Pequeño pasado 2/2

El sonido de la ciudad, generalmente caótico, parecía apaciguarse en la altura del tejado, dejando lugar a una suave brisa y un ambiente tranquilo. Laria se quedó inmóvil por un momento, contemplando la belleza de la ciudad desde esa perspectiva única. Era como si estuviera en un mundo diferente, alejada del bullicio y el ajetreo de la vida cotidiana.

La lucario respiró profundamente, sintiendo cómo la serenidad del lugar comenzaba a calmar su inquietud. La incertidumbre y el miedo que había sentido al seguir el rastro del Pokémon en el callejón, parecían disiparse temporalmente en la majestuosidad del atardecer.

Aunque sabía que no podía quedarse allí por mucho tiempo, Laria se permitió disfrutar del momento, sabiendo que pronto tendría que retomar su búsqueda.

Mientras Laria se deleitaba con la belleza del atardecer, una suave brisa acariciaba su pelaje y le traía consigo los sonidos distantes de la ciudad. A lo lejos, podía escuchar las risas y conversaciones de la gente, el tintineo de los coches en movimiento y el murmullo constante que caracterizaba la vida en la ciudad.

Sin embargo, entre todos esos sonidos, algo llamó la atención de Laria un débil pero familiar zumbido eléctrico que cortó el silencio en el aire. Sus orejas se pusieron alerta mientras trataba de ubicar la procedencia del sonido. La curiosidad se apoderó de ella, y no pudo evitar preguntarse si estaría relacionado de alguna manera con el aura que había estado siguiendo.

Decidió seguir el zumbido, avanzando con cautela por el tejado. A medida que se acercaba a uno de los extremos del edificio, el sonido se hacía más claro, lo que la llevó a detenerse cerca del borde. Al mirar hacia abajo, vio una figura familiar

Laria observó al Pokémon felino desde lo alto del tejado, notando cómo examinaba el contenido de las carteras que había robado. Su expresión se tornó más seria al verlo, recordando la necesidad de encontrar respuestas y asegurarse de que no continuara causando problemas.

Con decisión, la lucario se preparó para bajar del tejado y confrontar al Pokémon. Pero antes de poder empezar algo, Laria logró divisar otras dos auras acercándose al extraño Pokémon. Intrigada por esta nueva información, decidió asomarse nuevamente con curiosidad, manteniendo su posición oculta.

A los pocos segundos, pudo distinguir claramente a una pareja de ancianos humanos que se acercaba al Pokémon. Sus rostros reflejaban una expresión de descontento y hostilidad al ver al Pokémon, contrastando fuertemente con la amplia sonrisa que el Pokémon les dedicaba de ojo a ojo.

La pareja de ancianos se acercaba cada vez más al Pokémon, y Laria decidió concentrarse en poder escuchar lo que sucedía. Sintió que había algo más en juego que solo un simple acto de robo. Se agazapó en su posición, enfocando su aguda audición en las voces que comenzaban a llegar hasta ella.

Anciano: ¡Qué te dijimos de usar tus rayos aquí!? ¡Puedes causar un cortocircuito!

La voz del hombre estaba cargada de enojo y desprecio mientras hablaba al Pokémon, lo que hizo que este agachara la cabeza con pena.

Pokémon: Lo siento mucho, señor... es que se me iba el tiempo.

La voz del Pokémon reflejaba que era un chico joven, quizás incluso un niño. La apariencia adulta del Pokémon contrastaba con su voz, lo que impresionó a Laria.

Anciana: Bien, bien, lo que sea. ¿Traes los diez mil?

La voz de la mujer sonaba impaciente y amargada. Miró a su alrededor, asegurándose de que nadie estuviera cerca.

Pokémon: Claro... o eso creo...

El Pokémon sacó las carteras de todos los chicos, tomando el dinero. Su expresión denotaba confusión al sostener en sus manos una suma de dinero mucho mayor de lo que los ancianos habían pedido.

Sin perder tiempo, el hombre tomó el dinero del Pokémon sin hacer preguntas, guardándolo rápidamente.

Anciano: Bien, esto servirá. Ya puedes irte.

El tono del hombre estaba lleno de soberbia mientras comenzaba a alejarse del lugar junto a la mujer. Sin embargo, antes de que pudieran marcharse del todo, el Pokémon llamó la atención de los ancianos, corriendo para ponerse frente a ellos.

Pokémon: Disculpen, pero antes de irse, ¿podría pedirles algo?

Las palabras del joven Pokémon parecieron molestar a la pareja de ancianos al instante.

Anciano: ¿Ahora qué?

Pokémon: Quisiera saber si tienen alguna manta de más. Realmente hace mucho frío por las noches aquí arriba.

La cara de la anciana se torció en una expresión de completa molestia por la petición del Pokémon.

Anciana: ¿Qué? ¿No te basta con que te demos un lugar?

Pokémon: No, no... solo digo...

Anciano: Si no te gusta, te puedes ir.

Pokémon: Pero no me aceptan en ningún otro lugar...

La mirada caída del Pokémon felino no parecía conmover en lo más mínimo a la pareja de ancianos, quienes continuaron alejándose.

Anciano: Bueno, no es nuestro problema. Resuélvelo tú... y a propósito, el siguiente pago es la próxima semana.

Así, la pareja de ancianos se retiró del lugar, dejando al Pokémon solo junto a la espectadora de toda la situación.

El Pokémon parecía apenado, su mirada se fijó en el suelo mientras los ancianos se alejaban. Laria, desde su posición oculta en el tejado, podía sentir la tristeza y la soledad que emanaba de él. Se preguntó qué historia habría detrás de ese joven Pokémon, qué lo habría llevado a robar carteras y a mendigar por mantas en la noche fría.

Con decisión, la lucario se preparó para bajar del tejado y confrontar al Pokémon. El viento de la noche jugueteaba con sus orejas mientras calculaba su próximo movimiento. Debía ser sigilosa y cuidadosa para no asustar al Pokémon que estaba observando.

Lentamente, comenzó a deslizarse por el borde del tejado, apoyando sus patas delanteras en el alféizar de una ventana cercana. Su cola, elegante y esponjosa, se movía con gracia para mantener el equilibrio. Cada movimiento estaba calculado, y cada músculo de su cuerpo estaba tenso y listo para reaccionar en un instante.

El cielo nocturno la envolvía, y las estrellas brillaban como pequeñas joyas en el manto oscuro. La luna llena derramaba su luz plateada sobre el tejado, creando una especie de halo alrededor de la lucario. Era una imagen impresionante, pero Laria estaba enfocada en su objetivo.

Finalmente, sus patas traseras tocaron el suelo con suavidad. Se encontraba detrás del Pokémon, aún oculta en las sombras. Desde esta posición, podía escuchar claramente la conversación entre el joven Pokémon y los ancianos. La tristeza y la soledad en la voz del Pokémon la conmovieron profundamente.

Laria: ( Esta situación no parece estar mejorando para él. Debo intervenir de alguna manera)

Con paso silencioso, Laria se acercó al Pokémon, esperando no asustarlo más de lo que ya estaba. Su voz, suave pero firme, rompió el silencio de la noche.

Laria: Oye, ¿estás bien?

El Pokémon se sobresaltó y giró la cabeza para mirarla. Sus ojos azules, iluminados por la luz de la luna, reflejaban sorpresa y desconfianza.

Pokémon: ¿Quién eres tú?

Laria mantuvo su distancia, mostrando sus intenciones amistosas mientras continuaba su conversación con el joven Pokémon. La noche avanzaba, y el frío se intensificaba a su alrededor. 

Lucario: No tienes por qué preocuparte, amigo. Estoy aquí para ayudarte. ¿Qué dices si encontramos un lugar más cómodo y seguro para ti?

El Pokémon titubeó por un momento, pero el frío de la noche y su cansancio finalmente inclinaron la balanza a favor de la oferta de Laria. Miró al cielo nocturno, notando cómo la noche avanzaba y el aire se volvía cada vez más gélido.

Pokémon: Está bien, supongo que no tengo muchas opciones en este momento.

Laria le dio una cálida sonrisa y asintió.

Laria: Excelente elección. Vamos a un lugar donde puedas estar más cómodo. Mira cómo la noche avanza, será mejor que encuentres un lugar cálido pronto.

Sin perder más tiempo, Laria condujo al Pokémon a través de las intrincadas calles de la ciudad, lejos del ruido y las miradas curiosas. Se dirigieron a una pequeña cafetería que aún estaba abierta. El cálido aroma del café y el sonido suave de la música crearon un ambiente acogedor.

Laria: ves? esto es algo mas cómodo 

El Pokémon asintió, agradecido por el refugio y la hospitalidad que le brindaba la lucario en una noche tan fría y solitaria. Mientras esperaban sus pedidos, se sentaron en una mesa en un rincón tranquilo de la cafetería.

Laria: Bien, ahora que estamos más cómodos, creo que es hora de que nos conozcamos mejor. ¿Cuál es tu nombre?

La pregunta de Laria era natural, una forma de establecer un vínculo más profundo con el Pokémon que había decidido ayudar. Sin embargo, el Pokémon pareció titubear antes de responder.

Pokémon: Mi nombre... mi nombre es... um... en realidad, no estoy seguro.

Sus palabras fueron acompañadas por un evidente nerviosismo en su voz, y sus ojos azules evitaban el contacto visual directo con Laria. La lucario notó esta reacción, una señal de que algo no estaba del todo claro en la historia del Pokémon. Decidió profundizar un poco más.

Lucario: ¿Y qué hay de tu especie? ¿Qué tipo de Pokémon eres?

El Pokémon pareció desconcertado por un momento, como si estuviera tratando de encontrar las palabras adecuadas.

Pokémon: Bueno, soy... um... un tipo normal, supongo. Pero no estoy seguro de mi especie exacta. ¿Sabes cómo es, uno a veces se olvida de esas cosas?

La respuesta del Pokémon era un tanto ambigua, y sus gestos nerviosos se mantenían. Laria sabía que había algo más en la historia de este Pokémon de lo que estaba dispuesto a revelar, pero decidió no presionarlo en ese momento. En lugar de eso, decidió cambiar de tema.

Lucario: Entiendo. No importa mucho. Lo importante es que estás aquí y que podemos ayudarte. Ahora, ¿qué te trajo a esta situación? ¿Por qué estabas robando carteras y pidiendo mantas en la calle?

pokemon: es... complicado 

El Pokémon, con una mirada perdida en el pasado, comenzó a relatar su historia con voz suave pero cargada de pesar. Los recuerdos nublosos se entrelazaban en su mente, creando una narrativa sombría.

Pokémon: Nací en una región muy lejana a este lugar... al menos, eso es lo que creo. Mis primeros recuerdos son vagos, difusos como niebla en una mañana fría. No sé cómo llegué aquí o por qué. Simplemente, un día me encontré en las calles de esta ciudad, solo y asustado.

Sus palabras resonaban con tristeza mientras continuaba.

Pokémon: Desde que tengo memoria, mi vida ha sido un constante vagar por las calles, mendigando para sobrevivir. No tenía un lugar al que llamar hogar ni a nadie que me cuidara. Apenas tenía fuerzas para alimentarme. Pero todo cambió cuando llegué al hotel de esos ancianos.

Recordó el día en que llegó al hotel, el mismo lugar que lo había llevado a la actual situación.

Pokémon: Los ancianos me ofrecieron un refugio, un lugar donde pasar las noches. Me dijeron que no podía revelarme porque no tenía forma de registrarme en la ciudad, que si las autoridades me encontraban, me llevarían a la cárcel para siempre. No tenía elección, así que acepté su oferta.

Su voz tembló mientras continuaba su relato.

Pokémon: Desde ese día, viví en el tejado del hotel. Era un lugar solitario, pero al menos tenía un lugar al que llamar hogar. Pasé noches frías mirando las estrellas y preguntándome cómo había llegado a esta situación. Mis recuerdos seguían siendo un enigma, y la incertidumbre sobre mi pasado me atormentaba.

El Pokémon suspiró profundamente, como si llevara años cargando ese peso en su corazón. Miró a Laria con ojos llenos de tristeza y esperanza.

Pokémon: No sé quién soy ni de dónde vengo, pero ahora estoy aquí, contándote mi historia.

Laria escuchó atentamente la historia del Pokémon, pero algo en sus palabras le hizo sospechar. Había una sombra de duda en la narrativa del joven Pokémon, como si estuviera ocultando algo importante. La lucario había desarrollado con el tiempo la capacidad de percibir el aura de otros seres y, en ese momento, decidió utilizar ese don para buscar la verdad.

Con concentración, Laria desvió su mirada de los ojos del Pokémon hacia su cuerpo, centrándose en detectar el aura. Cerró los ojos por un momento, permitiendo que su energía se fundiera con la del entorno, y luego los abrió de nuevo.

Lo que vio la sorprendió. El aura del Pokémon, en lugar de ser difusa o inestable, era sorprendentemente brillante y llena de energía. Era un resplandor puro y poderoso que irradiaba confianza y vitalidad. Era como si estuviera en perfecta sintonía con sí mismo y su pasado.

Laria, manteniendo la calma, decidió abordar el tema con delicadeza.

Laria: Tu historia es conmovedora, pero algo en tu aura me dice que no estás siendo completamente sincero. Tu energía es fuerte y llena de vitalidad, lo que me hace pensar que tienes un profundo conocimiento de quién eres y de dónde vienes

El Pokémon, al escuchar las palabras de Laria, mostró signos evidentes de nerviosismo. Su expresión se tensó, sus orejas se agacharon un poco y sus ojos se movieron inquietos de un lado a otro. Sus patas delanteras tamborilearon ligeramente sobre la mesa, un gesto claro de ansiedad. En ese momento, un destello de temor cruzó por sus ojos.

Laria, al notar la reacción del Pokémon, se dio cuenta de que sus palabras habían tocado una fibra sensible. Podía ver que el Pokémon estaba luchando internamente, tratando de decidir si debía confiar en ella o no. Ante esta evidente muestra de angustia, Laria decidió dar un paso atrás.

Laria: Lo siento si te he hecho sentir incómodo. No quiero presionarte si no estás listo para hablar. Estoy aquí para ayudarte, y podemos tomar las cosas con calma.

Con estas palabras, Laria se recostó en su silla y se sumió en sus pensamientos mientras esperaban sus pedidos. La cafetería estaba tranquila, y el suave murmullo de las conversaciones de los otros clientes creaba un ambiente relajante. Mientras observaba el exterior a través de la ventana, reflexionó sobre la situación y cómo podía ayudar al misterioso Pokémon que tenía frente a ella.

Mientras Laria y el misterioso Pokémon continuaban sumidos en sus pensamientos en la acogedora cafetería, la puerta del establecimiento se abrió con un sonido suave. Dos estudiantes del Instituto Santa Esperanza entraron, riendo y charlando animadamente entre ellos. Buscaron una mesa en un rincón tranquilo, lejos de donde Laria y el Pokémon estaban sentados.

Laria observó a los estudiantes por un momento, notando que estaban disfrutando de su compañía y que eran el vivo retrato de la juventud y la energía. Una chispa de inspiración brilló en sus ojos mientras miraba al Pokémon y luego a los estudiantes.

Laria, con determinación en su voz, se dirigió al Pokémon.

Laria: Tengo una solución para ambos...

El Pokémon, todavía nervioso pero intrigado, la miró con curiosidad. Los estudiantes estaban ajenos a esta conversación, centrados en sus propias risas y conversaciones.

Laria, con un destello de inspiración en sus ojos, se acercó un poco más a la mesa del Pokémon para asegurarse de que su conversación fuera privada.

Laria continuó en un tono más bajo, revelando su propuesta.

Laria: Te conseguiré un techo y un lugar cálido solo para ti, y no tendrás que pagar nada. Pero, a cambio, te pido que hagas una cosa por mí.

el Pokémon se quedo callado listo para escuchar las palabras de Laria.

Pokemon: ...

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torneo de artes marciales/ sección Pokémon

En medio de un bullicioso y emocionante estadio, se llevaba a cabo el Torneo de Artes Marciales de Pokémon. El lugar estaba repleto de espectadores que llenaban las gradas, creando una atmósfera vibrante y llena de energía. Las gradas se extendían a lo largo de todo el estadio, proporcionando asientos a miles de fanáticos ansiosos por presenciar los emocionantes combates de Pokémon.

El escenario central estaba diseñado específicamente para el torneo. Era un campo de batalla circular, con un suelo resistente y una plataforma elevada en el centro donde los Pokémon se enfrentarían. A su alrededor, enormes pantallas mostraban los combates en detalle para que todos pudieran seguir la acción de cerca.

Los 44 participantes, se alineaban en el borde del campo de batalla. La variedad de Pokémon era asombrosa, desde pequeños y ágiles Pikachu hasta gigantes como el imponente Onix y sin resaltar mucho entre todos aquel pokemon felino que hablo con Laria. Los pokemon estaban llenos de determinación, listos para mostrar sus habilidades y demostrar quién era el mejor.

El estadio estaba iluminado por una combinación de luces brillantes que destacaban los colores y las formas de los Pokémon. Pantallas gigantes proyectaban los rostros emocionados de los  Pokémon. El público rugía de emoción, aplaudiendo y animando a sus favoritos mientras se preparaban para los combates.

Presentador: ¡Ladies & gentleman, damas y caballeros, bienvenidos al Torneo de Artes Marciales de Pokémon! Hoy, en este asombroso estadio, veremos a Pokémon de todo tipo enfrentarse en una competencia feroz por el título. ¡Prepárense para emocionantes batallas y estrategias sorprendentes!

El público rugió de emoción una vez más, y los entrenadores asintieron con determinación mientras se preparaban para los primeros enfrentamientos. Era un día lleno de promesas y desafíos.

El banco especial reservado para los directores de los distintos institutos era un área elevada y lujosa, diseñada para brindarles una vista privilegiada del campo de batalla y las emocionantes peleas de los Pokémon. Estaba situado justo en el centro de las gradas, proporcionando una vista panorámica de todo el estadio.

Los asientos eran cómodos y estaban forrados de terciopelo rojo, con detalles dorados que añadían un toque de elegancia. Cada silla estaba separada de la siguiente por un pequeño espacio para darles privacidad a los directores mientras observaban los combates.

En el banco especial, destacaban dos figuras prominentes: la directora Lucario Laria y el viejo director Pancracio. Ambos estaban sentados uno al lado del otro, pero sus expresiones y actitudes eran completamente opuestas.

Pancracio, con su semblante arrugado y una expresión que rezumaba arrogancia, observaba con desdén el campo de batalla. Sus ojos estaban fijos en los 44 Pokémon participantes, y no pudo evitar mostrar una sonrisa autosuficiente al notar que Laria había inscrito solo a un Pokémon en nombre de su instituto.

Mientras tanto, Laria mantenía una postura tranquila y serena. Su mirada estaba fija en su propio Pokémon en el campo de batalla, mostrando confianza en su elección. Su postura reflejaba calma y determinación, y no parecía inmutarse por la presencia de Pancracio a su lado.

El contraste entre los dos directores no pasó desapercibido para aquellos que los rodeaban. Algunos murmuraban sobre la rivalidad entre los institutos y cómo esta competencia podría ser una oportunidad para que Laria demostrara su valía como directora.

El presentador del torneo, un Pokémon anfitrión con un carisma impresionante, observó cómo la animación entre los espectadores crecía con cada segundo que pasaba. Las gradas estaban llenas de emoción, y el zumbido de anticipación llenaba el estadio. Con una sonrisa, el presentador decidió no hacer esperar más al público ansioso.

El presentador dio un paso adelante en el escenario central, luego hizo una reverencia elegante, inclinando su cuerpo con gracia y respeto hacia la audiencia. La multitud respondió con aplausos y vítores, reconociendo el gesto del presentador.

Después de la reverencia, el presentador se enderezó y miró al público con un brillo en los ojos.

Presentador: ¡Muy bien, entonces, no les hagamos esperar más a los participantes!

La audiencia estalló en vítores y aplausos aún más fuertes. La anticipación era palpable mientras todos esperaban con ansias el inicio de las batallas.

En ese momento, el presentador señaló con su dedo hacia una de las pantallas gigantes que mostraban los nombres de los participantes. Los nombres se deslizaban en una animación brillante y elegante. Cuando el presentador apuntó, la pantalla se detuvo, revelando los nombres que habían sido seleccionados.

En letras grandes y llamativas, los nombres aparecieron frente a la audiencia:

*Argenis Yim

*Muzu Kashī

El Pokémon felino y el imponente Onix se movieron hacia el centro de la arena, donde la luz brillante de los reflectores los iluminaba. La multitud observaba con gran expectación mientras los dos contendientes tomaban sus posiciones.

El presentador, parado en el centro del escenario, tenía una sonrisa emocionada en el rostro al ver cómo se desarrollaba el enfrentamiento. Levantó su micrófono y habló con entusiasmo.

Presentador: ¡Tremendo espectáculo se avecina! ¡El campeón del año pasado! ¡Contra el primer y único participante de la Academia Poke Espe!

La multitud estalló en vítores y aplausos ante la perspectiva de este emocionante enfrentamiento. Todos los ojos estaban puestos en el Pokémon felino que representaba a la Academia Poke Espe. Sin embargo, el Pokémon parecía estar sumido en sus pensamientos, ignorando tanto al presentador como al público. Estaba ensimismado en las palabras que Laria le había dicho aquel día.

"Laria: desde hoy ese Pokémon que vagaba en las calles ya no existe"

El Onix, por otro lado, se mantenía inquebrantable y majestuoso, esperando con calma el inicio de la batalla. La diferencia en tamaño y apariencia entre los dos Pokémon era evidente.

En el palco de los directores, la atmósfera estaba cargada de tensión y emoción mientras los directores de los diferentes institutos observaban atentamente el enfrentamiento que se avecinaba en la arena. Pancracio, el director del instituto rival, tenía una expresión de arrogancia en el rostro mientras miraba la escena. No pudo evitar reír con autosuficiencia y dirigió unas palabras a Laria, que estaba sentada a su lado.

Pancracio: (riendo) Es una lástima, Laria... Se ve que tu muchacho no pasará de la primera ronda.

Laria, por su parte, permanecía tranquila y serena. Mantuvo la calma ante el comentario de Pancracio y respondió con determinación.

Laria: (serenamente) No adelantes las cosas, Pancracio. La pelea aún no ha comenzado.

Pancracio frunció el ceño ante la respuesta de Laria, pero decidió no profundizar más en la conversación. Ambos directores siguieron observando el enfrentamiento en la arena con gran interés, esperando ver qué depara el combate entre el campeón defensor y el único representante de la Academia Poke Espe.

"Laria: desde hoy nace un pokemon nuevo "

Laria mantuvo su mirada fija en el combate que se avecinaba en la arena mientras continuaba hablando en voz baja, sin perder su serenidad.

Laria: (susurrando) A veces, las apariencias pueden engañar a la razón, ¿sabes?

El Pokémon felino asintió levemente, sintiendo la verdad detrás de esas palabras. Sus ojos se posaron en el imponente Onix frente a él, evaluando su tamaño y fortaleza. Esperaba ansiosamente la llamada del presentador para que comenzara el combate, confiando en que podría mostrar su valía en la batalla.

El presentador del concurso dio un paso atrás, observando con cautela la escena que se avecinaba en la arena. El público estaba al borde de sus asientos, ansioso por presenciar el enfrentamiento entre el campeón del año pasado y el único representante de la Academia Poke Espé. Con un vigor renovado, el presentador alzó la voz y exclamó:

Presentador: ¡Que comience el combate!

Con ese grito, la multitud estalló en vítores y aplausos, y los focos de la arena iluminaron la zona de batalla

"Laria: alguien llamado..."

 En un abrir y cerrar de ojos, Argenis se desvaneció de su posición original. Fue una desaparición instantánea, como si se hubiera fundido en el mismo aire. La velocidad y la agilidad de su movimiento eran asombrosas, dejando solo un rastro de destellos de energía eléctrica en su estela.

Al siguiente instante, Argenis apareció suspendido en el aire justo frente a la cabeza del gigantesco Onix. Su figura estaba rodeada de un halo de chispas eléctricas que formaban una especie de corona fulgurante a su alrededor. El silencio que había caído sobre el estadio se rompió en un grito colectivo de asombro.

Sin perder un solo instante, Argenis ejecutó un puñetazo devastador, lanzando su puño con una precisión y velocidad asombrosas. El objetivo era la cabeza del Onix, un blanco audaz pero bien calculado. Cuando el puño del Pokémon felino hizo contacto con la roca dura del Onix, la colosal criatura fue enviada hacia abajo con una fuerza incontrolable.

El impacto resonó en todo el estadio como un trueno retumbante. El suelo de la arena, diseñado para soportar enfrentamientos de Pokémon poderosos, se tambaleó ante la magnitud del choque. Se formó una grieta profunda que se extendió desde el punto de impacto, como una cicatriz en la tierra.

El Onix, la inmensa serpiente de roca, cayó al suelo con un estruendo ensordecedor, completamente aturdido por la ferocidad del golpe. Su cabeza había chocado con el suelo en un impacto impactante, dejando una marca en el escenario y agrietando el suelo debajo.

El público, inicialmente enmudecido por la velocidad y la fuerza del ataque de Argenis, estalló en una ovación atronadora. Lo que acababan de presenciar era un acto de poder y destreza sobrehumanos. Argenis había dejado una impresión imborrable en la arena.

"Laria: ... argenis yim"

pero al ver la figura inmóvil del onix mostrando que estaba en inconciencia hizo sonar la alarma de que Argenis gano el combate.

El estadio estaba en un frenesí absoluto. El estruendo de los aplausos y los vítores inundó el aire, mezclándose con el rugido de la emoción de la multitud. Habían presenciado un espectáculo impresionante de fuerza y agilidad Pokémon, y la actuación de Argenis los dejó atónitos.

Muzu Kashī, el masivo Onix, yacía inmóvil en la arena, dando la señal inequívoca de que había quedado inconsciente. La sirena del árbitro sonó, un sonido penetrante que marcaba el final del combate. Los jueces del torneo se apresuraron a confirmar la victoria de Argenis.

El presentador tomó el micrófono, su voz emocionada resonando en todo el estadio.

Presentador: ¡Y el ganador del primer combate es Argenis, el campeón defensor! ¡Un asombroso despliegue de habilidad y poder!

La multitud estalló en vítores renovados, aplaudiendo y vitoreando al campeón. Argenis descendió del aire con gracia felina, volviendo a su forma normal y mostrando una sonrisa triunfante. La satisfacción brillaba en sus ojos mientras saludaba al público que lo aclamaba.

Laria, desde su asiento en el parco de los directores, mantuvo una postura serena y confiada. Había sabido desde el principio que Argenis era un Pokémon excepcional, y este combate había sido una prueba de ello. Miró a Pancracio, el viejo director arrogante, quien ahora parecía un tanto incómodo con su expresión petulante.

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presente// calles de ciudad plateada 

Argenis: (directora Laria... me permitió vivir en un lugar cómodo, ser educado y tener un motivo para vivir... desde ese día se convirtió en una luz en mi penuria... por eso le pido perdón desde aquí por lo que voy a hacer, pero aparecieron otras luces en mi vida... y al igual que lo hice por usted hare todo lo que este a mi alcance para ayudarlos...)

Argenis se desplazaba con agilidad y velocidad, esquivando hábilmente a los transeúntes que se cruzaban en su camino. La ciudad se extendía frente a Argenis, una maraña de edificios, calles y luces parpadeantes que parecían moverse como un enjambre.

Finalmente, después de atravesar calles y callejones, Argenis llegó a las afueras de la ciudad. La fábrica abandonada se alzaba ante él, una estructura decrépita que emanaba una sensación de misterio y abandono. La puerta principal estaba semiabierta, invitándolo a adentrarse en la oscuridad que se cernía en su interior.

Argenis avanzó cautelosamente hacia la entrada de la fábrica abandonada, sus músculos tensos y preparado para cualquier sorpresa que pudiera aparecer. Sin embargo, antes de que pudiera tomar cualquier acción ofensiva, sus agudos sentidos detectaron la presencia de un Snorlax bloqueando el camino. El enorme Pokémon bloqueaba la puerta de entrada con su imponente figura.

El Snorlax, con sus ojos somnolientos pero atentos, observó a Argenis con una expresión tranquila y comprensiva. En lugar de adoptar una postura hostil, el Pokémon gigante hizo una señal con la mano, indicando que Argenis podía pasar. Era como si el Snorlax estuviera allí para ofrecerle un paso seguro hacia el interior de la fábrica.

Argenis, intrigado y aliviado por la actitud pacífica del Snorlax, asintió en agradecimiento y avanzó, pasando junto al enorme Pokémon que se apartó a un lado. La puerta de la fábrica se abrió ante él, revelando la penumbra del interior y el inicio de lo que podría ser una nueva y misteriosa etapa de su misión.

Avanzó con cautela por los oscuros pasillos de la fábrica abandonada. El eco de sus pasos resonaba en las paredes desgastadas y en el suelo cubierto de polvo. A medida que avanzaba, podía sentir la historia olvidada que impregnaba el lugar, una historia de producción y actividad que había quedado atrás hace mucho tiempo.

Finalmente, llegó a la sala de maquinarias, que en algún momento debió estar llena de ruidos metálicos y actividad constante. Ahora, sin embargo, la sala estaba desprovista de las antiguas máquinas y equipos. Era un espacio amplio y vacío, con un techo alto que se perdía en la oscuridad. Las ventanas rotas permitían que la luz de la luna se filtrara, arrojando sombras irregulares por toda la sala.

Argenis se detuvo en el centro de la sala, sintiéndose pequeño en medio de tanta amplitud y silencio. La atmósfera estaba cargada de anticipación, como si estuviera en el lugar correcto en el momento adecuado, pero aún no sabía por qué.

??: un gusto verte...

una voz se escucho desde las sombras poniendo algo nervioso a argenis.

Argenis giró sobre sí mismo, buscando con la mirada el origen de esas palabras. La penumbra ocultaba a su interlocutor, pero un presentimiento lo hacía sentir que no estaba solo. La tensión en el aire se hacía palpable mientras esperaba una respuesta o una indicación de quién había hablado.

La voz se fue acercando poco a poco desde las sombras, y pronto, una figura oscura emergió de la penumbra. Era un Lycanroc Nocturno, con sus afiladas garras y ojos ambarinos que destellaban con malicia sádica. Su mirada estaba fija en Argenis, y una sonrisa retorcida se dibujó en su rostro canino.

Argenis: ¿Quién eres y qué quieres..?

El Lycanroc, conocido como Max, respondió con una voz grave y lúgubre, disfrutando cada palabra.

Max: Jeje, no nos conocemos de nada, así que sería cordial dar mi nombre a mi víctima... Mi nombre es Max y sobre lo que quiero... es simple... solo es tu fuerza.

La confusión se reflejó en el rostro de Argenis mientras intentaba comprender las intenciones del Lycanroc.

Argenis: Q-que?

Max continuó, su voz resonando en la sala.

Max: Je je... se ve que no lo entiendes, así que te lo explicaré mejor... Mi búsqueda de la fortaleza a través de la lucha. Desde lo más profundo de mi corazón, siento una pasión ardiente por este camino, una pasión que me impulsa a superar mis límites y alcanzar la grandeza. Cada día, me enfrento a este desafío con un objetivo claro en mente: volverse fuerte, no solo físicamente, sino también en espíritu y mente. La lucha es mi camino, mi sendero hacia la autodisciplina, la determinación y la valentía.

Max expresó cada palabra con una pasión fosforescente dentro de él, haciendo que Argenis retrocediera un paso por la preocupación.

Argenis: N-no puedes obligarme a hacer eso...

Max se rió de manera siniestra y aplaudió lentamente. Como si fuera una orden, una luz se encendió en una ventana en lo alto de la pared, que mostraba el despacho de la fábrica. Dentro se veían dos personas: Arias, todavía atado a una silla, y otro joven humano que se aseguraba de que nada pasara con Arias.

Argenis: ¡Arias!

Argenis intentó correr hacia la dirección de su amigo, pero rápidamente recibió un fragmento de piedra en su hombro derecho proveniente del Lycanroc. La malicia de Max era evidente, y Argenis se dio cuenta de que enfrentaba una situación peligrosa y compleja.

El gesto provocador de Max enfureció a Argenis. Sus ojos brillaron con intensidad mientras su cuerpo comenzaba a rodearse de chispas eléctricas. Era un signo claro de que Argenis estaba tomando la situación en serio y no se detendría ante nada.

En un rápido y deslumbrante destello, Argenis se movió a una velocidad sorprendente. Dejó una estela de electricidad en su estela, y en cuestión de segundos, estaba justo detrás del Lycanroc, listo para el combate.

Argenis: bien.. intente ser bueno.. pero....

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pero será por las malas...

fin del cap

dibujo hecho por mi con los consejos de Seanfx y Luckari0_

+5000 palabras

Hola lectores y lectoras, lo sé, me tomé mi tiempo con esta historia y realmente aprecio toda su paciencia y apoyo a este proyecto. Su apoyo me motiva a seguir adelante y mejorar aún más para hacer que esta experiencia sea aún más disfrutable para todos. ¡Gracias por ser parte de esta aventura y espero que lo que viene les emocione tanto como a mí! ¡Hasta la próxima

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