《Cap.15》
Despierto cansada, ya que son las siete de la mañana. Esto de cuidar a Nate me está afectando el sueño, pero lo importante es que lo puedo acompañar en un momento difícil.
Cada día debo llevarle el desayuno. Así que una vez en la cocina, tardo algunos minutos en pensar que prepararé, pero finalmente me decido por una avena con coco. Me pongo manos a la obra y comienzo de inmediato con la preparación.
—¡Listo! —susurro alegremente. Coloco la avena en una taza y esta la ubico en una de las bandejas, al igual que una cuchara y algunos trozos de sandía en otra taza de menor tamaño. Tomo la bandeja y con cuidado me dirijo a la habitación de Nate.
—Bonjour, Molly. Hoy además de ayudar al príncipe tendrás que recoger los huevos de las gallinas. Y también, tendremos una reunión de trabajadores a las dos de la tarde, es de carácter obligatorio —dice Odette. Asiento a todo y continúo con mi recorrido.
—¡Buenos días, Nate! —exclamo amablemente entrando a la habitación del chico. Pero, él no me responde nada, así que miro su cama y él está retorciéndose del dolor en su cama. Dejo la bandeja en una mesa y me dirijo hacia él, me arrodillo en la cama. —Nate, ¿qué sucede? ¿cómo te ayudo?
—Caíste —dice riendo, lográndome poner enojada.
—Eres un insensible —respondo poniéndome de pie.
—No tengo nada que hacer, tengo que divertirme con algo —dice con una sonrisa.
—Se puede divertir con otras cosas —añado tomando nuevamente la bandeja—. Le traje una avena con coco —digo.
—Debe de estar deliciosa —menciona sentándose en su cama, mientras hace gestos de dolor.
—¿Cómo se siente? —pregunto.
—Mejor, gracias —responde tomando la taza de avena.
—Bueno, voy a ir a recoger los huevos. Luego, vendré a curar su herida —digo alejándome.
—Aquí la espero —escucho entre risas, antes de salir de su habitación.
Me dirijo al gallinero para poder hacer mi segunda tarea, por suerte hoy si traje ropa adecuada para entrar a la parte de la granja y no terminar como la última vez. Tomo una cesta y para alejar a las gallinas de sus nidos de paja, decido colocar algunos granos de maíz fuera del gallinero.
Una vez lista y con veinte huevos en la cesta, me dirijo a la cocina en donde coloco los huevos en una de las neveras de la bodega. Cuando finalizo, vuelvo a la granja a dejar la cesta.
De camino, me encuentro con la reina, así que la saludo con una reverencia.
—Molly, te agradezco lo que estás haciendo por mi hijo, estamos muy satisfechos contigo —dice ella con una sonrisa acogedora.
—Con gusto, pero solo cumplo con mi trabajo —menciono amablemente.
—Me alegra que hayas pedido trabajo aquí —añade.
—Gracias a ustedes por aceptarme —respondo. Me despido de ella y vuelvo a la habitación de Nate.
—Por fin vuelves, estoy muy aburrido —dice cubriendo su rostro.
—Deberías buscar algo más que hacer dibujar, leer, escribir o algo así —sugiero acercándome a él.
—O mejor hablo contigo —dice sonriendo.
—Yo no puedo estar todo el día aquí —añado mientras busco en un pequeño botiquín que dejaron en su mesa, las cosas necesarias para limpiar la herida.
—Lastimosamente —responde.
Una vez con las cosas necesarias en mis manos, me siento en la cama y él se baja un poco el pantalón deportivo que lleva y se sube la camiseta.
—Me avisas si te duele, pero sin bromas —advierto tomando un pequeño trozo de tela suave, el cual lo humedezco con un líquido jabonoso.
—Tranquila, no lo volveré a hacer —responde mirándome con calma.
Me fijo en la herida, pero poco a poco mi vista se corre hasta quedar mirando su abdomen el cual está tonificado. Me quedo mirando, pero cuando me doy cuenta, muevo mi cabeza y comienzo a pasar el trozo de tela en la herida. Él hace un gesto de dolor, lo cual hace que mis nervios aumenten al mil.
—Lo siento —susurro y vuelvo a limpiar la herida. Una vez lista, tomo otro trozo de franela y seco la herida con esta—. Por fin —digo suspirando, no voy a mentir estaba muy tensa, me daba miedo llegar a lastimarlo.
Luego, tomo un poco de gasa y la coloco sobre la herida, finalmente coloco un poco de cinta para fijar la venda.
—Terminé —digo sonriendo.
—Gracias, Molly —responde dulcemente.
—Con gusto —añado y guardo las cosas nuevamente en el botiquín.
—Molly, ¿quieres almorzar hoy conmigo? —pregunta avergonzado—. Es que me aburro mucho yo solo.
—Claro, solo que debo irme a las dos, tengo una reunión —respondo sentándome en su cama.
—Es la reunión para la celebración de navidad.
—¿Y eso qué es? —pregunto confundida.
—Es una fiesta que hacemos en noche buena, vienen familias reales de otros castillos de Loira y algunos amigos. Entonces todos los trabajadores, deben colaborar ese día en la celebración —explica.
—Bueno, por lo menos soy la trabajadora —respondo.
—¿A qué te refieres?
—No tendré que participar en sí, solo tengo que estar ahí, seré como invisible y eso es bueno —menciono.
—¿No te gusta destacar? —pregunta.
—Me gusta destacar en cosas como arquería o talentos, pero en celebraciones no tengo nada que compartir con personas de esos niveles —añado con la mirada baja.
—Molly —dice tomando mi rostro y alzándolo. — Nunca te sientas inferior, eres increíble —susurra con una tierna sonrisa. Lo miro a los ojos y estos me hacen sentir tan bien, como si fueran una especie de guarida segura.
—¡Nathan! —grita Dylan entrando a la habitación. Los tres nos volvemos a ver y Nate y yo nos separamos—. Perdón, no quería arruinar la escena romántica.
Gacho la cabeza avergonzada y salgo de la habitación.
—Soy una tonta, ya debo irme —digo golpeando mi cabeza suavemente.
No entiendo por qué me siento de esta forma con Nate, él simplemente es el chico que me dio la oportunidad de trabajar en este lugar, no puedo perder todo esto, por un simple... no sé ni qué es esto, ¿y si no hubiera sido Dylan? Si hubiera entrado la reina, el rey o Odette, de la más seguro estaría despedida en este momento.
Después de lavar los platos del desayuno de Nate, decido ir a mi habitación a prepararme algo de comer. Una vez listo mi almuerzo, decido sentarme a comerlo en mi propia habitación, sé que Nate me invitó a comer con él, pero debo tener distancia con él. No puedo que esto se vaya a más.
Una vez lista, miro el reloj y son la una y media, así que decido ir a ver si Nate me necesita antes de ir a la reunión.
—Permiso —digo al entrar en la habitación.
—Espera, no entres —menciona Nate alterado. Así que me quedo en la puerta, en donde no puedo observar nada. Solo miro como Dylan lleva una gran caja de cartón a la habitación misteriosa de Nate—. Listo, ya puedes entrar —dice.
—¿Necesitas algo? —pregunto mirando curiosa.
—Creo que no —dice sonriendo nerviosamente.
—Bien, ya me voy para la reunión, vuelvo en unas horas —menciono y salgo de la habitación. ¿Qué hay detrás de esa puerta?
Al llegar a la biblioteca, Odette me invita a tomar una taza de café y algún pan de la mesa de aperitivos. Elijo una mini baguette y tomo asiento en una de las sillas que acomodaron en forma de circulo.
—Buenas tardes a todos, como muchos sabrán esta reunión se hizo con el fin de organizar la celebración navideña del castillo de Ussé. Esta celebración es muy importante, por lo que siempre intentamos hacerlo de la mejor manera. Así que ahora me dirán en qué espacio desean estar. Pueden ayudar con la comida, al igual que en repostería, también necesitaremos algunas personas para poder guiar y recibir a los invitados, y de igual forma, necesitamos personas las cuales ofrezcan los postres y copas de vino —explica Odette.
Ella nos brinda algunos minutos para poder pensar que vamos a hacer ese día. Así que comienzo a analizar cada puesto. La cocina mejor se la dejo a los verdaderos chefs y pasteleros, guiar a las personas no es el mejor trabajo para alguien que lleva menos de un mes aquí. Así que mi última opción es ser «camarera».
—Muy bien, ya tengo la labor de cada uno —menciona Odette mirando su librete—. Ahora pongan mucha atención, mañana será la reunión de las personas que trabajarán en la cocina, el sábado será el de las personas que guiarán y recibirán a los invitados, finalmente el domingo será la reunión de las personas que ofrecerán los aperitivos y vinos —comenta Odette para luego todos retirarnos de la biblioteca.
—¿Por qué no viniste a almorzar conmigo? —pregunta Nate al verme entrar por su puerta.
—Perdón —digo con la cabeza gacha—. Pero, Nate deberíamos estar más alejados —añado sentándome en su cama.
—¿Por qué? Me agrada pasar tiempo contigo.
—A mí también, pero si no hubiera sido Dylan el que entró, y si hubiera sido alguno de tus padres —digo preocupada.
—¿Qué tiene de malo?
—Todo, me pueden despedir y no sabría a donde ir —insisto.
—Tienes razón. Perdón, no me tuve que acercar tanto a ti —dice evitando mi mirada, lo cual me duele.
—¿Necesitas algo, Nate?
—Sí, me puedes dar mi pastilla.
—Claro —digo levantándome y dándole la pastilla que estaba en el botiquín.
Me siento en una pequeña silla que hay junto a la puerta misteriosa, la cual miro con curiosidad.
—Te mueres de curiosidad por la puerta, ¿cierto? —pregunta sonriendo.
—Claro que no —digo desviando mi mirada.
—Claro que sí, desde la primera vez que entraste a mi cuarto quieres saber que hay, ahí—insiste, pero decido mantener mi orgullo y no respondo nada—. ¿Trato amistoso? —pregunta.
—¿Qué dijiste?
—Tengo una idea, yo te muestro que escondo en esa puerta, pero tú debes acompañarme el próximo mes a acampar —dice sonriendo.
—¿Disculpa? —digo asombrada.
—¿Qué tiene de malo? —pregunta, pensativo—. Por favor, serán solo dos días y una noche, tengo planeado ir a un lugar muy lindo —insiste.
—No lo sé.
—Por lo menos, piénsalo —menciona amigablemente.
—Bueno, lo pensaré —exclamo finalmente.
Nos quedamos los siguientes minutos en silencio, dejando que la incomodidad reinara en el lugar. Camino lentamente hacia el balcón que hay en su habitación y contemplo la noche, las estrellas brillan con todo su esplendor, la luna luce como la mitad de un gran círculo y los sonidos del bosque son inigualables.
—La noche es hermosa —exclama Nate detrás de mí.
—¿Qué haces? No puedes levantarte —digo tomándolo del brazo.
—Necesitaba ver esto —responde con una sonrisa caminando hacia el balcón. Así que decido pararme junto a él—. ¿Qué es lo más te gusta de la noche?
—Las estrellas —respondo pensando en mi querida madre.
—¿Por qué? —dice él mirándome.
—Mi madre dejó varias cartas al morir y todas son firmadas como «Tu estrella guardiana» —exclamo mirándolo.
—Es muy lindo que se haya tomado el tiempo de hacer esas cartas —exclama sonriendo, logrando confortarme.
—¿Y qué es lo que más te gusta de la noche a ti? —pregunto.
—Tal vez la tranquilidad que esta brinda —dice mirando a la luna para después cerrar sus ojos. Logrando mi entera atención, Nate es un chico muy lindo, no solo atractivo, sino que tiene una de las mejores personalidades que he conocido.
—Creo que me tengo que ir —digo unos segundos después.
—Claro, ahora Lizzie me traerá mi cena —añade sonriendo.
—¡Hasta mañana, Nate! —menciono con una pequeña sonrisa simpática y me retiro de su habitación.
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