24. Congelamiento

Natsu

Esta vez el escenario en verdad luce como el auténtico apocalipsis, aun más que en el último intento de Zeref; con la tierra abriéndose para dar paso a lo peor que pueda salir del mismísimo infierno. A simple vista no logro identificar a nadie importante y eso me confunde, ¿cómo es que ese idiota montaría todo esto sin poner a alguien a que lidere a los inútiles de clase baja?

—Natsu —esa voz... esa maldita e inconfundible voz que me taladra la cabeza me deja petrificado en mi sitio—. No interfieras, ahora te mostraré lo que debiste haber hecho aquella vez.

Maldición, ¿él está aquí de nuevo? No siento su presencia, así que no hay forma de que haya venido en su cuerpo físico, ¿tal vez otra posesión?

Estoy por descartar la idea al notar que todos los humanos restantes corren despavoridos, hasta que noto algo que me llama la atención; un hombre caminando con tranquilidad en medio de todo el caos como si nada le importara, que se detiene solo un momento para voltear a verme fijamente con una sonrisa, a pesar de estar al menos a medio kilómetro de distancia. Ese es... ¿el hechicero que falló con su parte del trato?

—Vamos, Natsu —veo que sus labios se mueven y escucho un par de voces entremezcladas en mi cabeza—. No pensarás que sería tan fácil deshacerte de mí. Este hechicero es un recipiente de excelente calidad, no lo dejaría ir como si nada.

Maldita sea... maldita sea, maldición, ¿Entonces no conseguimos nada con Gray ese día? ¿Todo este tiempo él solo estuvo preparando su "recipiente" para cuando llegara la ocasión para usarlo? El hechicero luce algo diferente, aunque con la distancia es complicado discernir con exactitud de qué se trata, pero eso es lo de menos; es un hecho que Zeref consiguió poseerlo con éxito, o al menos no ha comenzado a pudrirse desde el momento en que entró en él, que es una enorme diferencia con respecto al tipo de antes. También me preocupa lo que pueda llegar a hacer ahora en el cuerpo de un hechicero. Debo avisarle a Gray; que él y las demás palomas lo tengan como objetivo principal.

Intento buscar con la mirada al ex-caído, pero no consigo verlo en medio de la pelea que se ha armado en el último minuto entre los dos bandos. Considero bajar a donde ocurre todo, pero no he avanzado más de dos metros, cuando una cantidad abrumadora de energía demoníaca acumulándose se roba todo mi interés. No tardo en confirmar que se trata de Zeref, recitando palabras a toda velocidad que no alcanzo a escuchar por la distancia.

A medida que habla, un aura oscura y pesada comienza a formarse a su alrededor, la cual se hace cada vez más densa, hasta el punto en que ya no puedo verlo. Lo siguiente que sé es que aquello que lo rodea crece exponencialmente de un momento a otro. Mi intento por escapar de lo que sea eso no podría ser más inútil y lo confirmo en cuanto esa capa de energía me rebasa.

En realidad, no me siento diferente de como lo hacía hace un minuto y eso me tranquiliza; efecto que desaparece justo después al reconocer esta sensación. Esto se siente como el inframundo, incluso está presente en una medida muy leve, ese olor a azufre tan característico de allí.

Apenas consigo orientarme, adaptándome a la atmósfera, que ya no se siente tan densa, aunque sigue siendo suficiente para que parezca que es de noche a pesar de que no son más de las cuatro de la tarde.

Un grito particularmente fuerte, de repente llama mi atención, seguido de otros pocos que no se hacen esperar. Al buscar la fuente, me topo con la imagen de unos cuantos humanos que parecen agonizar. Están pálidos y escandalosas venas amoratadas saltan a la vista, además de que vomitan más sangre de lo que debería ser posible con su tamaño.

Si es que Zeref consiguió generar un ambiente similar al inframundo, es lógico que un humano no pueda sobrevivir más de un minuto bajo esas condiciones.

"Lucy" su nombre salta en mi cabeza y siento un fuerte deseo de ir con ella, pero me detienen dos cosas; la primera es la posibilidad de que yo sea un riesgo adicional para ella si me acerco, y la segunda es la confusión que me genera ver movimiento por parte de uno de los humanos que creí que ya habían muerto, y no parece ser el único. No son todos, ni siquiera la mitad, pero varios han vuelto a convulsionar en el suelo con violencia.

No, no es solo eso, están cambiando, mutando en algo deforme, como un ghoul. Una vez que están más o menos estables, atacan todo a su alrededor; ya sean cadáveres, humanos horrorizados y agonizando, u otros que corrieron la misma suerte que ellos.

"Así que este siempre fue su objetivo" confirmo al notar cómo el hechicero poseído ríe a carcajadas, observando el caos a su alrededor.

—¿Acaso no es perfecto, Natsu? —las voces entremezcladas resuenan en mi cabeza—. Solo mira todo lo que está pasando. El dolor, los gritos, ¡la desesperación! ¡Muerte en cada esquina! ¡Así es como debe ser cualquier sitio! ¡No solo el inframundo!

Como demonio, siempre disfruté del caos y el sufrimiento ajeno, como cualquiera. Pero esto... este espectáculo es simplemente repugnante por donde lo vea. El mundo humano siempre me gustó por ser como es, pero él... él solo quiere convertirlo en un segundo infierno.

¿Lo peor? Lo peor es que lo está logrando, al menos en este sitio.

—¡Natsu! —alcanzo a escuchar el grito de Gray a lo lejos, ¿dónde rayos se metió? —¡Envuélvete en fuego, lo más caliente que puedas! ¡Solo hazlo! —indica desde un lugar que aún no identifico.

No tengo idea de qué planea, pero ahora mismo no puedo hacer mucho por ayudar y no pierdo nada haciéndole caso por esta vez, asumo que no está en condiciones para explicar.

Siguiendo su instrucción, no tardo ni un instante en cubrirme por completo entre llamas tan calientes que consiguen derretir el asfalto de varias calles. Espero que no tarde en lo que sea que piense hacer, esto no es más que un desperdicio desmedido de energía, que podría servir más adelante.

De repente comienzo a sentir una presencia abrumadora, una gran cantidad de energía angelical y no tengo que pensarlo para saber que se trata de Gray. Yo frunzo el entrecejo y me mantengo sin cambios, esperando.

No pasa mucho antes de que note que la temperatura ha descendido drásticamente y continúa haciéndolo. No, es más que eso, está congelándolo todo, cubriéndolo con una gruesa capa de hielo con un tono rosado, característico de su magia de devil slayer. El efecto se expande cada vez más y sé que es cuestión de instantes para que llegue a mí. Ahora entiendo, si contrarresto su hechizo con mi fuego, no debería afectarme como lo está haciendo con los demás demonios en el camino.

Pongo una especial cantidad de calor cuando siento que se avecina, pero no es suficiente para bloquearlo del todo. Mis llamas flaquean y el frío se extiende por todo mi cuerpo. Mis brazos han quedado inmovilizados en una posición defensiva, pero lo que en verdad me afecta es la capa helada sobre mis alas que se hace cada vez más dura y me impide moverlas, lo cual me lleva a una desagradable caída contra el frío suelo.

Intento levantarme lo más rápido que puedo, pero esta magia es tan intensa, que mi fuego terminó por apagarse, e incluso mis manos llegan a temblar por el frío. Poco después, al fin consigo desplegar mis alas, desprendiendo una nueva llamarada que consigue calentarme y me permite recuperar la movilidad una vez que la he apagado. Ese idiota helado me va a escuchar cuando lo encuentre.

Al ver alrededor, me encuentro con una escena bastante cercana a la que me había imaginado; absolutamente todo está cubierto por hielo, no se salva nada, demonios, humanos, animales, plantas, autos, las construcciones, el agujero en medio de la acera y también las calles que yo mismo derretí momentos atrás. Hasta las partículas que contaminaban el aire parecen haber sido neutralizadas en algo similar a copos de nieve estáticos en el aire. Es casi como si él hubiera congelado en el tiempo a la ciudad entera; odio admitirlo, pero esta vez se lució.

Ya que no se me ocurre otra cosa, decido ir en dirección al origen de la energía, siento que no he hecho más que perder el tiempo desde que esto comenzó. En el camino, alcanzo a ver que el hechicero que ocupa Zeref ha sido alcanzado por la magia y eso me tranquiliza; tendremos algo de tiempo en lo que consigue liberarse.

Más o menos un minuto luego de comenzar a moverme, alcanzo a distinguir a un ángel de cabello negro y alas grises, tumbado en el suelo. Sin pensarlo, voy hacia él, y en cuanto me acerco, noto la dificultad en su respiración, así como que la parte de su piel cubierta por marcas negras parece estar resquebrajándose. Era de esperarse que un hechizo de ese tamaño tuviera consecuencias así. En verdad es un idiota confiado; ahora está vulnerable a cualquier ataque de alguien que no haya quedado congelado, casi se me quitan las ganas de golpearlo... casi.

—¿Qué demonios tenías en la cabeza para hacer eso? —pregunto, poniéndome de cuclillas a su lado.

—Natsu... —pronuncia con dificultad.

—Sí, así me llamo, publícalo de una vez si tanto quieres —si todos alrededor no hubieran sido convertidos en paletas heladas, no me lo tomaría con tanta calma, pero ya estoy resignado a que él me siga diciendo así—. Como sea, ¡no vuelvas a usar ese maldito hielo conmigo si quieres mantener la tregua! —reclamo, eso en verdad fue molesto.

—Te dije que lo evitaras con fuego —él dice y siento que podría desmayarse en cualquier momento. Es frustrante que ni siquiera intente pelear.

—Para lo que sirvió —murmuro con frustración, con los brazos cruzados—. ¿Y bien? ¿Por qué congelarlo todo? Siento que, así como quedaste, podría romperte con un golpe.

—Fue una orden de arriba, era la mejor forma de proteger a los mortales con vida que no pudimos evacuar —explica, haciendo lo que parece un intento por levantarse, pero que no podría salir peor.

—Con arriba, ¿te refieres a...?

—Lo ordenó directamente el dios Anksheram —una voz femenina irritantemente familiar suena a mi espalda, mientras que una afilada hoja de metal se posa junto a mi cuello—. Aléjate de él, END.

—Tan amable como siempre —comento con ironía antes de girar la cabeza para ver a la pelirroja—, Erza.

—Déjalo —el ángel medio inconsciente interviene, llamando tanto mi atención, como la de ella—. Tú misma dijiste que no le harías nada a menos que él comenzara.

—Eso fue antes de que el tratado de paz se anulara —aclara sin moverse un milímetro. ¿En qué momento pasó eso? —Además, es incorrecto decir que no ha hecho nada durante su estadía en este mundo —¿Se refiere a lo de los caídos o al último intento de Zeref por usar la otra grieta? Supongo que no importa, tal vez sean ambas.

—Erza, ya hablamos de esto —él insiste, serio. Parece que piensa decir algo más y levantarse, pero se calla antes de decir nada al caer una vez más a su posición inicial.

—No puedo creer que sigas con esa actitud en tu estado —la pelirroja suelta un suspiro y finalmente deja de apuntarme antes de dedicarme una mirada severa—. Si haces algo que provoque la más mínima sospecha, no dudaré en arrancarte la cabeza, demonio.

—También te quiero —sonrío con cinismo porque sé cuánto odia ella que le hable así.

—Como sea —me ignora deliberadamente para ir con Gray—, quedaste demasiado débil, hay que llevarte a un lugar seguro— dice, levantándolo sin mucho cuidado sobre su hombro, ante lo que él deja escapar una queja. Esta mujer parece cualquier cosa menos un ángel si ignoras esas alas emplumadas.

—Ya que asumo que les interesa y parecen no estar enterados, les informo que Zeref está de nuevo en la ciudad —digo y ambos me observan con los ojos abiertos de par en par—. ¿Recuerdas al hechicero de la otra vez? El de cabello negro.

—Rogue... ¿Lo poseyó? ¿No lo habíamos curado ese día?

—Parece que solo perdimos el tiempo. Es probable que haya ocultado su influencia en él para que lo dejáramos en paz; un hechicero es el recipiente ideal, de momento no muestra deterioro y es capaz de usar al menos algo de su poder, fue él quien sumergió la ciudad en tinieblas.

—Y para completar, Rogue tiene afinidad con la oscuridad. Era demasiado conveniente para desperdiciar la oportunidad —él complementa con frustración visible. Al menos ya parece un poco más despierto.

—Por suerte, tu hechizo funcionó con él. Eso dará algo de tiempo, pero dudo que sea mucho, el cuerpo que ocupa no es el de un demonio, o al menos no del todo.

—Es bueno saberlo —Gray asiente, pero sigue luciendo algo preocupado.

—Vámonos, debes descansar. Pondremos a los demás al día para organizarnos —la pelirroja le dice al devil slayer antes de dedicarme una mirada fugaz—. Será en terreno sagrado, sin peligro de que un demonio se acerque —aclara, por si no había quedado claro que no me quiere a menos de un año luz de distancia.

En verdad me irrita.

Luego de esas palabras, ambos desaparecen en una fracción de segundo. Admito que estoy más relajado sin ella por aquí, no entiendo porqué me tiene tanta manía cuando hay otro demonio mucho más peligroso a unas cuantas calles.

Estoy considerando ir a revisar cómo va todo en casa de Lucy, cuando noto una presencia justo detrás mío que me causa un escalofrío.

Al voltear, noto que solo se trata de Larcade y me tranquilizo una vez más, ¿por qué no puede hacer al menos un maldito ruido?

—¿Cuánto llevas ahí?

—Acabo de llegar —responde sin emoción, como cosa rara—. Quería saber qué ocurre afuera. De repente parecía el armagedón y luego todo se congeló.

—Bueno, básicamente eso es todo hasta ahora —suspiro, estirando los brazos. De repente, recuerdo lo que pensaba antes de que él llegara—. Por cierto, ¿cómo va todo por allá? ¿Lucy se congeló? —me asusta pensar en la idea de que esa cosa la haya afectado como a los humanos que vi.

—Todo adentro de la barrera está sin cambios, el congelamiento no afectó la casa. Ella está bien, solo angustiada.

—¿Y decidiste dejarla sola en esas condiciones? —reprocho y él parece haberse quedado sin palabras. ¿En serio no lo había pensado? Este albino carece sentido común, ¿verdad?

Tengo ganas de estrellarle la cabeza contra un muro, pero la razón gana la batalla y me contengo.

—También quería ser de ayuda —él dice, algo desanimado—. Puedo pelear, estoy listo. Aquí seré de más útil que dentro de una barrera sin hacer nada —añade, pretendiendo lucir determinado. De acuerdo, eso no lo esperaba.

Tomando en cuenta nuestra última pelea, preferiría que no lo hiciera, pero quiero pensar que esa vez tampoco quería matarme, así que no debía ir en serio; no sé cuál sea su verdadero poder.

—Más te vale no hacer quedar mal el apellido Dragneel —digo con una sonrisa ladeada.

—Nunca lo haría —afirma con un atisbo de sonrisa.

Ambos vamos en dirección a la grieta y cuando ya estamos cerca, confirmo lo que ya sospechaba; puede que con lo que hizo, Gray haya congelado a casi todos los demonios en la superficie, sin embargo, esta grieta es básicamente un portal al inframundo, era imposible que ese hechizo detuviera a todos los demonios que aún no llegaban y que ahora están a nada de romper la capa de hielo que les impide cruzar al mundo humano.

Me preparo para luchar contra lo que venga y puedo notar que Larcade hace lo mismo. Ahora que lo pienso, creo que esta es la primera vez que peleamos juntos en una batalla. Supongo que después de ese espectáculo que dio el idiota de Gray, tendré lucirme frente a mi hijo. Hace mucho que no he usado todo mi poder, ya me estoy encendiendo.















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Holis OwO

Lamento la tardanza, es que últimamente he estado haciendo algunas comisiones y entre eso y la universidad, el tiempo se me desaparece :'v

Pero bueno, ¿Qué tal les ha parecido el capítulo? :3

PD: Natsu no es Natsu sin su frasecita, vi que encajaba y no me aguanté uwu

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