4. Convivencia
Lucy
—¿Aquí no comen nunca? Muero de hambre —se queja el chico de cabello rosa, metiendo la cabeza entre la nevera, y sí, ha hecho que me sobresalte una vez más; debería ponerle un cascabel—. ¿Por qué solo tienen comida de conejo? Me gusta la carne —insiste, sacando un tomate para hacerle mala cara luego de olerlo.
—Se supone que hoy no venía a almorzar y hace más de una semana no hacemos las compras, así que tendré que pedir algo —respondo, buscando el número del restaurante chino; en realidad yo también tengo bastante hambre para este momento—. Como sea, al menos por esta vez... —pensaba invitarlo a comer, pero me callo al notar que de nuevo está a escasos centímetros de mí, olfateando. Este tipo no tiene la menor idea de lo que es el espacio personal, ¿verdad? —¿Pa-pasa algo? —pregunto con un leve tartamudeo. Por un lado, ya no me siento tan aterrada junto a él, pero por el otro, esta situación sigue siendo igual de incómoda que la primera vez.
Sin previo aviso, me aparta a un lado y abre la gaveta con las cosas de Happy para sacar uno de sus sobres de comida y destaparlo.
—Ya nos estamos entendiendo —él sonríe, observando el contenido. No estará pensando lo que creo que está pensando, ¿verdad...? ¿Verdad?
De acuerdo, la leve esperanza que tenía de que no fuera un completo desquiciado loco de remate se esfuma al ver que come del sobre sin meditarlo un solo segundo como si fuera un dulce. ¿Yo? Ahora mismo me esfuerzo por no vomitar.
—Le falta algo de sabor, pero no está mal —observa con la seriedad de alguien que prueba un plato en un restaurante serio, parece que piensa continuar, pero mi estómago no resistiría esa vista, así que lo detengo.
—¡Espera! —detengo su mano y él me mira con una expresión confundida—. No sigas con eso, por favor, es asqueroso. Voy a pedir algo, así que espera unos minutos, ¿está bien?
—Aburrida —dice. Luego de un silencio en el que alcancé a marcar el número, él pregunta—: ¿Y qué hago con esto?
—Dáselo al gato —indico, intentando mantener la calma ahora que han contestado. Prefiero apartarme un poco para que no se escuche nada extraño de fondo durante la llamada. En cuanto hago el pedido, regreso y me sorprende encontrar al lunático acosador que tengo, alimentar a Happy; casi parece una persona normal—. Si supuestamente eres un demonio, ¿no comes almas o algo así?
Al escuchar la pregunta, él dirige su atención hacia mí con una expresión que no termino de descifrar.
—Eso es un estereotipo absurdo —replica con una fingida indignación—. ¿Alguna vez has visto un alma? No, ¿cierto? ¿Al menos sabes lo que son? No son algo comestible.
—Lo siento —la verdad no tengo idea de por qué me disculpo, pero ya que el ambiente no es tan tenso y él no luce tan insoportable como hasta ahora, aprovecho para seguir preguntando—. ¿Y que haya demonios significa que también existe dios?
—Sabía que esa pregunta llegaría tarde o temprano —protesta en voz baja y esta vez sí parece que en verdad le desagrada el tema—. No entiendo por qué para los humanos nunca es suficiente tener un demonio en frente, siempre tienen que preguntar por los santurrones —hace una corta pausa—. Contestando a la pregunta, sí, existen muchos dioses, pero puedo decir con seguridad que todos ellos son unos imbéciles, al igual que esas palomas que tienen por lacayos.
De acuerdo, parece que el tema le irrita bastante, intentaré evadirlo, no quiero descubrir cómo es él enojado.
—¿Y ustedes viven escondidos, tienen otra dimensión o cómo funciona? —ni siquiera estoy segura de que haya sido sincero sobre lo de ser un demonio, pero como mínimo puedo asegurar que no es un humano común y corriente, tengo curiosidad por lo que tiene para decir.
—Todas las opciones que se te ocurran son correctas —explica sin mucho interés—; al igual que esas haditas luminosas, nosotros tenemos nuestro propio reino, pero también hay demonios que viven entre humanos por temporadas, así como otros que no podrían ser vistos por ustedes, aunque lo quisieran. Todo depende de la jerarquía, de la cual me complace afirmar que estoy muy arriba.
Él cruza sus brazos sobre su pecho y en verdad luce orgulloso de eso último, aunque cada vez me preocupa más lo peligroso que este sujeto pueda llegar a ser.
No hace falta esperar mucho para que la comida llegue y mi acompañante parece bastante emocionado por la idea, tanto que no espera ni a que lleve la comida a la mesa y comienza a devorar lo que quedó en la caja como si fuera un animal.
—Esto... —intento llamar su atención tocando su hombro, pero tengo que dar unos cuantos pasos hacia atrás cuando él voltea hacia mí de repente, produciendo un fuerte gruñido que de ninguna forma podría salir de una garganta humana, mientras que una expresión iracunda se dibuja en se rostro, en lo que podría jurar que sus dientes se han convertido en colmillos afilados.
Un par de momentos más tarde, la razón parece volver a él, pero no puedo evitar estar más alerta que nunca, ¿qué demonios fue eso?
—Solo quería decir que fuéramos al comedor —propongo, utilizando sin querer ese tono que era el único que pude producir apenas lo conocí, por un momento llegué a olvidar lo aterrador que es él, pero igualmente me las arreglo para pedirle con un poco más de seguridad—. Y si no te importa... usando cubiertos.
Este es uno de esos momentos en los que me encantaría poder saber lo que piensa, al menos para saber si de momento no intentará asesinarme o debería comenzar a correr ahora mismo de él. Por fortuna, la primera opción resulta ser la correcta; luego de lo que pareció un extraño duelo de miradas, él accede a regañadientes.
Los siguientes minutos son incómodos, tanto que siento que tengo que romper el silencio con cualquier cosa o voy a enloquecer.
—Gracias por lo del teléfono —agradezco porque en verdad quería hacerlo; eso y que no se me ocurre nada más para decir que no involucre preguntarle por cosas de demonios.
—Si quieres preguntar algo, solo hazlo —él dice, evadiendo lo que dije; por otro lado, ¿acaso él puede leer mentes? —Y no, no tengo telepatía, tú eres como un libro abierto -aclara sin dirigirme la mirada ni terminar de tragar la comida en su boca.
De acuerdo, me tranquiliza un poco saber que no escucha mis pensamientos, pero sigo sin sentirme cómoda preguntándole mucho, así que decido ir por un tema que me incumbe bastante.
—¿Por qué me besaste anoche? —pregunto y para mi sorpresa, esa frase consiguió que quitara su atención de la comida.
—Quería hacerlo, eso es todo —responde sin darle mayor interés para volver a lo que estaba antes... ¿está hablando en serio?
—¿"Eso es todo"? ¿No hay más? —sin quererlo, sueno indignada y en realidad no sé por qué.
—Si digo que es todo, es todo; no soy como ustedes los humanos, que sobre-piensan cada cosa que hacen. ¿Por qué tanta insistencia? ¿Quieres otro? No tendría problema si esta vez pones de tu parte, pero no te hagas ilusiones, no eres mi tipo.
¿Hasta dónde puede llegar el narcisismo de este tipo? No sé cómo sean las cosas en el manicomio del que haya salido, pero al menos para mí un beso debería ser un momento especial, no algo porque "quiso hacerlo y ya". Es más, por mi parte es perfecto no ser de su tipo, así al menos no debería preocuparme porque se repita algo como eso.
Luego de terminar el incómodo almuerzo, decidí intentar hacer mis deberes. Al comienzo el insoportable tipo de cabello rosa lo hizo tarea imposible, sin embargo, luego de ignorarlo un largo rato, comenzó a mirar todo alrededor hasta que se entretuvo con un cubo Rubik. Se nota que no tiene la menor idea de cómo armarlo, pero ha estado fascinado con ese pequeño cubo durante al menos una hora, incluso alcancé a olvidar que se encontraba en la misma habitación que yo hasta que gritó a los cuatro vientos que consiguió armar dos caras... intenté decirle que esa no era la forma correcta, pero ignoró olímpicamente lo que dije con la excusa de que "estoy celosa de su habilidad e inteligencia". De acuerdo, lo dejé pasar porque al menos así está tranquilo y no molesta.
Una vez que he terminado con lo que me había propuesto para hoy, decido hacer un nuevo intento por ponerle un orden a mi convivencia con este extraño sujeto.
—¿Entonces por cuánto tiempo piensas estar acosándome?
—Hasta que tenga lo que quiera o me aburra de ti, lo que pase primero —responde con un tono aburrido sin despegar sus ojos del cubo que lo ha tenido tan entretenido. De acuerdo, supongo que eso significa que esto va para largo.
—En ese caso, vamos a tener que poner reglas -exijo, arrebatándole el objeto para que preste atención.
—¡Oye, ya casi lo tenía! —él protesta desde su sitio, pero no me hace falta detallar el cubo para saber que estaba lejos de conseguirlo.
—Primero que nada, no quiero que vuelvas a meterte al baño de mujeres —como cosa rara, él escucha en silencio, así que aprovecho para continuar—. Segundo, necesito saber si alguien más puede verte, si no es así, te ignoraré; tercero, vas a respetar mi espacio personal, ya que no soy tu tipo, no creo que sea problema; cuarto, no interfieras en mis clases; quinto, pero no menos importante, deja de aparecer de la nada, vas a hacer que me dé un infarto si sigues así.
En cuanto termino de hablar, el lugar se suma en un silencio absoluto; él me mira fijamente aún sin moverse, no deja de ser intimidante, pero yo me mantengo firme.
—Así que esas son tus reglas —dice, levantándose y un mal presentimiento me invade de inmediato, odio tener que mirar hacia arriba y sentirme tan pequeña e intimidada cuando está tan cerca—. Bien aquí están las mías: primero, tú no vas a darme órdenes, segundo, tú no vas a darme órdenes, tercero, es divertido verte sobresaltada cada vez que aparezco, así que seguiré haciéndolo cuando menos lo esperes. Nadie puede prohibirme nada, mucho menos una débil humana cualquiera, demasiado tonta para entender con quién se está metiendo —él sentencia y vuelve a quitarme el cubo para regresar a su anterior posición.
De acuerdo, admito que fui demasiado optimista al pensar que había alguna posibilidad de que hiciera caso.
Como sea, no me voy a dejar desanimar por eso, me he puesto en la tarea de buscar formas de contener demonios, aunque los resultados... de acuerdo, no encontré nada muy alentador o convincente, pero nada pierdo con preguntarle.
—¿El agua bendita y esas cosas funcionan en ti? —pregunto, manteniendo una actitud tranquila para no hacer levantar sospechas.
—Intenta usar eso o cualquier cosa que se le asemeje en mí una sola vez y te prometo que voy a jalarte los pies mientras duermes cada noche durante las próximas dos décadas —asegura sin siquiera dirigirme la mirada, matando lo que quedaba de mis esperanzas en recuperar algo de tranquilidad en mi vida. En verdad comienzo a pensar que mintió sobre no poder leer mentes.
Ya han pasado unos cuantos días desde que convivo con este peculiar hombre que se hace llamar END y debo admitir que, más allá de hacerme la vida imposible, como había pensado en un comienzo, he terminado por adaptarme a su compañía y odio admitirlo, pero muchas veces resulta ser hasta agradable y en otras algo divertido cuando se pone en su papel de villano caricaturizado, en lo que por cierto un día estuvo un buen rato sentado con Happy sobre sus piernas, acariciándolo mientras se hacía el malvado genio detrás de todo el mal en el mundo; a veces en serio se comporta como un niño.
A pesar de lo que dijo, curiosamente ha obedecido casi todo el tiempo las reglas que intenté ponerle, todas menos la del espacio personal, esa decidió ignorarla por completo... y tampoco se ha esforzado mucho en anunciarse antes de aparecer, lo admito; la única diferencia es que me he acostumbrado a estar alerta cuando él no está cerca por si se aparece en cualquier momento.
—Disculpe, ¿está ocupada? No le quitaré mucho tiempo —pide una voz masculina y melodiosa, que atrapa toda mi atención—. Me preguntaba si podría decirme cómo encontrar a END.
Aquella pregunta me deja totalmente descolocada y no tengo la menor idea de cómo reaccionar, solo me queda mirar entre sorprendida y confundida al chico desconocido frente a mí.
‐------------------
Holi owo
¿Cómo van? :3
Hasta aquí el capítulo de hoy, introduciendo a un personaje que apenas salió en Ángel caído, pero que aquí va a tener bastante importancia owo
Vale, les dejé fácil adivinar quién es, solo una persona habla así en la primera parte :v
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top