Capítulo 11: Traidor
Tres barcos voladores de Skyland surcaban el cielo avanzando hacia Agen, dos eran pequeños pero orientados a ser mas de ataque, mientras que el que iba al frente guiando la formación, era enorme y lujoso, con la bandera del imperio hondeando con el viento, aquel barco volador transportaba a una de las personas más importantes de esa zona del imperio.
–Señor Adrister, pronto llegaremos a Agen.
Hablo un soldado dirigiéndose a un noble, un hombre de cabello y barba negra, el cual lucia de edad avanzada, cuyos añiles ojos afilados observaban hacia el frente.
–Esta tragedia... necesitamos que todos nuestros sobrevivientes regresen a salvo a su hogar.
Argon Adrister, el duque de Dolores, quien era el noble más importante del este de Skyland, siendo el mismo representante del emperador.
–Aun los invasores están en Horizon, pronto atacaran Santa Raquel.
Hablo un noble con gran preocupación arrodillándose junto a Argon, ante esas palabras giro para ver a aquel noble y asentir.
–No hablemos de ese gran problema ahora, Santa Raquel recibirá los refuerzos que no pudieron ayudar a Horizon.
Las palabras de Argon fueron serias, su mirada se encontraba centrada en la ciudad la cual empezaban a sobrevolarla, suspiro con tristeza cruzando sus brazos, empezó a caminar avanzando hacia la proa del barco donde nadie lo escuchara.
–Marcus, espero que no hayas tenido problemas.
En ese momento el cielo se tiño de rojo, la temperatura subió haciendo que empezaran a sudar, pronto Argón se percató que los rodeaba una poderosa magia, sus piel se erizo mientras un sudor frio recorría su espalda. Rápidamente corrió hacia el borde del barco mirando como repentinamente el palacio de gobierno de la ciudad empezó a incendiarse.
–No puede ser... se supone que.
Apretó sus manos rasgando la madera de los pasamanos del barco, sus cejas se arquearon sintiendo un profundo miedo.
–Maldición... ¡Preparen los dragones bajaremos aquí ahora mismo! ¡Puede que nuestros compatriotas estén en peligro!
Exclamo en tono de orden para después colocar sus dedos en su boca silbando con fuerza, haciendo que un enorme dragón saliera de debajo del barco empezando a volar junto a este, el dragón era enorme siendo de la mitad del tamaño del barco, era de color verde con cuatro cuernos, dos con forma de carnero los cuales apuntaban hacia adelante y otros dos que apuntaban hacia atrás.
–Señor... ¿Qué pasa?
Pregunto un noble acercándose a Argon con preocupación.
–Marius, parece que Paradise ha encontrado un nuevo Fénix.
Argon hablo dando un salto cayendo sobre el lomo del gran dragón, tomando sus riendas dirigiéndose hacia el gran edificio, aunque no fue solo. Marius le siguió dando un salto hacia el dragón cayendo sobre la cadera de la montura.
***
Miraba mi pecho con desagrado, intentaba ocultar aquella marca en mi pecho con los restos de tela de mi ropa, pero no lograba nada. Luna había logrado alejarme de las llamas las cuales casi no me importaba.
–Roe.
Luna se sentó a mi lado abrazándome con cariño llevando mi cabeza a su pecho, acariciando mi cabello.
–No... no quiero ser un traidor Luna.
Dije empuñando mis manos con gran frustración.
–Eres un gran soldado Roe, ellos podrían perdonarte... Si le decimos a.
Suspire negando con mi cabeza.
–No... los rebeldes no me van a soltar, ellos van a querer a su Fénix.
Hable mirando a Luna con gran tristeza, era probable que la rebelión me usara para luchar en el norte, enfrentándome contra mi padre y el mismo imperio. No quería eso, era un purgatorio imaginarme desenfundar mi espada contra mis seres queridos.
–No queremos a nuestro fénix, lo necesitamos.
La voz de un hombre hizo que me levantara desenfundando mi espada en su contra, percatándome que era el Duque Fernández.
–¡No tengo la intención de serles de ayuda!
Exclame, realmente me quería escapar y salir de aquí para regresar con mi padre a Skyland.
–Puede que te estés confundiendo con respecto al tipo de ayuda que necesitamos de ti, no te queremos para la guerra si no para la paz.
El duque Fernández me hablo con cierto tono paternal, algo que pensaba que era algún tipo de trampa.
–Si aceptas ser nuestro fénix podrías ayudarnos a acabar esta guerra más pronto que tarde.
–No lo entiende señor Jonathan, no quiero ser visto como un traidor.
Dije interrumpiéndolo, sintiendo como mi voz y mis brazos temblaban, empuñe mis manos mirando hacia aquel hombre.
– ¡No quiero que ellos tengan la razón! ¡Aunque ya todos estén muertos no quiero complacer a todos los que me juzgaron!
Grite con fuerza sintiendo como mi voz se desgarraba sin poder controlar mi volumen sintiendo como en ocasiones se quebraba, como niño mis lágrimas salieron empapando mis mejillas.
–Quiero solo estar con mi familia, no quiero arrastrarlos conmigo... solo quiero que todo vuelva a ser como antes.
Intente mantenerme fuerte, Luna me abrazo por detrás rodeando mi cuello.
–Está bien... estoy siendo muy injusto contigo, necesitamos al fénix con nosotros, pero tu lealtad no está con nuestra causa.
Hablo el duque Fernandez mirándome con una lástima que ahora no necesitaba.
–Roe ha sufrido mucho a causa del fénix, olvídense de él y dejen que viva en paz.
Dijo Luna queriendo defenderme, dando un paso hacia adelante contra el duque Fernández.
–Parece que el Fénix de esta generación se quedara en Skyland, bien, los llevare afuera.
El duque Fernández suspiro rindiéndose dando media vuelta empezando a caminar, limpie mis lágrimas asintiendo para seguirlo junto a Luna, realmente me sentía ansioso por regresar a mi hogar.
Tras unos minutos nos encontramos saliendo por una puerta trasera del palacio mientras veíamos a varios bomberos, magos especialistas en combatir incendios, corriendo para detener el fuego.
–Tu magia causo un gran desastre Rohei.
Hablo el duque Fernández mientras caminábamos por un lado de la calle avanzando hacia la plaza, sus palabras me sorprendieron.
–No, eso no es posible, mi magia no es tan grande.
Dije negando de inmediato, ante lo cual tanto Luna como el duque Fernández se detuvieron para mirarme.
–Bueno, para ser exactos la magia que causo el incendio fue de la gema del fuego cuando te eligió.
–Pero no pudiste controlarla, y bueno se salió de tus manos causando el incendio, eso te pasa por dejar de lado tu entrenamiento mágico.
Hablaron uno detrás de otro, con Luna dándome un sermón, haciendo que mirara mis manos, realmente no me sentía distinto, tampoco recordaba haber recibido más poder, pero si era como ellos decían me preocupaba más el no poder controlarlo en un futuro cercano.
–Tendré que entrenar más en Taurus... quisiera que mi madre estuviera aun con nosotros.
Suspire con tristeza recordando a mi madre, ella era una gran maga siendo la persona que me había enseñado cuando nadie quiso.
–Lo lamento mucho Roe, sé que ella te quería mucho.
Me dijo Luna dándome un cálido abrazo de consuelo al cual respondí para luego separarme. Por un instante paso por mi cabeza la idea de quedarme en Paradise solo para aprender a controlar mi magia, aquello fue más fuerte cuando logre ver como el fuego había quemado una buena parte del palacio, por suerte ya parecía estar bajo control, de inmediato aleje esas ideas de mi cabeza.
–Voy a extrañar mucho, necesitare mucha disciplina... pero no seré el guardián de la gema del fuego.
Dije mirando hacia el duque Fernández, quien de inmediato abrió sus ojos tomando su espada, aquello me hizo retroceder nervioso.
– ¡Roe! ¡Dragones!
Exclamo Luna señalando un grupo de unos diez caballeros dragón que habían aterrizado en la plaza.
–Deben ser representantes del imperio.
Dije con algo de nerviosismo haciéndole una señal al duque Fernández para que soltara su arma.
–En este momento una pelea sería contraproducente.
Advertí mirando al duque con seriedad, quien asintió suspirando y soltando su arma, antes de avanzar hacia la plaza.
–Vamos, seguro el conde Marcus e Igor están con ellos.
Asentimos empezando a seguirlo, caminamos hasta llegar a donde los caballeros dragón se encontraban, pronto pude ver a mi padre quien hablaba con un noble de Dolores, Argon Adrister, el duque de aquellas tierras, corrí hacia ellos intentando no llamar la atención.
– ¡¿Dónde está el fénix?!
Escuche al duque Adrister gritar reclamando, haciendo que un miedo recorriera mi espalda, me detuve, por un instante mis piernas se paralizaron, no sabía qué hacer.
– ¡Hemanito!
Lucy rompió el silencio, corriendo hacia mí mientras mi padre intentaba detenerla, provocando que Adrister girara su mirada hacia mí sorprendiéndose por mi presencia, Lucy abrazo mis piernas llorando con gran tristeza, suavemente acaricie su pelo mientras Luna se colocaba frente a mi ocultando mi pecho disimuladamente.
–Rohei Castelar.
Susurro Adrister empezando a caminar hacia mí.
– ¡Señor Adrister!
Exclamo mi padre intentando llamar su atención, Adrister se detuvo por un instante.
–Solamente voy a saludar al último campeón de Horizon... a menos que me estén ocultando algo.
En ese momento Adrister levanto uno de sus dedos dirigiendo una fuerte corriente de viento hacia nosotros, rápidamente avance para quedar delante de Luna quien de inmediato giro para proteger a Lucy, el viento fue realmente fuerte lanzándome hacia atrás abriéndome algunas heridas y arrancando la poca ropa que cubría mi pecho, dejando solamente mi distintivo colgando de mi cadena, por instinto cubrí mi rostro con mis brazos.
Un silencio mortuorio cubrió la plaza haciendo que yo levantara la mirada encontrándome con el rostro sorprendido del señor Adrister, solo fue un instante pues luego volvió a un rostro estoico comenzando a caminar hacia mi, coloco su mano sobre su espada.
–Señor Adrister... puedo explicarlo.
Exclame cubriendo mi pecho con mis brazos intentando ocultar aquella marca, ocultar el fénix de mi pecho.
– ¡Yo no tengo pensado traicionar el imperio! ¡La gema del fuego cometió un error!
Dije desesperado al ver que ya estaba frente a mí, sabia el castigo por mancillar mi cuerpo con la marca del fénix.
–Lo sé, campeón de Horizon, tu nunca traicionarías al imperio.
Me respondió con cierta tristeza, entonces vi un destello formando una línea frente a mí, para luego sentir como mi distintivo caía al suelo golpeándolo, mire como en un instante el señor Adrister cambio de posición con su mano izquierda sosteniendo su espada apuntando hacia el cielo, mire hacia abajo viendo una pequeña herida sobre mi pecho, y en el suelo mi distintivo junto a mi cadena rota.
–Pero, las gemas no se equivocan y la ley es inflexible.
Dijo mientras guarda su espada con elegancia, para después arrodillarse tomando mi distintivo viéndolo.
–Te conozco campeón de Horizon, sé que tu lealtad esta con el imperio.
Escuche sus palabras estando atónito mirando levemente hacia los lados, observando al duque Fernández empuñando su espada como si estuviera listo para defenderme. Mientras que mi padre parecía listo para lanzar un hechizo hacia Adrister, mostraba un gran enojo hacia aquel noble.
–La ley dicta que debo matarte, pero sería algo injusto, por ello ahora mismo te destierro.
Hablo Adrister mirándome con gran seriedad, para después lanzar mi distintivo hacia mi padre.
–Marcus reúne a todas las personas cercanas a Rohei, hay que hacer oficial el destierro.
Caí de rodillas ante esas palabras mientras Adrister me miraba, Luna y Lucy intentaron acercarse a mí, pero fueron detenidas por Adrister.
–Lo siento niñas, pero deben ir con Marcus.
Hablo mostrándole una mirada amenazante.
–Pero... ella, yo...
–Luna, has lo que dice... no cuestiones sus órdenes.
Dije tragándome mi frustración empuñando mis manos con fuerza hasta hacerlas sangrar, Luna tomo a Lucy cargándola y caminando hacia mi padre.
– ¡Hemanito...!
Escuche la voz de Lucy llamándome una y otra vez, pero no tenía la fuerza para mirarla, Adrister se alejó después de ellas dejándome en el suelo, mis lágrimas cayeron al suelo. Entonces sentí una mano sobre mi hombro.
–Realmente lo lamento mucho Rohei.
Escuche la voz del duque Fernández la cual se notaba triste, como si me compadeciera.
–Todo lo he perdido...
Le respondí manteniéndome en el suelo, cansado y derrotado, ya no sabía que más hacer, no quería aceptar este destino.
–Ja, ja, ja, no deberías tomarlo como algo definitivo chico.
Escuche la fuerte risa de Igor quien se arrodillo frente a mí mostrándome una amplia sonrisa, haciendo que yo levantara la mirada con enojo.
– ¡No te burles!
–Esto deberías tomarlo como una despedida temporal.
Mientras le gritaba él me extendió su mano, no solo el señor Igor, también el duque Fernández.
–La guerra pronto se terminara, ese es nuestro objetivo.
–Cuando esta guerra termine, entonces, podrás regresar con ellos.
Hablaron uno detrás del otro, los mire confundido, no sabía si querían aprovecharse de mi o realmente querían hacerme sentir mejor.
–Chico, no dudes tanto, tómalo como ir a estudiar a una nación extranjera.
Igor se levantó riéndose un poco de mí, haciendo me enojar un poco pero, en ese momento sentí algo cálido, levantando mi mirada hacia el duque Fernández quien usaba un poco de magia sobre mí, era un poco relajante.
–Dale una oportunidad a Paradise, puede que te termines enamorando de esta nación.
Me dijo con una sonrisa volviendo a extender su mano hacia mí, pero negué su ayuda levantándome por mi mismo, al ponerme de pie mire hacia el frente donde estaban los caballeros dragón, para luego girar hacia ambos nobles.
–Estaré en esta nación porque no tengo a donde ir, por ello, les pido que me proporcionen algo de ropa, quiero al menos estar presentable para mi destierro oficial.
Solicite actuando como noble, volviendo a enterrar mis sentimientos, debía aceptar mi situación, y esperar que sus palabras fueran reales.
Ambos asintieron llevándome en dirección contraria, no sabía que me depararía el destino.
***
Adrister se encontraba mirando hacia el horizonte desde una ventana de una de las mansiones de la ciudad, su rostro se mostraba preocupado y con cierta tristeza. Entonces una puerta se abrió dejando entrar a Marcus quien ya se encontraba vestido con su armadura plateada.
–Señor, con todo respeto, si usted realmente está dispuesto a desterrar a mi hijo, yo también quisiera ser desterrado.
Hablo Marcus con cierto enojo y frustración, Adrister giro su mirada viéndolo de reojo.
–Idiota, ya está desterrado...
Respondió con cansancio suspirando de forma pesada para después mirarlo a los ojos.
–Es admirable la devoción a tu familia, lamento mucho dejarte sin nadie más que una niña que nunca habías visto, pero, no puedes dejar el imperio.
Sentencio haciendo que Marcus empuñara sus manos, pero antes de poder responder Adrister continuo.
–El imperio es fuerte, pero su gobierno se tambalea, tú, Niels, Axel, Gawin y yo eramos los que hemos mantenido esta región notablemente lejos de la corrupción de la capital, ahora solo quedamos nosotros dos, si tú te vas, automáticamente me dejarías solo, primero, es muy probable que las tropas de Horizon que ahora están luchando para defender Rio real decidan seguirte, dejando el imperio y a mis fuerzas vulnerables, sin mencionar que seguramente te harían luchar, nuestro ideal de acabar con la guerra pronto se esfumaría.
–Tus palabras no son más que un vil chantaje, no me necesitan.
–Pero el emperador si, sabes bien que él te escogió, ahora estamos haciendo algo aún más importante, todos te ven como un simple conde, pero tú mismo sabes que eres más importante que muchos duques.
Apretó sus dientes desviando la mirada, estaba reacio a abandonar a su primer hijo a su suerte en una nación desconocida.
–Mira esta oportunidad para que tu hijo desarrolle sus habilidades con maestros que realmente saben cómo explotarlas, Marcus, este destierro no es permanente, tu más que nadie puede convencer a la familia real de perdonar a Rohei cuando la guerra termine, así que quédate con nosotros y lucha por la paz, por tus maestros y tu familia, para que pronto vuelvan a reunirse.
Marcus suspiro ante aquellas palabras, girando para mirar a Adrister.
–Tienes razón, Rohei solo puede usar el elemento fuego junto con un poder mágico muy alto, seguro en Paradise podrá explotar esas habilidades... yo también tengo el fuego como elemento principal, pero no lo domino tan bien como el rayo.
Marcus respondió cruzando sus brazos cerrando sus ojos comparándose levemente con su hijo.
–Pudiste haber sido un buen caballero ígneo... destino que Rohei seguro cumplirá, el talento de tu hijo seguro estaba estancado con nosotros, ¿Cuántos soldados o magos están desperdiciando su talento por el odio del fuego?
Adrister negó con su cabeza girando para volver a mirar hacia la ventana.
–Le fallamos a Rohei, así como al primer fénix que se rebeló, casi cien años de guerra son una prueba que debemos cambiar esta nación.
–Lo se... tu ganas...
Dijo Marcus arrodillándose frente a Adrister, colocando su puño en su pecho.
–Duque Argon Adrister, lamento mucho comportarme de forma tan infantil, no volveré a poner en duda mi lealtad.
Comento sintiéndose arrepentido por su comportamiento.
–No te preocupes... Asegúrate de despedirte de Rohei, una cosa más Marcus, durante el destierro no quiero que interfieras.
Dijo Adrister haciendo que Marcus asintiera obedeciendo, siendo que en ese momento un caballero ígneo entro a la habitación.
–Es hora de desterrar a Rohei.
Adrister sentencio girando y caminando hacia la puerta, Marcus asintió poniéndose de pie siguiéndolo.
***
Solté un largo suspiro lleno de preocupación y tristeza, caminaba por el pasillo principal de una mansión de la ciudad, junto a mi estaba el duque Fernández mientras un guardia nos guiaba hacia nuestro destino, donde debía despedirme de mis compañeros.
–Llegamos, los representantes de Skyland están en esta sala.
Nos indicó el guardia para después abrir la puerta para nosotros, agradecimos antes de entrar, ahí pude ver a mi padre, Lucy, Luna, Alicia con su padre, Verónica, Mateo, Josef y Taizon, todos ellos reunidos como aquellos de los que debía despedirme, también se encontraba el señor Adrister quien aclaro la garganta antes de empezar a hablar.
–Debo informarles que el joven Rohei Castelar fue considerado como traidor, en este momento todos ustedes están aquí para repudiarlo.
Hablo Adrister sus palabras generaron un gran revuelo entre mis compañeros empezándose a quejar, ellos intentaban defenderme, pero mi mente ignoraba sus palabras, ni siquiera podía verlos a la cara.
–Sé que ninguno de ustedes está de acuerdo, normalmente esto se haría en público, pero dadas las circunstancias será algo bajo la mesa, les permitiré despedirse antes de rechazarlo, no mancillen este momento con peleas, agradézcanle lo que tengan que agradecer, digan lo que deban decir, no se guarden nada... y sobre todo sean sinceros en su corazones.
Todos guardaron silencio al escuchar las palabras de Adrister, levemente levante mi mirada para ver el rostro triste de la mayoría de mis compañeros, así como su confusión, Lucy se aferraba a la pierna de Luna mirándome con tristeza, pero Luna ni siquiera podía verme a la cara.
–Empecemos, Alicia y Marius Satler son los primeros.
Ambos asintieron caminando ambos hacia mí, el padre de Alicia, el señor Marius era muy parecido a su hija, sus ojos eran de color dorados, mientras su cabello era castaño corto peinado hacia atrás, al estar frente a mi ambos hicieron una reverencia leve.
–Muchas gracias por salvar la vida de mi hija.
Hablo el señor Marius agradecido.
–Rohei Castelar, te agradezco por haberme salvado... y quiero pedirte perdón por lo mal portada que fui, me comporte grosera contigo, mi orgullo tuvo la culpa, te tenía muy idealizado... pero también te agradezco que cumplieras mi sueño de luchar junto a mí, aunque yo fuera un estorbo.
Alicia me sonrió al terminar sus palabras, asentí colocando mi puño derecho sobre mi pecho dando un suave golpe.
–Aprende de tus errores, vuélvete más fuerte... y deja de ver cómo menos a los demás, los nobles nos moriríamos de hambre sin los plebeyos.
Le dije seriamente para después sonreírle, a sitio ante mis palabras.
–Quisiéramos poder pagarte de alguna forma, aunque por ahora solo podemos darte las gracias.
Negué con mi cabeza ante las palabras del señor Marius.
–Aunque sus agradecimientos son suficientes, me gustaría que lleven el cuerpo de Ingrid a santa Raquel con su tía, díganle que lamento no haber podido salvarla... es lo único que les pido.
Les pedí desde el fondo de mi corazón ante lo cual ambos aceptaron, entonces ya no hubo nada más que decir.
–Lo siento... te rechazamos como noble y habitante de Skyland... esperamos que tengas una larga y prospera vida.
Hablo el señor Marius haciendo una reverencia hacia mí, entonces Alicia empezó a dejar salir un par de lágrimas.
–Te rechazo... con todo el dolor... ya no te considero mi superior, ni mi compañero... espero nunca tener que desenfundar mi espada en tu contra.
Su voz se cortó en algunas ocasiones, sus palabras le dolían a ella más que a mí, sabia lo mucho que me admiraba pero solo eso, no había podido conocerla más tiempo que el que tuvimos.
–Espero que el viento de Bahamut los guie en buen camino.
Dije despidiéndome de ellos, con cierta tristeza, Verónica fue la siguiente, no se hizo esperar y se arrodillo frente a mí como señal de respeto.
–Le deseo lo mejor, muchas gracias por darle su amistad a una plebeya como yo... pero eso se termina hoy, le rechazo y espero no verlo de nuevo hasta que su nombre sea limpiado.
No me miro al rostro, sentía su tristeza en sus palabras, pero ella misma sabía que no podía oponerse a las órdenes de un noble, así que sus palabras fueron directas.
–Cuídate mucho... también cuida de tu pequeño hermano.
Le dije amablemente observe como algunas lágrimas caían de sus mejillas, mientras asentía a mis palabras. Limpio su rostro antes de levantarse y dejar al siguiente.
–Padre...
Dije al verlo frente a mí, desvié la mirada avergonzado, pero antes de darme cuenta el me abrazo con fuerza, correspondí intentando no romper en llanto, pero entonces el me susurro al oído.
–Perdóname hijo... quiero que sepas que eres lo que más amo en este mundo, lo único que me queda... cuídate mucho, hazte fuerte, quiero que desarrolles todos tus talentos... nadie te va a juzgar ahora...
En ese momento mi padre me dio un cálido beso en mi frenre, haciéndome recordar a mi infancia, cuando era un niño indefenso, mi padre siempre había sido alguien muy amoroso conmigo y mi hermano, aquel beso fue una despedida una última muestra de cariño, rompí en llanto abrazándolo llorando sin decir ninguna palabra, pues no quería arrastrarlo conmigo.
Mi padre me consoló abrazándome como si fuera un niño acariciando mi cabello suavemente, cuando deje de llorar él retrocedió mirándome, sus ojos y su nariz estaban rojas notándose que el también había llorado.
–Te extrañare mucho Roe, mi campeón... por ahora, te rechazo, no hay más que decir.
Hablo dando un paso hacia atrás formando una brecha entre nosotros, en ese momento, deje de ser su hijo, solo conserve su apellido.
Taizon fue el siguiente, mi padre era su señor, por lo que debía seguir su ejemplo.
–Fue un honor enseñarte, respeta a tus futuros maestros, y no te contengas, muéstrale de que es capaz el campeón de Horizon.
Suavemente, Taizon me dio un golpe en mi pecho sonriéndome antes de darme la espalda.
–Te rechazo, ya no eres nada para mi... desde ahora eres mi enemigo, mientras la guerra continúe.
Sus palabras fueron frías, pero con duda aun así notaba sus intenciones de hacerlas valer.
– ¡Noooo! ¡No pueden hace eso con mi hemanito!
Exclamo Lucy con su rostro lleno de lágrimas y mocos, ella soltó el agarre de Luna corriendo hacia mí abrazándome.
–No te vayas hemanito... no me dejes solita...po pavo, me lo pometiste.
Lucy me dijo mirándome con sus grandes ojos llenos de lágrimas, intentando aferrarse a mí, suavemente acaricie sus mejillas, realmente estaba triste por no poder cumplir mi promesa, pero, ella podría tener una vida feliz con mi padre, ellos se necesitaban más de lo que yo los necesitaba a ellos.
–Lucy... Señor Adrister, ella no debería estar aquí, es muy pequeña para poder elegir.
Hablo mi padre implorándole al señor Adrister, quien de inmediato negó con su cabeza dando unos pasos hacia nosotros, preguntándole directamente a Lucy.
– ¿Quieres quedarte con tu hermanito?
Pregunto el señor Adrister con suma seriedad, Lucy no lo dudo, asintió enérgicamente para luego abrazarme con más fuerza.
–Ella se quedara con Rohei, por lo que también pasa a ser una traidora hacia el imperio... Por ello la destierro en este preciso momento.
Exclamo mirando hacia todos lo cual me sorprendió, justo en ese momento Luna sonrió dando un paso hacia el frente.
–Entonces, también destiérreme a mi, señor Marcus, dígale a mis padres que lo siento, pero desde ahora me declaró rebelde al imperio.
Hablo Luna dejándome atónito, mientras ella caminaba hacia mí sonriendo.
– ¡Nunca seré parte de una nación que rechace a mi mejor y más querido amigo! ¡Si lo destierran a él, también me destierran a mí!
Casi gritando Luna se expresó exagerando un poco su voz hasta llegar hasta mi, colocándose a mi lado donde pude ver más de cerca sus parpados hinchados, mostrándome que también había llorado antes de venir aquí.
–Ja, ja, ja tienes toda la razón Luna, ¿Qué clase de personas seriamos si traicionáramos a nuestro campeón y lo dejáramos solos?
Expreso Mateo dando unos pasos hacia el frente mientras reía sarcásticamente, tomo el distintivo de su pelo quitándoselo para después arrojarlo al suelo rompiéndolo en varios pedazos.
–Pido asilo en Paradise ahora que soy un traidor al imperio, mi lealtad esta con ese mujeriego de ahí.
Dijo Mateo al duque Fernández mientras me señalaba, haciendo que este sonriera y asintiera.
–Tu lealtad hacia tus amigos es sorprendente, en Paradise todos son bienvenidos.
Hablo el duque Fernández haciéndole gracia su comentario dándole una reverencia de bienvenida.
–Claro, insultas a Roe con tal blasfemia y te haces llamar leal, no pensé que fueras tan hipócrita Mateo.
Josef se retiró su distintivo, un brazalete, de su mano izquierda entregándoselo al señor Adrister.
–Dígale a mi padre, que puede meterse su distintivo por donde no llega la luz, no dejare solos a mis amigos en una nación que desconocemos, mejor estar perdido con ellos que solo en un lugar conocido.
Le explico Josef al señor Adrister con una sonrisa antes de caminar hacia nosotros, Lucy, Luna, Mateo y Josef estaban frente a mí, ninguno decidió abandonarme, les sonreí agradecido antes de abrazarlos, aunque Mateo intento escaparse, Luna y Josef lo detuvieron. Me sentía culpable por arrastrarlos conmigo en mi destierro, pero a su vez feliz porque decidieran acompañarme.
Entonces mire hacia mi padre sonriéndole con tristeza, él se encontraba preocupado sin saber qué hacer.
–Pa... Señor Marcus, yo cuidare de Lucy aunque me cueste mucho.
–También yo le ayudare para que no meta la pata.
Hable seguido de Luna quien también mostro su apoyo hacia mí, mi padre solo se limitó a asentir y darnos una sonrisa de aprobación.
Mi destierro realmente fue algo que me dolió mucho, aunque saber que no estaría solo, lo hizo más ameno en un inicio, pero la vida es impredecible.
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Hola, espero que tengan un buen día, este capitulo realmente fue escrito después de su capitulo anterior y del siguiente, jaja porque dejaba muchas cosas sin cerrar antes de cambiar al siguiente arco, aunque ahora veo que quedo mas largo de lo que esperaba.
Ahora inicia una nueva época para nuestros personajes, aunque también hace poco tuve una idea sobre que pasaría si todos se quedaran juntos... pues esa idea da para una historia completa XD, pero aun no prometo nada, a menos que ustedes quieran.
El club del bigote XD.
1: Argón Adrister: Duque de dolores, el noble mas poderoso del territorio, esto por sus grandes conexiones por el continente, es un gran defensor de la justicia.
2: Jonathan Fernández: duque de Paradise, apodado como el defensor de Paradise, su nombre se ha vuelto un sinónimo de victoria para la rebelión, sin embargo también es alguien amable, que disfruta de una vida tranquila con su amada esposa.
3: Marcus Castelar: Conde de Taurus, padre de Rohei, es conocido como el paladín de las estaciones, es un gran experto en el combate cuerpo a cuerpo, lucha encantando su espada con magia.
4: Marius Satler: Varón de Anna, padre de Alicia, es un hombre honorable aunque acabo malcriando a su hija.
Esto es todo por ahora, nos vemos en el siguiente capitulo.
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