Capítulo 10: Desterrado

La mañana del día siguiente había llegado, toda la noche habíamos estado viajando hacia los ducados de Paradise, para ser exactos a la ciudad fronteriza de Agen, en el ducado rebelde de Merindia, ahí nos reuniríamos con mi padre.

– ¿Cómo es el señor Marcus?

Me pregunto Lucy mientras comía un trozo de pan, reusándose a probar la sopa que los rebeldes nos habían preparado, ahora nos encontrábamos en un comedor estando Luna, Lucy y yo en una mesa, mientras Alicia, Mateo y Josef estaban en otra, compartiendo una mesa con Verónica y su pequeño hermano, con quienes no habíamos podido hablar.

–Es como Roe, pero un poquito más alto, con una barba de candado, y un cabello color castaño.

Dijo Luna algo pensativa, recordando la apariencia de mi padre respondiendo por mí.

–Sí, es bastante parecido, pero no tiene cara de enojado todo el tiempo como el señorito de aquí.

Comento Mateo mientras comía detrás de nosotros, haciendo que Luna girara para mostrarle el ceño fruncido.

–Con amigos así, no quiero enemigos.

Replico Luna cruzando sus brazos y girando para seguir respondiéndole a Lucy.

–Bueno, mi padre es muy estricto, pero, también muy amable, siempre se preocupa por nosotros.

Dije intentando describirlo de la mejor manera.

–Así es, tu padre es muy amable con todos, pero seguro él y la señora Elizabeth trataran a Lucy como su princesa, los he escuchado decir que quisieran tener una niña.

Hablo Luna más animada que yo, sus palabras hicieron que Lucy se emocionara un poco.

– ¡Entonces por fin tendré una mamá!

Dijo con gran alegría levantando un poco la voz, entonces giro hacia mí mostrándome una gran sonrisa.

–Así es, tendrás una mamá que te quiera mucho.

Respondí dándole la razón, pues Luna no se equivocaba, mis padres si deseaban tener una hija, pero no habían podido tener otro bebé después de mi hermano.

–Estoy seguro que ella te va a mimar mucho, serás la consentida de la casa.

Sonreí acariciando su cabeza mientras ella se sonrojaba un poco ante la idea. Ahora parecía más alegre que ayer, pero en el fondo sabía que ella tardaría mucho en recuperarse de su perdida, aun así, quería que se sintiera parte de la familia desde antes.

–Suena... suena que tendré una mamá muy linda.

Dijo con algo de nervios, bajando un poco su cabeza, Luna suavemente acaricio su cabello sonriéndole.

–Así es, la señora Elizabeth es prácticamente la reina de Taurus, su belleza y amabilidad no tienen igual.

Respondió Luna enalteciendo mas a mi madre haciéndome sonreír levemente, recordando que ella era quien más nos regañaba, sin embargo Lucy se encontraba cada vez más emocionada notándose en sus nervios.

–La señora Elizabeth se enojaría si escuchara que la comparan con una reina, saben bien que es alguien muy humilde.

Hablo Taizon acercándose a nosotros notándose algo triste, me alegraba verlo bien después de estar tan cerca de aquella explosión.

–Sí, tienes razón, pero no quita que sea muy buena con todos.

Añadió Luna cruzando sus brazos mientras Taizon asentía para dirigirse hacia mí.

–Joven Rohei, vengo a informarle que ya estamos por llegar a Agen.

Hablo Taizon con seriedad golpeando su pecho con su brazo derecho.

–Muchas gracias, Luna, debemos alistarnos.

Dije mirando a Luna quien asintió levantándose primero dirigiéndose al dormitorio, mientras yo giraba para ver que Lucy no había terminado de comer su desayuno.

–Vamos Lucy, solo espero que luego no tengas hambre.

Hable rascando un poco mi mejilla mientras ella se levantaba, desviando un poco su mirada y mostrándose algo molesta.

–No me gusta esa comida.

Lucy me respondió dando la vuelta a la mesa quedando frente a mí extendiéndome su manita, ante lo cual asentí sonriéndole tomando su mano y caminando junto a ella caminando hacia mis compañeros.

–Chicos, es momento de alistarnos, Alicia, ponte tu armadura, también tu Josef.

Dije en tono de orden, Alicia asintió levantándose y saliendo del comedor de inmediato.

–Parece que ella tiene mucha prisa.

Añadió Mateo cruzando sus brazos, mientras que Josef asentía.

–Aunque yo por mi parte me siento nervioso, es la primera vez que salgo del imperio.

Comento Josef tragando saliva con algo de temor.

–Josef, esas palabras harán que te declaren rebelde... el imperio no.

Verónica empezó a hablar con seriedad cuando yo levante mi mano haciéndole saber que no debía continuar con sus palabras, pues aun había soldados rebeldes vigilándonos.

–Recomiendo no tratar un tema tan delicado, no quisiera meterme en problemas innecesarios.

Le respondí con voz suave y calmada, mientras Mateo asentía dándome la razón.

– ¡Lo siento! no medí las consecuencias.

Hablo bajando su cabeza con arrepentimiento, a lo que su hermano menor hizo lo mismo. Suspire mirando al pequeño, era un poco distinto a Verónica, sus ojos eran dorados, mientras su cabello era castaño claro, parecía tener una edad similar a la de Lucy.

–No te preocupes Verónica, ustedes también alístense pronto llegaremos al aeropuerto.

Les sonreí antes de alejarme, mientras Lucy me seguía despidiéndose de ellos con su amabilidad.

***

Tras ponerme mi armadura y alistar a Lucy con ayuda de Luna, salimos a la cubierta donde pudimos ver la ciudad de Agen, la cual tenía un tamaño considerablemente menor a Horizon, con una forma irregular rodeada por unas gruesas murallas y un castillo al norte fuera de las murallas. Esta se encontraba rodeada por un bosque no muy denso siendo algo común en el ducado de Merindia.

– ¿Ya llegamos a Taulus?

Pregunto Lucy mientras yo la cargaba sobre mis hombros mirando la ciudad con curiosidad.

–No, es Agen, Taurus es más pequeño, además está cerca de un rio, aunque si está cerca de un bosque.

Dije pensativo, recordando que Agen estaba en la misma dirección, pero más lejos que Taurus, suponía que el ser una ciudad más grande sería mejor para que los barcos voladores atracaran.

–Oh...

–No te decepciones Lucy, en esta ciudad conocerás al papá de tu hermanito.

Luna le sonrió dándole unas palmaditas haciendo que Lucy sonriera un poco, lo que no duro mucho pues pronto me abrazo con tristeza.

–Quiero... quiero a mi papito anterior.

Suavemente tome su manita al escucharla acariciándola.

–El siempre estará contigo, además, mi padre también es alguien muy bueno y muy fuerte.

Respondí girando para verla de reojo mostrándole una sonrisa.

–Te prometo que él te enseñara todo lo que necesites, incluso te enseñara a montar a caballo.

Dije emocionado moviéndome un poco simulando un galope suave haciendo que ella sonriera un poco de nuevo.

–Lucy, ahora eres mi hermana menor, te cuidare y te querré como tal.

Ella me miro apretando un poco sus manos para luego asentir.

–Así es, Lucy, tienes a un hermanito mayor, aunque serás la más chiquita.

Luna suavemente acaricio sus mejillas limpiando una lágrima que había salido a la pequeña.

–No debes llorar, desde ahora eres parte de una familia de caballeros, así que debes convertirte en una mujer fuerte como yo.

Hablo Luna inflando un poco su pecho y colocando sus manos en la cintura, Lucy la imito aunque por poco perdió el equilibrio haciéndose para atrás, apretándome con sus piernas y tirando de mi cabello.

–Lucy... ¡no te muevas tanto!

– ¡Roe aguanta un poco!

Grite sintiendo como el aire me faltaba mientras Luna corría a ayudarme, estabilizando a la pequeña para después soltar una leve risa.

–Lo siento Roe.

–Si... perdóname hermanito.

Hablaron Luna y Lucy en ese orden, sonando Lucy más preocupada y arrepentida.

–Tranquila hermanita, estoy bien creo que solo perdí algunos cabellos pero nada importante.

Le dije con tranquilidad para no preocuparla, aunque note que Lucy tenía bastante fuerza, más comparable a la de un niño, sin dudas ella estaba llena de misterios.

Para ese momento el barco volador había empezado a descender con lentitud hacia la ciudad dirigiéndose al aeropuerto que se encontraba en la parte noroeste de la ciudad, permitiéndonos ver la ciudad por completo desde las alturas, rebosando esta de vida y verdor, siendo que había muchas flores y plantas decorando la ciudad.

–He de admitir que es una ciudad muy bonita.

–Sí, es la primera vez que la veo desde este punto.

Añadió Luna caminado para acercarse a los pasamanos para mirar mejor la ciudad, le sonreí mirándola con el gran bosque de fondo. Pronto el barco volador aterrizo en el aeropuerto, sin embargo entre los barcos que se encontraban ahí no logre ver el barco de mi padre o el de mi familia, solo una fragata imperial, fue suficiente para hacerme saber que pronto me reuniría con mi padre, aunque me preocupaba que tuviera que pagar un rescate.

–Atención todos los sobrevivientes de Horizon del barco, reúnanse frente a mí.

Igor hizo acto de presencia llamándonos a todos para reunirnos frente a la cubierta, Luna ayudo a Lucy a bajarse de mis hombros mientras yo caminaba hacia el frente, pues quería escuchar claramente lo que el diría.

–Bien, ahora los llevaremos a un albergue cerca del centro de la ciudad, yo hablare el representante del emperador, el Conde Marcus Castelar, para ambos llegar a un acuerdo y puedan regresar con él al imperio, no se preocupen, mientras estén aquí les daremos agua, comida y techo.

Dijo informándonos, queriendo hacernos pasar por refugiados, pero, éramos prisioneros de guerra claramente, rápidamente di un paso hacia adelante para encarar a ese gigante hombre.

– ¿Otra vez tu mocoso? ¿Quién te crees que eres?

–Yo soy Rohei Castelar, campeón de Horizon e hijo de Marcus Castelar, quisiera ver a mi padre antes de ir al refugio.

A los ojos de cualquiera decir esto parecía ser un gran error, pues delataba mi posición y comprometía el rescate, pues podría complicarse enormemente, pero, quería ver a mi padre y saber cómo se encontraba.

–Jo, así que usted es el hijo de ese hombre, tienes mucha valentía, pero creo que eres demasiado tonto... ¡tienes suerte que los caballeros ígneos tenemos más honor que nadie ja, ja, ja!

Levanto la voz riéndose de la nada tomándome por sorpresa sin saber el cómo reaccionar.

–Ahora podremos sacar un mejor trato, ven conmigo tu padre estará feliz de saber que estas bien... también me hablo de una chica, Luna creo que era, si está viva también puede venir.

Hablo caminado hacia el muelle mientras que yo cruce mis brazos pensativo, tal vez había cometido un gran error.

Luna rápidamente se acercó a mí corriendo junto a Lucy, rasque un poco mi cabeza dudando si dejar a Lucy con los demás o llevarla con nosotros.

–Luna, iremos a ver a mi padre ahora mismo.

– ¡Voy con ustedes!

Exclamo Lucy apretando la mano de Luna haciendo un berrinche, era probable que supusiera que la dejaríamos sola con alguien que no le tenía confianza.

–Bien, entonces vendrás con nosotros, pero debes portarte como una buena niña.

Dije aunque por el poco tiempo que habíamos pasado notaba que Lucy era muy tranquila, siendo muy tímida aunque con gran curiosidad. Al escuchar mi condición ella asintió prometiendo portarse bien.

Mateo y los demás nos vieron ajearnos caminando detrás del señor Igor.

–Parece que van a presentarle a su nueva nieta al abuelo.

Hablo Mateo en una voz alta.

– ¡Te escuche!

Exclamo Luna girando hacia él y levantando su puño, solo gire para mirar a Mateo quien sonreía con malicia, entonces sonreí ignorando sus palabras contrario a Luna quien se encontraba muy enojada golpeando el suelo con sus pies.

***

Igor nos subió a un carruaje dejando el aeropuerto atrás y avanzando a la plaza central de la ciudad, durante aquel camino guardamos silencio sin decir nada, pues no confiábamos en Igor quien nos ignoraba, pronto llegamos deteniéndonos frente al palacio de gobierno de aquella ciudad.

–Bien, intenten no decir nada, ahora se han reunido algunos condes que intentan que ustedes no sean liberados, seguramente querrán tomar lo que queda de Horizon bajo su dominio.

La voz del señor Igor denotaba cierta preocupación y desdén por aquellas personas, como si no confiara en ellas, si buscaban aquello era probable que la guerra se alargara aún más, volviendo a los condados que componían Horizon envolviéndonos de nuevo en otra tragedia.

–Entiendo, tendremos cuidado.

Dije asintiéndo, tras escuchar mis palabras el general se levantó abriendo la puerta del carruaje, salió primero seguido de mí con Lucy y Luna de tras, levante la mirada hacia el palacio encontrándome con un edificio tan largo como la cuadra, de cuatro pisos de alto y con una enorme puerta enmarcada en mármol, cuyo marco subía por el edificio hasta llegar al cuarto piso decorando su techo con un campanario el cual tenía finas decoraciones de pegasos, las cuales apenas podía distinguir, suspire acomodando mi cuello sabiendo que me encontraría con personas elegantes en su interior.

–Luna, mantente detrás de mí y cuida de Lucy, no sueltes su mano por ninguna razón.

Ordene con precaución y ella asintió haciendo lo dicho, tras ello camine hacia la las dos grandes puertas del palacio, entrando elegante edificio junto al señor Igor. Al entrar pude ver a varios nobles reunidos quienes se quedaron en silencio, todos vestían con ropas elegantes sin parecer listos para la guerra, todos se quedaron viendo, empezando a hablar de inmediato señalando mi distintivo sobre mi cuello haciéndoles saber mi origen como noble de Skyland. Sus voces no fueron muy alto pues sus parloteos eran eclipsados por nuestras pisadas metálicas sobre el blanco suelo de mármol, levante la mirada ante ellos mostrándoles mi orgullo y que no debían tomarme como un prisionero.

–Su padre el conde Marcus esta por aquí.

Hablo el señor Igor guiándonos por el lugar, llevándonos al segundo piso y adentrándonos en el edificio hasta llegar a ver un jardín interno de forma rectangular el cual apenas pude prestarle atención, pues al estar frente a este dimos vuelta hacia la derecha llegando al cuarto donde debería estar mi padre, encontrándonos con dos hombres frente a la puerta.

–Usted no puede hacer esto, él debe ser tratado como un prisionero, tú lo sabes bien Jonathan, si lo hacemos podemos cambiarlo por obtener todo Rio real.

Hablo un hombre de apariencia joven y atlética vestido con ropas rojas, su cabello era castaño al igual que sus ojos, pero sus dientes eran dorados, tenía una sonrisa desagradable llena de deseo por obtener más poder.

–Eres despreciable duque Clotario, usted no tiene derecho a apresar a nadie, y tampoco a tomar parte de esta guerra, usted solo debe velar y mantener a Merindia estable, quien decide las acciones militares de este ducado es Hansel y nadie más.

Exclamo el segundo hombre, este era mayor pareciendo estar en sus 40, tenía un pelo azul cielo distintivo junto a elegante mostacho, el en su lugar vestía con una armadura dorada muy elegante, portando una capa con la mitad roja y la mitad azul cielo, mientras en su brazo izquierdo sostenía su casco el cual parecía la cabeza de un león.

Reconocí su apariencia recordando los rumores que a veces llegaban hasta mis oídos, rumores desde la frontera de la marca de Stone, un paladín que siempre levantaba su espada para defender el ducado de Paradise, sin lugar a dudas quien estaba frente a mí era el duque Jonathan Fernández.

– ¡¿Qué demonios han escuchado mis oídos?!

Exclamo Igor con gran de enojo avanzado e interponiéndose entre ellos.

– ¡Si hacemos lo que usted propone duque Clotario el emperador nos culpara del ataque! Paradise no tuvo nada que ver con esa masacre, es indecente aprovecharse de eso.

Igor levanto la voz contra Clotario quien dio un paso hacia atrás con algo de temor antes de acomodar el cuello de su traje, volviendo a mostrar una sonrisa perversa.

–En la guerra, no hay reglas, debemos demostrarles a Skyland que somos...

Clotario respondió ante el regaño de Igor retándolo con sus palabras, pero sus balbuceos se detuvieron cuando el mismo Igor saco su espada colocándola contra su cuello amenazándolo.

–Somos fuertes, pero no unos desalmados, la guerra está en rio real... no en Horizon, recuérdalo bien como dijo Fernández, usted no tiene por qué estar aquí.

Clotario no dijo nada más, note su sudor y sus nervios al ver la espada del general Igor, a regañadientes se retiró sin dar ninguna prueba de respeto, ese hombre camino hacia nosotros deteniéndose para mirarme con cierto desagrado. Sentí el peligro haciendo que mi cuerpo se estremeciera, como si el pensara en dañarme.

–Apártate mocoso.

Hablo con desagrado obedecí dándole todo el espacio que pude al igual que Luna quien se puso delante de Lucy, entonces avanzo retirándose a la planta baja.

Al alejarse solté un suspiro cansado, Luna se acercó a mi tomando mi mano izquierda sonriéndome y negando con su cabeza, haciendo que me percatara que me encontraba empuñando mi espada, estaba listo para atacarlo. Asentí soltando mi arma mientras giraba para caminar hacia el señor Igor.

–Bien Fernández, te presento a Rohei Castelar, el campeón de Horizon.

Hablo el señor Igor mientras yo hacía una reverencia amable.

–Oh, es un honor conocerlo, siéntase bienvenido en Merindia, ahora ustedes son invitados.

Hablo la elegante voz del duque Fernández haciendo una reverencia amable, dude en dirigir mi palabra hacia él, seguía manteniéndome a la defensiva, pero tampoco sentía que quisiera dañarme, mi magia solo me alertaba que no era rival para él.

–Gracias... General Igor, quisiera ver a mi padre ahora mismo.

Respondí queriendo llegar a mi objetivo lo más pronto posible, quedarme hablando con ellos no era una opción real.

–Claro, puedes pasar, está detrás de esa puerta, primero deberías entrar solo.

Igor me respondió con seriedad como si no hablara de un enemigo, realmente me confundía muchi esta situación. Suspire mirando hacia Luna y Lucy.

–Luna, te encargo a Lucy, les diré cuando puedan entrar.

Ordene abriendo la puerta y entrando mientras Luna aceptaba su tarea, tras entrar cerré la puerta detrás de mí girando mi vista hacia el frente, me paralice al instante, esperaba encontrarme algún escritorio o una mesa larga donde mi padre revisara las condiciones de liberación que tenían rebeldes, pero nada de eso.

El conde Marcus Castelar, uno de los paladines más fuertes de este lado del imperio, el hombre que yo llamaba padre se encontraba postrado en una cama con vendas cubriendo su cuerpo, visiblemente herido con quemaduras en su cuerpo. Sentí una gran preocupación queriendo saber que le había pasado por lo que corrí hacia él.

– ¡Padre!

Lo llame mientras lo abrazaba despertándolo, el mismo se sorprendió por mi presencia.

–Roe, ¿Qué...? Oh por dios.

Me respondió el abrazo sentándose de inmediato en la cama, apretándome con gran fuerza casi llorando.

–Hijo, mi pequeño campeón, ¿realmente eres tú? ¿No estoy soñando?

Hablo con un nudo en la garganta expresando un gran dolor, apretando sus puños mientras yo asentía abrazándolo, realmente me alegraba verlo bien, sus heridas parecían ya haber sanado lo que me tranquilizaba.

–Qué bueno... no los perdí a todos... aun, aun te tengo a ti.

Sentí un escalofrió recorrer mi espalda en ese momento, ¿había escuchado bien? Rápidamente me aparte para verlo a los ojos.

–Padre... ¿Qué dijiste? Mi madre y mi hermano... ellos deben estar bien, Taurus está lejos de Horizon.

Pregunte con gran preocupación mirando como su rostro se llenaba de más dolor, su mirada bajo hacia el suelo mientras empuñaba sus manos con frustración.

–Taurus... Taurus es ahora un pueblo fantasma.

Dijo con gran dolor, sus palabras hicieron que empezara a sudar frio mientras sentía mi corazón detenerse.

–No... eso no puede ser, Taurus... sé que no es muy grande... pero... pero... no...

Intentaba negarlo, encontrar alguna respuesta pero no era capaz de comprenderlo.

–Hijo... lo lamento... intente salvarlos... llegue para evacuarlos en la mañana de ayer... nos fuimos en nuestros barcos voladores, pero... nos emboscaron cuando veníamos a esta ciudad... barcos extraños que no había conocido nos atacaron, esqueletos nos abordaron...

Tomo mis hombros intentándome dar una explicación de lo que había ocurrido.

–Todo fue muy rápido... cañones negros destrozaron mi flota, los barcos se desplomaron sobre el bosque...no pude salvar a Elizabeth... ni a Edgar... lanzo un hechizo sobre mi permitiéndome sobrevivir.

Me paralice escuchando las palabras de mi padre.

–lo siento... lo siento mucho hijo mío... no pude hacer nada.

El acaricio suavemente mis mejillas.

Mi madre.

Mi hermano.

Mi pueblo natal.

La ciudad que jure proteger.

¿Qué me quedaba ahora?

Mis lágrimas empezaron a escurrirse mientras una gran tristeza invadía mi corazón, no pude aguantarlo más.

•••

–¡¡¡¡¡NOOOOOOOO!!!!!

Rohei grito desgarradoramente mientras su temple de acero se quebraba por completo, su llanto se hizo presente en forma de un estruendo, las manos de su propio padre empezaron a quemarse haciendo que él lo soltara retrocediendo rápidamente.

–Hijo...

Dijo con voz temerosa observando a su hijo llorando desconsoladamente, su magia envolvía el ambiente calentándolo a un ritmo acelerado, Marcus no sabía que hacer pues era la primera vez que veía algo así.

Su hijo quien conocía de toda la vida empezó a ser abrazado por un fuego naranja el cual lo envolvía sin lastimarlo.

El calor salía de la habitación extendiéndose por todo el palacio, provocando que tanto Igor como Jonathan entraran a ver qué pasaba, Luna se asomó con preocupación. Los tres miraron con asombro a Rohei antes de sentir una ráfaga de aire caliente saliendo del chico, Luna se escondió abrazando a Lucy protegiendo a la pequeña, pero Igor y Jonathan recibieron el impacto haciendo que retrocedieran y sus armaduras se calentaban, mientras que la ventana de la habitación se rompió lanzando los trozos de cristal hacia el jardín.

– ¡¿Qué es este calor?!

Grito Igor intentando acercarse a Rohei.

– ¡Marcus sal de ahí!

Exclamo Jonathan llamando a un confundido Marcus, quien intentaba defenderse de la magia descontrolada de su propio hijo, de inmediato y con gran dolor corrió para salir de la habitación saltando por la ventana.

El llanto de Rohei era cada vez más fuerte, un lamento que resonaba con fuerza trayendo gran tristeza. El mismo se colocó de rodillas cubriendo su rostro con sus manos, sus lágrimas desaparecían evaporándose tras salir de sus ojos.

El viento caliente que emanaba pronto se transformó en grandes llamaradas, empezando a devorar todo lo que tocaban, mientras el suelo empezaba a temblar.

–Demonios, ¡se supone que aún es nivel 4!

Exclamo Igor ayudando a Luna y a Lucy a levantarse para salir de ahí al sentir que cada vez se hacía más peligroso estar dentro de aquel edificio.

– ¡No suélteme, debo ir con el!

Dijo Luna con enojo queriendo pelear contra la fuerza de Igor, quería acompañarlo pues su llanto le rompía el corazón.

–Luna, no es muy peligroso.

Afirmo Marcus mientras la tomaba del brazo para intentar sacarla, de ahí mientras Jonatán corría informando sobre un inminente incendio, preparándose para lanzar un hechizo de agua contra Rohei, pero no funciono, su magia no le obedeció.

Entre los adultos preocupados Lucy se soltó de Luna mirando hacia el cuarto del cual salía el fuego, sentía un gran temor por aquello, pero también escuchaba a Rohei llorar quebrándose su corazón.

Luna de inmediato se percató de Lucy queriendo avanzar hacia el cuarto en llamas.

– ¡No! ¡La niña! ¡Sálvenla a ella!

Grito Luna desviando la atención de Marcus y de Igor, siendo este último quien la soltó corriendo para atrapar a Lucy quien de inmediato lloro.

– ¡Hermanito!

Gritaba mientras era apartada, los tres hombres se alejaron mientras el suelo y el techo crujían siendo señal que el fuego debilitaba la estructura, un temblor anuncio que el techo del segundo piso estaba por derrumbarse, fue suficiente para que Luna se soltara corriendo de inmediato hacia Rohei.

– ¡Luna no!

– ¡No abandonare al hombre que amo!

Grito Luna con fuerza ante un atónito Marcus antes de correr hacia Rohei, sentía como el calor aumentaba con cada paso que daba. Su piel ardía mientras sentía como le costaba respirar más y más, tosiendo una y otra vez. Pero, su corazón le avisaba sobre el dolor de Rohei dándole fuerzas para avanzar, poniendo más fuerza en sus piernas mientras usaba sus brazos para proteger su rostro.

Roe ¿Cuánto has aguantado? ¿Cuánto tiempo reteniste tus lágrimas? ¿Tenías que hacerte el fuerte con nosotros...?

Pensaba Luna intentando aguantar el calor que empezaba a doler como nunca, entonces el dolor desapareció junto a cualquier resistencia invadiéndola un recuerdo, se sentía como un sol de verano de Taurus, con el viento soplando alejando el calor.

Abrió sus ojos mirando como todo se había tornado rojo, el fuego quemaba los muros, pero no la dañaba a ella, lo supo en un instante era la magia de Rohei en su estado más puro, aun así sentía como le faltaba el aire, tomo una bocanada aguantando la respiración antes de correr, adentrándose en la habitación mirando a Rohei de rodillas llorando sin ser consolado, incluso cómo su amiga de toda la vida, era la primera vez que lo veía así. Su corazón se encogió lleno de tristeza, quera abrazarlo, darle ánimos, pero no había tiempo para ello, el techo y el suelo empezaron a crujir y a derrumbarse.

– ¡Roe!

Luna lo llamo corriendo hacia Rohei abrazándolo con mucha prisa, y con gran fuerza lo hizo ponerse de pie, al levantarse él chico la abrazo con fuerza queriendo encontrar algo de consuelo, no se lo negó. Llevo su mano derecha a la nuca de Rohei acariciando su cabello suavemente, entrelazando sus dedos con su cabello mientras con la izquierda lo abrazaba.

Ella sentía que el aire le faltaba más y más, la armadura de Rohei estaba caliente provocándole dolor sintiéndole que la quemaba, pero no la hería, ella aguantaba el dolor sin dejar de abrazarlo aunque cada vez se sentía mas mareada.

–Roe... tranquilo... estoy aquí para ti... desahógate... libera todo tu dolor... no te preocupes... por... mi...

Luna empezaba a sentirse mareada, perdiendo las fuerzas al ahogarse con la magia de Rohei, la cual cada vez parecía menos dejando de ser abrumadora permitiéndole a Luna respirar y evitar el desmallo.

Rohei abrió sus ojos mirado como el fuego consumía su habitación, su rostro se llenó de preocupación al ver a Luna esforzándose por respirar, instintivamente detuvo su magia pero el fuego ya no podía detenerse.

– ¡Luna aguanta!

Exclamo cargándola entre sus brazos mientras su mirada y su sangre buscaban una ruta de escape, encontrándose con la ventana rota, ni siquiera pudo pensar si era la mejor opción pues sus piernas ya se encontraban en movimiento, de un salto salió de la habitación sin dejar de correr escapando de las llamas. No entendía lo que estaba pasado, era la primera vez para Rohei que su magia se comportaba de esa forma, incluso pensaba que lo habían traicionado al quemar el edificio junto con él.

Su enojo se hizo presente provocando que su sangre hirviera queriendo encontrar a la persona que había causado el incendio. Su magia volvía a arder haciendo que algunas brazas salieran de su cabello mientras corría, sin embargo el pronto se detuvo sintiendo la cálida mano de Luna sobre su mejilla.

–Roe... no te enojes... tranquiliza tu corazón.

Hablo Luna mientras sentía como el aire volvía a faltarle, su voz era suave y llena de preocupación por su amigo.

–Pero... Luna.

–Tranquilo... nada malo pasa... este fuego... solo fue un accidente... nadie intenta dañarte.

Luna volvió a abrazarlo por su cuello aferrándose a él, lo conocía de toda la vida, incluso mejor que a ella misma, casi podía adivinar sus pensamientos.

– ¡Pero!

–Ellos... ninguno de aquí tuvo nada que ver con lo de Horizon... sean o no nuestros enemigos... no hay que culparlos por nuestros males, ahora ellos no tuvieron la culpa de nuestro sufrimiento...

La magia de Rohei empezó a desvanecerse mientras Luna tranquilizaba a su viejo amigo, quien no dudo de sus palabras. Rohei empuño sus manos apretando sus dientes enojado consigo mismo.

–No... no pude hacer nada... quiero ser más fuerte Luna.

Sollozo abrazándola con fuerza mientras volvía a resistirse a su propio dolor, pero Luna seguía mostrándole cariño acariciando sus cabellos sedosos. Entonces Rohei levanto la mirada observando a Luna quien se sorprendió al ver los ojos de su amigo, estos se habían tornado rojos pareciendo arder como el fuego.

–Protegeré a los que amo, a los que me quedan... no permitiré que ninguno de ustedes vuelva a morir.

Un juramento que parecía imposible surgió desde el fondo del corazón de Rohei, pero estaba dispuesto a hacerlo cumplir.

En ese momento su pecho empezó a arder haciendo que su boca formara una mueca llena de dolor, sus ojos se abrieron mientras se separaba de Luna, quien vio el cómo en su peto aparecía una figura en forma de ave derritiendo el metal. Alas que contaban con cinco puntas cada una, abiertas apuntando hacia el cielo, una cabeza en forma de agila y una cola de tres plumas largas.

–El Fénix...

Susurro Luna cubriendo su boca con sus manos. El emblema del fénix había sido gravado en el pecho de Rohei con fuego, esa era la marca de la traición para el imperio.

Un nuevo fénix había aparecido, el décimo miembro de una larga estirpe.

Ese día dio inicio una nueva era de guardianes, Rohei fue el primero en aparecer, quien miraba horrorizado su pecho sabiendo que ya no podría volver a Skyland. Rohei, sintió como si hubiera perdido todo.

Nadie sabía por qué la gema del fuego lo había escogido.

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Ultimo capitulo de hoy, publicar tres capítulos si es complicado, bueno creo que los demás solo los modificare levemente y solo agregare sus imagines correspondientes.

¿Qué le deparara el destino a nuestro Fénix? ¿Quién será Lucy? ¿Roe y Luna terminaran juntos? jaja pueden dejar todas sus preguntas aquí, todas intentare responderlas en este libro. aunque siendo sincero, creo que estos 10 primeros capítulos podría separarlos como un libro XD.

Aquí les traigo el diseño de Taizon, Lucy e Igor. De aquí, Lucy va a cambiar de aspecto para el siguiente arco, será un personaje que tomara gran importancia, ahora esta muy chiquita.

¿Quién más la quiere? Siempre será de mis personajes favoritos.

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