Un mundo maravilloso
(N/A: Cancioncita en multimedia con todos los sentimientos de Natsu y su vocesita de ángel nwn)
Natsu
A mi alrededor solo hay oscuridad, una oscuridad profunda que no me deja ver a más de un metro de distancia. Esto va acompañado por un calor sofocante a tal punto que me cuesta respirar. Cuando intento moverme, no lo consigo en lo más mínimo, entonces entiendo que estoy encadenado, pensamiento que es confirmado por el sonido de los eslabones chocando entre sí.
De repente escucho un grito; viene de en frente, de un demonio al que sería incapaz de ponerle un nombre aunque le viera claramente la cara, que ahora se encuentra desfigurada por el dolor. Está ardiendo y sé que es por mi fuego, no lo confundiría nunca. El demonio se arrastra hacia mí y luego aparecen unos cuantos más en la misma situación, imitándolo.
Justo en el momento en el que uno me toca, consigo levantarme de golpe con la respiración agitada. Me toma cerca de treinta segundos volver al aquí y al ahora, sentado en lo que mi pulso recupera su ritmo normal. No creo que nunca pueda llegar a acostumbrarme a esto.
—¿Otra pesadilla? —la voz adormilada de Lucy a mi derecha llama mi atención y consigue calmarme un poco más.
Asiento antes de volver a recostarme, atrayéndola hacia mí. Entonces cierro los ojos; el olor de su cabello, de Lucy en general, me ayuda a recordar que esta es la realidad.
Luego de que ese imbécil me dejara inconsciente, pasaron tres días antes de que pudiera despertar; para entonces, toda la ciudad estaba reconstruida por arte de magia (literalmente) y todos seguían con sus vidas como si no hubiera pasado un casi apocalipsis menos de una semana atrás. Gray dijo que todo lo material fue restaurado y las memorias de los humanos borradas en los casos necesarios.
En cuanto a mí, desperté en un hospital, donde la historia oficial es que perdí toda memoria antes de "un misterioso accidente" excepto por mi nombre, y con algo de persuasión mágica, no hubo muchas preguntas y se encargaron del papeleo necesario para hacerme una persona legalmente existente en el mundo humano.
Durante un tiempo, todo fue bastante extraño para mí. Definitivamente me hice infinitas veces más débil con este cuerpo, por lo que tuve que entrenarme bastante para llegar a un nivel decente, al menos para un humano. Además de esto, admito que este es el momento en el que todavía hay ciertas situaciones en las que tengo la intención de utilizar cualquiera de mis poderes y me desconcierta no poder usarlos. Sin embargo, tal vez lo más extraño para mí fue volver a tener una conciencia luego de años con una voz en mi cabeza diciéndome que lo destruyera todo y a todos. Finalmente siento que pude volver a ser Natsu, en lugar de ese demonio que Zeref creó.
Sobre el tema de esa parte demoniaca que se fue a reinar en el inframundo, no tengo muchos detalles aparte de lo que Gray me ha dicho, quien tampoco tiene información de primera mano, pero quiero pensar que es la verdad. Según él, END en efecto se convirtió automáticamente en el nuevo rey desde el momento en que asesinó a Zeref. Luego de regresar al inframundo, hizo una purga a una lista de demonios muy específica, a la que debo admitir que siempre detesté, no me sorprende que los eliminara en cuanto tuvo la libertad de hacerlo. Con esto terminó de comprobarle su poder a quien le quedara la duda y dejó claro que no andaría con juegos. Algunos meses después de esto y sin noticias del inframundo en lo absoluto, de repente END propuso un nuevo tratado de paz, uno un poco más equitativo y con más libertad para demonios, siempre y cuando no se rompiera el balance entre el bien y el mal. Esto tomó por sorpresa a todos, pero los santurrones finalmente aceptaron con algo de duda luego de revisar el tratado al derecho y al revés un millón de veces. Admito que hasta yo me sorprendí; es evidente que para entonces ya tenía la capacidad de razonar desde hace tiempo, muchas veces me pregunto en qué tipo de demonio se habrá convertido al estabilizarse, pero esos ya no son temas en los que yo me deba meter. Solo me queda esperar que haya hecho al inframundo un lugar al menos un poco mejor.
Regresando al tema de las pesadillas, lo cierto es que las he tenido básicamente desde que tengo memoria, sin embargo, empeoraron exponencialmente cuando dejé de ser un demonio. No sé si sea alguna clase de castigo divino por parte de ese idiota inútil, pero Gray considera que es una forma de "purgar mi alma" o alguna estupidez por el estilo para pagar por lo que hice por siglos como demonio; es un asco, pero puedo vivir con eso.
Siento que justo en el momento en que conseguí dormir del todo de nuevo, una voz comienza a hacerse presente, cada vez más fuerte y clara.
—Papi —escucho una voz aguda, mientras algo externo a mí intenta abrir uno de mis ojos a la fuerza—. Papi, despierta, voy a llegar tarde —insiste, persistiendo con sus intentos por despegar mis párpados, lo cual no ocurrirá en un buen rato. Un momento, ¿tarde...?
¡Maldición, hoy era el día! Recuerdo y ese pensamiento es más que suficiente para despertarme de golpe.
Me siento, abriendo los ojos de par en par y me encuentro con la expresión preocupada de la niña pequeña junto a mí. Sus ojos marrones enmarcan una mirada con una mezcla entre desaprobación y angustia, igual a las que me lanza su madre de vez en cuando y al levantar un poco más la vista, encuentro un montón de cabello rosa tan despeinado como debe estarlo el mío ahora, prueba de que lo más seguro es que también esté recién levantada.
Su nombre es Nashi, y es tal vez lo mejor que me ha pasado desde que me hice mortal.
No voy a mentir, estaba aterrado por la idea cuando me enteré de la noticia; en el pasado no fui nada remotamente cercano a un padre decente y es algo que nunca me podré perdonar, sin embargo, en esta nueva oportunidad, de alguna forma supe que todo iba a estar bien desde el momento en que vi ese par de grandes ojos mirándome fijamente el día en que nació. Hacer esto como se debe no ha sido sencillo y ni quiero pensar en cuando sea más grande, pero la verdad siento que hemos estado haciendo un buen trabajo Lucy y yo hasta ahora. Es una niña sana, alegre, tal vez con demasiada energía, que hace poco cumplió tres años y hoy irá a estudiar por primera vez... si es que no se hace demasiado tarde.
Al mirar a mi lado, encuentro la cama vacía y, al poner atención, alcanzo a escuchar el sonido de la ducha, prueba de que Lucy se levantó antes y no se dignó a despertarme por alguna razón.
Como sea, consigo alistarme y a Nashi probablemente más rápido que nunca y antes de que me de cuenta, ya me encuentro preparando el desayuno y el almuerzo para Nashi, mientras que Lucy hace un intento por ponerle un orden al cabello de la pequeña, sin mucho éxito. Según ella, me había dejado despierto antes de ir a bañarse, pero me volví a dormir. Prueba de que en realidad no estaba despierto.
En cuanto a lo que ha sido de Lucy estos años... ella lo olvidó todo. Durante unos meses, todo lo sobrenatural que alguna vez vivió se le fue olvidando tan gradualmente, que para cuando me di cuenta, ni siquiera podía recordar el nombre de Larcade. Supongo que luego de dejar de tener experiencias sobrenaturales, la protección automática actuó de nuevo en ella con tanta fuerza como la primera vez. A la larga, es lo mejor para ella; no tiene que cargar con esas experiencias traumáticas ni procesar que básicamente estuvo frente a un dios. Según ella recuerda para este punto, nos conocimos después de que comencé a hacer mi vida como humano. Es una pena que no pueda recordar ningún buen momento antes de eso, pero al menos en mi interior sé todo lo que pasamos juntos.
Tema aparte, luego de que ella se graduara en literatura, comenzó su carrera como escritora en la que no le va nada mal y me complace decir que soy el primero en revisar todo lo que hace.
Yo no me quedo atrás; si quería integrarme en la sociedad, debía hacer algo para ganarme la vida, ya ni podía vivir de lo que me diera Lucy y lo que pudiera cazar por ahí, así que la solución que encontré entonces fue conseguir trabajo en un restaurante. Algo así era lo último que esperaba, pero no me quejo, al comienzo era poco más que un asistente en la cocina, pero las cosas fueron mejorando hasta que me convertí en el chef de mi propio negocio. Siempre tuve claro que la comida era una de las cosas que más disfrutaba y cocinar me llamaba la atención aunque fuera para mejorar un poco la comida sabor a vómito del inframundo. En fin, no es por presumir, pero lo hago bastante bien, y pocas cosas me hacen más feliz que ver que las dos personas más importantes para mí pueden disfrutar lo que les preparo. Situación que no se da como me gustaría en este momento, ya que debemos salir en menos de diez minutos para no ir tarde.
—Bien, creo que todo está listo —murmura Lucy con una leve sonrisa, acomodando la ropa de Nashi antes de ponerse en pie para tomar las llaves del auto.
—La escuela esta cerca, ¿no íbamos a pie? — pregunto, cargando a la pequeña.
—Natsu, ya habíamos hablado de esto; luego de dejarla, tengo que llegar rápido a mi reunión —reprocha la rubia, algo irritada.
—A papi no le gusta el auto —menciona Nashi, mirándome.
—Eso no es cierto —niego, mirando otra parte, aunque es una completa mentira. La verdad es que desde que todo terminó, desarrollé cierto problema con los transportes y mareos, que prefiero evitar siempre que pueda, razón por la que ni siquiera he considerado tener licencia de conducir.
Luego de una mirada amenazante de Lucy, decidí acceder para evitar una discusión en potencia, por lo que un par de minutos más tarde, que sentí como bastante más tiempo, llegamos a la escuela.
—Ya sabes, si alguien te intenta molestar...
—¡Les pego hasta que lloren! —completa con entusiasmo y una enorme sonrisa.
—Esa es mi niña —sonrío, revolviéndole el pelo hasta que Lucy me da un golpe en la cabeza con su bolso.
—Nada de golpear a nadie —regaña Lucy con un tono severo—. ¿Qué rayos le has estado enseñando? —luego de una corta pausa, continúa, dirigiéndose a Nashi—. Como sea, ¿segura que estarás bien?
—Sip —sonríe, cerrando los ojos. La verdad esperaba más problemas de su parte para venir, espero que mantenga esa actitud cuando descubra qué es realmente estudiar.
Aprovechando el momento, saco mi teléfono para tomarle una foto rápida; Lucy se queja de que le arruiné el peinado hace un rato, pero le resto importancia y continúo en lo mío, la verdad se ve mejor así, sin el pelo todo aplastado.
Justo después de tomar la foto, la maestra comienza a llamar a todos, lo cual consigue que Nashi vaya corriendo hacia el interior del lugar sin siquiera despedirse de nosotros... bueno, eso definitivamente no fue como lo esperaba, pero me alegra que fuera sencillo.
—Estará bien —Lucy dice, abrazándome y llamando mi atención—. Siempre y cuando me haga más caso que a ti... luego hablamos de eso. Por cierto, ¿cómo salió? —pregunta, mirando mi celular.
Oh, es verdad, se me había olvidado revisar la foto.
Entro en la galería y lo primero que encuentro es una adorable niña sonriente de cabello rosado; ella salió bien, aunque la foto tiene como un rayo de luz al lado derecho.
—Está bonita, pero es una pena, me hubiera gustado imprimirla, ¿no tomaste más? —Lucy pregunta con un leve tono de frustración.
—Tomé un par más, pero salieron igual...—digo, pasando las imágenes entre ellas hasta que noto algo que me deja congelado en mi sitio—. ¿Sabes qué? Hay que imprimirla así.
—Pero está...
—No pudo haber salido mejor —la interrumpo, mirando fijamente el punto en el que aparecía ese "rayo de luz" al que recién le vi la forma de un niño... un niño rubio que aparenta unos diez años con una cruz blanca en la frente.
"Tú vas a cuidarla, ¿no es así, Larcade?" No puedo verlo ni mucho menos sentirlo, pero de alguna forma sé que está allí; mi niña tiene junto a ella un ángel que estará siempre para ella.
—¿Estás bien? —Lucy pregunta con preocupación y recién noto que se me han salido un par de lágrimas sin querer, las cuales limpio de inmediato.
—Nunca había estado mejor —sonrío antes de darle un beso en la frente.
—A veces no te entiendo ni un poco —la rubia suspira.
—No necesito que lo hagas —la miro—. Que sigas a mi lado es más que suficiente para mí—. Sí... hay cosas que es mejor para ella no saber.
Como no podía ser de otra forma, el momento tuvo que ser interrumpido para regresar a la máquina de tortura llamada auto y así conseguir que Lucy llegue a tiempo a la reunión con su editora. Esto en serio se siente mal.
—Ya vamos a llegar —intenta animarme, acariciando mi cabello, pero no es muy funcional a la hora de aliviar mi malestar... en verdad odio los transportes, ni siquiera puedo poner mi cabeza sobre el regazo de Lucy mientras conduce. Luego de un rato, comienza a hablar nuevamente—: Desde hace un tiempo he estado pensando en una nueva historia —comenta—. Aunque aún no estoy segura de cómo llevarla, tengo muchas ideas desorganizadas.
—¿De qué se trata esta vez? —pregunto en cuanto consigo sentirme un poco mejor durante un semáforo en rojo. Sé que generalmente el tema central es algo relacionado con fantasía, pero de ahí al resto de la historia siempre lo cambia todo.
—Es algo con ángeles y demonios, aún tengo que investigar bastante para tener algo concreto, es mi primera vez con estas cosas.
En cuanto escucho el tema, me siento aún más curioso. Sería el mejor consultor que ella podría tener, pero por ahora me limitaré a escucharla, igual todo es ficción, que se invente lo que quiera.
—¿Y exactamente qué tienes hasta ahora? ¿Cómo empieza?
—Bueno... todavía no he decidido en qué punto comenzar el libro, pero cronológicamente tengo la idea, ¿quieres escuchar?
—Sabes que siempre quiero —sonrío y ella me imita antes de ponerse un poco más seria y comenzar.
—Hace mucho tiempo existió un ángel; ese ángel siempre estuvo ahí para ayudar a todos desinteresadamente —¿por qué siento que esto me suena de alguna parte...?— Siempre se preocupó por todos a su alrededor, incluso más que por él mismo, sin embargo, las circunstancias lo obligaron a irse por el mal camino. Hubo otro ángel que lo conoció de toda la vida; desde el inicio de los tiempos fueron mejores amigos —un momento, esto es lo que Gray...— y el nombre del primer ángel era...
END
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