso a los pasillos junto a Max que a esta altura me doy cuenta que están repletos de globos y serpentinas. Debido a que hoy es el cumpleaños de nuestro amigo Denver. Unos de los chicos más populares de está preparatoria.
Abro mi casillero para sacar mis libros y cuadernos. Luego me encamino a la clase de francés, en la cuál siendo sincero detestaba con mi vida. Ingreso al salón y me siento adelante en dónde varias chicas murmuraban cosas sobre mí.
Unos minutos después entra una muy sonriente mujer de cabello gris , ojos negros y piel algo bronceada. Nada más y nada menos qué la señora Dely Owens. Nuestra profesora de francés.
Ella dió algunos apuntes que anotó en la libreta. Habla sobre algunos temas que no le prestó mucha atención. Intercambia algunas opiniones con los estudiantes. Y después de casi dos horas de clases en las que me sentí en la prisión, todos salen a la cafetería.
Me dirijo a los pasillos en los que guardo mis pertenencias. Visualizo a Melany con una chica rubia, la conocía desde hace un tiempo, era la novia de Denver Ellsworth. Decidí ignorarla a ambas para así poder ingresar a la cafetería acompañado de Max.
Al entrar la mayoría de los estudiantes están dispersados en diversas mesas. Nosotros dos decidimos ir al mostrador donde Max pide una torre de panqueques. Y yo unas tostadas de mermelada con un jugo de durazno.Nos sentamos en unas de las mesas del comedor.
Dónde segundo después más tarde se aproxima Denver con un plato de sopa de vegetales, era vegetariano y tenía una obsesión con la comida saludable.
—Hola chicos.— Saluda con amabilidad mientras se sienta junto a nosotros.
Denver es moreno de ojos avellanas, y cabello ondulado marrón. Entrenaban en nuestros equipo desde hace unos años. Y también formaba parte de mis mejores jugadores. Puedo asegurar que él y Max eran mi grupo de mejores amigos. O como toda la preparatoria nos conocía " los tres invencibles".
—Feliz cumpleaños idiota.— Le digo con un golpecito en el hombro.
—Gracias hermano.— Dice con sinceridad para luego mirar con acusación a Max.
—Y tú no piensas felicitarme.— Reprendé.
—No.— Dice negando con la cabeza.
—Max supéralo.— Se queja él moreno.— Eso paso el años pasado. No pence que fueras tan reconroso .
Bueno les explico lo siguiente.
El año pasado Max cumplió año un 12 de octubre. Y ese día Denver no le mando ni un mensaje de felicitaciones. Así que hoy mi mejor amigo quiere cobrar venganza y hacerle lo mismo.
En fín la venganza y el rencor no son los mejores aliados.
—No lo haré.— Le grita Max enfurecido dando un golpe en la mesa.
—¿Chicos?.— Los reprendo a ambos.— Somos amigos, y lo hemos sido por mucho tiempo. Tienen que dejar el rencor de una vez.
—A la mierda la amistad.— Dice Denver dando un golpe tan fuerte en la mesa.
Dicho impacto ocasiona que la sopa de su plato se derramada en el mantel y seguidamente al piso.
Sé levanta apresuradamente tratando de arreglar el desastre ocasionando. Pero justamente en ese momento tropieza con mí hermanastra. Y la bebida de chocolate que llevaba Melany en sus manos cae al suelo manchando el piso del lugar. Junto a la sopa antes derramada.
¿Es que acaso el destino tenía algo en mi contra?,¿o es que yo en realidad no tenía suerte?.
—Mierda, mierda, y más mierda.— Grite internamente.
Los ojos color miel de mi hermanastra se centraron en los míos por algunos segundos .Y luego aportó la mirada ignorandome por completo.
—Acaso no vez por dónde caminas imbécil.— Le grita la chica a Denver con cara de quedar matar a una población.
A lo que esté se ríe a carcajadas y con una sonrisa cínica se acerca hacía ella.
—¿Acaso no sabes con quién estás hablando?.— Le pregunta mi amigo con una ceja alzada.
Melany resopla.
—NO.— Dice ella con una sonrisa arrogante.—Y tampoco tienes relevancia.
Es normal que te encante alguien tan mala. Porque me.encontraba fascinado por su actitud de Reina emprendedial.
— Haber chica.— Le dice Denver serio.—Tengo novia, y la amo.
Eso la hace reír.
—Y quién te crees la última Pepsi Cola del desierto.—Comenta burlona.
—No me creó nadie.—Dice molestó.—Pero sólo a claro que estás lejos de ser mi tipo.
—Por favor no sean tan idiotas.—Le expresa sarcásticamente para luego agregar.—No todas las chicas babean por ustedes.Y creo que mi hermanastro lo debería saber.
Bueno estoy seguro que si las noticias matarán. Mi amigo estuviera ahorita directamente ingresado en un hospital. Porque su cara de asombro es un poema.
—Debe ser una broma.— Dice con frustración mirándome con cara de querer estrangularme .— Porque no me lo dijiste.— Me acusa.
—En mi defensa la chica tiene problemas.— Digo para encogerme de hombro.—O quizás está celosa porque no te felicito.— Le digo guiñándole un ojo.
Esté niega con la cabeza como sí estuviera loco.
—No justifica el hecho que me lo hayas ocultado.— Contraataca cruzándose de brazos.
Tenía razón actúe de manera egoísta.
—Lo lamento Denver.— Digo con sinceridad.
Entonces me regala una media sonrisa.
—Eres un imbécil.— Asegura con frustración para luego darme una palmaditas en la espalda.
—Lamento interrumpir su patetica conversación.— Dice la niñata con molestia.— Pero ambos son unos idiotas.
Por un momento me olvidé de su existencia. No obstante, siempre encontraba la manera de recordarme que vivía con una lunática.
—Esta conversación es de adultos no para niños.—Le respondo con obviedad mientras ella voltea sus ojos.
— Aún no entiendo cómo tus encantos de mujeriego barato.Hacen efectos en todas las chicas que conoces.—Menciona con rabia.—Pero tengan por seguro qué a mí no me llaman la atención los gilipollas como ustedes.
Nos señala a los tres a lo que toda la cafetería se sorprende por su declaración tan humillante.
—Para qué tanto drama pequeña.—Le pregunto molestó.—Sí quieres puedo llevarte a la fiesta como invitada de honor.—Bromeó.—Solo piénsalo.
Su mirada me fulmina.
—Primero muerta antes de ser una de tus tantas conquista.—Aseverá.—Lo lamento egocéntrico de mierda pero yo no salgo con gillipollas.
Antes de que pueda decir algo, se marcha dejándome en plena cafetería sólo y con la multitud de estudiantes sorprendidos.
Joder no me lo esperaba.
La muy estúpida me acaba de humillar frente a todos los estudiantes de la preparatoria.
No era rencoroso, de hecho nunca me había gustado la venganza. Pero Melany Brown despertó en mi interior aquel sentimiento. Por eso me iba a pagar está humillación de alguna manera.
Salí de la cafetería con tanta rabia que no me importó empujar a los estudiantes del pasillo, y mucho menos me detuve cuando me llamaba Max y Denver. No me importaba nadie a excepción del plan que estaba a punto de crear.
—¿Qué piensas hacer?.—Inquiere Max deteniendome en el pasillo.
Apreciaba a mis amistades pero en momentos como ésto detestaba que quisieran detenerme.
—Voy a pagarle con la misma moneda.—Fue lo único que dije.
Luego me encamine hasta la seccional del plantel. Cuando ingreso amigablemente saludo a los diversos profesores, y a la directora. Ellos me miraban un poco sorprendidos, porque nunca venía a este lugar al menos que fuera a dar un anuncio importante.
Pues desdé hace un año y medio soy presidente del comité de bienvenida. Me encargo de mantener el orden pero también soy el principal causante del desastre.Y para la mala suerte de todos los estudiantes. Tenía un anuncio increíble por recrear.
—Gareth, Cariño.—Me dice la directora amigablemente.—¿Qué anuncio responsable planteaste?—Inquiere mirándome con orgullo.
Yo sonrió.
—Uno muy responsable.—Ella me mira con desconfianza pero luego asiente.
Con mi sonrisa de triunfo salí de ese lugar. Para luego dirigirme al pasillo de la preparatoria dónde daría mi discurso a través del micrófono que tenía en las manos.
¡Querido estudiantes de la preparatoria Wilson!. Les habla él presidente del comité de bienvenida. Para aclarar el pequeño incidente que ocurrió en la cafetería está mañana. Causado por una nueva estudiante, conocida como Melany Brown.
Y es por esa bella chica qué me encuentro en el pasillo como un loco enamorado.
Ésto sin duda lo agregaré a los momentos mas vergonzosos de toda mi vida.Lo que estaba haciendo era inmaduro e irresponsable, pero no me importa en lo absoluto lo que tenga que enfrentar porque solo quiero venganza y no me cansaré hasta obtenerla.
Nada más con la intención de qué todos ustedes le envíen esté mensaje. Díganle que su Romeo la está esperando.
La multitud de estudiantes sé enloquecen y comienzan a buscar a mi querida hermanastra para traerla a mis garras.Y no podía sentirme más satisfecho por éso, porque sé lo abvertí pacíficamente.
Soy el rey de esté lugar. Y los reyes no permiten una humillación en su propia castillo.
—Gareth, ésto es una jodida locura.— Me dice Denver molestó mientras me pide que entre en razón.
—Y aún no comienza la peor parte.
Me miró perplejo pero no comentó más nada, y lo agradecí internamente. Estuve unos minutos en el pasillo esperando la llegada de la mocosa y cuando menos lo espere veo a una multitud de estudiantes correr hacia mi dirección, mientras a la vez todos le daban espacio a la chica más irritante del mundo.
Solo que antes de poder pronunciar una palabra su palma impacto sobre mis mejillas. Dándome un sonará cachetada qué dejo esa parte de mi cara doliendo.
—Se puede saber,¿Qué te pasa?.—Dice colorada de la rabia mientras se cruza de brazos.
Está mocosa estube en boceo al parecer.
—Tengo un increíble anuncio para tí.—Le digo con sarcasmo mientras ella seguía a la defensiva.
Llego el momento que todos los estudiantes de Wilson han esperado. Hoy tengo el placer de informarles qué Melany será mi invitada de honor en la fiesta de cumpleaños de nuestro querido Denver.
Después de aquél anuncio la mayoría hizo expresiones de asombro, algunos simplemente aplaudían por el momento romántico que según ellos creían que era, y otros solo comentaban el porque de esa tan sorpresiva decisión.
Mientras que mis amigos sólo deseaban profundamente matarme. Y siendo sincero yo también deseaba hacerlo. ¿Qué acababa de hacer? O mejor dicho, ¿Qué acababa de decir?.
Me hacía vuelto completamente loco. Eso no lo negaba en verdad ésto se había convertido en un desastres.
—Dime que es una broma de mal gusto — Inquiere Melany a lo que yo me mantengo inexpresivo.—Gareth no estás hablando en serio.
Cómo no contesté me golpeó en el pecho una y otra vez. Pero solo sonreí con superioridad.
—Te lo buscaste hermanita.
—Serás imbécil.— Dice levantando la mano para darme una cachetada nuevamente. Por inercia cierro los ojos para recibir el impacto.
Pero nunca llega.
Abro los ojos y mis iris conectan con los de ellas. Reflejando decepción la cuál cambia drásticamente por odió.
— No vale la pena.—Dice sin mucho ánimo.—Tu no vales la pena Gareth.
Ella sale a zancadas de la preparatoria y sus palabras se quedan en mi mente grabadas como tinta en un papel. Creo que sí hubiera sabido que le molestaría tanto quizás no la hubiera provocado de esa manera. Pero se lo merecía, le adverti sólo una cosa "no te intrometas en mi camino". Y fué lo primero que hizo.
Ahora todo será un alboroto porque toda la preparatoria sabe que Melany Brown es mi hermanastra.
Y como si la vida no me destestara tanto. La invité a la fiesta de Denver como invitada de honor. Sólo por una simple venganza que no llevará a nada bueno.
—Joder hermano estás loco.— Dice max asombrado como si hubiera cometido el mayor de los delitos.— Acaso te olvidaste de las reglas
—De que estás hablando.—Le pregunto confundido sin entender de que hablá.
—Regla número uno de las fiestas Gareth.—Dice para luego darme unas palmaditas en mi espalda.
Se marcha dejándome solo en el pasillo y yo decido sacar mi teléfono para leer la jodida regla.
Solo que nunca imaginé que una regla sería la causante de una condena.
Regla#1: "Aquella persona digna de ser una invitada de honor, tiene la obligación de liarse con su acompañante".
Eso solo significaba algo en específico que sea como sea, terminaré liandome con la muy antipática.
¿Porque?.
Porque la venganza es un arma doble filo, que puede dejarte escondido en la oscuridad y separarnos de nuestros verdaderos caminos.
Mierda, Melany me va a matar.
Creo que en unas horas será mi funeral. Lo que más lamento es que moriré en manos de mi peor enemigo.
Mi hermanastra.
"Los seres humanos rompemos nuestras propias reglas, jugamos con nuestras propias conveniencias, sin embargo, ¿cuántas veces nos podríamos haber salvado de las consecuencias si hubiéramos seguido aquellas reglas de antes, en lugar de sucumbir a la tentación?".
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Nota de la autora: Hay Gareth te metiste con la chica equivocada.
Melany porque tan agresiva jejeje.
¿Que opinan ustedes al respecto?
¿cómo creen que terminara esa fiesta?.
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