8. Baile
Lucy
El silencio que sigue se siente tenso y no soy capaz de moverme ni decir nada. Eso dura hasta que Juvia interviene.
-¿Ustedes se conocen? -pregunta y la verdad no sé si estoy más asustada porque este chico desconocido me vea como una aparición y de alguna forma se sepa mi nombre, o la mirada asesina que la chica de cabello azul intenta disimular sin mucho éxito.
-No -niego en el tono más estable que consigo-. O al menos no lo recuerdo, lo siento, ¿nos hemos visto alguna vez? -Dudo poder olvidar a alguien como él, pero no es algo imposible.
Él frunce levemente el entrecejo y parece volver a la realidad, ¿qué rayos le sucede?
-Perdona, creo que te confundí con alguien más -él se disculpa, pero su excusa no la creo ni por un momento, aquí hay algo raro, lo sé; para comenzar, a primera vista es un terrible mentiroso, pero más allá de eso, él me produce una sensación similar a la de END y Larcade, ¿será un demonio también?
El chico de ojos grises se despide de Juvia y luego nos hace un gesto de despedida a los demás antes de irse casi corriendo. Este tipo trama algo, estoy segura, tal vez debería hablar de eso con Juvia, ya que parecen cercanos, pero ahora mismo el aura hostil a su alrededor me impide decir algo al respecto... ¿está celosa? Porque no tiene mucho sentido, ni siquiera nos presentamos adecuadamente.
No puedo pensar en este asunto por mucho tiempo, ya que la hora nos obliga a ir al salón casi de inmediato si no queremos llegar tarde. El problema una vez que estamos ahí es que siento la mirada irritada de cierta chica pálida que comienza a incomodarme tras unos pocos minutos de la llegada del profesor. De cierta forma hasta siento que tengo que excusarme por algo, pero luego llego a la conclusión de que no he hecho nada malo, mucho menos a ella.
Resulta que aquel extraño chico que la acompañaba era el tal Gray del que ella no ha dejado de hablar desde que comenzó el semestre. Siempre se ha referido a él como si fuera el único hombre del mundo, está totalmente enamorada de él, de eso no hay la menor duda, así que eso explicaría por qué está celosa, aunque sigo sin justificarla.
Después de que terminaran las que han sido tal vez las dos horas más incómodas de mi vida, sigue la siguiente clase que, sin alguien que parece querer apuñalarme en cualquier momento, se me hace fácil de seguir y pasa relativamente rápido, permitiéndome pensar al menos por un rato en algo que no me hubiera parecido absurdo hace tres semanas.
Voy de salida cuando me topo con un chico alto de pelo negro con pinta de delincuente. Le dedico un gesto de saludo al novio de Levy, pero me toma por sorpresa que decida acercarse a mí. Al igual que Juvia, tiene cara de pocos amigos, pero en él eso es algo completamente normal, así que no le doy mucha importancia.
-¿Necesitas algo? -le pregunto, nunca nos hemos llevado muy bien, apenas hemos interactuado, no es normal que se acerque porque sí.
-De hecho es algo que quería preguntarte, es sobre el tipo con el que estabas el otro día, el de pelo rosa alborotado -él explica y a pesar de que concluyo de inmediato que se trata de END, no entiendo a dónde quiere llegar.
-¿Qué pasa con él?
-Esto va a sonar extraño, pero me da un mal presentimiento, siento que es alguien muy peligroso -él explica... si tan solo supiera-. Solo quería que lo consideraras si es que sigues viéndolo -hace una pausa-. Si quieres arriesgarte, adelante, pero mantenlo alejado de Levy, que no se le vuelva a acercar o no me haré responsable por mis actos.
Me encantaría decirle que no tengo ninguna clase de control sobre sus acciones, que él solo hace lo que se le da la gana y que no debería amenazar de esa forma a un demonio así, pero me limito a asentir para que se sienta un poco más tranquilo por su novia.
Ahora que lo pienso, recuerdo que aquella vez Gajeel lo vio mal desde lejos, de momento pensé que simplemente es porque es poco amigable por naturaleza, pero tal vez vio algo erróneo en Natsu, aquello que no suelen notar las personas a simple vista.
Una vez que me he despedido del chico de los piercings, continúo caminando hacia mi casa. Al llegar, no me sorprende encontrar a un par de demonios con los que ya estoy bastante familiarizada. No sé en qué momento me acostumbré tanto a estar con ellos, pero ahora que lo pienso, supongo que en verdad me he vuelto cercana a ellos en muy poco tiempo. Es extraño, pero no me desagrada en absoluto.
Lo que sí me toma por sorpresa es la llegada de mi padre unas pocas horas más tarde. Se suponía que volvería el fin de semana, ¿habrá pasado algo? No, más que eso, ¿cómo rayos le voy a explicar que hay dos hombres que él nunca ha visto en su vida prácticamente viviendo en la casa?
No sé qué sea peor, que los encuentre aquí o que se hagan invisibles y me escuche hablando sola a cada rato y me tome por loca.
Ni siquiera me queda tiempo para discutir con ellos cuál sería la mejor opción, ya que a los pocos momentos de escuchar el auto estacionarse, la amplia puerta de la entrada se abre.
Creo que tiemblo de pies a cabeza y mi cerebro trabaja a toda velocidad para dar una explicación coherente a esta situación, pero no se me ocurre nada una vez que lo veo entrar.
-Buenas noches, padre -saludo con una sonrisa, intentando disimular mis nervios.
-Hola, Lucy -él esboza una sonrisa cansada y me da un abrazo.
-¿Cómo te fue en tu viaje?
-Las cosas pudieron salir mejor -responde con algo de fastidio en su tono. Supongo que es la única forma de hacerlo aparecerse por aquí antes.
-Ya veo -asiento. Luego de una breve pausa, se me ocurre proponerle ver una película o algo-. ¿Qué te parece si...?
-Ahora estoy algo cansado, tal vez mañana -me interrumpe y sé que esa frase significa que no está en sus planes compartir ni un minuto con su hija; ni hoy ni mañana.
-Entonces mañana será -me fuerzo a sonreír, sé que no tiene sentido discutir esto.
-Descansa. No hagas mucho ruido con tus amigos, necesito tranquilidad -es todo lo que dice antes de desaparecer por las escaleras.
Un minuto, ¿cómo que amigos? ¿Se refiere a Natsu y Larcade? ¿Cómo es que está tan tranquilo con respecto a dos desconocidos en su casa?
Los volteo a ver a ambos, pero siguen como si nada. Ahora sí necesito una explicación.
-¿Qué le hicieron? -les pregunto, señalando el último punto en el que vi a mi padre.
-Nada de lo que debas preocuparte -aclara Larcade con la tranquilidad típica de él.
-Modificamos su mente para que nos acepte sin problemas -explica el demonio de ojos verdes con aire distraído mientras mueve el cubo al que le ha vuelto a tener manía desde que el albino lo completó-. Sin preguntas irritantes de humanos, sin señales que puedan alertar a los ángeles, solo va a pensar que es normal que estemos por aquí. Ya lo habíamos usado en esa sirvienta tuya hace tiempo, no pasa nada.
Debo admitir que me sorprende un poco lo de Virgo; en realidad ella siempre se ha limitado a seguir instrucciones sin preguntar, no pensé que le hubieran hecho nada raro en la cabeza, pero viendo que ha pasado un tiempo y ella no parece tener ninguna clase de secuela, supongo que no debo preocuparme por el tema; es más, ya no tengo que dar explicaciones a mi padre sobre este asunto, terminaron ayudándome, aunque apuesto a que esa no era su intención.
-Lucy -mi padre me nombra, rompiendo el silencio que había durante el desayuno.
-¿Sí?
-Haz todo lo que tengas que hacer antes de este domingo, recuerdas qué día es, ¿verdad?
-Sí -asiento, era muy optimista pensar que este año no habría ese estúpido baile.
Es costumbre que por estas fechas se realice un absurdo baile entre las familias más adineradas de la ciudad; y ya que nunca he tenido una pareja, mi padre dice que al menos podría aprovechar esa ocasión para unirme con alguien por conveniencia, ya que "no estoy interesada en el romance". Aún si fuera así, no deja de ser un plan absurdo sacado de la edad media, odio que me obligue a ir cada año con eso en mente, pero si intento negarme sé que se pondrá insoportable; antes que eso es mejor aguantar una noche aburrida con gente que no me agrada en absoluto y luego soportar su mirada reprobatoria por no haber ni intentado acercarme a nadie.
El tiempo antes del dichoso baile se agota rápidamente y en menos de lo que espero, Virgo se encuentra ayudándome a arreglarme para salir. En parte me alegra que esto termine rápido, pero por otro lado, en verdad no quiero ir.
-¿Por qué vas a ir? -la pregunta repentina del chico pelirrosa sentado sobre mi cama con las piernas cruzadas me saca un pequeño sobresalto. Nunca me voy a acostumbrar a esto, ¿verdad?
-Ya te lo dije, tengo que hacerlo.
-Y escuché, pero se nota que no quieres. No lo hagas y quédate con nosotros -no sé en qué momento comenzó a incluir a Larcade en sus planes, pero me alegra que eso demuestra que tiene la capacidad de apreciar a alguien además de él mismo y no sigue cerca mío solo por una rara obsesión o el hecho de que le encanta la comida de aquí-. Yo nunca hago nada que no quiera hacer.
-Yo no soy como tú y las cosas para mí no son como para ti -por un momento me quedo sin aire debido al apretón que le acaba de dar Virgo al corsé que traigo; esta mujer tiene demasiada fuerza para tener brazos tan delgados-. Tengo que hacer este tipo de cosas de vez en cuando, no lo entenderías.
-Supongo que no -él se encoje de hombros y se recuesta en su lugar-. Los humanos son raros.
Miren quién habla de rareza.
-Princesa, ¿podría tomar aire un momento? -pide Virgo y obedezco antes de sentir que la incómoda prenda se aprieta aún más. Sobre el apodo, he seguido intentando que deje de llamarme así frente a los demás, pero es inútil-. Y una cosa más; por cuestiones de salud, le recomiendo dejar de tomar tantos bocadillos con el señor END -alcanzo a oír una risa corta de parte del nombrado al escuchar eso y me siento entre avergonzada y enojada. De acuerdo, me meteré al maldito gimnasio.
Ha llegado el momento y me mentalizo para convencerme de que esto terminará pasando rápido.
Tal como en los años anteriores, el evento comienza por una cena para la que ponen más cubiertos que los platos que hay en total, en la que el punto es romper el hielo, cosa que ocurre solo con aquellos que buscan hacer algún negocio en la noche.
En cuanto a la comida, no está mal, pero con diferencia preferiría algo hecho por Virgo o cualquier cosa que pueda pedir por domicilio y compartir con Natsu y Larcade.
Una vez que esta parte termina luego de aproximadamente una hora, se pone música en vivo y los invitados se ponen de pie para socializar y, en muy raros casos, bailar.
Intento mantenerme al margen en lo que resta de la noche, pero es casi imposible cuando un rato después se me acerca por la espalda un chico alto de cabello rubio oscuro con quien ya he tenido algunos encuentros no muy agradables.
-Lucy Heartfilia, tenía entendido que no te gustaban estas cosas, pero siempre te presentas radiante -él sonríe, pero solo puedo sentir repulsión por esos halagos vacíos que sé que le dice a cada mujer que se encuentra.
-Hibiki, creí que las cosas habían quedado claras la última vez -intento no ser grosera, pero termino sonando más cortante de lo que esperaba.
-Por supuesto que sí; sin embargo, eso no me impide apreciar la belleza de una dama -él sigue sin perturbarse, tomando mi mano para depositar un beso en ella cual caballero de cuento. En verdad me quiero ir-. Lamento lo de tu padre -cambia de tema, adoptando un semblante un poco más serio-. Últimamente las cosas no van muy bien para la empresa, ¿verdad?
-Lo que pase con mi padre no es asunto tuyo, lo que haya pasado lo arreglaremos nosotros -no sé por qué me incluyo si nunca he pretendido formar parte de nada relacionado al negocio familiar, pero lo sentí necesario.
-No tienes que ser así, solo quería hablar -mantiene su sonrisa y luego de una pausa, pregunta-: ¿Te gustaría bailar un poco?
¿Esto es en serio? Como si no hubieran más mujeres aquí para molestar.
-Tal vez después -intento no ser descortés, con algo de esperanza me dejará en paz de momento.
-Vamos, solo una canción -insiste, tomando mi mano para tirar de ella y llevarme a la pista de baile, eso hasta que alguien que no creí ver nunca aquí lo detiene, sosteniendo su hombro.
-Creo que fue muy clara cuando dijo que no quería -dice el chico de cabello rosa, ¿qué rayos hace él aquí?
-Disculpa, pero esto es entre nosotros dos, y si no te importa, ¿podrías decirme quién eres? No me suenas de nada y dudo que alguien te haya invitado -dice Hibiki, ahora sí luce algo molesto. Dirige su mano hacia la de Natsu, imagino que para retirarla, pero el demonio lo detiene, sosteniendo su muñeca antes de que siquiera lo toque.
-Me llaman por diferentes nombres, de los cuales ninguno eres digno de pronunciar -sonríe ligeramente, apretando la muñeca del contrario, que ahora parece intentar liberarse-. Ahora desaparece de mi vista, este lugar es bastante grande, así que espero que no te nos vuelvas a acercar en lo que queda de la noche -casi puedo ver un aura amenazante a su alrededor mientras dice eso, al tiempo que aprieta tanto la muñeca de Hibiki que parece que va a romperla. Él por su parte, lo mira con ira, pero más que nada, miedo.
Ellos dos parecen tener una especie de duelo de miradas, hasta que el rubio cede y se aparta. Parece querer decirme algo, pero lo piensa mejor y se lo guarda, retirándose a algún otro lado.
-¿Qué haces aquí? -le pregunto con timidez, es hasta ahora que me doy cuenta de que en algún momento tomó mi mano, no lo había notado hasta ahora.
-Llevo aquí toda la noche, robé un plato de comida. Tu sirvienta cocina mejor y hace más -por alguna razón, no me sorprende nada lo que acaba de decir, pero aún así es extraño que haya soportado tanto tiempo una reunión tan aburrida-. Bailemos -dice, aunque no sabría decir si es a modo de orden o petición. En cualquier caso, me toma tan por sorpresa que no me doy cuenta de en qué momento nos llevó al centro de la pista.
La canción acaba de terminar, así que permanecemos unos momentos sin movernos; es hasta ahora que me fijo que no tiene esa ropa extraña que usa siempre sino un traje que, odio admitirlo, pero le queda bastante bien.
Una vez que el piano comienza a sonar, él pone su otra mano sobre mi cintura y casi sin pensarlo, pongo la mía sobre su hombro, viéndolo fijamente a los ojos. Junto con la voz del vocalista, él comienza a moverse y yo lo sigo.
-No sabía que bailaras -comento luego de algunos momentos.
-Hay muchas cosas que no sabes sobre mí -sonríe antes de hacerme dar una vuelta y atraerme de nuevo a él-. ¿Quieres conocerlas? -me susurra al oído y siento un escalofrío recorrerme.
Él continúa sonriendo mientras danza con movimientos sutiles, pero acordes a la música, mientras que yo me siento invadida por una revolución de sentimientos.
-Sí quiero -respondo en un tono inestable que hubiera jurado que no escuchó de no ser porque ha ensanchado su sonrisa, pegándose un poco más a mí.
Ninguno de los dos pronuncia una palabra más, solo seguimos bailando, girando, acercándonos y alejándonos, de forma tan natural que hasta se me olvida el entorno en el que estamos, como si estuviéramos los dos solos en el lugar. Esta debe ser la primera vez que me siento cómoda en una situación como esta, sin preocuparme por dar un paso en falso, cómo me vean o que la persona con la que bailo solo espere el final de la canción para ir con alguien más. Por un momento incluso me parece escucharlo tararear levemente la canción y eso por alguna razón me trae un poco más de paz. En verdad me gusta estar con él.
Al terminar la canción, nos detenemos, viéndonos fijamente a los ojos, en su mirada encuentro un brillo extraño que no termino de descifrar, pero apostaría que él está tan feliz de estar aquí como yo.
Él pasa una mano por detrás de mi cabeza y luego la otra mientras se acerca lentamente. Esta vez sé lo que piensa hacer, esta vez no me aterra, esta vez voy a tomar la iniciativa porque yo también quiero.
Pongo mis brazos alrededor de su cuello y lo hago agacharse ligeramente hasta que nuestros labios se encuentran.
------------------------
Holis owo
Hasta aquí el capítulo de hoy, que siento que últimamente todos me están saliendo más largos de lo normal ^^'
Pero bueno, por si las dudas, esta es la canción que bailaban uwu
https://youtu.be/nCTUB85kwHo
Y supongo que eso es todo por ahora, nos vemos en 2022 :D
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top