16. Respuestas
END
Gray no pronunció una sola palabra mientras yo hablaba, ni siquiera tengo idea de cuál fue su reacción, ya que mantuve la mirada clavada en un punto en la nada desde el comienzo.
—Él te hizo todo eso —el ángel habla con la voz enronquecida y varios tonos más grave de lo normal—. Todo este tiempo... —hace una pausa— has tenido que hacer su trabajo sucio sin poder negarte, creyendo que esa era la única vida que alguna vez conociste.
Tengo la sensación de que está a punto de echarse a llorar y por alguna razón que no sé ni me importa, la ira me invade.
—Oye —lo encaro—, puede que ya no seas un miserable caído, pero no te atrevas a sentir lástima por... —Las palabras se atascan en mi garganta al sentir sus brazos a mi alrededor luego de eliminar la distancia entre nosotros—. ¡¿Qué estás...?!
—Lo siento —me interrumpe con un sollozo... ¿qué? —. Si te hubiéramos detenido ese día... si hubiéramos encontrado a tiempo una cura para Lucy, nada de esto hubiera pasado. No sabes cuánto lo siento.
Mi pensamiento inmediato es apartarme de él lo más que pueda, sin embargo, una pequeña parte de mí no lo quiere, esa parte se siente un poco, solo un poco mejor con este gesto de su parte.
Unos pocos momentos después, recupero la cordura y lo empujo para recuperar mi espacio personal.
—De acuerdo, ya no te considero un lunático ni tampoco un ser insignificante, pero eso no nos convierte en amigos ni nada parecido, no vuelvas a intentar algo así si no quieres que convierta en cenizas esas plumas que tanto te costó recuperar —aclaro. Saber esto no cambia en nada la situación, seguimos siendo enemigos—. Y límpiate la cara, te ves patético —añado al notar que probablemente lleva un largo rato derramando lágrimas como magdalena; los ángeles son demasiado sensibles.
—¿Por qué nunca dijiste nada? —pregunta un rato después, bastante más calmado.
—¿Con qué motivo? ¿Hubieras hecho algo al respecto? —le devuelvo y continúo sin darle tiempo para responder—. No, ¿verdad? Solo me hubiera humillado sin razón.
—No te estás humillando.
—Como sea —lo corto; hablar de esto es lo peor—. Hablé, ahora te toca a ti. Dijiste que sabes lo que es esta bufanda —recuerdo, sosteniéndola con una mano—, te escucho.
—La hizo Igneel para ti con sus propias manos, aún antes de que tú o yo existiéramos —Ese nombre... no me suena de nada, pero siento un vacío en mi interior al escucharlo.
—¿Quién es ese?
—Igneel era tu padre, te la dio como regalo cuando naciste; es tu reliquia, una parte de ti, por eso sientes tanto apego hacia ella —explica con calma y yo no sé qué pensar—. Al ser un instrumento sagrado, es imposible que un ser cuya alma sea netamente maligna, o que de plano no tenga una, pueda siquiera pensar en tocarla; asumo que es por eso que ningún demonio la tomó hasta que la encontraste.
—¿Intentas decirme que llevo todos estos siglos con una no-sé-qué-cosa sagrada alrededor del cuello? Estoy dándote el beneficio de la duda, pero hemos vuelto al terreno de lo absurdo. Ni siquiera puedo poner un pie en una iglesia o cualquier cosa que se le asemeje, y el agua bendita es como ácido para mí; siguiendo esa lógica, esta cosa me hubiera matado al intentar ponérmela.
—Biológicamente eres un demonio por completo, de eso no hay duda —bueno, al menos sigue con los pies en la tierra—, eso hace que seas vulnerable a las debilidades de los demonios, así como un vampiro siempre odiará el sol y un hombre lobo morirá si le disparan con una bala de plata; los elementos dados a los humanos para defenderse de demonios te afectan porque están hechos para eso; tu reliquia es algo muy diferente, su propósito es protegerte a ti, siempre y cuando conserves tu alma, lo cual es el caso, esa parte de ti parece intacta, a pesar de que tu naturaleza haya cambiado a una opuesta.
Espero unos momentos, procesando lo que dijo, antes de hacer la siguiente pregunta—: Y si ese es el caso, ¿cómo terminó en el inframundo?
Él frunce el entrecejo y noto que traga duro, ¿ahora qué tiene?
—Eso... —él usa un tono más bajo que antes, parece costarle— eso pasó luego de tu transformación. En cuanto me fui del lugar, inmediatamente acudí a Igneel. No tenía ni el valor de verlo a la cara mientras le contaba lo ocurrido y su reacción fue aún peor de lo que esperaba, sentí que me iba a asesinar ahí mismo por permitir que eso te pasara —hace una corta pausa—. Pero no fue así; él me hizo llevarlo al lugar donde todo había pasado, allí se había quedado tu bufanda, pero no había rastro de Zeref o de ti, solo el cadáver de Lucy y los destrozos que hiciste al convertirte en demonio. "Llévatela" me dijo, poniéndola en mis brazos "ella merece una despedida decente"; él la adoraba, era casi una segunda hija para Igneel. Le pregunté qué iba a hacer, pero no me respondió, no hacía falta, la ira en él era casi palpable, él fue al inframundo a enfrentar a Zeref.
—¿Enfrentó a Zeref? —la pregunta sale casi por cuenta propia, ¿quién puede ser tan idiota como para intentar desafiarlo...? Bueno, supongo que no soy nadie para juzgarlo.
—Natsu, tú eras su mundo, perderte era algo inpensable para él, estoy seguro de que él también se hubiera entregado a Zeref por ti si tuviera la certeza de que él cumpliría. Ya sabes, de tal palo, tal astilla —de acuerdo, no puedo refutar eso—. Continuando con la historia, yo me limité a obedecer luego de verlo marcharse, una vez que dejé a Lucy en un lugar adecuado y expliqué la situación, regresé al lugar en el que vi a tu padre por última vez, intentando mantener la esperanza de que Igneel volvería.
—No lo hizo, ¿verdad?
—No, no lo hizo —niega con la cabeza, visualmente frustrado—. Lo hubiera seguido, pero aún si Zeref no me aterrara, al ser un devil slayer, tenía prohibido ir al inframundo, aún antes de los acuerdos. Como sea, eso no importa, no hubiera podido hacer nada. Ellos tuvieron una ardua y prolongada batalla que retumbó incluso en el mundo humano; pasaron tres días y tres noches antes de que todo quedara en calma. Zeref envió a uno de sus demonios para comunicar la noticia —se detiene durante algunos momentos, parece estar pasándola mal recordando todo esto—. Apareció con la cabeza de Igneel en una mano para arrojarla a mis pies, declarando que "Es el único destino para quienes osen desafiar a Zeref". En realidad, ahora que lo pienso, también debió tener eso previsto; los Dragneel lo habían estado fastidiando por miles de años; de los dos que quedaban, a uno lo hizo un demonio y al otro lo asesinó.
Tengo tantas cosas revueltas en la cabeza ahora que no sé ni por donde comenzar,sin embargo, lo último que dijo me confunde. Zeref es un Dragneel, ¿no? Recuerdo que eso dijo cuando hicimos el contrato, tiene que ser su nombre real.
—¿Qué pasa con los Dragneel? Él también se llama así, ¿no? —cuestiono, confundido—¿Sí éramos hermanos? ¿Él también era un ángel?
—¿Que? No, ¡por supuesto que no! —refuta, indignado—. Él es lo opuesto a todo lo que es un ángel.
—¡Eso es! ¡Así es como me sentía cada vez que me dijiste que era una paloma como tú! —se lo echo en cara, es inevitable y satisfactorio.
—Si te lo dije fue porque era verdad —replica, entrecerrando los ojos con el ceño fruncido. Es divertido hacerlo enojar, lo admito.
—Igualmente, ahora sabes cómo me siento —insisto con los brazos cruzados sobre mi pecho, mientras que él se sostiene el puente de la nariz en un intento por mantener la calma.
—Natsu, él no es, no fue, y nunca será un ángel. No tiene nada que ver contigo.
—¿Entonces por qué tenemos el mismo apellido?
—Eso es algo más complicado, pero intentaré ser breve —explica—. Los ángeles originales fueron creados directamente por Anksheram para servirle y cuidar de la humanidad, todo era perfecto en un comienzo, ya que los demonios existentes hasta el momento eran terriblemente débiles, pero el universo siempre busca el equilibrio. Por cada uno de los ángeles creados entonces, un demonio nació en el inframundo como su contraparte, poseyendo capacidades similares y el mismo apellido. Zeref fue el contrario del primer ángel Dragneel, por lo tanto, sí se podría decir que alguna vez tuvo algo similar a un hermano; las mejores mentiras son las que están disfrazadas tras una verdad.
—¿Y qué pasó con él... y con los demás demonios originales? No me suena ninguno de apellido Fullbuster o Scarlet.
—En términos simples, todos murieron. Mientras que los ángeles convivieron siempre sin problemas, los demonios se mataron entre sí desde la primera oportunidad que tuvieron. De los originales solo quedó Zeref, quien se apoderó del inframundo. En cuanto a tu antepasado, Zeref quería conocerlo, sin embargo, lo terminó asesinando en su primer encuentro. Él sabía que los miembros de tu familia serían equiparables a él si llegaban a explotar todo su potencial, por eso de ahí en adelante estuvieron en su mira.
¿Acaso soy el único que no estaba enterado de nada de eso? Porque en serio me extraña que nadie más en el inframundo parezca tener esta información.
A menos que él en persona haya prohibido el tema, entonces todo tendría sentido.
De cualquier forma, no tiene caso pensar de más en esto, de nada me sirve tener el potencial de vencer a Zeref cuando no puedo ni levantar la cabeza en su presencia si él no lo quiere así.
Por alguna razón, no quería llegar a esta parte, pero un lado de mí muere por escuchar su explicación a esto.
—Durante la pelea mencionaste algo sobre un hijo mío —le recuerdo—. ¿A qué te referías? Desde que tengo memoria, no cabe la posibilidad de que haya tenido uno, y das a entender que la otra Lucy fue asesinada antes de tenerlo.
—Sobre eso... —aparta la mirada y luce algo incómodo— lo cierto es que no tenía idea de lo del contrato y fue la única explicación lógica a la que pude llegar. Parece que no es el caso, pero igual mereces saberlo.
—Habla claro —exijo; esta conversación se está alargando demasiado.
—Comenzando por lo que acabas de mencionar, yo llegué a pensar lo mismo hasta hace poco, que había muerto en el interior de Lucy, su vientre seguía hinchado cuando se dio su funeral y entonces nadie pensó en la posibilidad de comprobar que el bebé estuviera ahí dentro; sin embargo, hace unos días pude acceder al recuerdo de ese momento, ahí descubrí que, en efecto, tu hijo consiguió nacer; no solo eso, Zeref se percató. No pude ver más, pero asumí que debió llevárselo.
—¿Cómo sabes que no solo lo asesinó? Sería lo más esperado, viniendo de él.
—Como te dije antes, ya no estoy tan seguro, pero si lo estuve antes fue porque unos minutos antes de ver el recuerdo, me encontré con un hombre extraño, tenía una energía que nunca había sentido y luego de pensarlo un poco, le encontré varias similitudes físicas contigo, pero más que eso, lo que me hizo llegar a esa conclusión es que se presentó con el nombre que ustedes dos siempre dijeron que le pondrían a su hijo —hace una pausa en la que un nombre salta en mi cabeza. Pido internamente que solo sea una mala broma de mi cabeza, hasta que él confirma mis sospechas—. Dijo que se llamaba Larcade.
Carajo.
¿Larcade es... mi hijo?
Asumo que mi expresión delata mis pensamientos, porque no tarda en preguntar—: Lo conoces, ¿verdad? —yo asiento— ¿Hay alguna posibilidad de que lo sea?
—Él es... —las palabras se arremolinan y no sé con exactitud qué decir. Finalmente suspiro en un intento no muy funcional por organizar mis ideas—. Es un idiota que vive por y para del idiota mayor. Lo conozco desde que él era un niño; Zeref dijo que estuvo experimentado, intentando crear él mismo un ángel a su servicio y Larcade fue el resultado, justo lo que buscaba y al ver el potencial que tenía, incluso le otorgó su apellido.
—Entonces también es un Dragneel —Gray concluye.
—Sí —asiento—. Eso es lo que sabía hasta el momento, pero no me sorprendería que todo eso haya sido una mentira para ocultar que las cosas sean como crees —espero un poco antes de continuar—. Nunca cuestioné las razones para intentar crear algo así. Después de todo, él siempre está haciendo experimentos sin sentido, sus "Etherias", y no tengo la más remota idea de lo que pase por su cabeza; el caso es que él siempre lo trató como eso, un experimento que le debía lealtad absoluta solo por haber sido creado por él, mientras que Larcade toda la vida lo ha adorado como si fuera su universo.
—Cuando dices que intentaba crear un ángel —interviene luego de un rato en silencio—, ¿en verdad lo es?
—Si te refieres a si tiene un par de alas emplumadas de paloma como las tuyas, la respuesta es sí, pero en cuanto a todo lo demás, no lo parece. Al igual que tú, todos mencionan lo extraña e incómoda que es la energía que emana, no se parece en nada a la de un ángel; más allá de eso, su forma de ser no corresponde a uno de ustedes. Es frío e inexpresivo, incapaz de leer el ambiente o a los demás, apenas tolera a los humanos y no le importa nada ni nadie más allá de Zeref o él mismo, sin contar que es el único ser al que respeta. Tema aparte, en verdad se comporta como un demonio cuando algo o alguien interfiere en su camino.
La verdad es que lo odié durante siglos; últimamente estaba siendo más tolerable, creí que hasta podría llevarme bien con él, pero luego lo arruinó todo contándole a Zeref todo lo que no debía decirle.
—Ya veo —él observa, pensativo—. A todo se le podría dar una explicación hasta cierto punto, pero me confunde que él parecía querer detener a Zeref de acuerdo a lo que me dijo, no concuerda con tu descripción.
¿Detener a Zeref? ¿Él? ¿En serio hablamos del mismo albino que no ha hecho más que complacerlo desde siempre?
Aunque ahora que lo pienso, la última vez Zeref también parecía molesto con él y no podía contactarlo... ¿será que recapacitó por arte de magia luego de todo este tiempo? Y si es así, ¿por qué? ¿... o todo será parte de un retorcido plan de Zeref y no debería confiar en Larcade?
—¿Eso es todo lo que querías decirme? —pregunto luego de un rato.
—Supongo que es todo —asiente, pero por alguna razón parece inconforme—. ¿Qué piensas hacer ahora?
—No tengo idea —me sincero—. Tengo muchas cosas que pensar.
—Ya imagino —dice, pero dudo que tenga una remota idea de el caos que es mi cabeza ahora—. ¿Volverás al inframundo?
—No —aunque quisiera, que no es el caso, sin la grieta no es tan simple ir de un lado a otro. No iré a menos que no tenga opción—. ¿Qué hay de ti?
—No debo permanecer en el mundo humano, pero tengo un asunto pendiente que resolver antes de irme del todo —hace una prolongada pausa—. Intentaré ver si hay alguna forma de mejorar tu situación, te contactaré si encuentro algo. Si me necesitas, ya sabes cómo llamarme.
—De acuerdo —suspiro con una media sonrisa tirando de una de las comisuras de mi boca. Momentos después, él bate sus alas con fuerza para desaparecer casi al instante.
Sigo sin terminar de entender porqué quiere ayudarme, cuando es más que evidente que ese amigo que tanto quería ya no existe. Sin embargo, debo admitir que se siente bien pensar que está de mi lado.
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Holis owo
¿Cómo van? :3
Yo la verdad me he dedicado a ver Fairy tail ahora que mi internet está medio decente, ya llegué a Zeref en su forma albino mariposa, así que mañana lo termino owo
Aún falta para que Natsu y Lucy se junten otra vez, así que les pido paciencia con eso, todo llega a su tiempo 😅
Pd: Mientras veía el anime, me di cuenta de que siempre he escrito y pronunciado mal Anksheram, pero pues ya qué :v
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