Capítulo 8

Cuando Baekhyun abrió los ojos, le tomó un momento enfocar su entorno. Los altos y delgados ventanales se alzaban hasta casi llegar al techo del recinto, y una inmensa cruz de mármol negro se erguía imponente sobre un pedestal de piedra. ¿Dónde estaba?

Antes de que pudiera despabilarse por completo, una voz se hizo eco en el lugar.

-Todos... lamento tener que informar esto, pero ese horrible y despiadado asesino robó otra vida anoche cerca de la escuela clausurada -era el reverendo, dirigiéndose a quienes lo habían seguido hasta la escuela aquella vez -El asesinato ocurrió justo antes de que se produjera el incendio en la escuela. Pero no creo que los dos acontecimientos estén relacionados.

-¡Así mismo! -decía uno de los presentes -¡No hay duda! El fuego ha de ser la justicia divina de Dios. Esos vagabundos están detrás de los asesinatos.

-Yo vi el incendio anoche -acotaba otro -Pero no parecía fuego normal. Era como si algo explotara... ¿Esconderían dinamita o algo?

Baekhyun escuchaba todo desde su lugar, aturdido. Rememoraba lo que había acontecido esa noche. Cómo había tenido un presentimiento extraño, y cuando al despertar no encontró a Chanyeol junto a él, decidió ir a buscarlo.

Había caminado por los oscuros pasillos, hasta que oyó algo extraño, que lo llevó hasta donde dormía Gyosu, solo para descubrir con horror como el hombre era atacado por otros. Lo golpeaban con bates de madera mientras el anciano se defendía como podía desde el suelo. Sin pensarlo, gritó su nombre y corrió en su auxilio, pero un fuerte dolor en la cabeza, producto de un golpe que no vio venir, hizo que fuera lo último que viera antes de caer inconsciente. ¿Esos hombres en verdad los habían atacado?

Baekhyun empezó a removerse en el piso, tratando de incorporarse, llamando la atención del reverendo con ello.

-Ah, estás despierto -descubrió el reverendo al voltearse. Caminó lentamente hasta posicionarse frente al sacerdote, en cuclillas -Lamento el trato duro. ¿Cómo te encuentras? -preguntó con suavidad.

El más bajo se enderezó cuanto pudo, mirando directo a los ojos negros, desafiante. ¿Qué pretendían haciendo todo eso? Pero antes de que pudiera decir nada, el hombre pasó dos de sus dedos por su perfil, hasta llegar a su cuello.

-Me alegra que no estés malherido -comentó ante un Baekhyun completamente shockeado -Como sabe usted, hay especulaciones sobre que la escuela esconde un asesino. Sin embargo, estoy seguro que usted como sacerdote nos dirá la verdad -prosiguió el otro, yendo a tomar la biblia que descansaba sobre el altar de aquella iglesia -Por favor, cuéntenos lo que sucede.

Baekhyun se llevó la mano al pecho. Sentía la garganta oprimírsele, y el cuerpo no le respondía. ¿Qué estaba ocurriendo? No podía pronunciar palabra alguna, ni siquiera podía moverse. ¿Por qué no podía?

-¿Qué le pasa? -insistió el alto con una sonrisa de lado -¿De repente no puede negar este rumor cuando se enfrenta a la Santa Biblia de Dios? Si no dice nada, ¿no estará confirmando el rumor?

El sacerdote lo miraba desde el piso intranquilo, haciendo un esfuerzo sobrehumano por hacerse oír, pero todo intento era en vano, era como si estuviera inmovilizado por cadenas invisibles.

-¡Lo sabía! -la multitud empezó a alborotarse.

-¡El otro sacerdote mentía! ¡Alguien que esconde a un asesino es un criminal también!

-Oh, es cierto... -acotó el reverendo, inclinándose a tomar un objeto envuelto en tela blanca -Encontramos esto en los jardines de la escuela -al desenfundarlo, dejó ver una de las piedras grabadas.

Baekhyun quedó pasmado al verla, ¿No era esa una de las piedras que creaba la barrera alrededor de la escuela?

-¡Mírenlo! -los presentes sonaban escandalizados -¡Hasta tiene manchas de la sangre de las víctimas!

-¿Es eso de algún culto? ¿Qué clase de símbolos son esos?

-¡Están locos! ¡Están todos locos! ¡Esto va en serio! ¡No podemos permitir a estos lunáticos hacer lo que les plazca con esta ciudad!

-¡Tenemos que expulsarlos!

Abalanzándose contra Baekhyun, los hombres lo golpearon y patearon, mientras él soportaba lo mejor que podía el ataque, sin posibilidades de defenderse siquiera.

-¡Tenemos que detenerlos antes de que maten de nuevo! -exclamó uno de ellos, llamando la atención de los demás, que vitorearon eufóricos apoyando su idea.

-¡Echaremos a esa escoria! ¡Vayamos a echarlos!

Cuando la multitud se hubo dispersado, el reverendo se acercó a Baekhyun, apoyando una de sus rodillas en el piso y recargando el brazo en la otra pierna.

-¿Duele? -preguntó, estirando una mano para acomodar el cabello desordenado del azabache -No te preocupes -sonrió con malicia, incorporando a Baekhyun y sosteniéndolo desde atrás -Pronto se sentirá mejor -susurró en su oído, rozando la piel de su cuello con sus labios.

Baekhyun se estremeció en su interior. Esas caricias y esa cercanía despertaban en él tanta turbación. ¿Quién? ¿Quién era ese hombre?

***

De nuevo en la escuela, Chanyeol y Banyeog acomodaban a los últimos heridos en el gimnasio. El ángel miraba a cada tanto a Gyosu con varias vendas cubriendo sus lesiones, preocupado.

-Tiene dos fracturas y sufrió un golpe en la cabeza -suspiró el castaño a su lado -Necesita descansar.

-¿Así que la gente del vecindario simplemente vino e hizo esto? -gruñó Chanyeol con impotencia -La mitad de la escuela incendiada, Baekhyun secuestrado... y a Gyosu lo golpean hasta casi matarlo -Banyeog se mordió el labio por lo dicho.

-Es... ¡Es todo culpa de ustedes! -gritó uno de los que ayudaba a los heridos.

-¿Eh? -Banyeog estaba confundido.

-¡Todas esas desgracias empezaron a suceder cuando ustedes llegaron! ¡Habíamos discutido con esa gente antes, pero jamás llegaron tan lejos! -reclamó otro.

-¡Es verdad! ¿Y no son ustedes los asesinos? -propuso uno, señalándolos con el dedo.

-Eh... vamos. ¿En serio van a llamar criminal a alguien tan hermoso como yo? -el castaño estaba ofendidísimo.

-Vamos Banyeog -llamó Chanyeol caminando ya hacia la puerta.

Banyeog se giró escandalizado -¿Eh? ¡Eh, Chanyeol! -miró por un momento a Gyosu, no queriendo dejarlo solo. Suspiró resignado, maldijo por lo bajo y corrió junto al ángel.

Lo alcanzó cuando el alto ya se encontraba en el patio de la escuela, más específicamente en el huerto.

-¿La plantación? ¿Qué buscas aquí? -se quejó Banyeog, viendo al peliblanco doblado hurgando entre los arbustos.

Chanyeol al fin encontró lo que buscaba. La noche del incendio había presenciado aquella extraña escena, y debía esclarecer sus dudas. Levantó la piedra que una vez Gyosu les había enseñado, descubriendo que bajo ella no había nada, solo manchas de hollín -Como sospechaba. Las piedras que creaban la barrera han sido robadas. El incendio probablemente fue una distracción -habló serio, fijando la mirada en Banyeog.

El castaño se acarició la barbilla pensativo, hilando la información recién revelada -O querían las piedras de la barrera, o simplemente querían romperla... Sea cual fuera la razón, sabemos que algo maléfico pasó por aquí -concluyó sereno. Pero cuando fijó la vista donde se suponía que su interlocutor estaba, no encontró a nadie; Chanyeol ya se alejaba presuroso -¡Eh! ¿A dónde vas?

El ángel ni siquiera se tomó la molestia de girarse a responder -A encontrar a Baekhyun.

-¿Aún con tus poderes sellados? -cuestionó el castaño.

Chanyeol se detuvo al oír estas palabras -Yo... ¡ya no tengo tiempo! -bramó, girándose a encarar al más bajo con la desesperación reflejada en sus ojos -Cada noche sueño que caigo y mato a personas inocentes. La locura despierta dentro de mí... Todos estos asesinatos pueden ser obra mía. Quizás es la razón por la que se llevaron a Baekhyun -el alto sonaba cada vez más alterado -Yo... no puedo soportar que sufra más por mi culpa -habló completamente abatido.

La mirada cargada de pena que Banyeog le devolvía no ayudaba en nada. Chanyeol se frotó la sien, incapaz de encontrar una solución a su dilema. ¿Acaso este era un castigo que Dios le estaba imponiendo?

Las pisadas acercándose y una voz temblorosa hicieron que ambos hombres desviaran su atención de la conversación.

-Em... Ustedes son amigos del sacerdote, ¿verdad? -preguntó un niño que Chanyeol reconoció como uno de los que había estado extendiendo las sábanas con el azabache el día anterior -¡Sé a dónde fueron los hombres que vinieron anoche! Mi mamá me dijo que me mantuviera apartado de esto, pero se los diré si prometen ir a buscarlo -suplicó en niño con los ojos brillantes por las lágrimas.

***

Siguieron las indicaciones del niño al pie de la letra, y llegaron a una casa ubicada no muy lejos de allí. Banyeog abrió la puerta, seguido de Chanyeol, ambos atentos a cualquier movimiento o ruido sospechoso.

La casa estaba oscura y silenciosa -¿Nadie en casa? -preguntó el castaño, repasando con la mirada cada recoveco mientras se adentraban cautelosos.

-No, están aquí -aseguró el ángel. Pero antes de que pudiera decir algo más, un movimiento rápido a un lado de su cuerpo hizo que se apartara de un salto.

Un fuerte golpe rompió el silencio, y cuando el polvo se hubo disipado un poco, dos demonios fueron claramente visibles.

-Jejeje... casi te alcanzo- se burló el que llevaba el mazo de madera a medida que se incorporaba, dejando ver la grieta que había abierto en el piso tras fallar en el ataque.

-Así que han salido los monstruos -suspiró jocoso el castaño, aferrándose con fuerza a su arma.

-¡¿Dónde está Baekhyun?! -exigió saberChanYeol. No estaba de humor para juegos.

-Deberías preocuparte por ti mismo, Poder, y no por tu amante -lo fastidió el demonio más alto, antes de reír con el que lo acompañaba -Oh, espera... solo vas a seguir siendo un ángel durante un par de horas más, ¿no?

Chanyeol quedó pasmado por lo dicho -¿Cómo...

-¡Nuestro amo lo ve todo! -lo cortó el demonio, anticipándose a la pregunta del alto -Ah sí, los sueños de asesinatos te atormentan. ¿Disfrutaste del sueño en el que matabas a esa mujer? No era más sabrosa de lo que parecía -comentó relamiéndose.

-¡Bastardos! -rugió el ángel, apretando los puños de solo recordarlo -¡Eran pesadillas!

-Desafortunadamente lo eran. Llegas demasiado tarde para encontrarte con nuestro amo. Nuestro deber es retenerte aquí.

Tan pronto lo oyó, Chanyeol se puso en posición de ataque, pero la mano de Banyeog interponiéndose frente a él lo descolocó.

-Yo me ocuparé de estos -sonrió a los demonios, desafiante -El personaje principal tiene que rescatar a la princesa, ya sabes -esta vez se giró apenas para guiñarle un ojo al alto.

-Banyeog... -el ángel vio al castaño empuñar su arma y empezar a desenvolverla -...Gracias -alcanzó a farfullar antes de dar media vuelta y salir de ahí a toda velocidad.

-¡Idiota! ¿Crees que puedes escapar? -retó al ángel uno de los demonios, pero antes de que pudiera ir tras el peliblanco, Banyeog se interpuso en su camino.

-Descuida. Yo lucharé con ustedes. Vamos -sonrió de lado, encantado por tener algo de acción -Los voy a aniquilar... con el poder de esta reliquia -dijo, afianzando el agarre al listón de madera.

Al percatarse de lo que tenían en frente, ambos demonios no pudieron disimular su consternación.

Ahora el arma estaba al fin completamente al descubierto, dejando ver un trozo de madera antigua, con una inscripción en medio de ella, tan milenaria como el arma misma. Las arcaicas letras rezaban las iniciales INRI.

***

El día estaba encapotado cuando los ocupantes de la escuela fueron nuevamente visitados por el reverendo y los pobladores del lugar.

-¿Qué? ¡¿Qué quieren decir? -reclamaban pasmados, sin asimilar lo que el reverendo terminó de decirles.

-Por eso digo que tenemos pruebas. Agradeceríamos su colaboración. Nunca terminan de marcharse y nuestra paciencia tiene límites -los amenazó el alto -Por eso... tendremos que recurrir a la fuerza...

Haciéndose a un lado, el reverendo dejó el camino libre a los hombres que venían armados con todo lo que encontraron a su paso.

-¡No pueden! ¡Espera! ¡Se equivocan! -insistían los ocupantes del otro lado del portón. Pero sus súplicas fueron ignoradas.

-...así que... empecemos -declaró el reverendo con simpleza y satisfacción, dando con ello vía libre para que los hombres se abalanzaran contra el portón y los que se encontraban adentro.

¡Márchense!

¡Rómpelo todo!

¡Sí, rómpelo!

¡Quémenlo!

Uno de los atacantes encendió la mecha de lo que parecía una bomba casera hecha con una botella, y sin perder tiempo, la arrojó contra el segundo piso del edificio, para que un segundo después, todo estallara en llamas.

Otros imitaron al primero, y pronto, la escuela entera ardía ante la mirada atónita de un Baekhyun petrificado por el maleficio que lo sometía a la silenciosa agonía. En tanto los ocupantes doblegados clamaban que se detuvieran.

¡Deténganse por favor! ¡Gyosu y los demás aún están adentro!

Al oír esto, uno de los recién llegados empezó a ponerse nervioso.

-Re-Reverendo, esto no marcha bien. Se nos fue de las manos, tal vez deberíamos detenernos -murmuraba preocupado.

El pelinegro se giró a encararlo con una sonrisa de lado -Estos sucios muñecos de barro están llegando al final de sus días. Tendremos que darles una buena lección, ¿no?

Baekhyun sintió su corazón detenerse por un momento ante tales palabras, y el encuentro fugaz que su mirada y la del reverendo tuvieron al último segundo de terminar la frase, solo hizo que su interior se agitara con más intranquilidad.

Él era... No podía ser, ¡era imposible!

Kai

Si Kai estaba detrás de todo eso, sin duda terminaría aún peor de lo que se temía.

Haciendo uso de toda la fuerza que le quedaba, el demonio intentó liberarse. No podía, ¡no podía dejar que nadie más resultara herido!

Y así, como si de una descarga eléctrica se tratara, Baekhyun sintió una corriente recorrerle el cuerpo por completo, y un instante después, recuperó la movilidad; había roto al fin el conjuro.

Sin detenerse a pensar en la razón, corrió con todas sus fuerzas hacia el edificio en llamas, sin mirar atrás, y sin siquiera un plan que lo resguardara. Solo un pensamiento retumbaba en su cabeza.

Por favor, que esté a salvo. ¡Que Chanyeol esté a salvo!

-¡Oh! ¡Se escapa! -gritó alarmado el hombre que hace un momento hablaba con el reverendo. Ya iba a ir tras él, cuando una voz lo detuvo.

-Déjalo. Morirá de todas formas -habló el pelinegro, con la mirada fija en la espalda del sacerdote.

***

Cuando Baekhyun al fin alcanzó el gimnasio, los ojos le ardían a causa del humo, y se veía en la imperiosa necesidad de cubrir su boca y nariz con uno de sus brazos para poder llevar un poco de aire a sus pulmones.

-¡Cha-Chanyeol...! -clamaba escudriñando el lugar con la mirada, intentando vislumbrar algo entre las llamas y el humo. El lugar estaba a punto de colapsar -¡Gyosu!

-¡PADRE! -oyó el grito desesperado de los niños en respuesta. Corriendo hacía el llamado, encontró a los dos pequeños acurrucados y muertos de miedo, siendo resguardados por Gyosu, que los abrazaba con uno de sus brazos, mientras con el otro sostenía como podía una tabla que amenazaba con caerles encima junto con los escombros acumulados.

Baekhyun corrió lo más rápido que sus piernas se lo permitieron, pero el crujido sobre ellos hizo que sus ojos se dispararan alarmados hacia el techo, donde los hierros del recinto finalmente se rendían a la carga que habían estado soportando.

El sacerdote vio con horror el techo ceder. ¡No había tiempo!

Sin pensar en las consecuencias, desplegó sus alas, y cubriendo a Gyosu y a los pequeños, las agitó con tal fuerza que los escombros y todo lo que estaba cerca pareció detenerse en el tiempo.

-¡Rápido corran! -advirtió, cansado por el sobreesfuerzo de mantener todo aquello en suspensión.

Los niños echaron a correr por donde Baekhyun les estaba señalando, y entonces solo quedaron ambos sacerdotes.

-Gy-Gyosu, ¡date prisa! -suplicó Baekhyun entre jadeos. En este punto, las marcas de la maldición ya eras visibles en su cuello, subiendo con cada segundo que transcurría del uso de sus poderes demoniacos.

El anciano miró con impotencia el tinte negro, semejante a ramas espinosas, apoderarse del inmaculado cuerpo del demonio.

-No lo lograré... ¡Sálvate a ti mismo! -clamó el mayor, ya consciente de que sus lesiones no le permitirían salir de esta.

-¡Ya no puedo hacer eso! -habló Baekhyun resignado, con lágrimas en los ojos y el dolor de la maldición quemándole el pecho a medida que avanzaba.

-Tú... ¡¿Acaso piensas dejar solo a Chanyeol?! -bramó tratando de hacer entrar en razón al más joven.

El recuerdo del ángel asaltó su mente en ese instante, y antes de que el demonio pudiera responder, una fuerte explosión sobre ambos desvió su atención hacia lo que ahora debían enfrentar.

Baekhyun cerró los ojos con fuerza, susurrando el nombre del ángel antes de tomar finalmente una decisión.

***

Cuando Chanyeol llegó al lugar, todo era llamas y explosiones. Los que lograron escapar del recinto estaban cubiertos del hollín y boqueando por un poco de aire puro, pero por más que repasara la escena una y otra vez, no divisaba a Baekhyun por ningún lado.

-¡¿Baekhyun?! -detuvo su carrera por un segundo, mirando a todos lados desesperado -¡Maldición! ¡¿Aún está allí dentro?! -cuando llegó a esa conclusión, retomó su camino a toda velocidad, pero el sonido del batir de alas y la ráfaga que lo azotó hicieron que casi perdiera el equilibrio y cayera.

Cuando alzó la vista al cielo, Chanyeol se encontró con dos pares de inmensas alas, un rostro tan perfecto como el de una muñeca de porcelana, y la mirada más filosa que hubiera presenciado en su vida.

-Es hora, Poder -anunció el Querubín, imperturbable, escoltado por dos ángeles de menor rango.

-¡Espera! ¡Debo salvarlos! -imploró con desespero.

La mirada serena se endureció, y el semblante de la mujer se ensombreció al oír la petición del ángel.

-¿Pones tus emociones por delante de tu amor a Dios? No me dejas otra alternativa -amenazó agitando sus alas.

Se escuchó un silbido, y del suelo brotaron cadenas que poco a poco envolvían el cuerpo del ángel dejándolo inmovilizado.

-¡Grgh! -el peliblanco forcejeó en vano contra sus ataduras.

-Te has encaprichado con los humanos y los demonios -prosiguió el Querubín, haciendo caso omiso del ángel -Estoy convencida de que Dios se lamenta por ti. Puedes arrepentirte de tu crimen durante tu encarcelación -dictaminó mordaz.

¿Crimen? ¿Querer amar y ayudar a Baekhyun era un crimen? ¿Se suponía que simplemente iba a respetar esas leyes? ¿Esa era la respuesta? Chanyeol no podía quedarse de brazos cruzados y acatarlo, no esta vez.

Con todas las fuerzas que pudo reunir, se liberó, y aferrando con una mano el crucifijo que le había sido dado por el propio Baekhyun, lo arrancó de su cuello.

-¡¡DIOS!!... -rugió con todas sus fuerzas, mirando al cielo con rabia.

El Querubín estaba el shock -¡Qué...!

-Si esta es tu voluntad... ¡RENUNCIO A TI! -gritó el ángel, sosteniendo con el brazo en alto el crucifijo -¡Si crees que tus leyes son justas, entonces destrúyeme aquí mismo! ¡Pero si ves algo verdadero en mis palabras, permíteme ayudar a los que te aman...!

El cielo se iluminó con un estallido de luz, antes de que un poderoso rayo cayera justo sobre el ángel.

Cuando el Querubín pudo recuperar la visión que por un momento le fue cegada, el cielo era cubierto por nubarrones, y la tierra era bañada por grandes gotas de agua. Pero no era una lluvia cualquiera; mientras que las personas solo eran mojadas, los demonios infiltrados entre los presentes, uno a uno sucumbían con cada gota que tocaba sus cuerpos. Así es; del cielo caía agua bendita.

La mujer miraba la escena pasmada, hasta que algo llamó su atención. Nada en el mundo la hubiera preparado para lo que sus ojos se encontraron.

-No puede ser... -jadeó anonadada. Viendo al peliblanco descender del cielo con el demonio entre sus brazos. Ahora sus alas eran más grandes, y en su mejilla no quedaba rastro alguno de la marca del caído -Virtud... -susurró sin poder creerlo -¡Ha sido ascendido...!

Un segundo estallido en el cielo hizo que el Querubín desviara su atención hacia el origen del ruido. Esta vez el cielo se fracturaba ante sus ojos, creando ráfagas de viento que turbaban la paz en el cielo.

-¡¿La distorsión?! -exclamó con horror. ¿Cómo era posible que estuviera allí?

-Justo ahora, con este milagro, Dios ha creado una distorsión -sonreía el reverendo, alzando las manos al cielo y dejando que la lluvia lo mojara, quemando su piel y liberando humo con olor a azufre -No pensaba que el ángel iba a escapar así. Bueno, no importa.

-¡Tú! -lo acusó el Querubín.

-Ya nadie puede detenerlo... -continuó, girándose ante la mujer para clavarle sus profundos ojos amarillos, dejando ver poco a poco la piel morena, revelando al fin su verdadera identidad -Por fin ha llegado la hora... de la caída del paraíso...

***

Ajeno a todo lo que acontecía a su alrededor, Chanyeol se aferraba a un Baekhyun que lentamente volvía a recuperar la conciencia.

-Hermoso... -susurró apenas el demonio, extendiendo una mano para rozar la mejilla del ángel con sus dedos -Tú eres... el Dios que he estado buscando...

Antes de que Chanyeol fuera capaz de responder, el debilitado cuerpo se sumió nuevamente en la inconsciencia. El alto veía con impotencia los trazados negros cubrir todo el pecho del pelinegro y hasta parte de su cuello.

Abrazó el cuerpo lánguido contra el suyo con todas sus fuerzas, presa de la desesperación y la impotencia que todo esto generaba en su interior. A Baekhyun ya no le quedaba tiempo.

El ángel ocultó sus alas, escuchando las pisadas de quien venía en su auxilio. Se incorporó con el sacerdote en brazos, y se giró a encontrar el rostro preocupado de Banyeog.

-Lo he decidido -habló antes de que el recién llegado dijera nada -No lo dejaré morir... incluso si tengo que traicionar a Baekhyun para lograrlo.

Banyeog solo asintió con el semblante completamente serio. Chanyeol al fin había tomado su decisión.

NOTA DE AUTOR

Hi mis queridos lectores.

Normalmente no dejo notas al final de nada, pero hoy lo amerita e.e

He estado desaparecida por muchas semanas, y déjenme decirles que no fue planeado. El trabajo en el hospital se volvió 10 veces más pesado, y no me ha dado tiempo de escribir nada. Pero pronto tendré más tiempo para ponerme al día con mis historias.

Nuevamente mil gracias a Laquidoscopio por el excelente beteo :D

Lamento haberlos hecho esperar tanto por este capítulo. El siguiente probablemente lo escriba la semana que viene. Espero que todo vaya acorde al plan.

Nos leemos por ahí. Besos

NatyCB se despide. Cambio y fuera.

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