Escena Extra 1

El ascenso de Liam

Estaba inquieto, nervioso, más que de costumbre, no paraba de pensar una y otra vez en el giro brusco de los acontecimientos.

No quería esto.

Pero tenía que hacerlo, sin embargo, el hecho de que sabía que nunca podría fallar a su palabra no impedía que los sentimientos de duda y depresión se asentaran en su pecho, no impedía que se sintiera incapaz de cumplir con el peso de lo que esperaba.

La extrañaba, demasiado, se sentía como un bote sin remo a la deriva. Pero sabía que era lo que necesitaba, y ella volvería.

—Quedate quieto de una vez.

Shelly lo detuvo al llegar a la ventana, con una mano en su hombro y otra en su mano.

Liam se movió.

—Dejame.

Volvió a su vaivén, necesitaba pensar pero no sabía en qué, los nervios lo estaban comiendo por dentro.

—¡Liam!

Se giró para verla a los ojos, un movimiento brusco y repentino que lo tomó por sorpresa, pero no a la mujer humana que lo miraba fijamente a los ojos sin inmutarse.

Sus dientes apenas habían salido, Liam tuvo que controlarse.

Inspiró aire e intentó calmar la tormenta de su corazón. Deshizo el bloqueo que tenía sobre el vínculo que lo unía a Shelly, era algo puro y fuerte que escapaba a su entendimiento, pero le gustaba tenerlo, saber que ella se quedaría junto a él a pesar de todo y que él la mantendría a salvo.

—Será esta noche —ella dijo, su voz firme y cálida—. Mañana llega la luna llena.

—Aún no estoy listo.

Se acercó a ella, Shelly se acomodó entre sus brazos y descansó su mejilla contra su pecho, Liam bajó su mentón hasta posarlo suavemente sobre su cabeza. Inspiró su aroma, sutil aroma a humano mezclado con jazmín, eso siempre lo calmaba.

Pero no esta vez.

Liam estaba completamente solo en sus deberes, y eso le aterraba aunque por fuera se mostrara como el hombre  reservado y solitario de siempre.

Aria se había ido, él era el líder del clan, el alfa.

Tenía vínculos de sangre que formar antes de la luna llena como lo estipulaba el código del alfa. Pero su inseguridad estaba en el hecho de que los demás optasen por no seguirlo y desintegrar el clan.

¿Qué pasaría si eso sucediera? ¿Qué haría él?

Desde hace más de seis años la vida en el clan era todo lo que conocía, sus amigos y compañeros eran la única familia que conocía.

—No puedes retrasarlo —ella murmuró—. Lo sabes.

—Necesito pensar.

—¿En qué? Ya ha pasado una semana desde que se fue, y todos siguen aquí. —Una pausa, ella movió su rostro para apoyar su frente en el centro de su pecho —. Al menos siguen rondando por el territorio.

Aunque habían aceptado la decisión de su líder, no les era fácil seguir viviendo en el clan, Aria era el pilar, el inicio, siempre fue el pegamento que los mantenía a todos unidos, y ahora que no estaba no sabían el rumbo a seguir.

Nadie se había ido, pero eso no significaba que lo aceptaran como su líder. Y eso era lo que Liam temía, tenía miedo de que las pesadillas que veía noche tras noche desde que quedó a cargo de forma definitiva se hicieran reales, temía iniciar la ceremonia y ver como todos se iban dejándolo completamente solo. Incluso Shelly lo dejaba en la oscuridad de sus sueños.

—Tengo que salir. —se separó de ella y le dio un beso en la frente—. Volveré antes del atardecer.

—Liam, promete que no harás nada indebido.

Liam besó a Shelly hasta que la conexión que los unía vibró con fuerza, el calor acogió su corazón a medida que sus labios eran succionados con suavidad, tuvo que alejarse, cada vez que besaba a Shelly quería más, desde que ambos se quedaron como pareja su ambición de contacto había aumentado considerablemente.

—Yo nunca rompo las reglas —le susurró al oído—. Tu turno de vigilancia comienza en media hora.

—Ahora que eres alfa eres más mandón que nunca.

Él sonrió, el peso de sus pensamientos se aplazó en la mirada de su mujer.

—De todas formas nunca me haces caso.

—Señor Liam, debe irse antes de que las cosas se pongan feas.

Sonrió y tomó su abrigo, Liam dejó a su compañera en la seguridad de su cabaña y se dispuso a correr hacia la zona donde aparcaban los vehículos. Puso en marcha su camioneta y condujo hasta Lake Saint Jerome. En su celular anotó un número para llamar, era algo indebido aunque activara el modo altavoz, pero no quería perder mucho tiempo.

—Luke al habla.

—Hola Luke.

—¿Qué necesitas?

Seguridad, necesitaba seguridad, su clan se estaba desplomando y él ni siquiera había tomado el puesto como lo exigía las reglas.

—Tengo que hablar con tu alfa.

Liam necesitaba un consejo, y como no había otro alfa más cercano, Sean le parecía el indicado, además de que eran aliados y hablar con él no sería tan difícil como hablar con el alfa de los lobos Moon Fighters.

—¿Para qué lo necesitas?

Reconoció el borde acerado en la voz del otro lugarteniente y procuró mantenerse tranquilo, no era sencillo siendo cambiante acercarse al alfa de un clan, los miembros tenían todo el derecho de protegerlo.

Y Liam comprendía el temor que conducía a cada puma a intentar cuidar a su alfa, no hace mucho Sean salió de un coma muy grave producto de un accidente de ruta, logró salvar su vida gracias a la fuerza que le otorgó Aria al hacer un vínculo de sangre con él.

Cuando ella decidió irse, durante los primeros días el puma se derrumbó, Sean amaba a Aria y no le era fácil la distancia. Liam no sabía si su alfa había cortado el vínculo que los unía, ella rompió los vínculos con los miembros del clan, Liam sabía eso, pues un dolor atroz lo recorrió en medio de la noche, lo despertó y tan solo duro un par de segundos.

Él ya no estaba protegido por Aria, su vinculo de sangre se había deshecho.

—Necesito su consejo. —suspiró y trató de sonar amable—. Es importante ¿puedo hablar con él?

—Te daré su dirección, se ha trasladado a Lake Saint Jerome, todavía no ha salido de su casa y está custodiado por varios guardianes. Intenta una jugada errónea y no verás la luz de otro día.

El puma le dio la dirección y Liam le aseguró antes de cortar la llamada que no pretendía atacar ni molestar a Sean, no era tan idiota como para atreverse a hacerle daño después de todo lo que él había hecho por el clan, y por Aria.

En lo que duró el viaje no paró de memorizar y repetir el número y el nombre de la calle.

Se detuvo y estacionó en una zona casi aislada de la ciudad, en la parte sur. Apenas puso un pie en el pavimento se sintió observado, pero todo a su alrededor se veía tranquilo y solitario. Liam cerró la puerta y alzó sus manos para que los guardianes, donde sea que se ocultaran, comprendieran en ese gesto que él no era una amenaza.

Se acercó hasta el portón de metal, lo abrió con un crujido, luego se dirigió hasta la puerta negra de la pequeña casa blanca. Golpeó un par de veces y esperó a que Sean le abriera

—Entra —le dijo desde el interior.

Liam esperaba el desastre que provocaría un hombre destruido en medio de una crisis depresiva, pero para su sorpresa el lugar estaba ordenado y limpio, los sillones y cojines en orden, las estanterías con libros libres de suciedad, la pantalla de televisión encendida y el ambiente cálido perfumado con el aroma de lo que parecían ser flores de madreselva.

—Hola Liam.

Sean apareció desde una entrada y lo saludó estrechando su mano, andaba descalzo y con lo que a juzgar por su visión parecía su ropa de dormir.

Grandes ojeras bordeaban sus ojos oscuros.

—Vine porque necesitaba hablar contigo.

—Sí, eso me lo ha dicho Luke, toma asiento por favor.

Liam se acomodó en un sillón individual y Sean en otro.

—¿Y bien? ¿Qué sucede?

—Hoy tengo que hacer la ceremonia de ascenso. —Liam se sintió inseguro cuando lo miró a los ojos, pensó que era incorrecto hablar sobre el tema, pensó que se veía débil pero aún así continuó y fue directo a lo que necesitaba—. Quiero que me des tu consejo ¿Cómo se sigue? ¿Cómo se toma el lugar de otro?

Aria dejó un hueco tan grande que no estaba seguro de poder llenar.

La mirada del puma se oscureció, la seriedad se fijó en su rostro y su mirada cayó al suelo, pero su voz siguió con su habitual firmeza.

—Yo tuve que ascender en reemplazo de mi padre, no era lugarteniente, no era un ascenso legítimo, pero todo el clan aceptó la decisión de último momento que él hizo, todo el clan me juró lealtad. Tampoco estaba seguro si podía estar a su altura, si era capaz de mantener todo en orden, pero por ensayo y error comprendí que la experiencia y la seguridad te la da el tiempo.

Eso no sirvió para calmar sus miedos.

—Pero mi situación es diferente, mi clan puede disolverse.

Y él no quería perderlos, ellos eran su familia.

—Liam, ha pasado una semana y ellos aún siguen ahí, eso te lo dice todo.

Una pequeña sonrisa suavizó la expresión de Sean por un breve momento.

—Lo harás bien, ella te enseñó todo lo que debes saber, podrás ser guía, mentor y guardián tal como ella lo ha sido.

Liam miró a la pantalla de televisión en un intento por contener un par de lágrimas.

—¿Ella rompió el vínculo?

—No.

Liam abandonó la casa de Sean casi al atardecer, regresó a su territorio cuando la oscuridad ya había caído. Miró su reloj al estacionar la camioneta y la luna que apenas se asomaba en el cielo nocturno.

—Ya es hora —anunció por el radiotransmisor que antes era de Aria y ahora era de él.

Esperó media hora más para darles tiempo para llegar al claro de luna, cuando el tiempo pasó, Liam emprendió la marcha, todo en él temblaba a medida que acortaba la distancia, su pulso se había disparado y su respiración se aceleró presa del miedo. Todo podía acabar esa noche, pero en un intento por controlar sus emociones, respiró todo el aire que pudo y salió al claro.

Kaylee, Hunter, Tarah, Alexei, Ashley, Emma y Jason, Aiden y Riley, Isabelle, Ryan y Carter, Kevin, Tyler, Jane y Lilian, Evan, Willow y Abraham.

Shelly.

Todos estaban ahí, reunidos en torno a una gran hoguera que ardía en el centro del claro, todos voltearon a verlo cuando se abrió paso a través de los arboles. La confianza remontó vuelo cuando sonrieron.

Liam se detuvo al llegar a ellos. Pasó su mirada por cada uno de sus compañeros de clan, los que serían sus protegidos.

—Hoy es la ceremonia de ascenso —dijo con una voz que denotaba el nerviosismo en su interior—. Todos ustedes tienen el derecho de marcharse ahora mismo si no me quieren como su alfa.

Esperó en silencio, preparado para verlos partir, pero para alivio de su agitado corazón, ninguno se movió de su lugar.

—Aria se fue, pero solo como alfa, ella necesita tiempo para sanar heridas que tuvo del pasado que la marcaron por completo, ella volverá, tal vez no tan pronto como queremos pero lo hará cuando esté lista. Aria volverá para ser un miembro más de este clan.

Elevó su mirada hacia el brillo de la luna oculta por las copas de los arboles.

—Yo, Liam Gallagher, con el consentimiento de mi antecesora y la aprobación de todos mis compañeros, tomo el lugar como alfa del clan Ice Daggers, prometo proteger a sus miembros, ser leal y darles mi apoyo cuando sea necesario. —dirigió la mirada a ellos, a su familia que estaba atenta a sus palabras— ¿Me aceptan como su alfa?

—¡Sí! —exclamaron todos.

Cerrando sus ojos Liam se quitó la camisa y sobre su piel desnuda se hizo cortes superficiales con sus garras dejando brotar su sangre.

—Todo aquel que se arrepienta puede irse ahora mismo, aquellos que no, unan su sangre a la mía para sellar los vínculos de sangre.

Nada lo preparó para el dolor que sintió en su mente al formarse cada vínculo, las energías de los lazos eran poderosos rayos que atravesaban su cuerpo en cada unión, su cerebro fue acribillado por numerosas puntadas que le hicieron querer gritar.

Pero tuvo que resistir, el dolor era parte del vínculo de sangre, un dolor que se repitió veinte veces.

Al final, abrió sus ojos, la sangre estaba seca sobre su piel, las heridas habían comenzado a cicatrizar y los vínculos estaban formados como un entramado de lazos vibrantes de energía en su mente.

Todos estaban ahí, y el más fuerte de todos era el que lo unía a su compañera.

—¡Maldición Liam! —exclamó Alexei con alegría— ¿Estás vinculado con Shelly?

Liam sonrió.

—¡Eso no me lo esperaba!

Una multitud de aplausos llenó el silencio del claro y pronto Liam se vio envuelto en alegres abrazos y saludos eufóricos.

—¡Tenemos pareja alfa! —Aiden gritó de alegría y luego emitió un sonoro rugido al cielo que fue seguido por dieciocho rugidos más, que luego fueron acompañados por aullidos lejanos.

La felicidad del clan Ice Daggers sonaba por todo el bosque alertando a los demás clanes de que estaban fuertes y llenos de vida.

—Hunter —llamó al silencio y miró al hombre de ojos aguamarina—. Tú serás el nuevo lugarteniente del clan.

El aludido lo miró brevemente a los ojos y le hizo una inclinación al decir:

—Gracias Liam.

Él correspondió ese gesto con la misma inclinación y luego se dirigió a todos:

—Celebraremos en el lago en un par de horas, traigan todo lo necesario para pasar una gran noche.

Riendo y bromeando, todos se fueron en distintas direcciones, en el claro solo quedaron él y la mujer humana que era el latido de su corazón.

—Te lo dije, ellos no te abandonaron.

Liam la acercó para abrazarla.

—Creo que tengo que aprender a no dudar de ti.

Shelly rió suavemente.

—¿Somos la pareja alfa? ¿Eso qué significa?

—Que el clan tiene un líder estable ¿quieres gobernar conmigo?

—Por supuesto que no. —Shelly alzó la mirada—. Quiero una vida tranquila junto a mi hombre, mi clan y mi familia.

Liam sonrió de felicidad y le dio un beso al tiempo que volvía al interior de su mente para contemplar los vínculos que lo unían a su clan.

—Te prometo que haré todo lo posible para que así sea.

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