Capítulo 1
Helloooooo, amores. Les traigo el primer capítulo de esta novela. Quizás lo quite luego cuando el prólogo tenga forma.
💋🍹Besitos🍹💋
El clima de este lunes en la mañana era perfecto, así que decidí salir a caminar por la plaza y acercarme al puerto.
"El aire fresco me vendría de perlas", Medité suspirando.
El sol iluminaba cada rincón del horizonte acompañado de pequeñas nubes blancas que parecían motas de algodón. Era un paisaje espléndido en el que me gustaba perderme cada vez que podía o tenía un mísero momento de libertad.
Caminaba distraídamente con la vista en el deslumbrante paisaje y la mente en un océano de problemas de los cuales no poseo una solución, que los mantenga a raya, que me guíe hacia dónde ir.
La multitud que me rodeaba se iba dispersando y yo continúe mi camino a paso lento pero con precaución.
No soy de realizar ejercicios matutinos ni a ninguna hora del día prácticamente Lo único que hago es caminar o correr, de vez en cuando. Correr... eso es "casi" obligatorio en mi profesión, aunque no la ejerza a tiempo completo. Sí, he tenido que correr en muchas ocasiones sin importar nada más que llegar al lugar o salvaguardar la salud de la persona implicada.
Me encogí de hombros por mis propios pensamientos.
Mi vida de aburrida no tiene mucho si la vemos desde el punto de una persona trabajadora hasta el cansancio. En cambio, sí resultaría tediosa para una persona que solo piensa en divertirse y no sentar cabeza.
Una sonrisa asomó a mis labios.
Soy parte y parte. Ni muy trabajadora ni muy bohemia.
Eso sí, ante todo soy dueña de mis propios actos y asumo las consecuencias de mis actos sean buenos o malos.
Tan letárgico era mi andar ahora que me perdí en las nubes que adornaban el cielo que casi ni noté que me había alejado tanto.
El ajetreo de la plaza se vio sustituido por el sonido de las gaviotas, los barcos y alguno que otro pelícano al llegar al puerto.
¡Qué hermosas las gaviotas: su plumaje que varía de gris, blanco o negro, a menudo con señales negras en la cabeza o las alas. Ese pico robusto, bastante largo, su libertad, su especie,... ¡simplemente ellas!
Ante mis ojos yacía una hermosa gaviota enana, debía medir al menos unos veinticinco a treinta centímetros, lo supe enseguida porque hace poco pude ver un gavión bastante grande de unos casi ochenta centímetros.
Descubrí que el gavión tiene unas alas que pueden llegar a medir un metro setenta centímetros.
Logré sacarle una foto a la enorme gaviota.
Que bien se sentiría ser parte de la tripulación de alguno de esos tantos barcos que en el mar se desplazan alejándose entre las olas, perdiéndose entre la bruma. ¡Qué libres se ven!
Que interesante sería ser un pelícano: sus alas amplias, ese plumaje gris oscuro, el pico tan amplio y abarcador y esa elegancia y cabe destacar esa capacidad tan única suya de tragar agua salada y en su garganta convertirla en agua dulce para su consumo. Los adoro.
Adoro la mayoría de las aves, no solo verlas de lejos y sacarle fotografías de vez en cuando, sino que también me intereso por conocer algunos de sus secretos especiales.
Solo admiro las aves marinas las demás me parecen muy simples. Aunque suelen ser más coloridas no atraen mi atención.
Me encantan las aves marinas porque son más libres y arriesgadas, muy a mi pesar no he podido vislumbrar ningún albatros dado que pertenecen a una ruta migratoria a la que no puedo acceder en estos momentos, por lo que me conformo con verlos solo en la tele.
Retome la marcha que había detenido al contemplar al mar y sus encantadores decorados.
Mientras sonreía por nimiedades que se acumularon en mi mente de la nada...
-¿Quieres ser mi novia?
Detengo mi andar... frente a un apuesto hombre cuya voz me saca de mis ensoñaciones y me hace parpadear ante sus palabras.
La sonrisa en mi rostro no se congela, se borra de un plumazo.
Veo a todos lados pero al poner mis ojos sobre el desconocido veo que no despega sus ojos de los míos.
-No creo en el amor. No me van las relaciones.
Suelto sin más de la forma más cortés posible.
-Pero... ¿no te gusto? ¿No te atrae nada de mí?-dice algo entristecido.
-No tiene nada que ver con usted. No soy de relaciones amorosas-agrego encogiéndome de hombros.
Silencio.
-Igual-continué- gracias por tenerme en cuenta para formar parte de su vida pero... grabe esta línea: "No me van las relaciones. No creo en el amor. Soy un alma libre."
El desconocido no dejaba de verme con ojos entristecidos.
Casi me encojo de hombros en su presencia pero me contuve por educación.
-Yo...
-Solo puedo ofrecerte una aventura de una noche, solo unas horas, o una amistad. Nada más-le interrumpí.
-¡Vaya!-soltó asombrado.
Sus ojos se abrieron desmesuradamente y por un segundo se me formó una sonrisa en el rostro que se borró con disimulo cuando coloqué mi máscara de hierro nuevamente.
-Escoja -apuré.
Alcé mis manos.
-¿Amistad? -le ofrecí mi mano derecha-¿O aventura? -le ofrecí mi mano izquierda.-Observó mis manos extendidas por unos segundos y luego hizo algo que esperé...-Eso... no te lo puedo ofrecer-anuncié negando con la cabeza, viendo como sus manos cruzadas estrechaban las mías.
Una linda sonrisa traviesa se mostró en su anguloso rostro.
Compartimos una mirada enigmática solo por un breve nanosegundo.
Vibra mi celular en mi bolsillo y deshago el agarre.
-¿Hola?-contesté sin prestar atención al número que no reconocí.
-Tú y yo esta noche...-dijo la voz.
¡No puede ser!
¿Es que este tipo no sabe cuál es el significado de "ADIÓS"?
Ya me he cansado de decirle que "NO".
Se ha vuelto mi maldita sombra los últimos cinco meses.
Por su causa he tenido que cambiarme de casa en varias ocasiones y de número telefónico también he cambiado.
¡¿Por qué no me deja en paz de una vez?!
Sentí una repulsión inmediata al escuchar su voz.
Cinco... cuatro... tres... dos... uno.
Cuelgo.
No soporto que me asedien. No me gustan las explicaciones ni los por qué. Esa es una de las tantas razones por las que no me atraen las relaciones de tipo amorosa.
Vuelve a vibrar mi celular.
De reojo veo al desconocido con el que conversaba hace tan solo unos minutos, permanece en silencio observándome.
Desvío la atención a mi celular y descuelgo.
-¿Hola?
-No me cuelgues por favor. Hablemos. No me cuelgues por favor-escuché al innombrable suplicar.
Mi paciencia hace mucho que se fue de viaje cuando "él" se hace presente en mi vida.
Retomo la cuenta regresiva.
Cinco... cuatro... tres... dos... uno.
Segundos de silencio que aprovecho para colgar y bloquear ese número.
Subo el volumen de mi celular.
Cuando me disponía a continuar con la conversación con el desconocido... el tono de una llamada entrante me lo impide.
-----Nota de la autora-----
¿Por qué tanto misterio?
¿Por qué tanto miedo a amar?
Son tantos por qué que mejor ni los formulo... mejor se los explico con hechos.
*Espero les haya causado curiosidad esta chica cuyo nombre develaré más adelante.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top