17. Acuerdo
END
No puedo creer que estoy haciendo esto.
Cuando Gray me contactó, creí que tenía algún avance en cuanto a lo que me interesa, pero supongo que fue algo demasiado optimista de mi parte.
Bien, intentando ver el lado positivo, tal vez gane algo con esto, supongo que siempre fue la verdadera razón para colaborar.
—Para ser sincero, no creí que vendrías —comenta con sorpresa el ángel en cuanto me ve.
—Solo estoy aquí porque espero conseguir algo —aclaro, no quiero que se haga ideas raras.
—Eso supuse —él suspira—. Todo apunta a que esto se debe al pacto que hizo contigo; tal vez si solucionamos esto, podamos hacernos una idea de cómo mejorar tu asunto.
—Bien, terminemos con esto de una vez —me dispongo a entrar al bar, pero mis pies se detienen a algunos metros de la entrada. ¿Qué pasa ahora?
Es de día, así que el lugar no está infestado de humanos ebrios y lo que sea que venga, además que el silencio hace más soportable estar aquí.
Gray ya tocó la puerta y parece que recién nota mi situación.
—¿Pasa algo? —pregunta.
—No puedo acercarme más, es como si fuera terreno sagrado —explico de mala gana. Voy a suponer que esto es cosa de ese rubio oxigenado—. ¿En verdad hablaste con él?
El ángel está por contestar, pero se calla a sí mismo cuando la puerta se abre, permitiendo ver a un hechicero del que en realidad quiero desquitarme por lo de la última vez.
—Sí hablamos —dice el rubio, acercándose—. Conozco la situación, pero eso no significa que confíe en ti. Necesito que firmes esto para dejarte entrar —indica, ofreciéndome un pergamino y una pluma.
—¿En serio? ¿Contrato escrito? —pregunto con irritación mientras leo por encima, esto es demasiado, ¿así de mal lo dejé ese día?
—Nunca se es demasiado precavido cuando se trata de demonios; mi firma ya está ahí, por cierto.
De acuerdo, le doy puntos por establecer que no revelará mi nombre a nadie más ni intentará usarlo en mi contra mientras yo cumpla. En realidad hubiera exigido que añadiera eso de no ser así.
No quiero perder más el tiempo, así que firmo sin pensarlo mucho antes de devolvérselo. Una vez que lo toma, el papel parece desintegrarse en su mano y sin más, da la vuelta y camina en dirección al interior de nuevo. ¿Es idea mía o este tipo vive todo el tiempo oculto entre esas cuatro paredes?
Gray y yo lo seguimos poco después y de inmediato confirmo que la restricción que me mantenía lejos, se esfumó por completo. Ambos caminamos tras el hechicero al piso de arriba y luego por un pasadizo que imagino que siempre permanece oculto.
—No se alejen mucho —el rubio oxigenado indica cuando llegamos a un pasillo lleno de puertas a cada lado—. Es fácil perderse y no quiero lidiar con alguno de ustedes dos husmeando donde no debe.
Lo siento, pero eso es casi una invitación. Ya tenía curiosidad, pero esa advertencia terminó de dispararla.
—¿Qué es esto? —pregunto con una sonrisa maliciosa, abriendo la puerta a la derecha más cercana.
—Ahí almacenamos el licor —explica el hechicero irritado con un leve tic en el ojo. Inmediatamente después, siento que algo tira de mí hacia atrás antes de que la puerta se cierre de golpe por cuenta propia—. Y agradecería que te tomaras esto con seriedad al menos por un momento.
—Aburrido —¿por qué ni siquiera era una habitación interesante? Deberían tener cosas divertidas.
—Lo siento —Gray se disculpa y no entiendo por qué, ni siquiera he hecho nada.
—No importa —suspira, negando con la cabeza—. De hecho, esperaba que fuera peor —aclara antes de seguir caminando.
¿Pensaba que soy un animal salvaje o qué demonios es lo que esperaba?
No tardo mucho en hacer un nuevo intento; esta vez me topo con la albina que corrió a ayudar al oxigenado el otro día, parece estar concentrada mezclando pociones, así que no nota mi presencia. Momentos después, de nuevo se cierra la puerta y siento aquel tirón, solo que esta vez fue tan fuerte que casi me hace perder el equilibrio.
—No te acerques a Yukino —advierte y casi puedo ver un aura amenazante a su alrededor. Le gusta, ¿verdad?
—¿Qué te hace pensar que tiene al menos algo de mi interés?
—No lo sé, solo tengo claro que te quiero lejos de ella, no confío en ti.
—Porque soy un demonio y los demonios somos traicioneros, mentirosos y despiadados, ¿es eso? ¿Es esa tu única razón para tratarme como una maldita bomba de tiempo?
Él se limita a sostenerme la mirada por algunos tensos segundos para finalmente apartar la mirada y continuar en el camino que llevaba. En verdad no estoy de humor para aguantar estas cosas.
Pasados un par de minutos, llegamos al paradero del que supongo que es su hermano. El lugar parece una habitación de hospital y el hechicero de cabello negro se encuentra inconsciente en cama, con un aparato ayudándole a respirar y un tubo que conecta su brazo con una bolsa llena de suero.
—¿Exactamente cómo terminó así? —pregunto luego de analizar un poco la situación.
—Esperaba que tú supieras eso —confiesa el rubio—. Él se había estado comportando extraño esos días. Intenté preguntarle, pero dijo siempre que tenía todo bajo control; estábamos cerrando Saber cuando colapsó de repente, desde entonces no despierta —explica, frustrado. Pasan varios segundos antes de que continúe—. Dijiste que tenías un asunto con él... ¿es por eso que terminó así?
No puedo negar esa posibilidad. En caso de que haya intentado hablar sobre nuestro contrato o pensado en cancelarlo, tendría que enfrentarse al castigo; al ser mortal, podría recibir más de lo que puede aguantar, lo cual lo llevaría a este estado y hasta podría matarlo.
—Es posible, ¿él habló del tema?
—Se negaba rotundamente —dice el rubio—. Lo descubrí leyendo cosas prohibidas, magia negra, investigando sobre demonios, pero nunca te mencionó. Le advertí que lo dejara, pero esto es la prueba de que no me hizo el menor caso.
—Entiendo —asiento, acercándome a Rogue. Parece que no fue tan estúpido como pensaba y tampoco veo probable que haya interrumpido su hechizo porque sí—. Su estado entonces no se debe a su contrato conmigo, al menos en un principio no incumplió.
—¿Entonces qué es? —pregunta con preocupación que no puede ocultar.
Mi vista viaja hacia el hombro del hechicero inconsciente y entonces la veo, la mal llamada "marca de Zeref", que nadie que no sea un demonio no tiene idea de lo que es en realidad. El símbolo de tártaros, ese que también está en mi hombro derecho desde que tengo memoria.
—La marca —señalo—. No entraré en detalles, pero en resumidas cuentas, terminó en esto por meterse indirectamente con... —Me callo antes se terminar. Ahora parece tener problemas para llegar a mí, así que será mejor no tentar a la suerte y evitar nombrarlo— Bueno, sobra decir de quién, ¿verdad?
—Zeref... —El oxigenado pronuncia en voz baja, apretando los puños con la mirada fija en la marca de su hermano.
—¿Hay algo que puedas hacer? —pregunta Gray.
—Tal vez —digo, rascándome la nuca.
No es tan simple, este idiota tiene sangre de demonio en su sistema que puede que no haya asimilado bien, sin contar que incumplió su contrato cuando su hechizo dejó de surtir efecto y debe estar sufriendo las consecuencias; habría que hacerle básicamente un exorcismo y no estoy seguro de que mi maldición sea suficiente para contrarrestar la trampa que Zeref debió poner en mí.
—¿Qué tan posible es que lo exorcices mientras uso mi maldición en él sin que interfieras conmigo? —me dirijo a Gray, el cual luce confundido y luego algo preocupado, imagino que es más fácil decirlo que hacerlo.
—¿Deben ser simultaneas ambas cosas? De intentarlo, es probable que tu maldición choque contra la magia de devil slayer, su cuerpo y alma podrían quedar destruidos.
—Entonces habrá que tener cuidado.
—Un momento —el hechicero irritante interviene de nuevo, acercándose. Por un momento olvidé que seguía aquí—. Puede que Gray me haya convencido de dejarte venir hasta aquí, pero no voy a permitir que un demonio use su maldición sobre mi hermano.
—Está bien, confío en él —Gray dice, tomándome por sorpresa.
—No, no está bien —contradice—. Sé que tienes un pasado con él; a pesar de ser un ángel, puedes tener el juicio nublado. Yo no confío en END y mucho menos cuando se toma tan a la ligera algo que podría asesinar a Rogue.
—Nadie sabe de demonios más que uno de ellos, así como sus contratos son un área casi desconocida hasta para nosotros —Gray explica—. Lo quieras o no, él es la única oportunidad que tienes de recuperar a Rogue —hace una larga pausa en la que el oxigenado pasa su mirada entre la del ex-caído y la mía hasta soltar un suspiro entre irritado y derrotado al cabo de algunos segundos.
—Más les vale no arruinarlo.
—Natsu —Gray me nombra. ¿Cuándo va a aprender a dejar de llamarme así? —¿Qué tipo de exorcismo es? ¿Posesión?
—No, solo encárgate de eliminar todas las impurezas demoniacas en su sistema. Si eres tan bueno como dices, deberías poder encontrarlas, ¿no?
—No es fácil, voy a necesitar bastante concentración, pero es posible.
—Por cierto —me dirijo al oxigenado— no mires para acá hasta que te diga.
—Pero... —estaba por protestar, pero lo interrumpo.
—Sin peros —le dedico una mirada amenazante—. Si miras para acá, te mato.
La expresión asustada que pone y el hecho de que obedezca de inmediato me llena de satisfacción. A pesar de su dichoso contrato escrito, sigue sabiendo quién manda, eso me gusta.
El ángel no tarda en prepararse, haciendo que las marcas de devil slayer aparezcan sobre la mitad de su cuerpo, mientras que junta las manos. Parece intentar concentrarse. Por cierto, no puedo evitar notar que la temperatura en el lugar acaba de descender unos cuantos grados. Bien, eso está por cambiar.
—Cuando quieras —él dice sin despegar los ojos del hechicero inconsciente.
—Comienza en cuanto termine de hablar —indico antes de posicionarme frente a la camilla, entonces me obligo a tomar mi aspecto original. Lo odio, pero de otra forma no puedo usar mi maldición. Quiero acabar con esto lo antes posible, así que no lo pienso mucho antes de comenzar—. Etherias Natsu Dragneel —maldición, olvidaba lo difícil que era hablar con esta boca—. El pacto que tenía con Rogue Cheney ha sido incumplido por él. Como compensación, ya no me encuentro en la obligación de cumplir mi parte, así como revoco la penalización automática dada a Rogue Cheney.
Al callarme, permito que las llamas de mi maldición envuelvan al hechicero. De inmediato la máquina que monitorea sus signos vitales se dispara y no dudo un segundo en destruirla, esa cosa hace demasiado ruido. Sin darle más importancia a ese tema, me concentro en deshacerme de eso que lo terminó enlazando a Zeref de alguna forma.
Tanteo el terreno a nivel físico, pero no encuentro más que la marca, en la cual comienzo a trabajar desde ahora, pero no será suficiente, así que voy más allá. Pasan varios segundos y él se revuelca en su lugar, asumo que por las energías contradictorias que se juntan en él ahora. Tengo que hacer esto rápido y no es de ayuda sentir la presión de la situación.
Comienzo a perder la calma, cuando finalmente lo siento. Es débil, pero no podría confundir nunca esa asquerosa energía que caracteriza a Zeref. Inmediatamente me concentro en ella hasta llegar a su origen para destruirla en cuanto tengo la oportunidad.
Apago el fuego y regreso a mi forma humana con un suspiro. El ángel, por otro lado, también parece haber terminado con lo suyo, sensación que confirmo al notar que sus marcas se desvanecen.
Ya está, hicimos lo que pudimos.
—Ya puedes ver —le indico al hechicero que por alguna razón ahora está temblando.
Él duda algunos momentos, pero finalmente da la vuelta despacio antes de precipitarse en dirección a su hermano.
El hechicero de cabello negro permanece inmóvil a pesar de que su hermano le hable. Al concentrarme un poco, no soy capaz de notar su respiración o latidos.
¿Murió?
El tiempo pasa y el rubio no hace más que hablarle desesperado. Estoy convencido de que ya no tiene caso hasta que el hechicero de cabello negro comienza a toser.
Pasan varios segundos en los que no sale de ese estado, mientras su hermano lo mira con una amplia sonrisa y lágrimas amenazando con salir de sus ojos.
—¡Rogue! —exclama, abalanzándose hacia él en un abrazo en cuanto el nombrado da señales de que comienza a despertar. El rubio no deja de pronunciar cosas a las que no les presto atención mientras llora sin control, aferrado a Rogue, quien parece confundido y semi inconsciente más que otra cosa.
Más temprano que tarde, noto que ya no tengo nada que hacer aquí, así que me aclaro la garganta, llamando la atención de los presentes.
—Ya cumplí con lo que prometí, así que me voy, pero que les quede claro que esto no fue gratis; todos ustedes están en deuda conmigo —sentencio antes de regresar por donde llegamos.
Calculo que estoy a punto de salir de este sitio raro, pero me veo detenido al escuchar al rubio oxigenado llamándome.
—¡Natsu! —no puedo creer que este idiota sea tan confianzudo para llamarme por ese nombre. Doy la vuelta sobre mis talones, dispuesto a ponerlo en su lugar, sin embargo, mi mente se desocupa al ver que está haciendo una reverencia ante mí con la frente casi pegada al suelo—. No tengo palabras para expresar lo agradecido que estoy. Lamento mucho tratarte de esa forma, pensé mal de ti solo por ser lo que eres, pero no podía estar más equivocado. Estoy en una enorme deuda contigo; haré cualquier cosa que esté en mis manos si alguna vez necesitas de un hechicero.
De alguna forma, aplacó la ira que me causó al decir mi nombre, pero a medida que habló, una sensación extraña comenzó a invadirme y no estoy seguro si me gusta o me desagrada. En cualquier caso, quiero terminar con esto ahora, así que me limito a asentir y retirarme.
Una vez fuera, creí que tendría un momento de paz, sin embargo, éste se ve interrumpido cuando cierto ángel de cabello negro me llama, alcanzándome a un par de calles de Sabertooth. ¿Acaso ya nadie respeta que el nombre de un demonio no es de conocimiento público?
—¿Qué quieres? —pregunto sin dejar de caminar.
—No tienes que estar siempre a la defensiva, ¿sabes?
—Lo que digas. ¿Por qué me sigues?
—Solo quiero hablar —aclara lo evidente; me refería al tema—. Antes, cuando arreglaste lo del contrato, ¿cómo funciona la parte de la compensación y la penalización?
Suspiro para mantener la calma. De acuerdo, es normal que alguien como él no tenga idea de estas cosas.
—Cuando firmas un contrato con un demonio, hay ciertas cláusulas —explico—. Por lo general, cuando una de las partes incumple, recibe una penalización automática que va desde la pérdida progresiva de energía vital, hasta la muerte. La otra parte entonces tiene derecho a elegir entre mantener dicha penalización o proponer un castigo equiparable a la ofensa hecha.
—Ya veo —asiente, pensativo. ¿Qué rayos es lo que tiene en la cabeza ahora? —¿Y qué es lo que Rogue quería conseguir? Debía ser bastante para atreverse a meterse con Zeref.
Bueno, el contrato ya está roto, no tiene sentido ocultarlo.
—Él quería convertirse en un demonio.
—¿Qué? —pregunta con los ojos abiertos de par en par; también ha dejado de caminar y yo lo imito.
—Lo que escuchaste. Él estaba seguro de que el plan de Zeref triunfaría; quería asegurarse un futuro para cuando el pandemónium llegara a este mundo. Desconozco si había alguna otra razón de fondo, tampoco es que me importara. En fin, él también pidió que no le hablara a nadie sobre lo que haría por él. Ahora sabes por qué había sangre demoníaca en su interior, es un proceso largo y peligroso, pero estuvo cerca de conseguirlo.
Luego de algunos momentos en silencio, me dispongo a seguir caminando, sin embargo, me freno antes de siquiera comenzar a avanzar al notar que Lucy va por el otro lado de la acera, y no solo eso; está acompañada por esa ameonna, casi parece un mal chiste.
Gray, por supuesto, no tarda en percatarse también de la situación, lo tengo más que confirmado cuando noto que se quedó mirando con cara de idiota a la chica de cabello azul.
—¿Por qué no vas con ella? —pregunto porque en verdad no lo entiendo—. Te gusta esa ameonna, ¿no? Ganaste. Podrías estar con ella ahora.
—Me gustaría, pero es más complicado que eso —él suspira—. Esto es lo mejor para ella —no lo entiendo, en verdad no lo entiendo, pero no quiero ponerme a discutir esto ahora—. Por otro lado, puedo explicarle a Lucy por qué hiciste lo del otro día, ¿quieres eso?
—No —niego y él me mira con confusión. Hace unos días hubiera dicho que sí sin pensarlo, sin embargo, viéndola ahora, la cosa cambia. Está bien, está tranquila, no necesita un demonio en su vida, menos uno que podría acabar con ella en un parpadeo aún si no tiene la menor intención de hacerlo. Sí, tomé la decisión correcta, la dejaré en paz.
-------------------------------------------
Holis :3
Lamento la tardanza, es que ayer estuve sin luz bastante tiempo ;w; ... pero aparte de eso...
c:
Es mi primera perforación y fui sin decirle a nadie :'D
La verdad imaginé que sería más traumático, en especial por el lugar y que eran 2, pero la verdad lo sentí al nivel de la vacuna contra el covid, así que perfectamente soportable .-. Mucha gente dice que duele bastante o que les queda ardiendo y doliendo media cabeza, pero desde que salí, yo estoy como si nada mientras no lo toque :v ... quiero tocarlo :'v
(La idea es que sea de los que son un palito que atraviesa la oreja, nada más que me los pusieron separados mientras cicatriza para evitar problemas. Si todo sale bien, en 2 semanas tengo el definitivo :D)
PD: Siento que yo sería de esas personas que hasta se duermen cuando les hacen un tatuaje, esas camillas están bien cómodas :v
PD2: Sobre el último capítulo de la misión de 100 años... no quero hablar de eso, solo que quede claro que Mashima juega con mis ganas de ver arder el mundo... literalmente solo esperaba la reacción de Natsu al enterarse :'v
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top