Capítulo 3: La caída
Me encontraba revisando algunas armas que parecían estar en mal estado, la humedad había hecho que muchas de ellas se oxidaran, esas eran fáciles de reparar, también algunas ya estaban rotas o habían sufrido graves daños, posiblemente a causa de un herrero inexperto.
–Joven Rohei...
Un joven soldado de primer año se acercó hacia mí con algo de temor, levante mi cabeza para observarlo, me miraba con nerviosismo, seguro esperaba que le gritara, no sé qué había escuchado de mí.
–Estas pueden ser usadas, ellas necesitan mantenimiento, hagan que las afilen y retiren el óxido y las ultimas llévanlas a fundir o que las forjen de nuevo ya no sirven para el combate.
Ordene señalando a los tres grupos de armas mientras me ponía de pie, quería caminar un poco, ya había pasado unas dos horas revisando las armas y armaduras, ahora solo quería un respiro. El chico asintió tomando las armas que podían usarse.
–9 de la mañana.
Dije mientras miraba el reloj del almacén, empecé a caminar dirigiéndome hacia la entrada mirando cómo le entregaban el equipo a los civiles. Los mire con algo de lastima, en su mayoría no sabían cómo usar las armas que se les habían entregado.
–No hay tiempo para entrenarlos...
Dije en voz baja mirando a aquellos pobres hombres. Tal vez algunos recordaban su entrenamiento de hace dos años, pero la falta de practica suele ser algo fatal.
– ¿Lo escucharon? Dicen que un grupo de minotauros han entrado en los túneles.
Escuche por casualidad, me pareció algo raro pero no imposible, seguramente había un agujero en alguna parte de la muralla.
– ¡Compañero Roe!
Aquel llamado rompió mi silencio, por ahora había pasado desapercibido, las miradas se dirigían hacia la chica que me llamaba corriendo hacia mí, por fortuna las miradas que toparon conmigo no lograron reconocerme.
Suspire aliviado para entonces mostrar una sonrisa leve hacia Verónica Cambell, estudiante de primer año y protegida de Luna, al igual que ella era maga blanca. Su cabello era llamativo siendo de color rosado el cual llegaba hasta sus hombros, estaba decorado con dos broches en su pelo siendo ambos de color morado, sus ojos eran de color verde.
–Verónica... ¿Qué paso?
Pregunte mientras caminaba hacia ella, la mire con cuidado dándome cuenta que estaba usando el uniforme de combate. El cual constaba de unas hombreras de bronce cubriendo sus brazos, aunque también portaba una cota de malla sobre su pecho la cual parecía ser casi transparente. Los magos blancos como ella no requerían de mucha protección dado que nunca se encontrarían al frente de la batalla.
– ¿Ya te has acostumbrado al peso de la armadura?
–No, no, no, sabes que no sé defenderme muy bien, estaré con los demás magos de primer año sirviendo como apoyo.
–Eso significa que estarás en la retaguardia curando a los heridos.
Dije algo pensativo, me era normal hablar con ella, Verónica había dejado de temerme hace un tiempo, A veces me pedía consejos sobre cómo luchar o defenderse. Era tranquilizante hablar con alguien más que no fueran mis amigos de siempre, sin embargo ella no venía sola.
– ¡Quítense del camino!
Repentinamente escuche una voz femenina, no era suave ni dulce, era una voz fuerte, la voz de una noble guerrera, la dueña era una chica la cual portaba una armadura de cuerpo completo la cual parecía desaparecer su figura femenina, su yelmo cubría todo su rostro haciendo que me fuera imposible identificarla. Pero estaba claro que era una noble, su forma de caminar, hablar, incluso apartando a los plebeyos que se interponían empujándolos o gritándoles. Parecía tener el derecho de pasar sobre cualquiera que se interpusiera, pero también me quedo en claro que era de primer año.
Ella se acercó a nosotros mirándome con algo de repulsión.
–Oye niña ¿Qué es lo que buscas?
Le pregunte, notando unos ojos color miel y un pelo castaño que se ocultaban tras ese casco, en ese momento ella respondió con agresividad.
–No me hables de esa forma, granjero incompetente, mejor atiéndeme de inmediato.
Me hablo casi insultándome, rápidamente arquee mis cejas recordando que tenía mi distintivo bajo mi ropa, además no parecía buscar pelea, no me reconocía para nada, ni siquiera como su igual. De inmediato gire para encontrarme con una preocupada Verónica.
–Necesitas algo Verónica.
Hable ignorando completamente a la otra chica, Verónica me miro confundida sin saber qué hacer, pero al final accedió.
–Roe... podrías darme una varita... la que yo tenía ya no funciona bien, me dijeron que podía obtener una de remplazo.
Me dijo Verónica un tanto preocupada mirando de vez en cuando a la otra chica temiendo porque hiciera algo.
–Ya veo, ahora te la busco.
– ¡¡¡GRANJERO, ACASO NO ME ESCUCHAS, DEBES HACERME CASO!!!
Escuché, era la chica con armadura reclamándome mientras yo me dirigía hacia el interior del almacén.
–Te escucho fuerte y claro.
Respondí empezando a buscar entre los estantes cercanos alguna varita, no tarde mucho en encontrar una correcta, flexible y larga aunque no sabía si funcionaba.
Al darse cuenta de que yo la estaba ignorando la chica se molestó ferozmente conmigo.
– ¿¡Quién te has creído!?
Ella empuño sus manos con fuerza y avanzó golpeando el suelo con sus pies mientras avanzaba hacia mí.
– ¡De uno solo de mis golpes podría partirte en dos! ¡Ahora deberás escucharme!
En ese momento Verónica corrió para intentar detener a la chica furiosa.
–Detente por favor, si lo haces enojar tú serás la que será partida a la mitad, además que no es lo que quieres.
Replico Verónica mientras se colocaba frente a ella extendiendo sus brazos. Por un momento pensé que verónica seria lastimada, pero sorprendentemente logro detenerla aunque la chica empezó a intentar esquivarla o rodearla, no parecía querer lastimarla.
–Ja, ja, ja, él no es más que un granjero, sino no estaría aquí.
Dijo riendo levemente mientras se detenía para ver a Verónica a los ojos con seriedad.
–Apártate, nadie se interpone en el camino de un noble.
Ordeno con enojo haciendo que Verónica soltara un suspiro para apartarse. Sin embargo al escuchar esas palabras sentí como mi sangre empezó a hervir, simplemente decidí intimidarla.
–...Ah... odio a las personas que tienen ese pensamiento... [Ardan llamas del inframundo]... [Fuego]
Susurre el hechizo con asco, no había querido llegar a ese extremo, extendí la barita hacia el frente haciendo que esta disparara una llamarada de fuego hacia la chica, quien se quedó paralizada por el hechizo, la magia no la golpeo en su lugar paso junto a ella elevándose, el susto provoco que ella cayera al suelo mientras una parte de su armadura se cubría de hollín.
–Un hechizo de rango 1 con un poder mágico de 53... un poco menos de control y la freía por completo.
Me susurre preocupándome mientras caminaba hacia ella, inmediatamente sentí las miradas de todos juzgándome, así como un silencio mortal cayendo sobre el lugar, habían muchas personas armadas mirándome con enojo, con miedo. Seguramente pensaban que yo era el enemigo.
"No soy su enemigo".
Pensé mirándolos con tristeza, empuñe mis manos con fuerza, era momento de imponer respeto contra ellos.
– ¿¡Nunca vieron a alguien lanzar un hechizo básico!? ¿¡Van a quedarse mirando o seguirán con su trabajo!? ¡¡Continúen que esta ciudad no se va a defender sola!!
Grite con enojo e intentando ocultar esa tristeza y nausea que aquel momento me había dado, rápidamente todos me miraron con miedo reanudando su trabajo.
–Sorprendente Roe, tan fuerte como siempre, incluso podría jurar que eres más fuerte que la señorita Luna.
Me dijo Verónica con mucha energía mostrándome una gran sonrisa.
–No, la magia de Luna supera a la mía, pero esta varita hará su trabajo.
Al decir esto le entregue una varita de madera a Verónica, ella casi salto de la alegría, realmente le había entregando algo mejor de lo que ella necesitaba, la varita me había permitido más control sobre la magia. Estas ayudaban a canalizar la magia de mejor manera evitando gastos innecesarios.
– ¡Alto! ¡Desgraciado! ¡Te matare!
La chica grito poniéndose de pie mientras retiraba su casco medio chamuscado y lo lanzaba hacia un lado revelando un rostro lleno de odio, camino hacia mi casi corriendo con sus manos convertidas en puños, al estar cerca de mi levanto su brazo derecho intentando darme un golpe en mi rostro.
– ¿Realmente quieres esto?
Pregunto en voz baja mientras ella gritaba con enojo lanzando el golpe con todas sus fuerzas.
La chica quedó estática al ver como detuve su puño con mis manos limpias, ella ni siquiera podía moverlo, de inmediato ella me ataco con su puño izquierdo, pero igual lo detuve, ella intento zafarse pero no podía mover ni uno de sus brazos, había atrapado sus puños con mis manos, no era tan fuerte como ella aparentaba.
–Detente.
Le dije mientras la empujaba haciendo que ella cayera de espaldas completamente confundida.
– ¿Quién...demonios...eres?
Al escucharla suspire para después mirarla con seriedad.
–Rohei Castelar, el campeón de Horizon.
Le dije mientras caminaba hacia otro estudiante que parecía requerir de mi ayuda.
–Im......posible.
Susurro la chica, mientras apretaba sus puños.
–Es imposible...... tú no eres nuestro campeón, él es el mejor caballero, el más fuerte, él es... un héroe, además tiene una armadura brillante, una espada genial y un escudo con el símbolo de su familia, tú no eres él, además de una máscara súper genial, es misterioso... ¡No es incompetente como tú!
Sonreí ante esas palabras, ella era muy inocente, pero también me alegraba que ella me admirara, pero la persona de la que hablaba no era más que una mentira, un ideal que no era real.
–La realidad duele, este es mi verdadero rosto.
Le respondí mientras arreglaba aquel asunto con el otro estudiante.
–Rohei, deja de molestarla, Alicia es una gran fan tuya, quiere ser como tú, incluso pretende actuar como ella cree que tu actúas.
Me dijo Verónica algo preocupada, parecía conocerla por lo que de seguro eran amigas.
– ¡Está bien! ...pero yo no actuó como un noble tiránico.
Exclame mientras me levantaba y me dirigía hacia la chica, debía hacer las paces con esta fan, realmente no estaba dispuesto a dejar que ella me odiara como los demás.
– ¿Dime cuál es tu nombre?
Le pregunte extendiendo mi mano hacia ella queriendo ayudarla a ponerse de pie, en ese momento la mire tenía su pelo sujetado por su distintivo una diadema de jade con la marca de su familia un dragón sin alas, su pelo castaño era corto llegando hasta sus hombros teniendo dos mechones de pelo que caían a sus lado. Ella miro mi mano bufando andes de rechazar mi ayuda levantándose ella sola.
–......Alicia, Alicia Satler, hija del paladín Marius, señor de Anna, pero sigo sin creerte.
Recordé de inmediato al señor Marius, era un barón que controlaba un pueblo al norte de Horizon, actualmente debería estar con mi padre luchando al frente.
–Bien, más al rato tal vez me veas... dime ¿Qué haces aquí?
–......Una espada... no tengo un arma y mi armadura me dificulta mi movimiento y limita mi fuerza.
–Aun no estas lista para usar armaduras pesadas como esas, aunque estés entrenando para caballero deberías esperar a que tengas más fuerza, si sigues así solo lograras que te maten.
Solté un suspiro mientras hablaba y caminaba hacia la mesa donde se encontraba un equipo, una armadura ligera, un escudo circular de madera de unos 60 cm de diámetro y una espada corta. Lo tome colocándolo todo en una caja para después caminar hacia ella y dejarla a sus pies.
–Este es el equipo más adecuado para ti, un escudo y armadura ligera, además de una espada corta... de seguro te ayudara a sacar el 100% de tus habilidades.
Dije seriamente mientras ella se inclinaba para revisar el nuevo equipo, luego de unos segundos suspiro y lo tomo para levantarlo con algo de dificultad.
–Verónica, regresemos con los demás.
Hablo Alicia mientras daba media vuelta y regresaba por donde vino.
–Gracias Roe, te veré en un rato.
Me dijo Verónica sonriéndome para luego seguir a Alicia. Al estar algo lejos las vi empezar a hablar, parecían ser amigas.
Solté un suspiro mirando a mí alrededor, ya casi no quedaban armas en este almacén y aun hacían falta muchos hombres, pero esperaba que aun quedara tiempo para reparar las armas que quedaran.
Gire para caminar hacia los herreros mientras reflexionaba sobre lo ocurrido, aun me parecía raro que Alicia me admirara, era más común que los nobles quisieran cortarme la cabeza, también me preguntaba el cómo se había hecho amiga de Verónica.
– ¿Tal vez habría sido mejor tener la mascara conmigo?
Me pregunte deteniéndome y mirando hacia el cielo, estaba despejado con algunas gaviotas volando, sin embargo pronto se dispersaron, eso fue una señal.
Repentinamente empezamos a escuchar la alarma de invasión, un sonido fuerte, el cual parecía provenir de una trompeta o un cuerno el cual resonaba con fuerza.
–ATENCIÓN A TODAS LAS FUERZAS CIVILES, DIRÍJANSE A LA PLAZA CENTRAL AHORA MISMO PARA RECIBIR ÓRDENES, ATENCIÓN A TODAS LAS FUERZAS MILITARES, REÚNANSE A EN LA PLAZA CENTRAL DE LA CIUDADELA PARA RECIBIR ÓRDENES...... ATENCIÓN A TODAS LAS FUERZAS CIVILES.........
La voz de una mujer empezó a sonar por los altavoces mágicos los cuales repetían una alarma grabada.
Era tarde, la alarma solo sonaba cuando el enemigo estaba a la vista, mi tiempo se había acabado ni siquiera portaba mi armadura, solo tenía mi espada.
–No...
Lo diré una y única vez, no quiero morir.
– ¡Maldición no!
No puedo morir, mi familia me necesita.
– ¡No seré un cobarde!
No puedo permitir que este lugar sea mi tumba.
– ¡No dejare que mis compañeros luchen solos!
Peteé el suelo empezando a correr.
–Yo soy el campeón de Horizon ¡No puedo quedarme aquí!
Ya no quedaba tiempo, debía dirigir a mis compañeros para intentar resistir.
***
–Atención, caballeros de tercer año, irán al puerto para apoyar a la defensa de la ciudad, deben evitar el desembarco enemigo a toda costa. Los de segundo año se dividían en tres frentes, el 2-1 y 2-2 protegerán el este, los 2-3 y 2-4 diríjanse al centro, el 2-5 y el 2-6 se quedaran aquí en la escuela. Los de primer año irán a los puntos de evacuación, lo defenderán hasta el final, luego defenderán esos puntos para que los refuerzos aterricen... si no llegan entonces esperen instrucciones de un superior.
Hablo el comandante Antonio mientras miraba los casi 500 estudiantes que estaban formados frete a él. Aunque no solo eran los caballeros también los artilleros, magos y alquimistas estaban ahí recibiendo las órdenes del comandante.
–Las magas blancas... se dividirán de la misma forma, al igual que los magos elementales, artilleros y alquimistas... en esta ocasión no habrá tiempo para que curen a los heridos a no ser que tengan una oportunidad, concéntrense en trabajar como una unidad... y sobrevivan, eso es todo, retírense.
El comandante Antonio parecía estar deprimido miraba con tristeza a los alumnos que partían, mantenía sus manos empuñadas mientras mostraba una actitud firme. Entre los alumnos, los cuales se preparaban para partir estaban Luna y Mateo quienes irían al centro.
–Qué problema, parece que me tendré que quedar aquí por más tiempo.
Dijo Josef mientras se acercaba a Mateo con una expresión cansada.
– ¿Luna, no crees que Roe sabrá a donde debe ir?
Luna estaba cerca de ellos mirando el cielo, tardo en percatarse de que Josef le hablaba, cuando lo hizo giro para mirarlo escuchando la pregunta de nuevo.
–No lo sé, él debe estar ocupado... además seguro lo pondrán al mando de algún equipo... solo espero que no sea en el frente.
Respondió con preocupación, su mano apretaba su pecho mientras miraba hacia el cielo con temor.
Poco a poco el cielo fue cubierto por nubes oscuras, un fuerte viento del este soplo trayendo con él un hedor distinto, un olor a muerte inundo el lugar. Nadie quería sentir algo así, en especial soldados inexpertos como ellos.
–¡¡Atención, barcos de mar en el horizonte!!
El grito vino de la muralla que daba hacia el mar, los caballeros que vigilaban desde allí dieron la alarma, habían divisado un grupo de barcos de mar surcando las olas, aunque estaban lejos sabían que pronto llegarían.
– ¡Debemos actuar ahora, artilleros, preparen los cañones mágicos de las murallas, seguramente son nuestros enemigos, el resto prepárense para el combate!
El comandante exclamo aquella orden, quería que se corriera la voz, así empezaron a sonar la alarma para iniciar el bombardeo mientras el subía una escalera de piedra para llegar a la muralla, sin embargo al llegar y mirar por las almenas se encontró con un escenario desalentador, todo el horizonte hasta donde podía apreciarse el mar, toda su línea de visión, de izquierda a derecha había una interminable línea de barcos de guerra que no podían ser aliados, ni siquiera rebeldes. La ciudad era pequeña en comparación, era una señal que haría a cualquiera rendirse inmediatamente... el comandante, de espíritu de hierro que lucho valientemente contra los rebeldes, se quebró al sentir la muerte susurrarle al oído que había llegado su hora.
–¡¡Sálvense los que puedan!! ¡¡Huyan!! ¡¡No sobreviviremos!!
Grito el comandante desesperadamente a todos los estudiantes, quienes empezaron a temer sin saber lo que había visto.
–¡¡Regresen a sus casas!! ¡¡Todos moriremos!! ¡¡Huyan!! ¡¡Retirada!!
Era desesperación en su más puro estado, el comandante Antonio conocido por su falta de miedo estaba tan aterrado y desesperado que había mojado sus pantalones, los alumnos pronto caerían en el mismo abismo.
Pero entre los estudiantes una presencia abrumadora avanzo.
El comandante seguía gritando intentando convencer a los alumnos que aún estaban en shock y a los otros que intentaban alejarse de él.
–Perdón... viejo amigo.
Una voz le susurro al comandante antes de sentir una fría hoja atravesar su pecho desde atrás, fue muy rápido, en un parpadeo la vida del comandante Antonio había acabado y con ello todo quedo en silencio. Su verdugo había sido un amigo suyo, su maestro, el director y la persona más respetada y fuerte de la ciudad, el general Niels Grand, el defensor de Horizon.
Atrapo el cadáver de su amigo recostándolo con cuidado en el suelo cerrando sus ojos para que mostrara un rostro tranquilo, entonces el general Niels se puso de pie mirando a sus estudiantes.
–Jóvenes, ustedes serán grandes guerreros, nuestro deber es proteger la paz, entiéndanlo.
El director comenzó a dirigirse hacia los alumnos mientras mostraba una expresión seria.
–Un guerrero sin motivación es como una espada sin filo... no podrá cortar nada aunque lo intente, un guerrero que quiebran su espíritu es como una espada agrietada... esta se romperá a la mínima presión, si destruyen completamente su motivación el guerrero morirá, deben encontrar aquello que los impulsa... aquello por lo que darán su vida, aquello por lo que siempre querrán regresar a casa... Antonio, un gran amigo pero perdió su motivación, en un momento como este era mejor acabar con su sufrimiento.
Como el director tenía su armadura militar consigo, sobre su espalda llevaba una capa con el emblema de Horizon, él se la quitó y la uso para cubrir el cadáver del comandante.
–No puedo prometer que sobreviremos, pero nuestro deber es conseguir el tiempo necesario para que los que no puedan luchar puedan huir, luego cuando lo hayan hecho... nosotros también huiremos, por ahora debemos destruir aquellos barcos que se ven en el horizonte y con ello facilitar nuestro trabajo.
En ese momento el director guardo su espada y miro hacia la muralla.
–El comandante les dio una orden, cúmplanla por su memoria.
Al decir esto los estudiantes asintieron y sin dudar hicieron lo que se les había ordenado, aun así el director estaba decepcionado consigo mismo, no todo lo que le había dicho era cierto, no había manera de escapar a esta batalla... él ya estaba listo para morir.
–Si es así, pero me llevare a muchos de ustedes conmigo.
El director giro para enfrentarse a aquella realidad, miro a la flota enemiga de frente sin atemorizarse.
"Parece que no moriré en una cama cómoda".
Pensó mientras sentía el viento sobre su rostro disfrutando aquel último momento de paz en su hogar, estaba listo para irse.
–Luna, debemos irnos, o los demás nos dejaran.
Hablo Mateo sin ningún tono en especial.
–Correcto.
Respondió Luna mientras tocaba con sus manos la empuñadora de la espada en su cintura.
***
La ciudad parecía estar en silencio, las tiendas y casas se encontraban cerradas, lo único que destacaban eran los soldados que debes en cuando pasaban por las calles, la mayoría de los ciudadanos se encontraban en la estación de trenes o en el aeropuerto, pero era este último el cual tenía más actividad.
Habían seis barcos de transporte alineados uno junto al otro, las personas en tierra se despedían, los niños más grandes parecían ya estar acostumbrados aunque eso no abandonaba su temor, pero para los más pequeños era algo que nunca habían vivido, muchos viajarían solos ya que sus padres y hermanos más grandes, si es que tenían, lucharían para darles una oportunidad. Pero no parecía que algún barco fuera a despegar pronto.
– ¡¡Papá no quiero irme!!
Una niña pequeña de pelo dorado y ojos azules se aferraba a la persona que llamaba padre, la pequeña lloraba desconsoladamente sabiendo que por primera vez en toda su vida se alejaría de él. Aun así el hombre parecía estar molesto.
–Suéltame, esto no es un juego.
Hablo el hombre mientras intentaba quitarse a la pequeña, ambos se encontraban en uno de los pocos espacios fuera de la vista de los civiles.
–Señor alcalde, los barcos zarparan pronto ¿Qué hará con la niña?
En ese momento una mujer de pelo corto de color castaño se acercó a ellos, sus ojos eran de igual color que su cabello, pero más opacos además de llevar puestos unos lentes circulares, vistiendo con una falda corta la cual limitaba sus movimientos, también llevaba una blusa rosada de botones y un moño de color blanco en su cuello, era una secretaria.
–Señorita Lulú no te lo había dicho, ella será tu problema al menos hasta que lleguen a Crescend, ahora llévatela y aléjala de mí.
–No papá, yo quiero estar contigo.
–¡¡Suéltame!!
En ese instante el alcalde aparto a la niña con tanta fuerza que la hizo caer sentada contra el suelo, inmediatamente la niña rompió en llanto.
– ¿¡Por qué me tratas así papito!?
Exclamo la pequeña, la vida de la niña había sido muy feliz hasta ahora, el alcalde nunca le había levantado una sola mano, nunca le había negado nada, ahora era diferente ella estaba realmente asustada.
–Nunca fui tu padre... ahora no quiero verte más... la señorita Lulú te llevara con otras personas...
Había algo en las palabras del alcalde, no parecían estar hablando enserio, no parecía ser real, pero la niña estaba muy asustada.
La secretaria miro al alcalde con furia, parecía querer asesinarlo solo por haber hecho eso, luego suspiro y ayudo a la pequeña a levantarse.
–No te preocupes pequeña, el señor malo no te lastimara... no te lastimara nunca más.
Al escucharla, el alcalde la miro, y noto algo extraño, sus ojos que antes eran castaños y opacos de la nada de habían vuelto como los de una serpiente, rojos y brillantes.
– ¡Aléjate de ella!
El alcalde ataco a la secretaria desenfundando su espada e intentando cortarla.
Casi instintivamente la secretaria salto de forma completamente antinatural, casi levito y cayó con mucha lentitud. El alcalde se colocó entre la niña y la secretaria.
– ¿Quién demonios eres?
Exclamo el alcalde.
–Realmente me sorprende que te dieras cuenta ¿Realmente creyeron que podían esconder a mi hija por siempre o que podrían protegerla de ellos? Que ingenuos son, ahora entrégamela yo la protegeré.
El alcalde estaba nervioso, lo que estaba frete a él no era humano o por lo menos ya no lo era. Aun así el ser suspiro y mostro una expresión de aburrimiento.
–Creo que he perdido mi oportunidad, pero te juro que la encontrare antes que tu o los demás que la están buscando... espero no verte pronto.
En ese momento el ser desapareció, el alcalde bajo su espada y miro hacia la niña, pero ella ya no estaba.
–Se fue...
Empuño sus manos con furia.
–No puedo culparla... yo también huiría de mí mismo.
Sabiendo que había hecho mal en tratarla de esa forma el alcalde enfundo su espada y comenzó a avanzar hacia el camino por el cual la niña pudo haberse ido.
Pero en ese momento una explosión resonó en toda la ciudad y del cielo comenzó a caer una especie de ceniza blanca.
Para ese instante el primer barco volador estaba despegando, la altura que tenía era bastante considerable, antes de alcanzar la altura suficiente para avanzar su hélice izquierda inferior exploto, haciendo que se desestabilizara y comenzara a descender lentamente, pero casi de la nada las otras tres explotaron y dejaron que la aeronave callera abruptamente sobre la segunda aeronave, ambas explotaron al impactar una contra la otra, la explosión alcanzo al tercero destruyéndolo e incendiando a los barcos cuatro y cinco, el ultimo barco perdió estabilidad y era peligroso encenderlo.
El alcalde se había quedado sin palabras, la explosión lo hizo caer al suelo, pero lo que le preocupaba era que la mayoría de los ciudadanos estaban en el área cercana al segundo barco que ahora había sido reducido a escombros, la evacuación había fracasado.
Rápidamente el alcalde se puso de pie, tenía heridas alrededor de su cuerpo, pero no sentía dolor, la niña que estaba bajo su cuidado era más importante que su propia vida.
Fue en ese momento cuando el ataque real comenzó...
Unos minutos antes.
El puerto de Horizon estaba repleto con barcos vacíos, había una calma difícil de describir, el mar estaba tranquilo, parecía el lugar había sido completamente abandonado y era una expresión correcta, Horizon al igual que todo el imperio de Skyland carecía de fuerza marítima, ninguno de los barcos que habían eran militares, todos y cada uno de ellos eran barcos pesqueros.
– ¡Grrryyaaaaa!
Pero en ese un potente rugido rompió la falsa paz y tranquilidad, enormes dragones de 2 metros de alto y 4 de largo entraron al puerto, estos eran cuadrúpedos y carecían de alas, su rostro era plano con dientes pequeños, además de estar cubiertos por escamas grises algunos tenían escamas verdes en su espalda.
Guiados por los soldados usando frutas, pues eran herbívoros, otros los montaban como si fueran caballos guiándolos, pero lo llamativo era la gruesa armadura que estos portaban, una hecha de placas de acero que cubría sus puntos vulnerables, pero el punto focal estaba en su espalda, un enorme cañón de obsidiana el cual disparaba magia. En total eran más de treinta en el puerto, pero habían muchos más por la ciudad, estos eran los dragones esteparios del este, los cuales pastaban desde el desierto al sureste, hasta Dolores al norte.
Los caballeros dragón de la ciudad, unos 27 se encontraban sobre la muralla junto a sus compañeros, dragones de cuatro patas y un par de alas, todos eran similares siendo de color blancos con ojos amarillos y con una especie de cresta sobre su cabeza que solía ser de un amarillo brillante, sus alas que median unos 10 metros de largo, mientras que desde el hocico hasta la punta de la cola median otros 12, teniendo un alto de alrededor de 1.5 metros. Sus patas traseras eran fuertes y musculosas mientras sus delanteras eran más pequeñas pero con garras afiladas. Ellos eran los dragones de cresta Amarilla, dragones que habitaban al este del continente.
Entonces la muralla detrás de ellos empezó a iluminarse, levantándose una pared de luz alzándose como un domo sobre la ciudad hasta cubrirla por completo, la ciudadela también fue cubierta por aquella magia.
Los barcos enemigos ya estaban a poco más de 3 kilómetros de la costa, pronto comenzaría el ataque, solo esperaban que los barcos enemigos entraran en el rango de disparo.
– ¡Todos listos!
Se escuchó un gran grito, esta orden era para los cañones sobre la muralla, cañones que median más de tres metros de largo y dos de alto siendo controlados por varios soldados quienes apuntaban y accionaban el cañón.
–¡¡Apunten!!
Los barcos enemigos se acercaban con rapidez, ya habían entrado en la zona de tiro de los coñones fijos. A largo del cañón se encontraba una línea de piedras de color gris, cuando los operadores escucharon "¡todos listos!" encendieron los cañones, las piedras gises se volvieron de un color amarillo brillante, cuando escucharon "¡¡apunten!!", ellos ajustaron la posición de los cañones los cuales estaban sobre rieles de metal, cada uno de los cincuenta cañones en la muralla escogió un objetivo.
El escudo mágico frente a ellos no representaba un problema, sus disparos podían atravesar la barrera sin ningún problema, ni siquiera bajaban la potencia o la resistencia de la barrera.
–¡¡¡FUEGO!!!
Uno tras de otro los cañones dispararon, lo que salió era un rayo de luz dorada el cual avanzaba por encima del mar, con una velocidad sin igual, un disparo impacto contra uno de los barcos haciéndolo estallar, el tiro fue perfecto, los disparos de los otros cañones no fueron tan precisos, muchos fallaron, demasiado alto demasiado bajo, muy a la derecha, muy a la izquierda, aun así veinte barcos enemigos fueron derivados, cada uno solo necesito de un disparo, los barcos voladores militares de la ciudad avanzaron sobre volando el mar, pero en ese momento una explosión se escuchó y la ceniza empezó a caer sobre la ciudad, los motores comenzaron a fallar.
Mientras, los operadores prepararon un segundo disparo, como solo necesitaban enfriarse no paso mucho tiempo para que estuviesen listos para un segundo disparo.
–¡¡FUEGO!!
Nuevamente los cañones dispararon, esta vez parecía que todos acertarían, pero no fue así, si impactaron, si crearon una explosión, si hicieron que los soldados gritaron festejando.
Pero en ese entonces de entre el humo salió un brillo, el humo se dispersó revelando un escudo mágico de gran tamaño protegiendo un barco enemigo, no todos los barcos enemigos estaban protegidos por sus propios escudos.
–Imposible...
Susurraron los soldados atónitos por lo que había ocurrido, estos barcos enemigos tenían escudos mágicos, esta era una tecnología escasa y casi ninguna nación Ershiana podía tener en un barco militar.
– ¡Dejen de holgazanear! ¡Preparen un tercer ataque! ¡Esos escudos no resistirán para siempre!
Para empeorar las cosas los barcos voladores de la ciudad comenzaron a desplomarse sobre el mar, pero aún quedaban algunos que podían luchar.
De la nada una decena de barcos voladores bajaron de la enorme nube disparando sus cañones mágicos contra los barcos de la ciudad haciéndolos trizas en un segundo, nadie lo esperaba, ninguno había visto de donde salieron los barcos, pero si notaron que estos eran muy similares a los suyos, solo que más nuevos, más rápidos, no hubo tiempo para reaccionar los barcos restantes fueron eliminados en un par de segundos.
Esos barcos voladores, eran familiares, solo un vistazo bastaba, eran los barcos voladores de Flor de Mar.
–¡¡DERRIBENLOS!!
Se escuchó, nuevamente los operadores cambiaron su objetivo, mientras los caballeros dragón subieron a sus monturas emprendiendo vuelo.
Pero los operadores fueron muy lentos, disparos dorados salieron de enfrente de los barcos y traspasaron la barrera destruyendo parte de la muralla y algunos cañones mágicos, como todos los barcos dispararon a la vez el daño fue tan grande que se desactivo la barrera, incluso muchos agiles dragones sucumbieron ante los cañones, los sobrevivientes volaron hacia los barcos, era una misión suicida.
En ese entonces los dragones terrestres comenzaron a disparar apuntando hacia el cielo, pero el siguiente ataque llego como una luz negra arrasando con los dragones del puente.
Ellos también tenían cañones mágicos en sus barcos de mar, todos habían disparado hacia la costa después ellos continuaron disparando hacia la muralla, la ceniza ya no caía del cielo, pero en cuestión de minutos las defensas de la ciudad fueron destruidas.
Los caballeros dragón hostigaron a los barcos voladores, sus dragones lanzaban fuego y rayos hacia los motores enemigos mientras los caballeros usaban su magia para atacar o defenderse, pero poco a poco iban cayendo, cuando caía el dragón el caballero saltaba para abordar algún barco enemigo, donde era abatido en la cubierta tras acabar con algunos enemigos, cuando el caballero era abatido era el dragón quien se lanzaba en un ataque suicida contra el barco.
Pronto el último caballero dragón cayó sobre la ciudad con su montura estrellándose en una de las calles sin vida.
Solo quedaban los soldados esperando la invasión.
Era solo cuestión de tiempo, todos los barcos voladores de la ciudad fueran destruidos, el último tren salió de la estación con sobrevivientes que miraban atónitos como una ciudad del autonombrado imperio del cielo había perdido el control de este, como una ciudad del imperio más grande que había existido empezaba a arder en llamas.
Entonces, un barco enemigo los persiguió, el estruendo del cañón del barco resonó seguido de gritos y una explosión.
***
–¡¡LUNAAAA!!
Exclame mientras corría por la escuela, muchos ya parecían haberse ido, las explosiones reventando la muralla y los escombros volando me hacían difícil avanzar.
"Demonios, no puedo seguir",
Pensé, el lugar era muy peligroso, especialmente ahora que los barcos voladores estaban entrando a la ciudad. Me detuve junto a la armería y luego coloque mi mano sobre mi arma y seguí corriendo sin detenerme.
Realmente estaba en una mala situación, gran parte de los enemigos desembarcarían cerca de la escuela para tomar la isla, seriamos los primeros en ser atacados, no quería perder a Luna o a mis amigos.
– ¡Roe!
Escuche fugazmente, no sabía exactamente de dónde provenía, o quien era pero de repente un disparo mágico golpeo el suelo junto a mi mandándome a volar.
¿Qué era esta sensación?
Era un terrible dolor.
No tenía armadura y aunque tuviera una no haría mucha diferencia, así que no podría sobrevivir.
Un helado frio cubrió mi cuerpo
Golpe el suelo con fuerza cayendo de espalda, escuche el sonido de mis costillas quebrándose, no sentía mis dedos, no sentía mis piernas, mire el cielo, vi que arriba de la escuela se había detenido un barco volador del cual comenzaron a descender personas mientras los disparos del cañón golpeaban el castillo principal derribando aquella gran fortaleza.
–Que mal... esto es todo.
Quería llorar pero no podía, ya no podía hacer más... solo me quedaba dormir.
Los enemigos desembarcaron, los soldados y alumnos los interceptaron, pero en poco tiempo fueron superados, los gritos de guerra cambiaron por gritos de desesperación... cada uno fue silenciado.
Entonces ya no escuche nada... ya no sentí nada...
...Pero...
...Horizon cayó esa mañana del 17 de mayo del año 502... los unos cuantos luchaban solo para escapar.
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Que inicio, bueno aquí esta la versión mejorada del capítulo 3, no es muy diferente al original. No queda mucho que decir, estos últimos días estaré publicando hasta año nuevo donde me tomare otro descanso, mas que nada porque me quiero quedar casi sin material, aunque con 80 capítulos por editar será algo largo.
Esta vez les traje una buena colección de Sprites, Alicia, Verónica, el señor Niels, así como los diseños de las armaduras de los caballeros normales y los caballeros dragón, en un futuro agregare también a las dos especies de dragones.
Alicia Satler: Hija del Paladín Marius, es una chica muy impulsiva y sobre todo engreída, pero es una gran fan del campeón de Horizon actual, esto ultimo no se lo comenten a Luna. Si existiera un club de fans de Rohei seguro Alicia estaría al mando.
Veronica Cambell: Oriunda de Santa Raquel, Luna le enseño magia blanca y al igual que ella es una plebeya. Pese a que Rohei la conoce no sabe mucho de ella, solo que es mas ruda de lo que aparenta.
Niels Grand: El gran duque de Horizon, la familia Grand ha protegido este ducado desde su fundación, sin embargo ahora la familia Grand esta casi extinta, sin un heredero claro nadie sabe que familia tomara su lugar... si es que Horizon se mantiene de pie.
Espero que les haya gustado este capitulo y nos vemos la próxima.
Y como es costumbre aquí el tema del capítulo.
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–No dejare que mueras, hijo.
Entonces escuche un leve susurro.
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