《Cap.14》

-Nathaniel Curie-

     Como todos los días, me levanto y salgo a correr, pero hoy decidí dejarlo para el final del día. Así que, al caer la tarde, me coloco mis tenis de correr y ropa deportiva. Siempre doy algunas vueltas por los jardines del castillo, pero como la tarde está bonita y el sol brilla con intensidad, decido encaminarme hacia el bosque que se encuentra justo delante del castillo.

     Corro por los árboles mientras escucho los sonidos de la naturaleza, el río, las aves y la brisa fría de otoño. Pero, un sonido en particular llama mi atención. A lo lejos escucho una suave y dulce voz cantando. Me quedo quieto y dispongo toda mi atención en esta, la cual me hechiza instantáneamente. Así que decido ver de dónde proviene esta.

     —¿Hola? —digo al notar que la voz se encuentra muy cerca de mí. Pero, lo que sucedió jamás pensé que pasaría. Una chica muy linda aparece de la nada, apuntándome con un arco—. Oye, tranquila. Baja el arco, ¿sí? —añado tratando de calmar la situación.

     Ella me mira aterrara, su respiración es agitada y sus ojos reflejan miedo. La chica es hermosa; cabello pelirrojo, ojos celestes y tez blanca.

     —Muy bien, así que no lo harás. Sabes, no quiero lastimarte, solo quería decirte que cantas muy lindo —menciono con una pequeña sonrisa, intentando poder acercarme a ella, pero eso resulta imposible, ya que ella continúa apuntándome—. Bueno, creo que me iré. Que tengas un lindo día —añado para finalmente retirarme del lugar. Quería poder hablar con la chica, pero tenía un mal presentimiento relacionado con ella.

     Cada día pensaba en la chica aterrada del bosque y el por qué estaba allí. Pero, el día que la vi en el castillo y supe que ella me devolvió a Kisha. Me emocionó a niveles indescriptibles y todo se multiplicó al saber que la chica me pidió que le dieran trabajo en el castillo.

     Molly, era la chica aterrada del bosque. He podido acercarme a ella, he podido pasar buenos momento con ella, pero algo en su persona me sigue preocupando. Sé que ella esconde algo que le destroza el alma y quiero saber que es. Molly es una persona asombrosa, amable y divertida, es increíble.

     Ayer en la mañana recordé el cumpleaños de mi mejor amigo, Dylan. Y tuve la genial idea de regalarle macarons. Tenía dos opciones, ir al pueblo y comprarlos como la mayoría de personas lo harían o pedirle a Molly que los haga. Y acabé eligiendo la segunda opción. El pobre iluso de mí creyó que ella aceptaría hacerlos, pero no, ella me ofreció ayuda para que yo los hiciera.

     Siendo honesto, iba a decir que no, que iría a comprarlos a una panadería del pueblo. Pero, al ver el rostro de la chica, no pude negarme.

     Entramos a la cocina y comenzamos con la preparación de la mezcla, todo bien hasta que llegamos al paso de colocar los huevos en un tazón. Tomé uno y lo golpeé en la taza, pero después no supe que hacer. Sentía que lo iba a arruinar todo.

     Molly con una sonrisa se acercó a mí y colocó sus manos sobre las mías, y me ayudó a depositar la clara en la batidora. Pero, ni siquiera logré poner atención al cómo separar el huevo. Simplemente, cuando observé y sentí sus pequeñas manos sobre las mías, mi mente se bloqueó y mi cuerpo se estremeció.

     Desde el primer día que vi a Molly, algo en ella me llamó la atención. Además, de su belleza, su personalidad es atrapante. Es una chica valiente, aventurera y divertida. Es de esas chicas que les importa poco que tantas joyas o vestidos tengan, lo cual me encanta.

     En mi vida he salido con algunas chicas. Todas iguales, sin personalidad original, sin nada interesante que dar. Algunas personas por el simple hecho de querer aparentar ser alguien más, terminan siendo como un libro sin una palabra para leer. Grises y sin brillo.

     Para mi mala suerte todas han sido igual, pero Molly es totalmente diferente. Ella es alegre y no le da miedo mostrarle al mundo sus gustos y su forma de ser. Tal y como lo estoy contando suena como su estuviera totalmente enamorado de ella, pero no es así, simplemente la admiro demasiado.

     —Prueba mis macarons —digo a mi molesta hermana.

     —Es imposible que los hayas hecho, están deliciosos —añade comiendo uno de los deliciosos manjares.

     —Molly me ayudó a hacerlos —digo mirando el envase con varios de estos.

     —Últimamente, son muy unidos —menciona intrigada—. Parece que estás enamorado de ella.

     —Necesitas ayuda, estás loca —respondo riéndome y me dirijo a mi habitación. Entro a esta y me encuentro con Dylan.

     —¿Cómo está mi amigo preferido? —digo colocando el envase sobre una mesa y abrazándolo.

     —Yo soy tu único amigo —dice riendo.

     —Mira lo que te hice —exclamo señalando el envase lleno de macarons—. ¡Feliz cumpleaños! —lo felicito con un golpecito en la espalda.

     —¡Amigo eres de lo mejor! —dice tomando rápidamente el envase y llevando uno de los macarons a su boca—. Casi lo obvio, tú me debes una explicación, ¿cómo es eso de que estás enamorado? —pregunta tomando otro macaron.

     —¿Tú también tienes esas ideas extrañas? —pregunto rodando los ojos y sentándome sobre mi cama.

     —Claro, los chismes y yo somos uno solo —dice riendo.

     —Bueno, príncipe del chisme. Es mentira, todo lo que diga Lizzie sobre ese tema es falso —respondo.

     —No me importa, dime cómo es la chica —dice intrigado.

     —Es linda —digo evitando el tema entre menos datos tenga, más rápido lograré escapar de esta situación.

     —¿Me crees tonto? —responde serio—. Eso es lo que tú me dices, pero de seguro tu cabecita está pensando en otras palabras —añade con una mirada penetrante, intentando adivinar mis pensamientos—. Palabras como sexy, hermosa, interesante o simplemente, es una diosa —dice con una gran sonrisa ganadora.

     —Cállate —digo mirando al chico sin expresión alguna—. Es la chica de la mala reverencia.

     —Amo esta nueva fase de ti, ya conocí al Nathan feliz, Nathan triste, Nathan rechazado, Nathan deprimido, Nathan inspirado y ahora, al Nathan enamorado. Ya estás creciendo, mi hermano —dice sentándose junto a mí.

     —Eres igual de molesto que mi hermana —añado riendo.

     —Pero nos amas a ambos —responde formando con sus manos un corazón.

     No sé qué tienen estos dos contra mí, pero no pienso dejarlos ganar...

     Del siguiente día no tengo mucho que decir. Todo se resume en fuertes e intensos dolores, que lograron llevarme al hospital.

     —Cuenta a diez —dijo un doctor mientras me colocaba una mascarilla con anestesia. Comencé a contar y al llegar al cinco, mis ojos se cierran, dejándome en una completa oscuridad.

     —Hijo, ¿cómo te sientes? —exclama mi madre sosteniendo mi mano. Poco a poco voy despertando y logro verla con claridad. Sin decir nada, le brindo una sonrisa pequeña—. Nathan, todo salió bien. Mañana podrás volver a primera hora al castillo, ya Lizzie se fue, pero tu padre y yo nos quedaremos contigo —dice con su dulce voz.

     —Molly estos días te ayudará, ya que su trabajo después de todo, es asistir en lo que se necesite —añade mi padre. Una combinación de pensamientos se mezcla en mi cabeza. Algunos apoyando la situación, ya que podré pasar más tiempo con ella y los pensamientos opuestos, ya que pienso que esto solo hará que mi hermana y Dylan continúen con sus ideas descabelladas.

     Minutos después entra un señor con lentes y unas enormes ojeras. Nos saluda amablemente y comienza a explicar lo que debo hacer durante estos días. Cero comidas sólidas las primeras 36 horas, cero ejercicios por un mes y limpiar la herida. La verdad me da lo mismo, pero en el tema del ejercicio si me afecta, ya que es algo que debo hacer todos los días, ya es parte de mi vida. No sé cómo haré para resistir treinta días sin salir a correr.

     El medico se retira de la habitación, al igual que mis padres. Dejándome solo para poder descansar un poco. Lo positivo de esta situación es que podré terminar mi proyecto.

     Al día siguiente, después de que el doctor me hiciera un chequeo general, me da la autorización para poder regresar a mi hogar. Al escuchar eso tuve ganas de llorar de la emoción. Siempre he odiado los hospitales.

    Mis padres llaman al conductor del castillo para que pueda venir a por nosotros, mientras tanto me dirijo al baño para poder cambiarme la fea bata que llevo puesta.

    Me quito esta poco a poco, evitando a toda costa cualquier movimiento brusco que me provoque dolor. Una vez en bóxer, me miro la herida. Esta es pequeña, pero se ve desagradable, me miro en un pequeño espejo que hay en el baño y observo mi reflejo en él, mi cabello es un desastre, tengo ojeras y mis ánimos no son los mejores, pero decido ignorar mi escalofriante aspecto.

     Una vez devuelta en el castillo, bajo del vehículo y me dirijo junto a mis padres a mi habitación. Y es allí donde me doy cuenta lo lejos que queda este, para poder llegar tuve que subir tres pisos y mejor no contemos los extensos pasillos. Cuando finalmente llego, mi madre me ayuda a acostarme en mi cama, mientras mi padre deja una de mis maletas en una mesa de madera cercana al armario.

     —Hijo, ya casi llegará Molly, ella te ayudará con todo. Si me necesitas, le dices a Molly y ella nos irá a buscar —indica mi madre.

     —Será una larga semana —digo cubriendo mi rostro con mis manos. Esto es de lo peor, nunca he sido de quedarme en mi habitación por más de dos horas. Es un castigo.

     —¡Hola, Nate! —dice una dulce voz, la cual la reconozco de inmediato. Es Molly.

      —¡Hola! —respondo sonriendo. Ella me mira tímidamente, lo que me causa ternura.

     —¿Cómo te sientes? —pregunta sentándose en mi cama, quedando muy cerca de mí.

     —Bien, pero con un poco de dolor —contesto.

     —¿Puedo verla? —dice curiosa. Asiento y subo un poco mi camiseta y bajo un poco mi pantalón. Ella se queda paralizada.

     —Ahí es la herida —menciono por si no lo sabía. Por su rostro parecía que lo que le iba a enseñar era otra cosa.

     —Ya lo sé —responde rápidamente, lo que provoca una leve risa en mí. Ella la mira atentamente y arruga la nariz. Siempre que mira algo no muy agradable para ella, lo hace. Creo que ni ella ha notado ese gesto.

     —Mañana tendrás que limpiar esta linda herida —digo y ella me mira aterrada—. ¿Tienes miedo? —pregunto con una sonrisa.

     —Claro que no —dice alejándose de mí. Bajo mi camiseta con cuidado y ella me observa.

     —Bueno, ¿necesitas algo? —menciona incómoda.

     —No tengo ánimos de nada. Incluso, me prohibieron salir a correr por un mes —digo enojado.

     —No sea exagerado, su majestad —dice ella con una sonrisa—. ¿Estas fotos son suyas? —pregunta intentando que yo olvide todo lo malo de la operación.

     —Sí, son de mis caminatas —respondo. Ella observa con atención mi mural de fotos, cada una es en un lugar distinto.

     —No sabía que usted era una persona aventurera —susurra observando atentamente cada una de ellas.

     —Hay muchas cosas que no sabes de mí —expreso.

     —¿En serio? Bueno, usted tampoco sabe cosas de mí —dice riendo. Punto para ella, porque tiene razón. Y muero por saber ese secreto que guarda tan bien. Ella camina por toda mi habitación y yo me quedo en mi cama tontamente mirándola—. ¿Qué hay en esta puerta? —pregunta curiosa.

     —Jamás te lo diré, es mi secreto —menciono.

     —Yo quiero saber —dice haciendo pucheros, lo cual es gracioso.

     —Yo sé que eres igual de curiosa que yo, así que cerré la puerta con llave —digo riendo a carcajadas.

     —Eso es inhumano —menciona.

     Continuamos hablando por algunos minutos hasta que le pedí que me trajera algo de comer, para mi mala suerte solo puedo comer sopas, algo que detesto. Pero bueno, es la sopa o morir de hambre. Ella, tiempo después, llega con esta y me deja solo en mi habitación, ya que debía ayudar también en la producción del vino.

     Me aseguro de que ella ya se fue, y llamo a Lizzie.

     —¿Qué quieres? —dice en tono fuerte.

     —Perdón por molestarte —respondo rodando los ojos—. ¿Me puedes traer la caja que hay detrás de la puerta? —digo.

     —Solo porque no puedes hacer nada, actualmente —comenta abriendo la puerta y sacando una caja de tamaño mediano.

     —Gracias, eres la mejor —expreso irónicamente. Ella me brinda una sonrisa no muy alegre y sale de la habitación.

     Con ansias tomo la caja y la abro. Tomo todas las cosas que esta guarda y me pongo manos a la obra. Esta será mi distracción en estos aburridos días.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top