《Cap.13》
Me encuentro en el restaurante. Nuevamente, con mi vestido y mi cesta, miro el lugar y hay algunas personas comiendo mientras comparten con sus amigos o familiares. Me dirijo al mostrador en donde aparece el chico misterioso, lo cual provoca que me aleje de este. Su mirada es penetrante y fría, logrando poner mis pelitos en punta. Él me toma de la mano con fuerza y me arrastra hasta la bodega en donde se guardan los alimentos.
—¿Qué haces? —pregunto aterrada. Él no me dice nada, solo me lanza contra la pared, logrando que me golpee la cabeza. El chico se acerca a mí con una sonrisa, la cual no era precisamente de felicidad. Cuando está junto a mí, cubre mi boca con sumano y me mira con malicia, para finalmente... despertar.
Despierto de golpe, paso mis manos por mi frente, la cual está húmeda. Mi respiración es agitada, así que trato de calmarme. Es increíble como ese hombre me ha logrado traumar tanto. Siento como si fuera algo de lo que no puedo huir. Miro mi reloj y este marca las nueve de la mañana, así que decido iniciar mi día.
Desayuno, lavo mi ropa, acomodo un poco mi habitación para finalmente, bañarme y vestirme con el vestido verde simple que tengo desde hace días y no lo había llegado a usar.
Tomo mi agenda y esta me indica que tengo que ir con Odette. Esta no es la primera vez que sucede, hay días en los que debo preguntar a Odette, que debo hacer, porque a veces necesitan ayuda en algo que no anotaron. Así que decido encaminarme a la búsqueda de Odette.
Salgo de la torre de los trabajadores y me dirijo a la entrada principal del castillo. Entro en este y la decoración navideña ya se comienza a observar. Guirnaldas y luces cuelgan de todas las paredes, cada una de las habitaciones está decorada con candelas y coronas navideñas. Pero, al llegar al salón principal quedo petrificada, un enorme árbol decora el centro del lugar y varios regalos descansan en la parte inferior de este. Además, miles de luces, bolitas de colores y cintas con estampados decoran el árbol, brindándole un aspecto increíble.
—Fantástico, ¿cierto? —pregunta Odette contemplándolo junto al rey.
—¡Buenos días, sumajestad y Odette! —menciono haciendo una reverencia—. El árbol está realmentehermoso.
—¡Buenos días, jovencita! —contesta el rey con amabilidad.
—¿Necesita algo, Molly? —dice Odette.
—Sí, necesito que me indique que debo hacer hoy —respondo con una pequeña sonrisa.
—Claro, primero llévale un té y una pastilla que hay en la cocina al príncipe. Luego, irás a ayudar en la biblioteca —dice mientras observa su típica libreta.
—¿Acaso sucede algo con él? —pregunto preocupada.
—Un pequeño dolor de estómago, nada de qué preocuparse —dice. Asiento y me dirijo a la cocina.
Una vez allí, tomo una de las bandejas pequeñas y en esta coloco la taza de té y un sobre el cual contiene una pastilla redonda y blanca. Una vez lista la bandeja en mis manos, me encamino a la habitación de Nate.
Toco la puerta de la habitación, pero nadie responde así que decido de igual forma entrar.
—Permiso —susurro al entrar, respiro hondo y puedo percibir a la perfección el olor del perfume de Nate.
—¿Molly? —dice una voz adolorida.
—Hola, ¿cómo te sientes? —pregunto con una pequeña sonrisa.
—Nada bien —menciona respirando profundo, tratando de aliviar el dolor. Le brindo el té y la pastilla, él se la toma con rapidez al igual que el té. En serio me preocupa, a veces hace gestos de dolor, los cuales me parten el alma.
Coloco mi pequeña mano en su frente y está hirviendo.
—Tiene mucha fiebre —digo asombrada.
—Molly, ¿puede llamar a alguien? —pregunta retorciéndose en su cama con sus manos sobre su estómago.
—Claro, ya vuelvo —digo y salgo corriendo de la habitación.
Miro hacia el pasillo y por suerte, logro ver al rey que viene hacia aquí.
—Su majestad, el príncipe Nathaniel, necesita ayuda —indico y veo como sus ojos se abren y sale corriendo.
—Me duele mucho —dice Nate casi llorando, en serio no puedo verlo así. Eso no es un simple dolor de estómago.
—Molly, llama a la ambulancia —menciona el rey, yo solo asiento y me dirijo a la biblioteca, ya que recuerdo que allí había un teléfono.
Corro por los amplios pasillos, algunos me miran como loca, pero no me interesa. Una vez con el teléfono en mis manos, llamo a emergencias y les explico los síntomas de Nate. Ellos me advierten de una posible apendicitis, pero me tranquilizan diciendo que ya enviaron a una ambulancia, así que les agradezco. Y me dirijo a la entrada de castillo, ya que si la ayuda llega puedo decirles donde está Nate.
Pasaron unos diez o quince minutos y finalmente la ayuda llega. De la ambulancia bajan dos paramédicos junto a una camilla. Ellos me preguntan en dónde está, así que los guío hasta su habitación.
—Es aquí —indico y ellos dos entran con sus botiquines, pero lo que me logra sorprender es que la habitación está repleta de personas, lo cual me hace enojar. Cómo la gente puede ser tan egoísta, el pobre de Nate está adolorido y estos están aquí solo para saciar su curiosidad.
—Salgan todos, tengan más respeto —digo enojada, todos los empleados me miran y se comienzan a marchar del lugar. Pocos minutos después, entran sus familiares, así que decido irme.
—Molly, quédate —pide Nate entre quejidos. Al escuchar aquellas palabras decido quedarme, pero claro, un poco lejos de todo eso. Lo hago por él, porque en lo personal detesto estas situaciones de tensión.
—Es apendicitis, necesitamos llevarlo al hospital más cercano —dice uno de los paramédicos. Todos reaccionan y comienza a moverse por todas partes, analizando el cómo se llevarán a Nate para la ambulancia, ya que estamos en el tercer piso. Al final decidieron llevarse a Nate entre los brazos de los paramédicos.
—Molly, vas a ser la que cuide a Nathan estos días —susurra Lizzie en mi oído. Al ver mi cara de confusión, añade—. Ustedes están hechos el uno para el otro y me quise encargar de que terminen juntos.
—Disculpe lapregunta, pero ¿está usted loca? —digo en voz baja.
—Quizás y también, soy buena convenciendo. Así que ya sabes cuál será tu trabajo en los próximos días —añade rápidamente y sale corriendo detrás de los demás.
Me encamino a la biblioteca para poder continuar con mi trabajo, pero no dejo de pensar en las palabras de Lizzie. Estoy segura de que esa chica está loca, en el buen y mal sentido de la palabra.
Nate me agrada, eslindo y es divertido pasar tiempo con él, pero el hecho de que seamos el unopara el otro, es algo prácticamente imposible. No hay forma de que alguien quetiene todo en la vida, llegue a estar con la chica que no tiene nada, nisiquiera una madre. Somos dos mundos contrarios. Así que lo mejor es omitir esaconversación con Lizzie.
Pocos minutos después, llego finalmente a la biblioteca. Un lugar enorme, repleto de libros, también hay algunas mesas y sillas, y un pequeño sector de comida, el cual aparenta ser una cafetería. Miro una de las mesas y hay una lista con mis tareas. Así que decido ponerme manos a la obra.
Primera tarea en la lista, limpiar las mesas y sillas del lugar. Me dirijo a un pequeño cajón que hay junto a las bebidas calientes en el sector de comidas, ya que ahí es donde se guardan los productos de limpieza.
Tomo el envase y coloco un poco del líquido en el paño, y comienzo a limpiar las mesas y sillas con él.
Una vez lista con este paso, reviso la lista y lo siguiente es colocar una pila de libros en sus respectivos lugares.
—¡Genial! —digo irónicamente. Miro la pila de libros que descansa sobre una de las mesas y decido tomar el primero de estos Orgullo y Prejuicio, es su nombre. Así que comienzo a buscar entre las muchas repisas de madera y finalmente encuentro la O, lo coloco entre los últimos libros de esa fila, ya que todo debe estar por orden alfabético.
Así continúo por los siguientes minutos e incluso horas, ya que eran varios libros. Cuando finalmente termino, miro la lista y esta me indica mi última tarea por hoy, limpiar el piso.
No voy a mentir, estoy agotada, pero no tengo de otra. Tomo la escoba y comienzo a limpiar el piso de todo el lugar.
Una hora después termino. Guardo todas las cosas y tomo una barrita de cereal de la cafetería. Salgo del lugar y decido dirigirme a mi habitación, fue un día muy largo y quiero descansar. Pero, de camino a esta me encuentro con Lizzie quien camina hacia mí.
—Molly, la operación salió bien —dice abrazándome.
—Me alegro mucho y ¿cómo está Nate? —pregunto recibiendo su abrazo.
—Está estable, mis padres se quedaron con él —añade alejándose de mí.
—¡Es bueno escucharlo! —digo con una sonrisa.
—Vas a pensar que soy muy intensa con el tema, pero Molly, en serio tú y mi hermano son perfectos —menciona sonriendo—. Nunca lo he visto tan feliz, él ha conocido varias chicas, pero con todas, su actitud es igual, pero desde que llegaste al castillo, es más feliz e incluso ayer me dijo que le habías enseñado a hornear macarons y vi como sus ojos brillaban —dice tomando mis manos.
—Lizzie, lamento romper tus ilusiones, pero no creo que sea así. Él y yo no tenemos nada en común. Además, los chicos como Nathaniel no se enamoran de personas como yo —contesto.
—¿Cómo son las personas como tú? Amables, confidentes, valientes y divertidas, bueno entonces ¿no tendrás un hermano como tú para mí? —dice alzando la voz. La miro por unos segundos y me quedo callada, no tengo nada para decirle—. Molly, no entiendo cómo puedes creerte inferior, para mí a las personas no se les identifica por su pasado, por sus defectos o por su economía. Lo que en verdad vale la pena es esto —añade señalando el lugar en donde va mi corazón.
—Lo siento, pero deberías abrir los ojos. ¡Buenas noches, princesa! —digo con una reverencia y me alejo de ella. Me dirijo a mi habitación y una vez en esta decido darme una ducha caliente.
Al salir, decido hacer algo para cenar y finalmente, me siento en mi cama para poder tocar ukelele y así despejar mi mente.
Miro hacia las estrellas fijamente, dejándome encantar por su radiante luz. Desde muy pequeña las estrellas me han encantado, al igual que la luna. Me encanta poder verlas, son como pequeñas luciérnagas atrapadas en un manto oscuro.
«Tock, tock», suena la puerta de mi habitación, alejo mi mirada de las estrellas y me dirijo a la puerta en donde me encuentro con Odette.
—Bonne nuit, Odette —menciono en voz baja.
—Bonne nuit, Molly —dice mirándome—. La familia real me pidió que le dijera que estos días será la ayudante del príncipe Nathaniel —indica.
—No estoy muy segura de eso —respondo no muy convencida.
—Le recuerdo que tan solo serán cuatro días. Tendrá que llevarle la comida, pastillas y curar la herida que no es muy grande. Claro, siempre y cuando quiera hacerlo —dice mirando su libreta.
—¿Solo tengo que hacer eso? —pregunto mientras analizo todos los puntos que esa nueva responsabilidad conlleva.
—Si desea puede hacer otras cosas como ir a recoger huevos y regar algunas flores. Luego, podrá seguir ayudando al príncipe Nathaniel, además su salario aumentará —dice mirándome fijamente, esperando una respuesta.
—De acuerdo, acepto —respondo.
—Excelente, mañana comienza a las ocho —indica.
—¿Qué? —pregunto confundida.
—Claro, no va a ayudar al príncipe a las diez de la mañana —dice riendo sutilmente—. ¡Suerte, Molly! —añade y se marcha de mi puerta. Doy un suspiro de cansancio y vuelvo a mi cama.
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