Capítulo#1. ✷ Nueva vida ✷

España, Madrid./ 12 de Mayo.
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Melany Brown.

Tenía cinco años cuando murió mi padre. En ése momento lo perdí todo,
y de alguna manera todavía siento la horrible sensación de que no tengo nada.

A excepción de la pasión por el arte.

La cuál durante años compartimos mutuamente. Pasábamos horas pintando en lienzos, llenos de pinturas,y con pinceles regados por cada parte del estudio. ¿Quién diría que ahora todos aquellos momentos sólo quedarían como recuerdos?.

Unos recuerdos que cada día se hacen más asfixiantes.

Tuve que asistir al psicólogo durante un periodo debido, a lo perdida que estaba. Y todavía hay días en los que sigo perdida anhelando una máquina del tiempo solo para poder abrazarlo una última vez.

Es un poco absurdo, pero lo único que me mantiene un poco a su lado cada mañana,es cuando apreció lo que me rodea. Porque supongo que a papá le hubiera gustado ver los rayos del sol que se cuelan por mi ventana,dándole comienzo a un nuevo día, en dónde se refleja un hermoso resplandor.

Hoy comienza una nueva etapa de mi vida , y no se que emoción debería sentir. Aveces avanzamos y retrocedemos tantas veces que llegamos al límite. No sabemos lo que debemos hacer. Pero está bien, por que no vale la pena vivir la vida siempre pensando en lo que tienes o dejás de tener.

Es mucho mas placentero relajarse, viviendo la vida apreciando las cosas que nos rodean. Para tener el orgullo de decir que de verdad apreciamos nuestra mañana.Ya que cada día es un nuevo comienzo.

Pero claro... Lastimosamente el destino no siempre te premia con tus deseos anhelados.

—Melany Ann Brown.—Escucho la voz de mi madre.—¿Porque no estás lista?. —Pregunta con seriedad desde la puerta de la habitación.

Volteó y la veo cruzada de brazos esperando una respuesta de mi parte. Un poco frustrada trato internamente de mantenerme la calma , pero no es un don que tenga.

—Madre hoy no es el cumpleaños del chico más popular de la preparatoria, y sí, ese fuera el casó. Yo no estaría para nada apurada por asistir a su fiesta. —Le digo sarcásticamente. Mientras ella me fulmina con la mirada.

Digamos que soy demasiado sarcástica. Para no mencionar que mi querida madre quiera arrastrarme a una casa de personas millonarias.

Es cierto, que para muchas personas sería un sueño hecho realidad, en cambio para mí, es una pesadilla.

—Cariño, sé que no es fácil asumir ésto de reconstruir una nueva familia. —Dice mi madre con sinceridad. Tratando de que la comprenda.—
Pero elegí a Alfred Russo como mi compañero de vida. Por ende espero que vayas aceptando los nuevos cambios.

Lo hemos discutido tantas veces,que estoy cansada de que sigamos discutiendo por un tema, en el que ambas tenemos diferentes opiniones. Me gusta que ella sea feliz, pero no es lo que me hace feliz a mí.

—Lo acepto y respeto madre.—Le digo lo más sincera posible.—Pero estás arrastrando a tus decisiones.—Reclamó

—Tendrías un mejor futuro.— Me asegura con una sonrisa cálida.—Será un poco complicado adaptarse pero piénsalo vas a tener todo lo que has querido siempre.

—Yo no quiero vivir con ellos, no quiero tener una vida de personas millonarias. Cuando siempre he sido humilde.— Le digo molesta.—Y mucho menos me pidas que aprecie a alguien que no conozco como mi hermanastro. Porque simplemente no lo haré.

Ésto sin duda alguna, no iba a llegar a nada bueno.

—Pues lo lamento, Melany.
No te dejaré aquí sola,y lo sabes.—Sentenciá mirándome con seriedad.— Siempre he respetado que ames apreciar el mundo, pero es momento de que salgas al mundo real y aceptes de una vez , qué no todo puede ser como deseas .—Me dice honesta para luego irse de la habitación dejándome perpleja.

Mi vida no era perfecta.—Lo admito.—Pero ahora es mucho peor.Cómo mi propia madre no puede entenderme aunque sea un poco.Yo no quiero dejar mi vida e irme a empezar de cero en otro lugar. No es mi deseo, pero claro a nadie le importa que es lo que yo quiera en estos momentos.

Un poco frustrada ingreso al cuarto de baño mientras disfruto la sensación del aguar cayendo sobre mi cuerpo. Duro un lapso indefinido hasta que decido salir. Luego me dirijo hacia el armario de mi habitación donde me decido por una falda de cuero negra que me llega un poco más abajo de mis muslos, y una camisa blanca de botones . Utilizo mis botas altas con cierre a un lado. Veo mi reflejo en el espejo y luzco impresionante.

Siempre he tenido seguridad con mi apariencia. Y aunque muchas personas intentaron hacerme creer lo contrario.—No lo lograron.

Salgo de mi habitación para encaminarme por la sala principal y salir al aparcamiento. Donde visualizo a mi progenitora guardaron nuestro equipaje en el maletero del auto.

—Necesitas ayuda.— Le preguntó de manera comprensiva al ver que se le dificulta un poco.

—No cielo yo puedo hacerlo.— Me dice con una sonrisa genuina para luego agregar.— Estás feliz por tu nueva vida.— Inquiere emocionada y yo me mantengo en silencio.

—Sabes la respuesta a aquella pregunta.— Respondo cortante.

—Comportate Melany.— Dice ella ya cansada de discutir conmigo.

—Bien.— Dije tajante.

Camino hacia el estacionamiento donde está el Bugatti rojo de mi mamá. Ingreso en el mismo para sentarme en el asiento del copiloto. Minutos después ingresa ella y pone en marcha el vehículo.

El trayecto se me hace extenso, y aburrido. No me apetece mirar el paisaje, ni la personas que transitan.

Cuando duramos casi cuatro horas en carretera llegamos a una ciudad en la que transitamos un cierto periodo hasta llegar a un venvidario dónde dos vigilantes no abren las rejas. Y sin más que esperar, nos adentramos a las calles qué lo conforman. Desde la ventana solo visualizo diversas casas con arquitecturas increíbles.

Estaba tan distraída que unos minutos despues mi madre estaciona el auto frente a nuestro destino. Bajo de esté y al mirar la casa qué técnicamente, es una mansión de películas,quedo encantada, era fabulosa. Tenía rosales a ambos extremos del jardín, una hermosa fuente de agua en el medio del mismos. Dándole un toque de elegancia a la entrada principal.

—Es una casa impresionante, ¿Cierto?.— Dice mi madre mientras me aprieta con sutileza el hombro.

La casa parece de ensueño,pero no lo iba a admitir. Pues a pesar de lo hermosa que era. A partir de hoy se volverá mi cárcel.

—Es una simple casa.— Ironizo con simpleza.— Hay millones iguales a ella.

—Señoritas.— Interrumpen unos hombres vestidos con un traje rojo, que consiste en una camisa blanca y chaleco negro de botones encima, con un pantalón del mismo color.— Nos permiten su equipaje, por favor.

Al detallarlo no podía negar que parecían mayordomos de un castillo. Acostumbrarme a este lugar como a las personas que trabajaban, sería todo un reto.

—Se encuentran en el maletero del auto.— Dice mi madre con educación.

Los dos hombres van a la parte trasera del vehículo y sacan nuestro equipaje. Al ver que uno carga mi maleta. Me molestó tanto qué comienzo a caminar a su dirección.

—¿Oye?, Yo puedo llevarla a mi habitación.—Le grito desde dónde me encuentro. Para luego correr hacia él.

Creo que jamás daré una buena primera impresión. Pero a hasta alturas, tampoco me interesa hacerlo. Al ver que no estoy de acuerdo con su trabajo. Me visualiza con sus ojos grises. Tratando de entender mi comportamiento.

—Señorita Brown, tengo órdenes de llevar su equipaje a su recámara.—Me informa el hombre pacíficamente.
—Asi que por favor le pido qué colaboré.

¿Y esté quién se cree?.

El presidente de la nación. Porque obviamente no voy dejar que se lleve mi equipaje.

—No necesito su ayuda. .—Le digo molesta nuevamente.—Yo puedo llevarlas

Pero el hombre toma la iniciativa de ignorarme. Su actitud me molestó tanto qué con una fuerza sobrenatural le arrebaté las maletas.

—Señorita, por favor suelte el equipaje.—Dice con voz pasiva el señor de ojos grises.  Dicho apodo le coloque, ya que no sé su nombre.

No obstante, sin importarme lo que hubiera dicho. No solté el equipaje en ningún momento.

—Melany, mis hombres tienen órdenes estrictas.—Dice la voz educada del señor Alfred.— No querrás que se metan en problemas por tu culpa.— Interviene en la discusión.

Al principio me quejó pero después suelto la maleta un poco frustrada. Seré terca hasta la muerte. Pero no soy capaz de que castiguen a otros por mis actos. El hombre me agradece y se marcha con su compañero.
Llevándose consigo las maletas.

—Bienvenidas a la mansión Russo.
— Dice aquella voz pasiva y elegante. La típica voz característica del señor Alfred.

Yo lo miro con mala cara antes de detallarlo de pies a cabeza. Debo confesar que entiendo porque mi mamá lo eligió. Es un hombre apuesto para su edad, su cabello es negro con algunas canas lo cuál lo hace ver elegante. Su cuerpo es definido y siempre usa los típicos trajes de empresario, lo cuál lo hacen lucir más joven. Sin mencionar que es demasiado educado y caballeroso.

—Espero que el viaje no haya Sido tan agotador.— Nos pregunta a ambas con preocupación.

—Claro que no amor.— Le asegura mi progenitora de inmediato sin darme la oportunidad de descripar.

¿Amor?. No puede hablar en serio.

Es el terminó más cursi que he escuchado alguna vez. Haga un gesto de desagrado.

Todas esas cursilerías del amor no es un tema de mi agrado en sí mismo.

—Hay algo que le moleste a la señorita Melany.—Inquiere Alfred Russo con hostilidad.

En verdad no puedo con tanto perfeccionismo, me saca de quicio. Lo digo más para mí, que pará el.

—Nada. —Miento descaradamente.— Sólo que el viajé en realidad fué demasiado agotador. Y supongo que con toda la fortuna que usted tiene. Pudo haber pagado una limosina o algo parecido con todas las comodidades.— Digo sarcásticamente. Mientras él me mira sorprendido por el comentario.

—Melany dónde están tus modales.— Acusa mamá en regañó.

Yo me mantengo inexpresiva sin querer comentar nada al respecto.

—Està adaptándose Mía, no te preocupes.—Le dice Alfred tratando de calmarla.

Sin embargo, sí las miradas matarán estoy segura que en este momento no estuviera en el mundo

—Lo lamento— Le digo a ambos minutos después.—Espero disculpe mi ofensa señor Russo. Pero solo le diré que sus lujos no cambiarán mi humildad.— Le expresó con sinceridad antes de darle la espalda.

Me dirijo a la puerta principal en dónde se encuentran dos hombre de trajes negros y lentes del mismo color. Me abren la puerta sin decirles ni una palabra. Ingreso a la mansión e inmediatamente me quedé en shock.

La casa por fuera es hermosa, pero el  interior es una maravilla.Candelabros en el medio de cada pasillo dandole un toque elegante, pinturas de paisajes, muebles que costarían más de una fortuna solo por el material. El color de las paredes en algunos pasillos son de tonos amarillo claro ,y en otros lila.

Dios mío retrocedo por inercia de tanto asombro. Cuando siento el torso duro y el aliento de alguien cerca de mi cuerpo.

—Sorprendida. —Dice aquella voz sensual cerca de mi oído. La cuál me hace temblar.

Me volteó encontrando frente a mí. Al chico más hermoso que he visto alguna vez. Era pelinegro, ojos azules, cuerpo definido. Alto, tiene un traje negro con detalles en los bordes blancos, algunos anillos en sus dedos y un tatuaje en su cuello que no logro apreciar.

—Te comió la lengua el ratón.— Inquiere mirándome de pies a cabeza.

Retiró lo dicho podrá ser todo un chico sexy. Pero su actitud es un asco.

—Supongo que tú eres el hijo de Alfred.— Le digo ignorando su comentario.—Gareth Russo.— Ahora soy yo quien lo detalla de pies a cabeza. Y debo confesar que los Russo tienen buenos genes.

—Y tu la hija de Mía Brown.— Dice tajante, con una sonrisa arrogante. Mirándome con una mirada con la que me siento expuesta.—Melany, ¿no es cierto?.

Estás personas de verdad me caían de mal a peor. No eran de mi agrado y dudaba mucho que en algún momento lo fueran.

—Pues para que preguntas lo que ya sabes.— Le digo a la defensiva.

Me mira molesto mientras me vuelve a visualizar por completo.

—Cuantos años tienes Catorce.

¡Y que le importa cuántos tengo o no!. Esté chico me parecía todo menos agradable.

—Para tú información tengo decisiete.  Y en un par de meses dieciocho.—Corrijo molesta.

—Soy mayor que tú.—Dice como si fuera justo lo que esperaba.

—No entiendo eres mayor. Pero todavía estás en la preparatoria.—Le pregunto confundida.

Se encoge de hombros restándole importancia para luego decir:

—Perdí un año.

Me sorprendí tanto que estoy segura que noto mi cara de incredulidad. Jamás pensé que teniendo tantos lujos haya perdido un año de estudio.

Tuvo que haber ocurrido algo.

—¿Cuál fue la causa?.

—No es de tu incumbencia.—Respode tajante.

—Trato de ser amable.—Menciono para luego agregar.—Pero eres un completo idiota.

—Y seguiré siéndolo.—Asegura.—Mira Niñata no estoy para tus estupideces. Por lo que te recomiendo que estés lo más alejada posible.— Me aconseja con su poca paciencia. Y yo volteo mis ojos.

—No crees que es algo imposible.
—Le digo con obviedad.— Viviremos en la misma casa. Y sin mencionar que nuestros padres esperan que nos llevemos de maravilla. Algo que ambos sabemos que nunca pasará.

Aquellas ojos azules me desafiaban con la mirada. Pero no me intimidaron en ningún momento.

—Debemos fingir que nos apreciamos

— Eso jamás.— Le digo con mi orgullo intacto.

Y el sólo resopla cansado.

—Como quieras.

Yo lo miré molesta y luego ambos nos desafiamos con la mirada por transcursos de minutos.

Ahí supe que ninguno dará su brazo a torcer. Nos odiamos, o al menos eso demostramos. Y lo único que nos mantiene del mismo bando, sí es que puedo decirlo de ese modo, es que no deseamos ésto.

—Vaya pero ya tuvieron la
oportunidad de conocerse.— Interviene mi madre con una sonrisa genuina.

Nosotros al instante nos separamos con rapidez. Como sí la cercanía del otro fuera un peligro.

—Espero que mí hijo te haya tratado como toda una dama.—Dice su padre con clara indirecta hacia al mencionado.

Se instala una incomodidad tas abrumante en el ambiente que trato de no comentar nada. Porque siento que cualquier palabra que diga será la chispa que falta para hacer explotar la bomba.

—Tranquilo la trate mejor qué a mis invitados.—Con total sarcasmo le responde el sudicho.

—Esta bien Gareth. — Dice el señor Russo sin darle más vueltas al asunto.
— Le puedes mostrar la habitación a tu herma...

—Ni se te ocurra decirlo.— Lo amenaza el chico.Y Alfred se mantiene en silencio.— Sígame señorita Brown.— Me dice tratando de sonar cortés.

Luego se encamina a la segunda planta. Un poco dudosa y sin tener otra opción, me dirijo detrás de él.
No sé, pero su presencia me intimida un poco. Y para nadie es un secreto que la incomodidad en el ambiente es notable desde los kilómetros.

Siento que mi corazón late desenfrenado, y el pulso lo tengo a mil. Después de subir las escaleras hacia la parte de arriba, logramos llegar a un extenso pasillo en el cuál Gareth sé encamina. Y como parezco una buena acosadora, voy detrás de sus pasos. Luego nos paramos frente a una puerta de color blanco con una estrellitas en los bordes. Cuando él abre la puerta e ingresa de inmediato.

Yo lo dudo por algunos segundos. Hasta que entró en la habitación sin pensarlo. Al mirar a mi alrededor quedé sorprendida era enorme, incluso el triple de mi antigua recamara. Tiene una cama con sábanas blancas y rosas. Las paredes tiene mariposas pintadas de negro que forman un lindo árbol. El armario está repleto de elegantes trajes , y calzados de todo tipo. Mi peinador, tiene perfumes, cepillos, y joyerías.

Esto es demasiado para una sola persona. Y no lo decía en broma.

—No piensas comentar nada.— Pregunta Gareth rompiendo el incómodo silencio en él qué estamos.

Un poco anotada por su comentario. Le respondí algo diferente a lo que seguro quería escuchar.

—Debería decir que es todo lo que he deseado en mi vida.—Le digo mientras lo miraba a sus ojos azules.—Pero obviamente, no es verdad.

Ahora es él quien me mira anotado. Cómo si no me creyera en lo absoluto o tratando de buscar que argumentar. Pero sea lo que sea, sin duda esté se perdió en sus pensamientos.

—Es irónico porque el sueño de toda chica es vivir con lujos.— Dice encogiéndose de hombros.

Y yo resople porque sin duda tenía un concepto muy diferente de las chicas.

—No todos visualizamos el mundo desde esa perspectiva.Quizas lo que para otro es prioridad para alguno es solo algo innecesario.

—Para tí,¿qué es entonces?.— Inquiere frunciendo el ceño. Para luego mirarme fijamente.

—Siendo sincera todo ésto para mí es innecesario. Las riquezas no son nada si no puedes hallar la felicidad. Y te aseguro que la sonrisa de cualquier persona es una prioridad.

Aquello los sorprendió tanto que me miró como cuando ves a un ser de otro planeta, o algo parecido.

—Sabes también que las personas no se van a reír a cada minuto del día.— Dice con arrogancia.

—No es el reír, es vivir la vida plena de felicidad y no por cosas materiales sino por cosas que son prioridades.
—Le aseguro mientras el se mantiene inexpresivo.

—Te odió.—Dice con honestidad.
—Pero debo confesar que no imaginé que estarías destetando ésto tanto como yo.

No sé equivocaba pero aún así no me fiaba mucho de su persona.

—Insinúas que tenemos algo en común.—Le digo con poca paciencia. Ignorando su comentario.

—Aunque te lo niegues veinte veces, es nuestra realidad, niñata.—Dice él caminando hasta la salida de mi habitación.

—Eres un idiota.— Le digo y el muy egocéntrico se ríe a carcajadas.

—Pues para tu mala suerte, soy el idiota que tienes que soportar.—Responde con sarcasmo y debo de admitir que tenia razón.—Por cierto cuida mí habitación.

Dicho ésto se marcha de la que ahora es mi nueva recámara . Y yo me quedo sola sin saber que hacer.

Decido caminar por la misma , viendo todas las cosas increíbles que tengo. No podía creer como habían comprado tantas cosas para una sola persona. Supongo que al tener el suficiente dinero, no te preocupas por gastarlo. Así que sin querer aceptar que esté fuera mi destino, me recosté en la cama con frustración.

Después de un tiempo indefinido entra mi madre con una sonrisa genuina. Yo la miré un poco anotada pero me mantuve en silencio.

—Es todo lo que siempre soñaste.— Me pregunta con algunas lágrimas qué resbalan de sus ojos.

No entendía el motivo de sus lágrimas. Entonces en un intento de no ser mala hija. Dije lo primero que se me ocurrió.

—Supongo que no está mal

— Tú padre siempre deseo darte lo mejor. Y aunque ya no está con nosotras.—Continua ella entrelazando nuestras manos con delicadeza.—Le prometí que intentaría cumplir su sueño. Y mirá creó que logré su deseo.—Dice ella acariciando mis mejillas.

La magnitud de sus palabras me afectaron a un nível tan profundo.

Porque esté nunca ha sido mi sueño. Y como me duele el saber que mi padre pensaba que lo era. Pues como ya lo mencioné, de nada vale tener todo el dinero del mundo. Sino puedes ser feliz, y aunque ella cumplió su sueño. Debo confesarles que nunca fue el mío.

—Madre, es mucho más de lo que hubiera imaginado.—Le digo apartando la mirada.

Las lágrimas se resbalan de mis ojos. Y el remordimiento se hace presente.
Porque todo era mentira , y odiaba tanto mentir.

—Cariño, no llores.—Me aconseja mientras me acaricia las mejillas.—El no desearía verte de esa manera, sino todo lo contrario siempre deseo que fueras feliz.

—Tienes razón.

—Nos vemos en la cena cielito.—Me da un beso en la frente y luego se marcha dejándome otra vez sola.

Por algunos minutos sus palabras se repiten en mi mente tantas veces que no sé cómo detenerlas.

Mi padre siempre quiso darme todo. Pero lo que nunca supo era que ya lo tenía. Porque fuí muy feliz con lo poco que poseíamos juntos.

Y no puedo culparlo, ya que la mayoría de los padres se esfuerzan tanto para poder brindar una mejor estabilidad a sus familia. Sin embargo, lo que en verdad importa es:

Tiempo para disfrutar.

Momentos para recordar.

Y brindar amor incondicional.

"Debemos apreciar lo que tenemos y también lo que no, ya que la verdadera felicidad no proviene de las posesiones materiales, sino de las personas que nos rodean y de las relaciones que cultivamos con ellas."

Nuestra felicidad nunca será conseguir todo lo que quieres. Sino disfrutar de todo lo que ya tienes.

Un poco mejor conmigo misma decido ingresar al cuarto de baño donde técnicamente quedó con la boca abierta. Hay un jacuzzi, una regadera, y todos los elementos de aseo personal. Siendo sincera conmigo mismas, nunca podría acostumbrarme a tantos lujos.

Luego de mi extensa ducha voy directo al armario donde me decido por una ropa interior negra y un vertido rojo que se hiere a mi figura , tiene un escote algo pronunciado que me hace lucir sexy pero al mismo tiempo elegante. Utilizó una sandalias bajitas con algunas pedrerías. Dejo mi cabello castaño suelto. Y finalmente decido usar un brazalete juntos a unos pendientes platinado.

Al estar lista salgo de mi habitación y me dirijo a la escalera que va directo a la sala principal. Dónde se realizará una dichosa cena familiar.

Llegó al principio de la escalera y bajo con normalidad. Veo a mi madre y al señor Alfred quienes me regalan una sonrisa. Mientras a lo lejos visualizo a Gareth hablando por teléfono. Esté no se ha dado cuenta de mi presencia y tampoco deseo que lo haga.

Alfred llega al principio de la escalera y me tiende su mano con caballerosidad.Y para no ser descortés , o mejor dicho por qué mi madre me estaba fulminando con la mirada. —Terminó aceptando.

El señor Russo besa mi mano con elegancia como el caballero que siempre ha Sido. Para luego regalar una sonrisa cálida.

—Luce usted, hermosa está noche.

—Gracias.— Digo algo cortante, para luego soltar su mano con un poco de brusquedad.

Le doy la espalda , y en ese instante mi mirada conecta con la de Gareth. Esté me observa de una manera que no podría describir. Me siento desnuda ante sus ojos, no imaginé que su mirada fuera tan intensa. Y solo pude agradecer el momento exacto en qué la aparta y sigue en lo suyo.

Pues a esté punto me estaba sintiendo demasiado incómoda.

Nos dirigimos al comedor donde hay una mesa repleta de diversos platillos, postres de diversos sabores. Y botellas de gran calidad. Me siento a un lado de la mesa y mi madre se sienta en la cabecilla de la misma con Alfred. Segundos después Gareth entra al comedor y se posiciona a mi lado.

Nos sirven la comida pero no tengo apetito. Así que decido jugar con la misma. Hasta que alguien rompa el incómodo silenció.

—Gareth, ha que te dedicás.— Le pregunta mi madre tratando de establecer una conversación.

Un poco interesara en el tema dejo de jugar con la comida para prestar total atención a sus respuestas.

—Soy empresario de la empresa Russo.—Dice orgulloso mientras le da un bocado a su comida.

Waooo... Pero que asombroso.—Digo para mis adentros.—En verdad era un gillipollas. Como puede decir algo de esa magnitud. Cuando es más que obvio que trabaja en la empresa de su padre.

—Eso es increíble. — Dice mi mamá anotada por la noticia.— Y tienes algún pasatiempo.

—Soy capitán de un equipo de futbol.
—Asegura sin mucha importancia.

En ese instante se agotó mi educación.

—Es decir que eres el chico perfección.—Ironizó, interviniendo de una manera brusca en la conversación.

—Pues hay personas que si tenemos suerte en la vida.— Dice con superioridad. Mientras se encoge de hombros.

Joder...Lo odiaba tanto.

—Sí la suerte es creerte mejor que otros. Prefiero vivir con mala suerte por el resto de mi vida.— Le respondo con sarcasmo.

—Gareth y Melany.— Dice mi madre llamando nuestra atención.—Por favor hagan las paces.

Ni porque lo intentemos seremos capaces de llevar la fiesta en paz. En su lugar ambos nos desafiamos con la mirada.

— Sé que ésto es demasiado precipitado.— Interviene el señor Russo.—Pero nosotros esperamos que puedan llevarse bien. Para que juntos formemos la familia que ambos se merecen.

Ésto tenía que ser una broma de mal gusto.

—A que viene todo esto de la familia perfecta.— Hago referencia a lo antes dicho.

—A nada en específico. Sólo que ambos deben tener presente que ahora formamos una familia.— Me recuerda el señor Alfred.

El comentario me molesta a niveles inimaginables.

—Melany, es momento que empieces acostumbrarte a está nueva vida.
— Apoya mi madre con la mirada iluminada.

No puedo creer que encerio me estuviera obligando aceptar esté destino.

—No lo haré.— Le digo demasiado molesta.— Ya estoy cansada de que tomes decisiones que no me hagan felices.— Continuo mientras señaló nuestro alrededor.—Todo ésto te hace feliz, y es lo que quieres. Y de verdad lo respeto porque me gusta verte alegré. Pero no soy feliz.— Me levanto de la mesa y murmuré.— Sí me disculpan me retiró.

Salgo del comedor e ingreso a mi alcoba con tanta rabia que me quito el estúpido vestido, y lanzo las zapatillas en algún lugar de la habitación. Voy al armario para colocarme un pantalón corto blanco, en conjunto con una una camisa de tirantes del mismo color.

Y decido sentarme en la ventana de mi alcoba a observar el paisaje.

Algunas lágrimas resbalan de mis ojos. Mientras trato de entender porque la vida siempre te ponía pruebas tan complicadas.

"Dicen que a los más valientes, la vida les asigna las batallas más arduas. ¿Acaso soy una de esas guerreras, y simplemente aún no me he dado cuenta?"

No soy valiente...
De hecho creo que nunca lo he sido.

Aún así qué vida de mierda me ha tocado vivir.

Veo las estrellas y la luna que son lo único que deslumbran en la oscuridad de mi habitación. La brisa de la noche que entra del exterior me eriza la piel . Pero no importa quiero seguir aquí tratando de olvidarme de mi triste realidad.

Pero aveces entre más huimos de los problemas más rápido llegan a nosotros.

—¡Oye Niñata!, ¿No piensas comer?.
—Dice la última voz que desearía escuchar. La del idiota de Gareth Russo.

Limpió mis escasas lágrimas para luego levantarme de la ventana. Y dirigirme hacia donde se encuentra.

—¿Que hace aquí?.— Le preguntó mirándolo directamente a sus ojos azulados.

—Al parecer mi padre me asignó como un sirviente más de está mansión — Dice con ironía mirándome con mala cara.—Y me pidió la tarea de traerte la cena.

Quizás en otro momento aquel comentario me hubiera hecho reír. Sin embargo, ahora mismo no me apetecía nada.

—Gracias.—Dije de manera amable.—Pero no tengo hambre.—Aseguro.

Luego le doy la espalda y antes de dar dos pasos el me agarra de la cintura y me pega a su torso. Haciendo que el ritmo de mi corazón se aceleré por nuestra cercanía.

—Melany no estoy para estupideces. Comes o te hago comer.— Dice en un tono amenazante que me hace temblar.

¿Qué mierda le pasa?. Me despejó de su cuerpo de inmediato.

—Esta bien, lo haré. — Le digo sin tener otra opción.— Ahora largó de mi habitación.

Pero a pesar de que lo eché no se marchó.

—Te recuerdo que antes era mi habitación.— Dice molestó mientras sigue estático en su lugar sin querer marcharse.

—Tu mismo lo dijiste.—Le doy la razón.—Antes, y para tu mala suerte ahora es mía.— Le digo con una sonrisa arrogante.

—Pequeña la única con mala suerte aquí eres tú.— Asegura como si yo no estuviera al tanto de algo.

—¿Que quieres decir?.—Pregunté.

—Nada a excepción de que mañana empiezas en la preparatoria. Y Yo soy el rey de ese lugar.

Acaso estudiaremos en el mismo instituto. Ésto en verdad me parecía cada vez más a una pesadilla de terror.

—No le tengo miedo a los gillipollas como tú.—Le aseguro con valentía.

—Deberias.—Me aconseja.—Así que te recomiendo que no tientes tu suerte.

Me quedó en silencio por algunos transcursos de minutos hasta que con la poca valentía qué reúno le digo lo que obviamente haré.

—Igual te aseguro que me alejaré lo más posible de tí.

—¡Bien!, porque no te quiero cerca.— Dice automáticamente. Para luego darme la espalda.

Cuando por fin creo que se va a marchar. Llega a la puerta para dirigir su mirada nuevamente hacia mi persona.

— No le digas a nadie que somos hermanastros.— Advierte.

—Me estás amenazando.— Le digo incrédula al no entender su actitud.

—Tomarlo como quieras.—Dice con seriedad.— Ya estás advertida.

Eso es lo último que dice antes de marcharse de mi alcoba
definitivamente. Ahora en verdad mi vida era un completo desastre. Tenía que ir a una preparatoria de niños bonitos. Dónde nada más y nada menos qué Gareth Russo era el Rey.

El destino se encargaba constantemente de mantenernos unidos. Pero éramos tan opuestos que solo ocasionamos caos a nuestro alrededor.

Y lo peor era que no tenía otra opción más que asumir las consecuencias.

Pues mañana iniciaría la primera catástrofe.

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Nota de la Autora:  Hola mis queridos lectores. Cuando inicie está historia me gustaba la trama pero sentía que la química entre ambos personajes era un poco forzada. Así que un día dije no puedo seguir con esto, y decidí cambiarla completamente.

¿Que mejor odio que el de una familia que no se tolera?. ¿O mejor dicho que mejor química que las de unos hermanastros que se odian?.

Y fui hay donde todo inicio.

Discúlpenme aquellos que ya habían leído la primera versión. Pero tranquilos no todo está perdido.

Saben que los quiero 💘.

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