10. Masacre
—¿Estás bien? ¿Qué te sucede? —la rubia pregunta al ver que el demonio de cabello rosa se ha quedado mirando un punto en el infinito, como ausente. Se preocupa en particular al notar que de su nariz brotan algunas gotas de sangre.
Pasan algunos momentos en los que ella incluso lo sacude ligeramente pare ver si así consigue que vuelva en sí, pero no lo hace, su estado no cambia hasta que de repente las escleras de sus ojos se tornan negras y parpadea un par de veces, haciendo que Lucy se aparte un paso debido a la sorpresa; no entiende nada.
—¿Natsu? —pronuncia con duda, llamando su atención. La apariencia de sus ojos le inquieta, pero ahora le importa más saber si todo está en orden.
El demonio frunce levemente el entrecejo mientras la mira detenidamente, quiere explicarle, pero no puede hacer más que pronunciar una frase.
—Ve a casa —es todo lo que consigue decir antes de dar la vuelta y dirigirse al lugar que hace pocos momentos apareció en su mente para cumplir con su misión.
La chica no podría estar más confundida al respecto, pero tiene muy claro que algo anda mal, sabe que él no es así. Lo único en lo que consigue pensar es ponerse en medio del camino del demonio, consiguiendo que se detenga.
—Por favor dime qué pasa, solo por esta vez, me estás asustando.
END tiene toda la intención de responder, sin embargo, antes de que siquiera tome aire, la voz irritada de Zeref se hace presente en su mente.
—¿Quién es esa? —pregunta con un tono que causa que un escalofrío recorra al pelirrosa de pies a cabeza.
—Nadie, solo una humana, apenas la conozco —niega mentalmente de inmediato, sabiendo que lo puede escuchar.
—No te atrevas a mentirme, Natsu —ordena, causando que el nombrado sienta una opresión en el pecho. Luego de unos cuantos momentos de silencio, continúa—. No quiero que pronuncies una sola palabra hasta que termines el trabajo y no le digas nada sobre esto a esa mortal.
A pesar de que el demonio no está ahí físicamente y no percibe las cosas con total claridad, sabe que la chica está relacionada con aquella ángel por la que Natsu se ofreció hace cientos de años a cambio de que la curara. Zeref no tiene muy clara la situación, pero está decidido a poner un alto a cualquier relación que tuvieran END y Lucy y sabe a la perfección cómo hacerlo.
Es solo un pequeño susurro, una idea insignificante que le mete en la cabeza a la joven de ojos cafés, una idea que se extiende rápidamente hasta que no puede pensar en otra cosa más que acompañar al demonio frente a ella.
A END solo le queda obedecer, eso y esperar que la rubia entre en razón y haga lo que le dijo para ponerse a salvo, sin tener idea de que Zeref ha intervenido también en ese asunto.
Sus pies se mueven por cuenta propia, siguiendo el camino indicado y las ganas de gritar de frustración lo invaden al notar que la chica lo sigue a pocos pasos de distancia; por alguna razón que no termina de comprender, no quiere que lo vea hacer lo que hará a continuación.
No han pasado más de cinco minutos cuando se detiene frente a la pequeña construcción que funciona como base del grupo de caídos que no tienen idea de lo que está por pasar.
—Vete —END se las arregla para articular, cerrando los ojos con fuerza debido al dolor de cabeza que lo asalta por desobedecer.
—¡Avanza! —la voz en su cabeza insiste, notablemente más irritada que antes.
Ese tipo de trabajos nunca le habían importado, solo realizaba su tarea, a veces por el simple placer de causar el sufrimiento ajeno; sin embargo, en esta ocasión es diferente, no quiere que Lucy vea aquello que es en realidad y no sabe la razón.
A pesar de esto, no es algo que él pueda decidir. Al igual que cuando luchó contra Larcade, extiende sus alas y permite que sus garras crezcan al igual que sus colmillos, mientras una capa de escamas color rojo oscuro cubre la mayor parte de sus extremidades al tiempo que un par de grandes cuernos del mismo color aparecen en su cabeza.
Aplaza el momento lo más que puede, luchando en su interior una batalla que no tiene posibilidades de ganar, pero aún así intenta al menos voltear a ver a la chica a pocos metros de distancia, insistirle una vez más que se marche, sin embargo, todo lo que consigue es dirigirle la mirada por un momento, lo cual la deja petrificada del miedo en su lugar.
Esos no son los ojos a los que está acostumbrada, lucen vacíos, carentes de brillo, al igual que todo rastro de la sonrisa arrogante que suele llevar se ha esfumado, no hay ni un atisbo de expresión en su rostro; también se ha esfumado el tono saludable medio bronceado de su piel, dejando uno pálido, casi grisáceo. Si Lucy tuviera que describirlo, diría no luce como alguien con vida en su interior, sino más como un cadáver siendo manipulado como una marioneta.
Una vez que aquella breve interacción termina, deja de luchar y se deja llevar por los instintos que le piden a gritos destruir todo lo que se encuentre en el interior.
Se acerca a la entrada con una velocidad sobrehumana solo para destrozar la puerta atravesándola como si estuviera hecha de papel. Una vez en el interior, era de esperarse que llamara la atención de todos los presentes, comenzando por aquel con el mejor oído del grupo.
El caído no dudó en encerrar bien a su apreciada serpiente para mantenerla a salvo, antes de enfrentarse al intruso cuyas intenciones eran más que evidentes aún sin necesidad de escuchar sus pensamientos.
Él hace el primer movimiento, abalanzándose hacia el demonio con un cuchillo en la mano, sin embargo, el pelirrosa lo detiene si dificultad alguna antes de apretar se brazo con toda la fuerza que tiene hasta quebrar su brazo a los pocos segundos. El caído no puede evitar soltar un alarido al notarlo, cayendo de rodillas; acto que consiguió alertar de inmediato al reptil enjaulado, el cual al instante comienza a darle golpes al cristal de su terrario, intentando romperlo.
Erik, por su parte intenta escuchar lo que hará END a continuación, al menos para bloquear algo el daño en lo que llega alguien más para apoyar. La confusión lo asalta cuando todo lo que escucha es un nombre sin ningún significado para él, "Lucy"; se concentra para oír mejor, pero lo que se encuentra es con una voz que no pertenece al demonio que tiene en frente, sino a uno mucho más aterrador.
—Lo escucho... —dice, apartándose un paso— a Zer...
No puede terminar de pronunciar aquel nombre, ya que el demonio en cuestión le ordena a END retirar las orejas del caído para evitar que pueda escucharlo; orden que ejecuta de inmediato, utilizando sus propias garras. El caído intemta gritar, pero una vez más se ve interrumpido por el demonio pelirrosa, quien pone las manos entre su boca para abrirla más allá de sus límites, desgarrando la piel de sus mejillas hasta que termina rompiéndo su mandíbula y quebrando su cuello, terminando con su vida.
La serpiente por su parte, no ha dejado de dar golpes contra el cristal, sin obtener resultado alguno y sin tener idea de que su dueño ya ha muerto.
Los demás miembros de Crime sorciere no se hacen esperar; a pesar de que hayan llegado tarde para ayudar a su compañero, están decididos a defenderse del invasor que ha llegado a atacarlos sin razón aparente.
Comenzando por el que alguna vez fue conocido como Racer, se acerca a una velocidad demaiado rápida para que el ojo humano pueda verlo y alcanza a asestarle unos cuantos golpes a END. Sin embargo, él no está en su mejor forma, ninguno de ellos lo está; por lo tanto, el demonio consigue adaptarse a su ritmo más temprano que tarde y agarra su cuello con una mano para estrangularlo. Estaba por conseguirlo, pero se ve desestabilizado cuando el suelo bajo sus pies parece convertirse en arenas movedizas y no le cuesta adivinar a quién se debe esto; el hombre alto y corpulento que mantiene su atención sobre el demonio, momentos antes de hacer un gesto que causa que éste sea rodeado e inmovilizado por el concreto que hasta hace unos momentos conformaba el piso.
—No lo dejes moverse —indica la chica de cabello rosa con toda la tranquilidad que puede conseguir—. Lo voy a enlazar con todos, necesito dos minutos —agrega antes de comenzar a recitar el conjuro, no cree que él esté dispuesto a dar su vida por matarlos, así que es la mejor opción que tienen.
Todo está en aparente calma por algunos momentos, pero esta se termina cuando el demonio extiende sus alas para liberarse y elevarse unos pocos centímetros en el aire. Su primer objetivo resulta ser quien lo aprisionó. No pierde el tiempo y extiende una mano en su dirección, lanzándole una llamarada que lo consume a gran velocidad sin que pueda hacer nada al respecto, mientras que una nube negra comienza a desprenderse de él.
END está por ir con los demás, pero se detiene en seco al toparse con la figura de una bestia monstruosa y gigante, que parece salida del infierno. Así mismo, ha dejado de ver al resto de los caídos. Con lo que Midnight no contaba, era que el agudo olfato del demonio no le permitirían caer en una ilusión así, no importa lo realista que sea; lo siguiente que el caído siente es algo erróneo en su pecho, tal vez una punzada, seguida de la sensación de escupir sangre. Al bajar la vista, se encuentra con un brazo atravesándolo, el cual sale un par de segundos después por donde entró, junto con el corazón que hace pocos instantes funcionaba a la perfección. Un momento después, cae al suelo con los ojos abiertos de par en par.
Racer, una vez más intenta hacerle daño con repetidos golpes, obteniendo un resultado aún peor que en su primer intento, ya que un instante luego de dar el primer puñetazo, su pierna derecha es quebrada por un golpe de parte del demonio, quien, sin darle mayor importancia, luego le prende fuego.
Posteriormente va con la chica de cabello rosa, quien está congelada en su lugar, sin quitarle de encima una mirada entre asustada e iracunda. A END no le afecta en lo más mínimo ni a lo que pensaba hacer, de forma que se acerca hasta poder tomar su cuello para levantarla en el aire; el problema aparece cuando él mismo siente la presión, el dolor y la dificultad para respirar que debería sentir ella si pudiera.
—A ella no, idiota —dice Zeref al notar la situación—. Si ella se va, tú también.
Y así es, a pesar de no haber alcanzado a completar el hechizo, pudo enlazarse con él; solo que la idea era hacer lo mismo con todos. Ahora se siente impotente, frustrada e inútil, aún más cuando el demonio la deja en el suelo; sin embargo, le confunde que la única emoción que le llega del demonio es una profunda tristeza. No tiene mucho tiempo para pensar en eso, ya que el demonio la encierra en un círculo de fuego que no le permite moverse.
END no pierde más tiempo en el asunto y va escaleras arriba dirigiéndose a los dos últimos caídos que percibe en el lugar. A la primera la encuentra en el pasillo, sosteniendo con sus manos temblorosas una espada en su dirección, mientras que escucha tras una puerta al caído restante, con intentos desesperados por salir.
A la chica no le da importancia, sabe que está aterrada y no sería capaz de hacerle ni un corte aunque lo intentara. Ella ni siquiera se da cuenta de en qué momento su cabeza es removida de su cuerpo, dando fin a su vida en un instante por un corte preciso de la daga del demonio, la cual vuelve a guardar de inmediato.
En el mismo momento que la albina muere, la puerta que mantenía prisionero al caído de cabello azul se abre.
Ambos se limitan a observarse mutuamente en silencio y ninguno mueve un músculo por varios momentos hasta que la voz que no ha dejado en paz al demonio desde que apareció, se hace presente una vez más.
—A él que sea más especial, servirá para que se arrepienta y vamos a darle un mensaje a ese otro idiota.
—¿Qué debo hacer? —le pregunta, resignado.
—Sé creativo, sorpréndeme.
Pasan unos cuantos segundos más antes de que el demonio se abalance sobre Jellal con los puños envueltos en fuego. Ambos tienen una corta pelea a mano limpia en la que el caído se ve en una clara desventaja debido a la diferencia en la fuerza de ambos, terminando acorralado y con numerosos moretones y quemaduras en todo su cuerpo. Todo el tiempo busca desesperadamente la oportunidad de usar su magia, pero el momento no llega nunca; no tiene un solo segundo de descanso para realizar el más simple de los hechizos.
En circunstancias normales, el caído hubiera intentado razonar con él de cualquier forma, pero no luego de saber lo que el demonio acaba de hacer, no cuando es incapaz de distinguir ni una pizca de razón en esos ojos negros con iris verde brillante.
Solo hace falta un descuido de su parte y lo siguiente que sabe es que no consigue ver nada por su ojo derecho. No, más que eso, ese ojo ha sido removido por completo, el cual es seguido por el otro.
Estando a ciegas, sus últimas esperanzas se extinguen a toda velocidad; no puede hacer nada además de quedarse en una posición defensiva, hasta que un fuerte tirón de una de sus piernas lo saca de balance y lo deja en el suelo. La debilidad se hace cada vez más presente, mientras que la sensación de sangrado se hace presente en el lugar donde su pierna debería iniciar, el lugar donde fue removida, lo cual poco después se extiende hasta su vientre y se junta con la sensación de que su interior está siendo desocupado.
Espera el final de todo sin poder moverse de su sitio aunque quisiera, hasta que siente que es levantado en el aire, con lo que la sensación de vacío en su interior aumenta.
Sabe que hay algo atravesando una de sus muñecas y luego hay algo casi igual en la otra. Ahora mismo agradece no poder sentir dolor, pero sabe que el final está cada vez más cerca.
Parece que ahora está en paz, no le parece que el demonio que lo dejó así piense hacerle algo más, así que se limita a dejarse llevar.
"¿Cómo es que todo terminó así?" Se pregunta, pero tiene la respuesta muy clara, sabe que él mismo es el responsable por terminar así; por codicioso. Traicionó a los suyos por poder, por ser aún más fuerte que el demonio frente a él, pensando que podría engañar al rey del inframundo en persona.
Ahora mismo solo siente arrepentimiento, por haber hecho algo tan egoísta, por no pensar bien las cosas, por permitir que sus amigos terminaran así, por no poder ni salir de la habitación en la que lo encerraron para protegerlo, cuando él debía ser quien los protegiera.
Por no haber podido disculparse nunca con la mujer que siempre amó y que seguramente lo odiará por toda la eternidad. La última imagen grabada en su cabeza es la de aquella ángel pelirroja, mirándolo como si no lo conociera luego de haberlos traicionado, como la última vez que la vio.
El demonio pasa varios momentos observando lo que hizo, preguntándose por qué Jellal al final ni siquiera intentó luchar por su vida. Aquel pensamiento es interrumpido por el recordatorio de Zeref de que debe darle el mensaje a Gray. END toma el teléfono del caído que recién dio su último aliento y marca a uno de los pocos contactos presentes en el antiguo aparato. Debe esperar unos pocos momentos antes de que conteste; entonces, repite las palabras que le indica Zeref.
—Te estoy observando.
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Holis owo
A 5 minutos del miércoles, pero alcancé a subirlo a tiempo uwu
Ahora sí, ya saben lo que pasó aquella noche con detalles u.u
¿Cuál creen que sea la reacción de Lucy al ver la verdadera naturaleza de END? 👀
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