18. Soledad

Lucy

No he dejado de temblar desde que llegué a casa. No me puedo sacar esas horribles imágenes de la cabeza y no puedo dejar de sentirme traicionada a pesar de que él me advirtió tantas veces lo que es en realidad.

Eso es lo que más me frustra; a pesar de todo, en verdad llegué a pensar que era una buena persona, que era mi amigo, que me llegó a gustar más que nadie hasta la fecha. Sin embargo, ahora solo parece que me gustaba quien él pretendía ser, una ilusión.

¿Cómo pude ser tan tonta?

Las lágrimas comienzan a brotar de mis ojos y no estoy segura de cuál es la razón, pero no me gusta, no quiero llorar por él.

—Lucy —una voz familiar me toma por sorpresa mientras intento limpiarme la cara, causando que me sobresalte y suelte un corto grito. Para mi alivio, solo se trata de Larcade, pero no puedo dejar de estar alerta y arrinconarme lo más que puedo contra la esquina más cercana.

Larcade es como él. Ya no puedo confiar en él, todo eso que me ha mostrado hasta ahora seguramente también sea falso.

—Hay algo sobre lo que quiero hablar contigo —él dice, pero no quiero escucharlo.

—Por favor vete —pido con un susurro.

Pasan varios silenciosos momentos en los que él no parece ser consciente de la situación a pesar de que debe ser más que evidente que estoy aterrada.

—¿Qué ocurre? —él pregunta, ladeando un poco la cabeza sin cambiar su gesto imperturbable.

—Larcade, por favor —insisto, mirándolo a sus tranquilos ojos rojos—. Yo... ya no quiero seguir viéndolos... no quiero tener nada que ver con demonios. No puedo con esto, necesito mi vida de vuelta, la que tenía antes de conocerlos a ustedes dos.

—¿Entonces no me vas a escuchar? —pregunta, pero suena más a afirmación; de igual forma niego con la cabeza. Luego de un silencio, pregunta—: ¿Ya no vamos a pasar el tiempo los tres juntos? —¿Por qué hace esto? ¿Por qué actúa tan inocente? A veces hasta siento que estoy con un niño cuando hablo con él. Pero no debo caer, no voy a dejarme engañar de nuevo por ellos; incluso cuando nos conocimos, Larcade me hizo firmar un contrato a traición. Esa es su verdadera naturaleza.

De nuevo niego con la cabeza, suplicando internamente que se marche. Esta vez, él se limita a asentir con un "Está bien" con la voz levemente enronquecida antes de tomar a su familiar, el cual no había notado que estaba aquí, y desvanecerse hasta que su presencia desaparece por completo, como si nunca hubiera estado aquí.

Por alguna razón, no puedo evitar sentirme culpable por decirle de esa forma que se fuera.

Han pasado algunos días y tanto Natsu como Larcade han desaparecido del mapa. Excepto por un par de momentos en los que me he sentido observada, en los que he ignorado la sensación hasta que esta se esfuma, en verdad ambos cumplieron. Como si las últimas semanas se hubieran desvaneciendo y nunca me hubiera involucrado con asuntos que me superan por mucho.

Además de esto, tengo la sensación de que los demás a mi alrededor se han olvidado por completo de ellos, partiendo de que Virgo no parecía tener idea de quiénes eran cuando los mencioné durante una conversación y no sé cómo sentirme al respecto.

"¿Le habrán borrado la memoria?" Fue lo primero que pensé, aunque luego recordé algo que me comentó Larcade hace un tiempo: "Los humanos no están hechos para el mundo sobrenatural, su mente eventualmente elimina todo lo que parezca incorrecto".

¿Eso significa que yo también terminaré olvidándolos?

Tal vez sea lo mejor para mi salud mental, borrar todo eso. Sin embargo, no me gusta la idea; hay muchas cosas que me gustaría conservar del tiempo que pasé con ellos.

Desde que Natsu apareció en mi vida, había dejado de escribir en mi diario por temor a que lo encontrara y leyera sin permiso, pero ahora que no está, he aprovechado para registrar lo más relevante de ese tiempo para acá, aunque por alguna razón me costó más de lo esperado recordar siquiera eso.

20 - 08 - 2020

Tengo que admitirlo, extraño que esos dos estén por aquí, en especial ahora que papá volvió a salir de viaje, creo que nunca había sentido esta casa tan grande y vacía.

~°~

24 - 08 - 2020

No puedo seguir así, no voy a seguir aferrándome a algo que no volverá a ser y que nunca debió ocurrir desde un principio. Sin pensarlo mucho por temor a arrepentirme, arranqué y tiré las páginas en las que hablé sobre el tiempo que pasé con ellos dos.

~°~

15 - 09 - 2020

Es extraño, cada vez que algo de esa época viene a mi mente, el recuerdo es aún más difuso. Tal vez no debí deshacerme de esas páginas del todo, ya ni siquiera podría describir sus caras si lo intentara.

~°~

21 - 09 - 2020

Natsu... ¿cómo era él? Tenía el cabello alborotado y... ¿rojo? No, no termina de encajar. Larcade tenía una marca blanca en la frente... ¿o era en el pecho?

Cuando intento pensar en cualquiera de los dos, solo me encuentro con una imagen borrosa e indistinguible que no deja de cambiar. ¿Al menos podría reconocer a alguno de los dos si los volviera a ver?

...

No, eso no importa, lo mejor es que no vuelva a saber de nada que tenga que ver con ellos.

~°~

8 - 10 - 2020

Últimamente estuve tan ocupada con los exámenes que no he podido pensar en nada más. Revisando páginas pasadas, antes de escribir esto, me he topado con un par de nombres extraños, pero supongo que en algún momento debí confundir el diario con mi libreta de ideas para historias, cosa que no me sorprendería; solo debo dejar descansar un poco más mi mente en estas épocas, el cansancio a veces me pone a hacer cosas extrañas.

~°~

10 - 10 - 2020

Hoy... fue un mal día, debo admitirlo. Se supone que ya podría descansar luego del último examen, pero no podría sentirme peor al terminar siendo la única que se quedó sin pareja para solucionarlo. Que me hayan dicho que bueno debía contestar todo solo me hizo sentir peor, como si el profesor hubiera sentido lástima por mí. En esa clase nunca llegué a hablar mucho con nadie en particular, pero tampoco pensé que algo así podría llegar a pasarme.

~°~

13 - 10 - 2020

Dentro de unas pocas horas es mi cumpleaños, sin embargo, de momento no le he dicho a nadie de la universidad. ¿Por qué...? La verdad no estoy segura. Aún sin decir el motivo, intenté invitar a los demás, aunque fuera a ver una película o pasar el rato, pero todos parecen ir por su lado; Levy y Gajeel parece que ya tenían planes de estudiar, aunque últimamente están tan pastelosos que casi ignoran el mundo a su alrededor; Juvia está bastante distante de todos desde que terminó con su novio, en verdad le afectó, no está de ánimos para salir últimamente; y por último, Cana, ella ya planeaba ir a Sabertooth a embriagarse. Me invitó, pero sinceramente ese tipo de planes no son para mí, lo comprobé esa vez que fuimos.

Realmente viendo en retrospectiva, supongo que nunca llegué a ser realmente cercana a ninguno de ellos, yo solo estaba allí.

—¿Hola? —luego de algunos intentos, mi padre finalmente decide contestar el teléfono.

—Hola padre.

—¿Por qué estás llamando tanto? ¿Algo pasó? ¿Necesitas algo? Estoy ocupado —pregunta apurado, así que lo mejor será ir al punto.

—Me preguntaba si llegarás hoy —digo y alcanzo a escuchar ese sonido que hace con la garganta cuando algo le molesta. De inmediato me preparo para una respuesta negativa.

—No lo creo, aún hay bastantes cosas que hacer, tal vez en un par de días.

—Pero habías prometido que... —me callo de golpe al ser interrumpida.

—Después te llamo —me corta y alcanzo a escuchar una protesta de su parte hacia alguien donde sea que él esté antes de terminar la llamada.

No va a llamar después, lo sé. Ni siquiera debe recordar qué día es hoy.

Suelto un pesado suspiro e intento reunir suficiente energía para ir a la universidad, pero en verdad no tengo ningún ánimo para ir, menos al recordar que tengo seis horas de clase hoy.

En cuanto me cruzo con Virgo, ella me desea un feliz cumpleaños y sirve unos cuantos pancakes sepultados bajo un montón de crema batida y varios jarabes dulces. Siempre me pregunta cómo soy capaz de tomar como desayuno algo con tanto dulce, pero en realidad solo como esto en días como estos, como cuando mamá los hacía para mí porque sabía cuánto me gustaban. Me alegra que Virgo haya conseguido replicar el sabor exacto, me trae buenos recuerdos.

—¿Pasa algo, princesa? —ella me pregunta de repente, recién noto que ni había comenzado el desayuno hasta ahora, ¿qué me sucede hoy?

—No es nada —niego, forzando una sonrisa antes de comenzar a comer.

No sería capaz de decírselo, pero en esta ocasión no lo estoy disfrutando como siempre. El sabor no ha cambiado en lo más mínimo, pero por alguna razón no es lo mismo.

Una vez que estuve lista, Virgo me acompañó de camino a la universidad, donde me limité a, literalmente, asistir a clases y ya, solo descansando durante la hora de almuerzo para seguir estudiando en la tarde. Casi parece que los profesores se pusieron de acuerdo para hacer la clase más larga y aburrida de lo normal; debo admitir que en varias ocasiones terminé perdiéndole el hilo al tema, no sé por qué, pero no me puedo concentrar.

Al llegar a casa, no hago mucho más, me limito a hacer los trabajos pendientes... a la larga este solo es un día más, ¿qué importa?

Me toma por sorpresa que luego de un rato haciendo esto, Virgo viene a mi habitación con un pequeño pastel con una vela encendida, cantando el feliz cumpleaños y no termino de procesarlo hasta que pone el postre en mis manos.

—Adelante, pida un deseo —sonríe levemente—. No es mucho y sé que yo no soy la compañía que esperaba, pero no quería que dejara pasar este día como si nada.

—Gracias, Virgo —sonrío. Es un lindo gesto de su parte, en verdad no tenía que hacerlo.

—Pida un deseo, la vela se derrite.

¿Un deseo? Es una estupidez, pero aunque no sea en serio, no se me ocurre nada. Supongo que solo quiero que todo mejore... que todo en general sea mejor. Es lo único que tengo en mente al soplar la vela.

Luego de haber compartido el pastel con Virgo, ella preguntó si quería que se quedara hasta tarde por hoy. En primera instancia consideré pedírselo, sin embargo, finalmente decidí no hacerlo; aún así, ella dijo que estaría pendiente del teléfono toda la noche por si necesitaba algo y en caso de ser así, estaría conmigo en cinco minutos.

En verdad es una buena chica, me gusta sentir que siempre puedo contar con ella... aunque en el fondo siempre haya una voz recordándome que es su trabajo. Si no le pagaran, ella no estaría aquí, seguramente no le importaría en lo más mínimo qué ocurra conmigo.

Hoy fue mi cumpleaños y ahora solo estoy en la oscuridad de mi habitación mirando estupideces en el celular y mi única compañía es mi gato. Intento apartar esos pensamientos de mi mente lo más que puedo, pero no podría fracasar de peor forma. 

"¿Por qué todos siempre terminan apartándose?", "¿Por qué nunca he podido tener un amigo de verdad?", "¿Acaso hay algo malo en mí?", "¿Qué es?" las preguntas y pensamientos negativos no dejan de aparecer y las lágrimas se derraman por mis mejillas sin que pueda evitarlo mientras me aovillo en mi sitio.

En retrospectiva, supongo que siempre he estado sola, no entiendo por qué me siento así, por qué de repente comenzó a afectarme, pero creo que nunca me había sentido peor conmigo misma.

No sé cuánto tiempo llevo así, pero siento que ya debe ser bastante tarde. Cuando voy a levantar mi teléfono una vez más para ver la hora, termino tirándolo al piso por accidente, en lo que termina en medio de mi cama y la mesa de noche.

"Perfecto, Lucy, ya lo rompiste" pienso, aunque rápidamente desecho esa idea al recordar que ese celular ha sobrevivido a cientos de caídas como esa.

No tengo ningún ánimo para pararme a recogerlo, así que tanteo con la mano, esperando encontrarlo.

Luego de unos cuantos momentos, siento algo, sin embargo, sé de inmediato que no es lo que estoy buscando. Tengo que limpiar ese sitio más seguido. De cualquier forma, levanto el objeto misterioso, segura de que se trataba de uno de los juguetes de Happy que siempre van a dar a ese lugar, pero me doy cuenta que estaba equivocada al notar que es el cubo con el que Natsu siempre estaba jugando.

...

Un momento.

—¿Natsu? —el nombre brota de mis labios por cuenta propia mientras que yo me quedo congelada en mi sitio.

Natsu... él siempre intentaba armarlo con movimientos sin sentido... él siempre estaba aquí aún cuando le decía que se fuera.

¿Cómo es que pude olvidarlo por completo?

—Natsu —pronuncio con un sollozo mientras que mis ojos se vuelven a repletar de lágrimas y no puedo evitar echarme a llorar. En verdad quisiera que estuviera aquí.

—¿Lucy? —me llama una voz suave que no había escuchado en lo que me parece una eternidad y me obliga a levantar la cabeza.

Alto, cabello rosa alborotado, bufanda de escamas blancas, piel ligeramente bronceada, ojos verdes que me miran detenidamente con un gesto que ni siquiera me molesto en identificar. La imagen borrosa en mi memoria al fin se aclara.

Me toma algunos segundos reaccionar, pero en cuanto lo hago, voy hacia él y rodeo su torso con mis brazos con toda la fuerza que tengo, tal vez para asegurarme de que es real.

Momentos después, él corresponde a mi abrazo con firmeza.

Es cálido, muy cálido, y ese leve olor a leña quemada que desprende me trae un sentimiento agradable, sus brazos a mi alrededor me hacen sentir segura y en paz, hace que todo lo malo se me olvide.

Es cierto, no siempre estuve sola, él quiso meterse a mi vida a la fuerza para quedarse.

No sé cómo ni por qué, pero en verdad me alegra que esté aquí ahora.






---------------------------

Holis owo

De nuevo me disculpo por la demora, soy medio sensible a estos temas y solo podía escribir cuando no hubiera nadie cerca ( ._.)

Pero bueno, finalmente está aquí y Natsu y Lucy están juntitos de nuevo, ¿qué les ha parecido el capítulo? :3

Aclaración: Las partes del diario solo eran las que involucraban a Natsu y Larcade, eso era lo importante y no quería meter relleno. Lucy escribía mucho más, pero el punto de esa parte era mostrar cómo los olvidaba progresivamente.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top