Prólogo: El hijo del fuego
Safaia, un mundo brutal donde hasta el más fuerte debe cuidar su espalda, un mundo donde las criaturas luchan por el dominio, desde debajo de los mares, sobre la tierra e incluso sobre los amplios cielos, siempre había alguien que quería tomar el control de aquella prospera tierra, desde el dragón más poderoso y más grande que volaba rasgando las nubes, hasta el goblin más pequeño y hambriento que rascaba la tierra en busca de gusanos.
Todas aquellas criaturas luchaban en una misma arena, un continente colosal de nombre Ershia, años, siglos, milenios de luchas hicieron que nueve especies se levantaran sobre las otras, especies que aunque eran pequeñas podían cazar dragones, especies que dominaban la magia y con la capacidad de moldear la tierra a su antojo. Todas formaron sus propias civilizaciones, luchando entre ellas para ser más grandes, hasta que unas se unieron, y lograron lo que ninguna otra pudo, un imperio que domino el cielo, que desgarro la tierra y surco los mares, Skyland. La nación más grande que el mundo hubiera visto jamás.
Skyland tomo su poder de una gema, un objeto mágico más allá de su compresión, la gema elemental del viento, y una de las cuatro gemas elementales que existían, incluso tomaron a su guardián como arma para conseguir expandirse, antes de darse cuenta lograron obtener otra gema del fuego y en consecuencia su guardián. El dragón del viento, Bahamut, siempre luchaba por el imperio, pero el ave de las llamas, fénix, prefería velar por su pueblo, y no le rendía tributo al emperador.
Por años el imperio uso a ambos guardianes para sus fines, desde derrotar amenazas para el propio imperio, o realizando un trabajo que no era para ellos. Pues estos habían nacido para proteger Ershia y sus gemas, pero para la voluntad del imperio eran herramientas.
Un día el fénix se canso, se cansó del propio emperador y su arrogancia, y abandono el imperio, en consecuencia, el emperador envió a su dragón para acabar con aquella ave que siempre había sido tan pacífica. Lo único que provoco fue que las llamas se voltearan hacia el imperio. La ira del fénix no se hizo esperar, sus garras derrotaron al dragón y fragmentaron el imperio que alguna vez había sido el más grande que existiese.
El emperador llamo rebeldes a aquellos que se unieron al fénix, y mando a exterminarlos, en cambio los seguidores del fénix decidieron defenderse. Ese fue el fin de una era de esplendor para el imperio e inicio una época de guerras que durarían más tiempo del que los dioses hubiesen podido predecir.
Ni siquiera la muerte de ambos guardianes la detuvo.
Ni la muerte del emperador.
Ni del siguiente.
El fénix y todo lo que representaba se volvió algo que todos odiaban en el imperio, el elemento fuego se volvió un tabú dentro de los magos. O al menos la mayoría.
88 años tras el inicio de la guerra, en la aldea de Taurus, ducado de Horizon, territorio imperial.
...Un estruendo, un grito y silencio.
Había una fuerte tormenta de verano azotando la aldea.
Un nacimiento había tenido un final trágico, él bebe no respondía, estaba muerto.
Su padre lloraba desconsoladamente, mientras su madre no podía soportar esa idea.
"Era su primer hijo"
Ambos se sentían frustrados, tristes, hace tan solo unos días él bebe se movía en el vientre de su madre, pero ahora estaba pálido y frio.
Durante el parto todo parecía que marcharía bien, al menos cuando estaba comenzando, pero ahora se sentía como si el bebé hubiera muerto mucho antes, aunque era algo imposible, simplemente parecía que su alma era demasiado débil, al nacer, el pequeño no respiro.
Ningún padre quería sentir esto, perder a su primer hijo cuando creían que todo saldría bien, una gran frustración y una enorme tristeza. Ambos se sentían impotentes por no poder hacer nada para salvarlo.
-Dame a mi bebé...
Le dijo la madre a la partera.
La partera quien sostenía al bebé sin vida apretó sus dientes y con una profunda tristeza se lo entregó a la madre, ahí ella se dio cuenta que era un niño, apenas se enteraban de su género.
La madre lo miro con tristeza, no podía contener sus lágrimas, el pequeño aún estaba cubierto por la el líquido amniótico. Con cuidado la madre limpio la cara del bebé para verlo aunque sea una vez.
Sus ojos estaban cerrados, no pidió ver si había heredado sus ojos o el de su padre, aunque los cabellos rubios de notaban que había heredado el cabello de su madre.
El padre se acercó a ellos, con cariño acaricio las mejillas del pequeño, él intentaba contener sus lágrimas, pero no lo lograba, no era tan fuerte como el creía.
-Creí que serias el más fuerte... creí que serias mi orgullo.
Dijo el padre, cada una de sus palabras... no... cada letra era una herida tremendamente dolorosa para él, pero lo decía enserio, siempre presintió que tendría un varón, cada noche decía que el sería un gran hombre, que lo superaría en todos los sentidos, pero no parecería que fuera así... ya no, él se había rendido.
La partera intento de todo lo que pudo para salvarlo, pero no pudo, ni la magia fue suficiente para hacer que diera aunque sea una bocanada de aire.
La madre tambien se había dado por vencida, abrazo al bebé con todas sus fuerzas mientras lloraba con todo el dolor de su corazón.
-¡¡No es justo!!
Exclamo la madre.
No...aún no se había dado por vencida.
Tenía una leve esperanza, empezó a rogar mientras rompía en llanto.
-¡¡Regresa!! ¡¡Quiero verte caminar!!
El padre apretó sus puños mientras desviaba la mirada.
-¡¡Quiero oírte decirme "mamá"!! ¡¡Quiero escuchar cuando digas "papá"!!
El padre quería ayudarla, pero no podía, su mundo se había vuelto triste. El llanto de la madre se estaba debilitando.
-...Por favor...respira...
Ella no podía soportar más, al decir esto ella junto su frente con la del bebé. No quería rendirse, pedía que fuera escuchada, que alguien le entregara a su pequeño.
... La tormenta se detuvo.
El cielo se tiño de rojo, un rojo como el del atardecer, la temperatura dentro de la casa subió. La madre no lo notaba estaba ocupada llorando desconsoladamente, no notaba que su cuerpo había sido cubierto por completo por un aura rojiza...
El padre se sorprendió por lo que estaba viendo y retrocedió, el cabello del niño se tornó negro como la noche.
...Entonces un llanto... un llanto de una nueva vida.
Sus suplicas fueron respondidas, la tristeza se esfumo mientras el pequeño lloraba empezando a enrojecerse como cualquier otro bebé, respiraba, lloraba, se movía. Lágrimas de alegría empezaron a salir de los ojos de los padres.
Un milagro, para la partera no era así, esta se levantó aterrorizada, miro a las velas arder con más fuerza que nunca, el calor del lugar.
-No... no puede ser... es una señal, una maldición...
Dijo intentando escapar de ahí, pues el terror de lo desconocido era demasiado.
Ese día, nació el primer hijo de Marcus Castelar, barón de Taurus. Y es con esto que nuestra historia comienza.
_______________________
Bien habla ángel, despues de un largo tiempo me digno editar está historia, así que por ahora no actualizaré, solo estaré modificando e intentando rellenar los agujeros argumentales que cree por hacerlo durante la marcha.
También les dejo una imagen con el diseño de los personajes en su primera etapa. Me gustó mucho hacerlos, cada uno es único y me encanta el cómo quedaron.
Un regalo para mis seguidores, ahora tengo que buscar un tema épico para alma de fuego.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top