14. Confusión
END
¿Qué demonios acaba de pasar? No entiendo nada. ¿Un hijo? Yo no tengo ningún maldito hijo, no comprendo por qué me congelé en mi sitio cuando escuché eso y mucho menos la razón por la que tuve esa visión rara justo después; eso último se está saliendo de control.
Tengo que solucionar todo esto y rápido, algo en verdad raro me está pasando, no puedo negarlo por más tiempo. El problema aquí es que no tengo idea de cómo arreglarlo y no se me ocurre absolutamente nadie a quien pueda acudir para esto.
Estoy en problemas; y hablando de problemas, estoy bastante seguro de que para estos momentos Gray ya debió haber hecho algo con respecto a la grieta y arruinado el plan de Zeref o estará cerca de conseguirlo. Seis meses tirados a la basura y presiento que seré el primero al que quiera culpar. Lo bueno es que al menos si se cierra la grieta, eso entorpecerá la comunicación con el inframundo al menos por un tiempo, eso es conveniente para mí, no pienso volver a pisar ese sitio hasta que sea estrictamente necesario.
Un momento, ¿dónde rayos estoy?
Lo único que tenía en mi cabeza a la hora de teletransportarme era estar lejos, pero no tenía ningún destino claro. Tengo que tener más cuidado con eso, podría ganar problemas innecesarios.
Como sea, de momento solo puedo ver oscuridad, ¿en dónde me metí? Por si acaso, me hago imperceptible para los humanos antes de moverme de donde estoy. Lo primero que hago es intentar levantarme, pero me veo frenado al golpearme la cabeza y enredarme con algo que no termino de identificar, entonces caigo, abriendo en el proceso lo que identifico como una puerta.
Me siento algo desorientado y el repentino cambio en la iluminación no ayuda, pero mi sentido del olfato reacciona antes que cualquier otro. Huele a Lucy.
En cuanto mis ojos se adaptan, identifico el lugar como la habitación de Lucy; terminé en su armario sin querer y un suéter suyo es el objeto recién identificado que sigue colgando de uno de mis cuernos.
Sin pensarlo mucho, devuelvo todo a su estado inicial. No debe saber que vine aquí, ni siquiera sé por qué terminé en este lugar, aunque presiento que puede deberse a que pensaba en ella en ese momento.
Me dispongo a irme para cualquier otro lado, pero soy incapaz de moverme cuando la rubia entra por la puerta. Yo no le quito los ojos de encima, pero ella no tiene idea de que me encuentro aquí, así que se recuesta en su cama para encender la televisión.
Al menos ahora parece tranquila, a diferencia de la otra noche; ni siquiera parece afectada por mi presencia como cuando solo la seguía, aunque no descarto la posibilidad de que la ignore adrede.
Muero de ganas por explicarle todo, pero la frustración me llena por completo cuando recuerdo que las palabras no saldrían, aunque lo intentara con todo mi ser.
—Lo siento —digo, aunque sé que no puede escucharme—. No debiste haber visto eso. No quería que me vieras así porque sabía que ahora pensarías esto de mí —me pongo en medio de ella y el televisor, de alguna forma siento que así es más como hablarle—. Y lo peor es que tienes razón... esto es lo que soy en realidad, un demonio, y es todo lo que puedo ser. Un demonio desalmado sin compasión, sin sentimientos —hago una pausa—. Lamento haberte hecho pensar lo contrario, es solo... no lo sé, ¿de acuerdo? No sé qué me pasa cuando estoy cerca tuyo, pero me siento como alguien más, me acostumbré a estar contigo, hasta Larcade resultó tolerable desde que vino al mundo humano, y luego comenzaron esas malditas visiones y yo... yo ya no sé qué hacer, siento que estoy perdiendo la cabeza y ahora la única persona que tiene mi confianza no quiere que esté a menos de un kilómetro de distancia. En otras circunstancias no me importaría, pero por alguna razón quiero respetar ese deseo —sí, esto es lo mejor—. Me iré. No volverás a saber de mí, recuperarás esa vida normal que siempre pediste. Adiós, Lucy Heartfilia. Sabes mi nombre; si en algún momento llegas a necesitarme o me perdonas, solo debes pronunciarlo para tenerme a tu lado.
Sus ojos me miran, pero en el fondo sé que no me ve a mí, así como no ha escuchado nada de lo que dije, pero eso no impide que la carga sobre mis hombros se haya aligerado un poco. Estiro una mano en su dirección, pero me detengo antes de alcanzarla.
¿Qué estoy haciendo? ¿En qué demonios estoy pensando?
Tengo que irme ahora, antes de que me arrepienta.
Han pasado un par de días desde que el plan de Zeref fracasó. La grieta fue sellada definitivamente y se le está dando caza a los demonios que siguen en el mundo humano, con los que han poseído humanos como objetivo principal.
En cuanto a mí, he perdido gran parte de mi interés en este lugar, pero ya no puedo regresar al inframundo por mi cuenta y en realidad tampoco muero de ganas por ir, considerando que Zeref debe estar hecho una fiera con ganas de sumergirme en agua bendita, y ahora agradezco que la comunicación con él sí se haya estropeado; no imagino la situación si pudiera estar taladrándome la cabeza con su voz en cualquier momento.
—¿Entonces aquí es donde te has estado escondiendo? —una voz conocida a mis espaldas pone todos mis sentidos alerta y me hace dar la vuelta y retroceder un par de metros, ¿cómo me encontró?
—¿Qué haces aquí? —pregunto con aire hostil—. ¿Viniste a pavonearte de tu victoria con esas ridículas alas de paloma que ganaste?
Gray desciende lentamente, acercándose a mí y yo retrocedo un par de pasos sin quitarle los ojos de encima.
—Nada de eso, yo no soy como tú —niega con tranquilidad.
—¿Entonces qué quieres? —insisto—. ¿No deberías estar en la tierra de las hadas ahora que puedes volver?
—Sí podría y sí me gustaría; además, no debo pasar mucho en el mundo humano a partir de ahora —lo miro con el ceño fruncido, esperando a que se explique—. Pero estoy aquí porque quiero ayudarte.
—¿Qué cosa? —la pregunta sale por cuenta propia. ¿Enloqueció? ¿Qué demonios tiene en la cabeza?
—Quiero ayudarte —repite.
—¿Por qué?
—Porque sé que en el fondo aún existe el Natsu que conocí alguna vez. Hago esto por él.
—¿En serio? Después de tantos años, ¿sigues insistiendo con ese cuento absurdo de que antes era uno de ustedes? —ya estoy harto de esto, es completamente absurdo.
—No es un cuento, es la verdad —refuta sin perder la calma—. Solo piénsalo; no eres como los otros demonios, tú te preocupas por los tuyos.
—Es algo natural.
—No para un demonio, y lo sabes, los demonios son seres egoístas incapaces de pensar en alguien que no sean ellos mismos —hace una pausa y no se me ocurre nada para contestar a eso, solo aprieto los dientes con fuerza—. Puede que ya no recuerdes tu vida antes de esto, pero eso no elimina el hecho de que eres un demonio con el alma de un ángel.
De repente tengo una visión, pero además de Lucy está Gray, hay demasiada luz en el sitio, pero no tengo suficiente tiempo para detallar, ya que la imagen desaparece en un instante.
—Cállate —no quiero escuchar más, retrocedo un paso, pero él se mantiene en su sitio. ¿Por qué ahora también él aparece? ¿Qué es lo que impulsa esas visiones?
—No, estoy aquí para hablar contigo porque mereces saber la verdad —acorta un poco la distancia entre nosotros mientras hace una pausa—. Solo piénsalo, ¿por qué no recuerdas nada sobre tu infancia? ¿Por qué no tienes recuerdos de antes del año 377? ¿Por qué te importa tanto esa bufanda de la que nunca te despegas?
—Yo... —debo tragar duro y aparto la mirada, pero me las arreglo para mantener la compostura—. Había muerto. Fui revivido por Zeref, pero perdí todas mis memorias en el proceso, ¿contento?
—¿Entonces eso es lo que te dijo Zeref? —cuestiona con un tono que no termino de descifrar, pero siento que está molesto. De cualquier forma, asiento a ver si con esto me deja en paz—. Natsu...
—¡Deja de llamarme así! —exclamo; odio que lo diga con tanta tranquilidad.
—Te llamo así porque es tu nombre —calla por algunos momentos—. Hagamos una cosa, a ver si de esta forma puedes creerme; voy a contarte una historia. Vas a detenerme si digo algo que consideres absurdo, ¿de acuerdo?
—¿Y dejarás de fastidiarme con este tema?
—Si no te convenzo, te dejaré en paz y no volveré a insistir.
Lo considero por algunos momentos y finalmente decido escucharlo; de cualquier forma, son solo disparates suyos y voy a librarme de esta estupidez para siempre.
—Bien —accedo, sentándome—. Te escucho, pero en cuanto digas algo sin sentido, te largas y me dejas en paz con este tema para siempre.
—Puedo vivir con eso —se resigna, esbozando una leve sonrisa. No sé, pero siento que me caía mejor cuando estaba en modo permanentemente deprimido.
—Comienza, no tengo todo el día.
—De acuerdo, supongo que debería comenzar por el principio: Hace mucho tiempo existió un ángel; ese ángel siempre estuvo ahí para ayudar a todos desinteresadamente, siempre se preocupó por todos a su alrededor, incluso más que por él mismo. Lo conocí de toda la vida; siempre fue mi mejor amigo y su nombre era Natsu Dragneel.
Comenzamos mal.
—Bueno, ya está, completamente absurdo —sentencio y pretendo irme, pero su voz me detiene.
—Natsu —¿por qué sigue insistiendo en llamarme así? —Toma esto con seriedad, sabes que no hay nada ilógico aquí, quitando el hecho de que es tu nombre, ¿o sí?
Suspiro y vuelvo a mi posición inicial. Bien, terminemos con esta farsa.
—Como decía —él continúa—, este ángel siempre fue querido por todos a su alrededor; amable, generoso, protector, leal, todo lo que se supone que un ángel debe ser. Eventualmente, él se enamoró de un ángel llamada Lucy.
¿Lucy? ¿Podrá ser...? ¿Esas visiones...? No se lo he dicho a nadie, pero no, todo esto no puede ser cierto.
—Ambos se casaron; en verdad se amaban, eran felices juntos —mientras habla, imágenes comienzan a aparecer en mi cabeza y maldigo internamente el hecho de que concuerdan a la perfección con lo que él dice—. Varios años después, esta felicidad se vio interrumpida mientras esperaban a su primer hijo. Faltaba poco para que Lucy diera a luz cuando fue maldecida por un demonio. Me gustaría decir quién fue, pero este es el momento en el que no se sabe con exactitud su identidad, pero eso no es lo que importa. Natsu estaba desesperado por encontrar una cura y verla más débil a cada día que pasaba solo aumentaba su angustia, no solo por ella, también por su hijo, no sabía que haría si los perdía a ambos, así que recurrió a la última opción que tenía.
—Zeref —concluyo con la voz enronquecida. Gray me dedica una mirada con una mezcla entre confusión y lo que parece esperanza antes de continuar.
—Todos intentamos advertirle, incluso encerrarlo para evitar que se encontraran cuando supimos que ya había contactado con él, pero no fue suficiente. Fue terco, escapó cuando nadie lo veía y se escabulló hasta el mundo humano para ir a su encuentro. Llegamos tarde, incluso Lucy, con lo débil que estaba, fue allí a intentar detenerlo; tal vez ese fue el peor error. Natsu y Zeref hicieron el trato: "Natsu se convertiría en un demonio a su servicio. A cambio, Zeref se encargaría de que Lucy ya no fuera atormentada por la maldición" —se detiene por algunos momentos—. En teoría no incumplió, ya que la maldición dejó de atormentarla; el problema es que fue así porque Zeref la asesinó justo frente a los ojos de Natsu, causando que su ira lo transformara en un demonio en ese mismo momento.
Una vez que termina, deja que sus palabras se asienten y por alguna razón siento un agujero en el estómago. Lo peor de todo es que siento que es verdad, que cada maldita palabra que ha dicho es verdad; no solo porque se ve sincero, eso es lo de menos; a cada segundo que pasaba, una imagen aparecía en mi cabeza para terminar de llenar la secuencia de lo que estaba escuchando, incluida Lucy con la panza a punto de reventar y un agujero en el pecho, tumbada en el suelo.
—¿Ahora me crees?
—Pensé que estaba perdiendo la cabeza —admito con la mirada en el suelo, rindiéndome a lo evidente; eran recuerdos, siempre fueron recuerdos, no tiene sentido negarlo.
—¿Estás... recuperando la memoria? —pregunta con sorpresa y yo asiento, aún sin mirarlo.
—De repente comencé a tener estas visiones extrañas y no lo entendía, no hasta ahora —espero un poco antes de preguntar—: ¿Por qué hay dos Lucys?
—La Lucy actual, la humana, es la reencarnación de Lucy Ashley, la que alguna vez fue tu esposa; en teoría son la misma persona, pero en una época y condiciones diferentes, incluso yo mismo la confundí la primera vez que la vi —. ¿Entonces es por eso que desde el comienzo se me hizo familiar? ¿Es por eso que supo mi nombre sin habérselo dicho? —Hace unos días hablé con ella, sé que has estado a su lado desde hace bastante, así como ella se ha encariñado contigo y asumo que tú también con ella —aprieto los dientes en la última parte—. Es por eso que no le encuentro sentido a lo de Jellal y los demás, o al menos no lo hacía hasta ese mismo día en la noche; Zeref te tiene amenazado con tu hijo, ¿verdad?
—Yo no tengo ningún maldito hijo.
—¿Qué? —pregunta más que confundido, supongo que acabo de derrumbarle toda su teoría.
—Ya escuchaste, los ángeles también se equivocan, no dejes que esas plumas se te suban a la cabeza.
Le doy la espalda, dispuesto a irme, de nuevo; quiero estar solo y en este lugar ya no lo estaré.
—¿Entonces por qué lo hiciste? —pregunta al cabo de unos momentos—. Puedes decirme la verdad —la verdad es humillante y deprimente—. Hacer eso solo para que todos sufran no tiene ningún sentido, lo sé.
—¿Por qué te importa?
—Porque quiero ayudarte, en verdad quiero hacerlo, pero no puedo si no sé qué es lo que está pasando. Natsu, por favor dime qué fue lo que pasó en esos cien años entre tu transformación y la siguiente vez que nos vimos. Con el poder que tienes, ¿por qué sigues a Zeref?
El silencio se hace por un buen rato hasta que finalmente vuelvo a encararlo.
Tal vez sea momento de recordar el pasado.
------------------------------------------------
Holis OwO
Hasta aquí el capítulo de hoy, ¿Qué les ha parecido? :3
En el siguiente... digamos que habrá nueva información uwu
Bueno, espero que les haya gustado, nos vemos la otra semana :D
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top