《Cap.21》

     Despierto un poco desanimada, lo que pasó la noche anterior dejó secuelas. A pesar de que todo mejoró, igual no me siento del todo bien.

Me levanto de mi cama y una sonrisa asoma en mi rostro al ver el regalo de navidad de Nate. Con emoción lo tomo y me quito mi actual pijama, para poder probarme este traje de arquera.

Una vez lista me miro en el espejo del baño y me encanta lo que veo. Es simplemente increíble, me queda perfecto. Además, me encanta que traiga guantes así evitaré otro accidente como el de hace algunos días.

Así que la llevo a lavar junto al resto de ropa que utilicé anoche. Me preparo un chocolate caliente junto a una pequeña baguette con mermelada y me siento en mi cama a ver hacia el exterior. Todo cubierto de nieve.

En eso escucho que alguien toca mi puerta, así que me acerco a esta y me encuentro de frente con Nate, él me brinda una linda sonrisa y me saluda.

—Hoy vamos a salir por la noche —dice sonriente.

—¿Qué? —pregunto confundida.

—Hoy es día libre para todos los trabajadores y no quiero que te quedes en tu habitación, lamentándote por aquel insensato —responde con firmeza. Es lindo ver cómo quiere que olvide el mal momento que me hizo pasar ese chico.

—¿Y a dónde iremos? —pregunto.

—Es un secreto —exclama mientras me brinda una sonrisa traviesa y tierna a la vez, para luego alejarse de mi habitación.

—¿Y qué me pongo? —pregunto, ya que conociendo a ese chico me puede llevar al bosque o a un restaurante.

—Ponte bonita, aunque ya lo estás —dice a lo lejos, lo que provoca que me ría.

—No sabía que eras tan empalagoso, su majestad —añado para luego cerrar la puerta con una sonrisa tonta.

Tomo el libro de Lizzie y decido terminar de leerlo. Lágrimas de un corazón roto, una historia de dos chicos homosexuales, los cuales se aman, pero por culpa de la sociedad deben permanecer alejados el uno del otro.

La trama es fantástica y el cómo lo narra Lizzie, la hace aún mejor. Es increíble sobre como ella no teme escribir sobre estos temas, ya que en la década actual, estas personas que gustan de su mismo sexo es algo mal visto.

Al terminar la lectura, cierro el libro y me encamino a buscar a Lizzie.

Su habitación, el bosque, la biblioteca, no está en ningún lado. Hasta que pienso en que tal vez está con Nate. Así que me dirijo nuevamente al pasillo de las habitaciones reales. Toco la puerta y Nate me recibe nervioso, lo cual me provoca una enorme curiosidad.

—¿Has visto a Lizzie? —pregunto curiosa.

—Sí, está en mi habitación. Espera aquí, no puedes ver —menciona nervioso. Él entra a su habitación y me cierra la puerta.

—Enchanté, mademoiselle Molly —exclama Dylan al verme en la puerta de Nate.

—Bonjour! —respondo con una pequeña sonrisa.

—Por cierto, feliz navidad hermosa dama —dice tomando mi mano y besándola. Y en eso Nate abre la puerta.

—Feliz navidad para usted también —respondo con una sonrisa. Nate se nos queda viendo y Lizzie sale de su habitación. Ella me toma del brazo y me lleva a otro lado.

—¡Feliz navidad, Molly! —dice abrazándome.

—Igualmente, Lizzie —respondo sonriendo—. Lizzie, ya terminé tu libro y quedé fascinada. Tienes un gran talento, no deberías desperdiciarlo.

—Ven, tengo algo que enseñarte —dice guiándome hasta su habitación. Ella me invita a sentarme en su cama mientras busca algo entre su bolso—. El día que volví de Tours, fui a una entrevista con una editorial —añade con alegría.

—¡Eso es increíble! —exclamo emocionada.

—Ellos me dijeron que leerían mis historias y me avisarían su respuesta en los próximos días y hoy llegó —expresa mostrándome la carta—. Léela por mí, por favor, no puedo con esta presión —dice cubriendo su rostro.

Con una gran sonrisa tomo la carta y la abro con delicadeza, comienzo a leer las palabras escritas y miro a Lizzie.

—¿Qué dice? —pregunta nerviosa.

—¡Te aceptaron! —exclamo en voz alta y nos abrazamos.

—¡No me lo puedo creer! —exclama mientras limpia sus lágrimas.

—¿Por qué no? Eres asombrosa, tus historias cambiarán el mundo —añado con una gran sonrisa.

—Muchas gracias, Molly. Sin ti nunca lo habría hecho —dice abrazándome.

Continuamos hablando algunos minutos para luego despedirme de ella y dirigirme a mi habitación. Estoy muy feliz por Lizzie, ella se merece todo lo bueno que el mundo tenga para darle.

Una vez en mi habitación, decido tomar mi arco y flechas, y encaminarme hacia el bosque. Mañana será mi primera lección de arquería y estoy muy nerviosa, jamás creí poder tener esa oportunidad.

Esta vez, decido ir un poco más lejos del castillo y llego a un lugar del bosque en donde nunca había estado, es más bien una especie de campo. Una gran zona de césped rodeada de árboles y flores de varios colores. Como hago siempre, tomo una piedra y marco una señal en uno de los troncos de los árboles. Me alejo un poco del árbol y con concentración apunto hacia la marca, respiro profundo y lanzo. Corro hacia el árbol y noto cómo la flecha cayó en el centro.

—¡Sí! —grito de la emoción—. No puedo esperar más a mañana.

El resto de mi tarde se resume en eso, apuntar, lanzar, recoger y repetir. La diferencia está en que cada vez me distancié más del tronco del árbol.

Después de unas horas de entrenamiento, decido volver a mi habitación para así poder alistarme para la salida con Nate. Estoy muy nerviosa, no sé a dónde me llevará y eso es lo que me mata de curiosidad.

Una vez en mi habitación, comienzo a buscar que ponerme. Como no sé a dónde iremos, decido ponerme algunas prendas que compré hace poco en el pueblo. Mi conjunto de ropa consiste en una falda de cuadros marrones, un abrigo en color crema y mis típicos botines. Además, decido llevar mi cabello suelto tan solo recojo dos mechones de enfrente y los ato atrás. Mi rostro lo decido llevar sin nada, ya que no tengo maquillaje y finalmente me coloco un poco de perfume.

Me dirijo a la puerta al escuchar que alguien la toca. Al abrirla me encuentro con Nate, el cual se ve increíble. Viste una camiseta blanca, unos pantalones negros y un abrigo abierto en color marrón.

—Te ves hermosa —dice con dulzura.

—Tú también —respondo, saliendo de mi habitación.

—¿Me veo hermosa? —dice riendo.

—Tú entendiste —respondo riendo.

—¿Nos vamos? —me cuestiona con una linda sonrisa, a lo que yo asiento.

—¿A dónde vamos? —insisto curiosa.

—Nunca conocí a alguien tan curiosa —añade riendo.

—No me juzgues por algo que no puedo controlar —respondo riendo.

Nos acercamos a uno de los autos de la entrada, este es color negro y parece ser un modelo antiguo, pero elegante. Nate me abre la puerta y me siento en el asiento del copiloto.

—¿Sabes conducir? —pregunto al ver que él se sienta frente al volante.

—Por supuesto —dice encendiendo el auto. Él pone un poco de música y el carro comienza a avanzar.

—¿Ahora si me dirás a dónde vamos? —comento haciendo un puchero. Él se ríe y me vuelve a ver.

—Iremos a un autocinema —dice emocionado.

—¡Me gusta la idea! Nunca he ido a uno —exclamo emocionada.

Tardamos unos cuantos minutos más y finalmente llegamos al lugar, pero cuando estamos frente a este quedo sorprendida; es una enorme plaza en donde ya hay cientos de autos, una casetilla de comida al lado derecho del lugar y la enorme pantalla al frente.

—¡Esto es increíble! —exclamo emocionada.

Nate busca un lugar entre todos los autos y cuando finalmente lo encuentra, decidimos ir a la casetilla para comprar algo. Y, luego de pensar yanalizar el menú por varios minutos, ambos acabamos comprando palomitas demantequilla y bebidas, y justo cuando estábamos pagando nuestra orden, escuchamos que la película estaba a nada de comenzar, así que damos el dinero con rapidez y corremoshasta el auto de Nate.

—Espera —dice Nate sujetándome de la cintura y sentándome en el capó del auto. Pocos segundos después, él hace lo mismo y nos recostamos al vehículo, para quedar mirando directamente a la pantalla.

     La película resultó ser bastante interesante, esta trataba de un par de hermanos investigadores que resolvían crímenes. Personalmente, me encantó. Cuando la pantalla se apagó, algunas farolas del parqueo se encendieron y carros comenzaron a marcharse. Ambos nos quedamos mirando intensamente, como si estuviéramos solos en aquel extenso lugar. Se me acercó y mirando mis labios, dijo en un susurro: —me muero de las ganas de besarte, pero prefiero no incomodarte.

     Escuchar aquellas palabras, hicieron que mi corazón se encogiera. No me gusta mentir, la verdad yo también moría por besarlo, pero muy dentro de mí sabía que esa herida provocada hace algunos meses aún no había sanado. Así que tan solo me acerco a él y deposito un tierno beso en su mejilla.

—¡Gracias por entenderlo! —respondo con suavidad, él me brinda una pequeña sonrisa para luego ambos bajar del auto y volver al castillo.

     El viaje de vuelta fuealgo mágico. Solo éramos él y yo, la música de fondo, la noche que nos rodeabay una interesante conversación entre ambos. ¿Podía haber algo mejor?

     Cuando llegamos al palacio, salimos del auto y caminamos hasta la entrada de este.

—Te tengo una última sorpresa —comenta algo nervioso.

—¿En serio? —pregunta sorprendida.

—Yo estoy lleno de sorpresas —exclama y tomando mi mano me lleva a su habitación—. Recuerdas la puerta secreta —dice mientras la señala.

—¿Cómo la voy a olvidar? —susurro y observo a esta frente a mí.

—Cierra tus ojos —indica, lo cual me produce un escalofrío. Él toma mis manos mientras mis ojos están cerrados y escucho como la puerta se abre y él me suelta para encender las luces—. Listo, ábrelos.

Comienzo a abrir mis ojos lentamente y me asombro al ver todo lo que me rodea. Pinturas, pinceles, lienzos, caballetes.

—¿Eres quien hace las portadas de Lizzie? —pregunto asombrada.

—Sí —dice apenado. Observo cada uno de sus cuadros, hay pinturas de todo tipo: abstractas, acuarelas y realismo. Camino por toda la habitación, contemplando cada detalle del lugar. Jamás creí que detrás de un príncipe amable y deportista, habría un artista.

—¿Sabes el talento que tienes? —comento emocionada. No será fácil superar este secreto.

—Bueno, Lizzie me lo dice —responde riendo.

—Deberías estar mostrando estas pinturas en un museo o galería—exclamo.

—Me encantaría, pero me temo que no se puede, pronto cumpliré 22 años y me reinarán —dice frustrado.

—¿Así que vas a dejar tu sueño como artista en un simple pasatiempo? —pregunto con suavidad.

—No tengo otra opción —dice evitando mi mirada. Me acerco a él y coloco mis manos en su rostro.

—Claro que la tienes. Siemprevamos a tener el control de nuestra vida y es importante, llevarla a nuestrafelicidad, sino esta se volverá gris —susurro y él me brinda una pequeña sonrisa.

—Muy en el fondo, sé lo que quiero, pero también soy consciente de que lograrlo no será nada sencillo —menciona frustrado—. ¿Quieres ver mi mejor obra? —pregunta intentando animar el ambiente.

Él me guía hasta dicha pintura y al verla quedo sin palabras.

—La llamo Alma de Guerrera —dice viendo con orgullo la pintura.

—¿Soy yo? —susurro intentando reaccionar. La pintura trata sobre una chica pelirroja, la cual sostiene un arco, y hay un oscuro y penumbroso bosque de fondo que la rodea.

—Por supuesto —exclama rodeándome con sus brazos —. Tú me inspiras, Molly.

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