Ven por mí


ciudad plateada

En una noche de tormenta fuerte en la bulliciosa Ciudad Plateada, las calles estaban abarrotadas de gente que buscaba refugio de la lluvia torrencial. Las luces de neón y los letreros luminosos creaban un ambiente vibrante y colorido a pesar de la oscuridad reinante. El sonido de los truenos retumbaba en el cielo, mientras los relámpagos iluminaban intermitentemente la ciudad.

En medio de todo ese caos urbano, una Lucario de pelaje azul plateado caminaba con paso seguro y decidido. La lluvia golpeaba su pelaje, pero su expresión tranquila no se inmutaba. Con sus ojos serenos y su aura calmada, decidió alejarse del bullicio y adentrarse en los callejones estrechos y solitarios que serpenteaban entre los altos edificios.

El sonido de la lluvia golpeando contra los adoquines creaba una sinfonía natural que envolvía a la Lucario mientras avanzaba en medio de la penumbra. Las luces de las farolas apenas lograban penetrar entre los callejones, dejando espacios oscuros y misteriosos.

A medida que la Lucario continuaba su caminata, su intuición la guiaba hacia un rincón en particular. Allí, en la oscuridad, vislumbró una figura solitaria empapada por la lluvia. Era un Pokémon abandonado y desamparado, que buscaba un refugio momentáneo de la tormenta, su pelaje amarillo brillante resaltaba sobre todo el entorno.

La Lucario hembra se acercó con cuidado, sus ojos brillaban con empatía y compasión. Extendió una pata y tocó suavemente al Pokémon, transmitiendo una energía de calma y protección. El Pokémon abandonado levantó la mirada, sus ojos azules revelaban tristeza y desesperanza.

Lucario: No temas, estás a salvo ahora. Te ayudaré.

Con un gesto de su pata, la Lucario hembra guió al Pokémon a través de los callejones oscuros hacia un refugio cercano, donde podrían encontrar un lugar seco y seguro para esperar a que la tormenta amainara.

pokemon: c-como se llama?

su voz llena de duda pero una gran pisca de agradecimiento 

Lucario: mi nombre es Laria y el tuyo pequeño?

la voz de la lucario solo reflejaba amabilidad y compasión resultándole tranquilizador al pokemon

pokemon: m-mi nombre... mi nombre es.. n-no lo sé..

en ese momento un rayo apareció en el cielo iluminando el cielo con un color blanco brillante  

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Argenis se levanto repentinamente de la cama de con la respiración agitada y su cuerpo sudado, mira a su al rededor viendo que estaba en el cuarto de su departamento y al notar esto respira hondo para luego sentarse en su cama  

Argenis: solo otro sueño.. 

2 horas después 

el trio de amigos John, Argenis y arias se paseaban por los pasillos del escuela abaratados de gente que pasaba y hablaban sin parar 

Arias: entonces ese es el resumen de la formula?

Arias caminaba al lado de john mientras parecía resolver unos problemas en su libreta 

John: si, así te resultara mas fácil resolverlo

Mientras John y Arias caminaban juntos, resolviendo problemas y discutiendo sobre la fórmula, Argenis caminaba un poco más adelante en silencio. Su mirada estaba fija en el suelo, perdido en sus propios pensamientos. A diferencia de su usual actitud enérgica y entusiasta, parecía estar preocupado por algo.

John notó el cambio en el comportamiento de Argenis y se detuvo junto a él, poniendo una mano reconfortante en su hombro.

John: ¿Estás bien, Argenis? Pareces un poco preocupado. ¿Pasa algo?

Argenis levantó la mirada, sorprendido de haber sido notado. Intentó forzar una sonrisa para tranquilizar a sus amigos, pero no pudo ocultar su preocupación.

Argenis: No es nada importante, chicos. Solo estoy pensando en algunas cosas personales. No quiero arruinar su ánimo.

Arias se acercó a ellos y apoyó su libreta en su pecho, mostrando una expresión de apoyo.

Arias: Argenis, somos amigos, estamos aquí para apoyarnos mutuamente. Si hay algo en lo que podamos ayudarte, solo dínoslo. 

Argenis:  jeje.. se los prometo no es nada 

Argenis seguía manteniendo esa sonrisa mientras ponía sus manos en su nuca relajando su postura

John: .. bien 

John no andaba muy convencido de las palabras de Argenis pero dejo que su amigo se saliera con la suya por esta vez  

Mientras el trío de amigos continuaba caminando por los pasillos de la escuela, tres pares de ojos los observaban desde la distancia. Felix, conocido por su actitud de bravuconería y su comportamiento intimidante, se encontraba visiblemente asustado y nervioso debido al enfrentamiento con el poderoso Lycanroc.

En su mente, el flashback lo llevó de regreso al encuentro con el imponente Pokémon rocoso. La imagen del Lycanroc con su pie sobre su pecho recordaba su derrota y humillación, lo que había despojado a Felix de su orgullo y confianza habituales.

La voz del Lycanroc resonó en su cabeza mientras se repetían las amenazantes palabras. Felix se sentía acorralado y abrumado por la intimidación, sin saber cómo enfrentar al Lycanroc y sin estar dispuesto a admitir su miedo.

La escena volvió al presente, y Felix se encontraba paralizado por sus pensamientos mientras veía al grupo de amigos alejarse. Su rostro mostraba un rastro de miedo y duda, un contraste notable con su habitual actitud arrogante.

Felix: Solo tenemos una semana...

Las palabras salieron de sus labios en un susurro, mezclando la sensación de urgencia con el temor que lo embargaba. Sus ojos oscuros reflejaban una mezcla de inseguridad y determinación mientras consideraba las posibles consecuencias de no cumplir con el encargo del Lycanroc.

Flashbacks de los momentos de intimidación y humillación se agolpaban en su mente, debilitando su confianza y desafiando su orgullo. La duda y la preocupación se aferraban a su interior, mientras intentaba encontrar una forma de protegerse a sí mismo y a sus amigos.

La imagen de la mirada fría y despiadada del Lycanroc se grabó en su memoria, haciendo que su asustado corazón latiera con más fuerza.

Felix: ¿Qué pasa si no lo traigo para ese tipo...?

La pregunta temerosa quedó suspendida en el aire, provocando un escalofrío en su espalda. Felix se dio cuenta de que no podía enfrentar a aquel Pokémon sin ayuda y que su orgullo no sería suficiente para superar el desafío que se le presentaba.

La figura del Lycanroc en su mente parecía burlarse de su miedo y debilidad.

Lycanroc: Mejor piensa en cómo lo vas a lograr.

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charizard: ¿Por qué demonios seguimos haciendo esto?

La voz de Charizard denotaba cansancio y frustración. Sus heridas aún le causaban molestias, y el recuerdo de la pelea pasada seguía atormentándolo. Estaba agotado física y emocionalmente, cuestionándose el motivo de seguir enfrentándose a un enemigo tan peligroso.

Blastoise: No tenemos otra opción... ese maldito loco, ¿Quién sabe qué es capaz de hacer?

Blastoise respondió con una mezcla de resignación y preocupación en su voz. A pesar de su determinación, las cicatrices físicas y emocionales seguían frescas en su memoria. El adversario al que se enfrentaban era poderoso y despiadado, y no se podían permitir bajar la guardia.

Felix: Tch... ya cállense de una maldita vez...

La expresión de Felix mostraba su enfado y descontento. Las palabras de sus compañeros Pokémon solo le recordaban la derrota y humillación sufrida. Aunque el miedo y la inseguridad también lo acosaban, prefería ocultarlos detrás de una fachada de dureza y desafío.

Felix: Solo apeguémonos al plan... mañana comenzamos.

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barrios bajos

A medida que el sol se ocultaba en el horizonte, un hombre se acercaba lentamente a un edificio en condiciones deplorables. El lugar mostraba señales evidentes de deterioro y abandono, con ventanas rotas y una fachada desgastada.

El hombre avanzaba con paso firme, revelando una tranquilidad inusual a pesar de la fachada desalentadora del lugar. Cada paso que daba parecía indicar que conocía el terreno y los peligros que acechaban en las sombras.

Mientras el hombre se aproximaba lentamente a un edificio en ruinas, el ambiente a su alrededor era sombrío y opresivo. A medida que ascendía por las escaleras, el crujido de los escalones viejos llenaba el silencio, y una penumbra envolvía el pasillo.

Después de recorrer varios tramos de escaleras, finalmente llegó a su puerta. La cerradura chirriante cedió ante su llave, permitiéndole entrar en su modesto apartamento. A pesar de su humildad, el lugar irradiaba una sensación reconfortante y familiar.

Una vez dentro de su refugio, el hombre se dejó caer en un viejo sofá, sintiendo cómo la tensión y la intriga del edificio se disipaban. Y como si fuera  razones del destino su celular empezó a vibrar indicando una llamada 

el hombre suspira levemente mientras toma el celular de su bolsillo y contesta la llamada con una cara de pocos amigos

Amelia: [¿Goru, estás ahí?]

Goru: Y el "hola", ¿dónde queda?

Amelia: [*Suspiro*... hola... Supongo que sabes para qué llamo.]

Goru bajó la cabeza, reflejando su cansancio y agotamiento en ese momento.

Goru: Sí, para lo único que me has estado llamando, y la respuesta sigue siendo la misma.

Amelia: [¿Ningún cambio?]

Goru: No, el chico sigue igual, quizás un poco más callado que antes, pero nada que no se pueda solucionar si te disculpas.

Amelia: [¿Y cómo quieres que lo haga si no me contesta cuando lo llamo?]

El tono de Amelia denotaba su frustración por el comentario de Goru, pero hacía todo lo posible por mantener la compostura.

Goru: Dios... estás peor que el chico. Ven a visitarlo. Las disculpas no se hacen por teléfono.

Se escucharon unos leves gruñidos provenientes de Amelia, lo que hizo que Goru soltara una risa leve. Mientras sostenía el teléfono entre su hombro y su oreja, se levantó del sillón y abrió el mini refrigerador que tenía en su pequeño departamento, sacando una lata de alcohol.

Goru: Quieras o no, así son las cosas, Amelia. Te hice un favor al hablar con él la última vez. Ahora es tu turno de actuar.

Sin darle oportunidad a Amelia de responder, Goru colgó la llamada y luego se recostó nuevamente en el sillón. Mientras abría la lata de alcohol, dejando escapar un suspiro de satisfacción, se preparaba para relajarse y dejar atrás las preocupaciones del día

Goru: por Arceus, esta familia algún día me va a matar..

fabrica abandonada  

En algún lugar perdido en el paisaje, entre la maleza y el polvo acumulado, yace una antigua fábrica, testigo silencioso de tiempos pasados y olvidados. Sus paredes desgastadas y sus ventanas rotas cuentan la historia de un pasado industrial vibrante, ahora envuelto en la nostalgia del abandono.

Al acercarse a la fábrica, el aire se vuelve pesado, impregnado de un aura de misterio y melancolía. El sonido del viento susurrando a través de los escombros y las vigas oxidadas crea una sinfonía fantasmal que resuena en el eco del pasado. El suelo, una vez firme y vibrante, ahora está cubierto de hierbas altas y maleza desbocada que ha reclamado su territorio.

Las ventanas rotas permiten que la luz del sol se filtre tímidamente, creando un juego de sombras y destellos de esperanza entre los oscuros corredores. Máquinas y herramientas, una vez poderosas y eficientes, ahora yacen inmóviles y cubiertas de polvo, testigos mudos de días en los que esta fábrica era el corazón palpitante de la producción.

Cada rincón de la fábrica parece contener una historia sin contar, un susurro del pasado que se pierde en el olvido. Las paredes descascaradas y las pinturas descoloridas revelan los vestigios de la laboriosa vida de los trabajadores que alguna vez llenaron estos pasillos con su esfuerzo y dedicación. Sin embargo, ahora esos mismos muros se han convertido en lienzos para los jóvenes delincuentes que han encontrado en esta fábrica olvidada un lugar para expresar su rebeldía y creatividad.

Los grafitis coloreados salpican las paredes, narrando historias de frustración, protesta y autenticidad. Las imágenes y las palabras se entrelazan en una danza caótica que transforma la fábrica en un escenario de arte urbano, donde la rebeldía juvenil encuentra su voz en medio de la desolación.

A medida que el sol se oculta en el horizonte, una sombra imponente se dibuja en el paisaje abandonado de la fábrica olvidada. Un Primeape, con su cuerpo musculoso y su mirada penetrante, camina con determinación hacia la oficina principal, desafiando el ambiente de desolación pero para calma de este los parlantes del lugar aun funcionaban escuchándose una tenue melodía.

Sus pasos resonantes golpean el suelo de concreto, haciendo eco en los pasillos vacíos y desgastados por el paso del tiempo. Cada movimiento del Primeape exuda una mezcla de fuerza y agilidad, revelando su dominio de aquel territorio abandonado.

El sonido de su respiración agitada se mezcla con el eco de sus pisadas mientras se acerca cada vez más a la oficina principal. La puerta, en su deterioro, parece resistirse a ceder ante el paso del Primeape, pero él no se detiene. Con un empujón poderoso, la puerta se abre, revelando un interior oscuro y misterioso.

En medio de la oscuridad, una figura misteriosa se hace presente en la escena. Una voz resonante, fría y llena de determinación, rompe el silencio y envuelve el ambiente con un aire de misterio.

???: Estaba sellada por algo... 

susurra la voz, revelando un tono intrigante que deja entrever que hay mucho más en juego de lo que parece.

El Primeape, con su mirada inquisitiva y llena de dudas, cuestiona lo que está por suceder. La incertidumbre se refleja en su tono de voz, mostrando su preocupación por las acciones que se están planeando llevar a cabo.

Primeape: ¿Estás seguro de lo que ellos van a hacer? 

 pregunta con cautela, buscando respuestas y buscando la seguridad que tanto necesita en ese momento.

En ese instante, una figura se asoma desde la densa oscuridad. Es Max, el Lycanroc nocturno, sentado con desenfado en la silla del antiguo dueño del lugar. Sus pies descansan sobre el escritorio, emanando una actitud desafiante y segura de sí misma.

Max: La justicia no hará nada... 

responde Max con voz serena y firme. 

Max: Los adultos son demasiado cobardes para enfrentar lo que realmente importa, Esto está entre él y yo.

Las palabras de Max reflejan su desdén por la falta de acción de los demás. Su confianza en sus propias habilidades y en su capacidad para hacer justicia brilla en sus ojos, aunque el Primeape aún muestra escepticismo.

Primeape no se ve convencido por las palabras de Max, pero decide guardar silencio y continuar escuchando. Hay algo en la actitud de su compañero que lo intriga y lo inquieta al mismo tiempo.

Max, sin inmutarse por las dudas de su compañero, continúa hablando con indiferencia.

Max: No hay fallas... Él vendrá por mí. 

Sus palabras, cargadas de confianza y seguridad, revelan que Max está dispuesto a enfrentar cualquier desafío que se le presente. Su tono frío y desapasionado oculta la intensidad de la situación y la tensión que se cierne en el aire.

La escena se desenvuelve en medio de la densa oscuridad, mientras el Primeape y Max se enfrentan a un destino incierto. Sus motivaciones y propósitos aún no están claros, pero el aura de intriga y peligro se hace cada vez más palpable en aquel lugar olvidado.

Max: el titulo del campeón será mío


academia poke-espe/ anochecer   

Al caer la noche, los dormitorios de la academia adquieren una atmósfera intrigante y llena de anticipación. La penumbra se cierne sobre los pasillos, y las luces tenues de las lámparas crean sombras sugerentes que dan un aire misterioso a los rincones de los dormitorios.

Los estudiantes ingresan a sus habitaciones, sintiendo una energía palpable en el ambiente. Los susurros y risas nerviosas llenan el aire, reflejando la emoción y la expectativa que se avecinan. Los rostros se iluminan con una mezcla de curiosidad y emoción, esperando lo que está por suceder.

Las habitaciones están envueltas en una semi oscuridad, creando un ambiente enigmático. Las cortinas se mueven suavemente, como si una brisa misteriosa las acariciara. Las velas titilantes emiten una tenue luz, arrojando sombras que danzan en las paredes y generando una atmósfera de suspenso.

en la entrada de los dormitorios andaba la lopunny de siempre solo que dormida en su asiento y de lejos una figura grande se acercaba a la mesita donde esta tenia unas llaves 

A medida que el reloj avanzaba y la noche se adueñaba de la academia, los pasillos parecían envueltos en un silencio sepulcral. No se escuchaba más que el eco de los propios pasos y el leve susurro del viento que se filtraba por las rendijas de las ventanas.

Las puertas de las habitaciones estaban cerradas, indicando que los estudiantes se habían retirado a descansar después de un día de arduo trabajo. No había señales de vida en el pasillo, como si todos hubieran desaparecido en la oscuridad de sus propios sueños.

En medio de esta tranquilidad inquietante, una figura imponente avanzaba con paso decidido. La sombra se movía con una determinación casi palpable, como si estuviera envuelta en una aura de propósito. Los destellos esporádicos de la luz de las lámparas revelaban brevemente el contorno de un caparazón robusto y unas poderosas extremidades.

La figura pasaba por los pasillos sin detenerse, sin dar señales de duda o vacilación. Caminaba con seguridad, como si conociera cada rincón de la academia, cada giro y cada puerta. No necesitaba la guía de la vista para encontrar su destino.

Finalmente, la figura se detuvo frente a la puerta numerada como 207

mientras tanto dentro de su departamento, John yace acostado en su cama, sumido en un sueño profundo y tranquilo. Sus respiraciones regulares indican su plácido descanso, ajeno a los eventos que se desarrollan en el exterior.

La noche se viste de misterio en los dormitorios de la academia, mientras el silencio y la oscuridad conspiran para tejer historias secretas. Los sueños y los secretos se entrelazan, creando un telón de intriga que envuelve a cada estudiante en su habitación.

De repente, un susurro sigiloso serpentea por el aire, rompiendo la calma de la habitación de John. La puerta se abre lentamente, dejando pasar una sombra amenazante. Pasos sigilosos se acercan a la cama, y la figura se inclina sobre él con malicia.

El sueño de John se ve interrumpido por un ligero movimiento en la habitación. Sus ojos parpadean somnolientos mientras su subconsciente lucha por despertarlo. A medida que se va sumergiendo en la conciencia, la presencia amenazadora se hace evidente.

De repente, John se despierta de golpe al sentir una fuerte ráfaga de calor cerca de su rostro. Sus ojos se abren de par en par, encontrándose cara a cara con una mirada penetrante y hostil. El terror lo invade mientras se da cuenta de que está en grave peligro.

Sin perder ni un instante, el intruso implacable envuelve su mano alrededor del cuello de John, apretando con todas sus fuerzas. El joven es arrancado de su cama y suspendido en el aire, su vida pendiendo de un hilo frágil.

John, lleno de miedo y desesperación, lucha frenéticamente por liberarse del agarre implacable. Sus manos se aferran a los brazos de su captor, intentando en vano zafarse y obtener un poco de aire vital. Sus piernas se agitan en un frenesí desesperado, buscando cualquier oportunidad de escape.

El tiempo se agota rápidamente y la visión de John comienza a nublarse, su cuerpo clamando por el oxígeno que le es negado. Sus quejidos apenas pueden escapar de su garganta, sofocados por la opresión. Parece que todo está perdido.

Sin embargo, en un golpe de suerte, una de las piernas de John logra conectar con fuerza contra el mentón de su captor. El dolor hace que el agarre se afloje y finalmente, John cae de vuelta sobre su cama, tosiendo y luchando por respirar.

El momento de respiro es breve, ya que el intruso recupera rápidamente su compostura y se lanza nuevamente hacia John con una ferocidad renovada.

Sin perder un segundo, John reacciona instintivamente y se lanza fuera de la cama, tratando de poner distancia entre él y su captor. La sombra, sin embargo, no se detiene. Obstruye la única salida posible, impidiendo que John escape.

john busco cualquier cosa para defenderse pero lo único que hizo fue encontrar un lápiz con punta filosa sobre su escritorio y mientras este veía quien era el intruso solo vio la figura de un charizard abalanzándose sobre este 

En medio del caos y la confusión, John sostiene firmemente el lápiz afilado en su mano, sintiendo la fría y afilada punta bajo sus dedos. Su corazón late con fuerza en su pecho, y su mente se enfoca en la inminente amenaza que representa el intruso frente a él. El Charizard se abalanza con ferocidad, sus garras extendidas y sus dientes afilados reluciendo en la penumbra de la habitación, ansioso por desatar su poder destructivo.

Impulsado por una mezcla de miedo y determinación, John confía en sus instintos de supervivencia. Con movimientos rápidos y ágiles, se lanza hacia un lado, esquivando por un pelo el embiste del Charizard. Su corazón late desbocado mientras busca desesperadamente una salida.

John sale corriendo de la habitación, con el objetivo de escapar de la situación lo más rápido posible. Sin embargo, el Charizard es rápido y logra agarrarle la pierna a mitad de camino, haciendo que John pierda el equilibrio y termine por derribar una mesa que tenía algunos platos.

El Charizard, aprovechando la oportunidad, da la vuelta a John mientras este yace en el suelo. Con sus garras afiladas, el intruso vuelve a agarrarle el cuello, rasguñándole la piel. John siente el dolor punzante, pero no titubea. Con determinación, clava el lápiz en el brazo del Charizard, arrancándole un grito de dolor y obligándolo a soltarlo nuevamente.

La liberación momentánea le da a John la oportunidad de levantarse rápidamente. Sabe que no puede permitirse quedarse quieto por mucho tiempo.

Pero apenas John dio un paso, una extraña sensación inundó su cabeza, como si de pronto sintiera una presencia adicional aparte del Charizard. Era una presencia indescifrable, pero de alguna manera le transmitía una sensación inquietante y amenazadora. Aunque no podía verla, podía percibir que esa presencia le sonreía, como si estuviera disfrutando del caos que se desarrollaba en esa habitación.

En ese mismo instante, el tiempo pareció ralentizarse a su alrededor. Los segundos se estiraron como si fueran minutos, y cada movimiento se volvió una tarea desafiante en la atmósfera densa de tensión.

De repente, un destello de movimiento captó la atención de John. Sus instintos de supervivencia se activaron instantáneamente y, sin pensarlo dos veces, sus piernas se movieron por sí solas. En un acto reflejo, se apartó velozmente del camino de una llamarada de fuego que el Charizard lanzó desde atrás, buscando reducirlo a cenizas.

El calor intenso y el resplandor del fuego se sintieron en el aire mientras la llamarada pasaba peligrosamente cerca de John, quemando parte del mobiliario de la habitación. El estruendo del fuego crepitante retumbó en sus oídos, recordándole la amenaza inminente que enfrentaba.

Sin embargo, en medio de ese caos infernal, algo extraño sucedió. Un cambio inexplicable se apoderó de John. Como si de repente hubiera alcanzado una serenidad sobrenatural, el miedo que antes lo atormentaba desapareció. Un sentimiento de confianza y determinación llenó su ser, otorgándole una calma inquebrantable.

En ese estado de tranquilidad impensable dada la situación, John giró sobre sí mismo, enfrentando directamente al Charizard que se abalanzaba una vez más hacia él. Pero algo era diferente esta vez. La realidad parecía ralentizarse a su alrededor, como si estuviera viendo los movimientos del feroz Pokémon a través de una lente de cámara lenta.

En un acto de valentía y agilidad, John adoptó una pose de boxeador, levantando sus puños para enfrentar al desafiante enemigo. Sus movimientos se volvieron fluidos y precisos, como si estuviera bailando en medio de un torbellino de peligro.

En un abrir y cerrar de ojos, el puño de John se elevó en un poderoso uppercut, conectando de lleno en el mentón del Charizard. El impacto resonó en el aire, dejando una estela de sorpresa tanto en John como en su formidable oponente.

Para asombro de John, el poder detrás de su golpe resultó ser mucho más fuerte de lo que esperaba. El Charizard, incapaz de resistir el impacto, fue lanzado por los aires, elevándose sobre el suelo antes de caer desplomado en un estruendo sordo.

La habitación quedó envuelta en un silencio momentáneo, solo interrumpido por la respiración agitada de John y el chisporroteo del fuego cercano. La derrota del poderoso Charizard a manos del aparentemente indefenso estudiante dejó a ambos desconcertados, revelando un potencial oculto y una fuerza interior que John ni siquiera sabía que poseía.

John: q-que acaba de pasar..

fin del cap

3960 palabras

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