Capitulo 12: El valle de la muerte
Miraba hacia los lados sin encontrar a nadie solo viendo a Grinmore, sentía mi respiración agitada.
-¿Capitán, estas bien?
Me pregunto, aunque lo escuche con cierta distorsión, escuche el sonido del graznido de un par de cuervos, este me pareció tan fuerte que me hizo sentir un gran dolor de cabeza.
Mis alarmas comenzaron a sonar, sentía un gran peligro cernirse sobre nosotros, tenía la sensación de correr, la sensación de luchar, de desenfadar mi espalda, de usar fuego contra los cuervos, pero no entendía a donde debía huir, donde estaba el peligro...
Entonces un escalofrío recorrió mi interior, mi corazón comenzó a latir rápidamente, mi respiración se agito de la nada casi haciendo que yo callera de rodillas, entonces.
[Blood Warrior].
Comencé a sudar llevando mis manos a mi pecho sintiendo un gran dolor recorriendo mi cuerpo.
[Bloqueado].
Sentí mi cuerpo paralizarse por un instante mientras mi estómago se revolvía, Blood Warrior la magia que había estado conmigo toda mi vida, que había despertado durante mi infancia, había desaparecido, sentí como todos mis instintos se atrofiaban disminuyendo su eficiencia.
-¡Capitán, acaso te hirió ese monstruo!
Exclamo Grinmore flotando a mí alrededor, mientras sentía que mi interior se silenciaba.
-No... pero estamos en problemas Grinmore.
Dije intentando suspirar, calmar mi respiración, mi corazón, pero no lo lograba, sentía que había perdido el control completo de mi cuerpo.
-Ya lo creo, realmente tienes una cara horrible, si sigues así creo que esos cuervos te comerán.
Comento Grinmore creando unas cadenas de luz para ayudarme a levantarme una vez más.
-Espero que no, sin embargo el mayor problema es que mi magia se bloqueó.
Le informe intentando mantener la fuerza de mis piernas y no tambalearme, al escucharme Grinmore se mantuvo en silencio unos segundos.
-Según recuerdo, tu magia te permitía sentir el peligro.
Hablo en tono dudoso mientras empezaba a trasmitir algo de su magia hacia mí haciendo que recuperara un poco de energía. Por unos minutos estuve en silencio intentando preguntarme el que había pasado.
-Creo que lo entiendo, este lugar tiene una maldición y muy fuerte, eso debe bloquear tu magia familiar.
Me explico Grinmore mientras me ayudaba a sentarme en un tronco, mirando como ahora había algunos pocos cuervos observándonos.
-No entiendo como eso es posible... ¿dime que hay alguna forma de eliminarla?
Pregunte manteniendo mi mano en mi espada, atento a cualquier movimiento.
-Mientras estés en este lugar no creo, pero tal vez sea tu menor preocupación desde mi punto de vista.
Grinmore tenía razón, los demás ahora estaban solos, busque entre mis bolsillos encontrándome con la brújula mágica, la cual mire esta apuntaba hacia el interior de este valle lleno de cenizas.
-La brújula apunta hacia la gema del viento, creo que deberíamos atravesar este lugar.
Dije recordando las palabras de Eco, sin embargo este no parecía ser un lugar tan seguro como el que había prometido, aquello me hizo sentir traicionado.
-¿Tan poca fe me tienes?
Escuche, era la voz de eco hablándome, rápidamente Grinmore empezó a mirar hacia los lados algo asustado.
-¿Escuchaste eso capitán?
Asentí ante sus palabras ante lo cual rápidamente me levante, haciendo que los cuervos levantaron vuelo alejándose.
-Si quieres que confié en ti dime ¿Por qué me has traído a un lugar tan peligroso como este? ¿Por qué me separaste de mis amigos?
Grite lanzando esas preguntas, entonces un viento soplo desde el bosque hacia mí.
-No fue lo que planeaba, quería traerlos a un lugar seguro, pero esa pesadilla hizo que salieras de la carreta.
Escuche su voz con un toque de arrepentimiento y culpa, sin embargo como la última vez tampoco la veía.
-Que garantiza que deba confiar en ti, ¡mis amigos están en peligro aquí!
Me sentía tan impotente, no podía hacer nada para encontrarlos.
-Exactamente capitán, no confié en esa voz, he escuchado historias de criaturas con voces de mujer pero que en realidad son carnívoras y atraen a los hombres a una muerte segura.
Hablo Grinmore aterrado ocultándose detrás de mí.
-Tienes razón, Fénix, este es un lugar extremadamente peligroso, y digo la verdad al decirles que no era mi intención que terminaran aquí.
Eco hizo acto de presencia manifestándose frente a nosotros, la mire notando que su cuerpo no producía sombra, y aunque caminaba sus piernas no se reflejaban en la ceniza, nuevamente portaba su bastón el cual emitía una luz roja.
-No puedo creerte, a menos que traigas a mis amigos de regreso o me lleves con ellos.
Le hable confrontándola mientras Grinmore me apoyaba, ante lo cual eco mostro un rostro triste negando con su cabeza.
-No puedo hacerlo, estas en el valle de la muerte, y aunque es parte del bosque de las almas, no tengo control sobre su interior o lo que ocurre, así que no puedo saber dónde están tus amigos, si ahora puedo hablar contigo es porque eres el guardián de la gema del fuego.
Comento Eco mientras se acercaba a mí, solo parecía darme excusas.
-¿Entonces me estas diciendo que no hay manera de reencontrarme con mis compañeros?
Pregunte empuñando mis manos ante lo cual ella negó con su cabeza, pero luego sonrió dándome un golpe leve con su bastón en mi cabeza, aunque si fue suficiente para dolerme.
-Olivadas fácilmente las herramientas que tienes, claro mientras no sirvan para el combate las ignoras, es algo que has tenido desde que eras joven, además cuando se trata del elemento fuego o ser un caballero ígneo nunca le prestas la atención que merece.
Hablo Eco en tono de regaño apuntándome con su bastón mientras me miraba con una cara seria, eso me hacía sentir incomodo, recordándome los regaños de mi madre o mis maestros cuando no ponía atención en las clases de magia.
-...Espera, la señora tiene razón, ¡Capitán puedes llamar a Coco!
Exclamo Grinmore para luego darme un golpe con su cubierta, doliéndome más que el golpe de Eco.
-Recuerda que los domadores pueden invocar a las criaturas que tienen un contrato o llamarlas.
Grinmore se colocó frente a mi dándome una lección rápida, cosa en la que el tenia razón, y aunque yo no era un domador, al solo tener una criatura bajo mi control, si podía usar sus habilidades.
-Cada día más me arrepiento de renegar ser un caballero ígneo.
Suspire recordando las lecciones en el colegio de caballería de Paradise.
"Las monturas con la cual hagan un contrato, les servirán a ustedes, obedecerán sus órdenes y serán una extensión de ustedes, no importa que tan lejos estén ellos acudirán a su llamado".
Recordé esa lección con el general Igor, cuando practique el cómo llamarlo o invocarlo, con la última traería a Coco junto a mí, pero si lo hacia perdería cualquier oportunidad de encontrar a mis amigos. Entonces debía llamarlo.
Extendí mi dedo índice y corazón para colocarlos ambos frente a mis labios, lentamente comencé a canalizar mi magia envolviendo mi mano con esta, entonces empecé a imaginar a Coco, necesitaba darle una orden: "Protégelos y tráelos ante mí".
Por ultimo silbe hacia mis dedos produciéndose un sonido peculiar por unos segundos.
-Parece que encontraste la respuesta por ti mismo, ellos te encontraran, solo espero que sea rápido.
Comento Eco mostrando una sonrisa leve.
-Ahora, deberás avanzar, sigue la brújula, te llevara hacia tu destino, tus amigos no deberían tardar en encontrarte, sin embargo ahora eres tu quien más me preocupa.
Nuevamente esas palabras, las cuales me hicieron sospechar.
-Sí, sin mi magia me siento incompleto, dime ¿Sabes por qué razón está bloqueada?
Le pregunte queriendo encontrar una respuesta.
-Blood Warrior no puede prosperar en este lugar, mientras estés en el valle de la muerte, no podrás usar tu magia, no sé qué paso pero tal vez ese libro pueda darte las respuestas que buscas.
Hablo Eco señalando a Grinmore, quien rápidamente se escondió detrás de mí, ese libro sin duda ocultaba más secretos de los que aparentaba.
-Me confunde señora, yo no tengo nada que ver con eso.
Grinmore intento zafarse del asunto mientras Eco se reía.
-Bueno, tendremos mucho tiempo para hablar nosotros dos.
Le advertí mostrándole una cara seria, aunque estaba claro que ninguno de los dos me explicaría la razón exacta de porque mi magia había sido desactivada.
-Nuestro tiempo se terminó, no puedo detenerte más tiempo.
Pronuncio Eco tocando mi pecho con su bastón, haciendo que un brillo me cubriera por unos instantes, tras ello hizo desaparecer su bastón.
-Esto te protegerá alejara a los monstruos más poderosos que tú, quienes estén junto a ti tambien serán bendecidos.
Me explico Eco dando un paso hacia atrás.
-Espero que me sirva... respecto a tu favor.
-No te preocupes, primero escapa a salvo, luego hablaremos... por ahora te dejare en manos de la diosa del destino, que las gemas te protejan.
Entonces Eco dio un segundo paso hacia atrás desapareciendo en un instante, dejándonos nuevamente solos.
-Los chicos no nos creerán esto, vimos a un fantasma... bueno en un lugar conocido como el bosque de las almas pues no es sorpresa.
Hablo Grinmore mientras yo enfundaba mi espada dando media vuelta para caminar siguiendo la dirección de la brújula.
-No era un fantasma, era Eco, la madre naturaleza.
-Oh, espero no haber ofendido a una diosa.
Reí un poco iniciando nuestra travesía por el valle de la muerte, no quise preguntarle sobre lo que conocía de este lugar pues, no quería desconfiar de él, pues era al único que tenía conmigo.
***
Pasaron algunas horas tras haber entrado al valle de la muerte, cada cierto tiempo nos encontrábamos con algún monstruo en su mayoría eran débiles, mas de lo normal, pues estos parecían mas delgados, y de colores opacos, sin embargo tambien eran más agresivos atacando desesperadamente.
A pesar de eso lo que más me sorprendió fue llegar a un barranco de unos tres metros de alto, ahí pude ver un campo de batalla con varios cuerpos, armas y armaduras sobresaliendo de entre la ceniza.
-Hubo una batalla aquí.
Susurre hablando obviedades, llamándome la atención al notar que el campo de batalla se extendía más allá de lo que la niebla me permitía ver.
-Si... pero no creo que haya nada impresionante, vámonos.
Hablo Grinmore con algo de temor, entonces di un salto bajando al cementerio en un instante mientras el libro me miraba incrédulo.
-¡Oye no se salta así en un lugar como este! ¡Sera malo para tus rodillas!
Grito siguiéndome rápidamente.
Al bajar comencé a avanzar tomando primero un escudo el cual se encontraba dividido en dos, luego me encontré con una espada oxidada la cual se encontraba rota, y tras ese rastro me encontré con el cadáver de un caballero, el cual había sido cortado en dos, pues no podía ver su cadera.
-Debió ser una batalla muy antigua de antes de la era de los dos imperios cuando los elfos vivían en estas tierras.
Comento Grinmore mientras observaba el campo de batalla, sin embargo su explicación no me convencía.
-No, esta fue una batalla reciente.
Dije limpiando un poco el polvo de la aradura del caballero, en su hombro derecho portaba un emblema que yo conocía bien, un dragón formando una luna menguante con sus alas, ese era el emblema de los caballeros dragón.
-El emblema del imperio... por su estilo, puedo deducir que es el emblema de los caballeros dragón cuando reinaba el emperador Laplace II.
-Laplace II... era el emperador que gobernaba Skyland cuando yo fui atrapado por Miss.
Laplace II S máximos había sido el anterior emperador del imperio, muchos le apodaban como el terrible o el tonto, pues era conocido por prácticamente perder la guerra de los 100 años tras una estrepitosa derrota en vector donde murió el guardián de la gema del viento.
-El emperador terrible, este cementerio debe tener al menos 50 años de antigüedad, tal vez corresponde a un destacamento que fue enviado para atacar Paradise...
Comente tomando la espalda rota y el escudo entregándolo una vez más al caballero dragón.
-...Seguramente lucharon entre ellos tal vez por hambre o locura.
Añadió Grinmore hablando por lo bajo usando sus cadenas para mover la ceniza e intentar subir el cadáver.
Empecé a avanzar entre el cementerio observando e intentando adivinar que había pasado, sin embargo, por los colores podía notar que habían luchado entre ellos pues todos portaban los colores del imperio de aquel entonces.
-Sabes mucho del imperio para ser un caballero ígneo, bueno reconozco que eres un Castelar, en mi época eran famosos, dime ¿acaso perteneces a la familia Welmander?
Hablo Grinmore mientras se mantenía a la par de mí, su pregunta me hizo detenerme, pues aquella pregunta me había sorprendido.
-No, soy un Castelar, pero no pertenezco a las cuatro antiguas casas, aunque desciendo de los lobos del norte, no de las salamandras del oeste.
Le respondí girando hacia el sorprendiéndolo, en el pasado antes de que mi padre naciera, la familia Castelar estaba dividida en 4 ramas, al suroeste se encontraban los Welmander, cuyo símbolo era una salamandra atravesada por una espalda, estos eran Castelar conectados con el elemento fuego, gobernando al sur del imperio, pero al este de las Belamerinas, luego estaban los Northwolf ostentaban el lobo atravesado por una espada, los lobos del norte, quienes vivían al norte siendo en realidad la rama directa de los Castelar con nuestros antepasados, se encargaban de colonizar las frías estepas, en el centro estaban los Dragondeer, su emblema era un dragón con astas, eran conocidos como los ciervos del emperador, ellos eran caballeros dragón encargados de proteger el corazón del imperio, se habían vuelto la rama principal por su conexión con el elemento viento, y por ultimo estaban los Montanshep, cuyo emblema era un pico y una pala cruzados, pues ellos gobernaban al sur de Paradise controlando vector y las minas de la zona habiendo remplazado a los enanos en esa tarea, sin embargo, cuando empezó la guerra los Welmander traicionaron al imperio uniéndose al guardián de la gema del fuego, ahora, las cuatro ramas estaban extintas, mi tío abuelo fue el último Northwolf con vida, muriendo la última rama con él.
-Nací en el imperio, la gema del fuego me eligió como su guardián, el fénix de esta época, así que el imperio me desterró a Paradise y bueno el resto es historia.
Explique lo más simple que pude, haciendo que Grinmore se quedara en silencio por unos instantes, para luego reír.
-Vaya eso sí que no me lo esperaba, los Castelar siempre han sido un misterio, antes controlaban casi todo el imperio, incluso el anterior guardián de la gema del viento fue un Dragondeer.
Se rio un poco mientras avanzaba mientras que yo mostraba el ceño fruncido, pues tenía razón, el anterior Bahamut había sido un Castelar.
-Aunque sin dudas debió ser duro para ti.
-Ni que lo digas, mi sueño era ser un gran caballero del imperio como mi padre, pero el destino a veces es injusto.
-Oye tranquilo, no digas eso, bueno si fue algo injusto, míralo como una oportunidad, qué importa si no eres un gran caballero del imperio, puedes ser un caballero ígneo grandioso, lo malo es que la guerra aun continua...
Comento intentando animarme al verme decaído, sin embargo al final el tambien se entristeció.
-Esta se terminó hace una semana, ¿Por qué crees que voy a Crescend?
Le pregunte dándole una leve sonrisa.
-Oh, esa es una excelente noticia, ¿Por qué nadie me había dicho que esta había terminado?
Se burló mientras caminábamos siguiendo la dirección que la brújula marcaba, pero antes de responder note un par de figuras a lo lejos las cuales parecían ser humanos rondando entre los cadáveres.
-Grinmore, ¿que son esos?
Pregunte llevando mi mano a mi espada.
-Qué raro, no tienen magia.
Susurro Grinmore manteniéndose alerta, escuchar que no tenían magia me preocupo, pues era algo imposible, todos teníamos magia aunque sea un poco.
-Hay que acercarse.
Comencé a caminar en silencio acercándome más y más a ambos seres, pronto estuve lo suficientemente cerca para verlos mejor, ellos portaban armaduras oxidadas y ropas rasgadas, sin embargo no eran humanos, su piel y su carne se había desvanecido quedando solo en los huesos, esqueletos andantes, el primero portaba una armadura simple dañada así como una lanza teniendo su cabeza descubierta, pero el segundo era más imponente, pues tenía una armadura completa portando un escudo con forma de media luna, en su casco portaba un penacho verde llamativo junto a una capa rasgada.
-Ese caballero es un monstruo fuerte, tal vez no tenga magia, pero diría que está a la par contigo físicamente.
-Y eso que ya no tiene músculos... pero al menos solo son dos.
Dije empuñando mi espada, pero antes de desenfundarla me detuve.
-No puedo arriesgarme, retirémonos, es demasiado peligroso.
Suspire dejando de sujetar mi espada, para luego dar media vuelta.
-¡Rohei cuidado!
Exclamo Grinmore con fuerza creando un muro de luz a mi derecha protegiéndome de una jabalina la cual había sido lanzada por un esqueleto que no había visto, este se había acercado demasiado sin darme cuenta, inmediatamente desenfunde mi espalda mirando hacia los otros dos esqueletos los cuales avanzaban hacia mi corriendo.
-Estamos en graves problemas jefe.
-Sí, cúbreme no peleare con tres enemigos a la vez.
Ordene pateando el suelo comenzando a correr hacia el esqueleto que había lanzado el arma, este tomo una segunda lanza del suelo comenzando a correr hacia mi cargando con su arma, pronto su arma choco contra mi escudo sacando algunas chispas.
-[Ardan llamas del inframundo].
Exclame mientras empujaba su lanza hacia atrás con mi escudo, haciendo que el monstruo retrocediera.
-¡Fuego!
Mi espada funciono como catalizador reuniendo la magia en su hoja, y liberándose al dar una estocada hacia el monstruo disparando una bola de fuego la cual estallo en una llamarada consumiendo al monstruo.
-Los esqueletos como estos deben ser débiles a la magia.
Comente viendo cómo este monstruo caía al suelo en partes, había leído sobre la existencia de esqueletos que se levantaban y acaban con fiereza, una espada difícilmente podría acabarlos, pero un hechizo era su perdición especialmente magia de luz y de fuego.
Gire hacia Grinmore solo alcanzando a ver como este era enviado a volar hacia mí por el caballero esqueleto liberando un grito agudo.
Al caer reboto un par de veces antes de volver a levitar.
-Señor, no pude detenerlos.
-Ibas a sujetarlo con tus cadenas como lo hiciste contra mí.
Le reclame colocándome en posición defensiva mirando como el caballero esqueleto y su secuaz corrían hacia nosotros.
-Lo intente pero me clavaron una lanza entre mis hojas, además, ¡míralos ni siquiera deberían estar vivos son una aberración! ¡Me da asco el tocarlos!
Solté una leve risa antes de suspirar.
-Usa tus cadenas y lánzalos hacia el cielo.
Le mande mirando que ya estaban cerca, rápidamente Grinmore obedeció creando unas docenas de caninas las cuales volaron hacia los esqueletos atrapándolos por sus piernas, sus caderas, su pecho, cabeza y brazos, entonces intento desmembrarlos, sin embargo sus huesos no se separaron, por lo cual continuo con mis órdenes levantándolos del suelo y lanzándolos con fuerza haca arriba, haciendo que estos formaran un arco volando sobre nosotros y cayendo detrás de ambos a varios metros de distancia, pero, sin ninguna clase de daño.
-Qué raro, deberían de haberse vuelto un saco de huesos rotos.
Arque mis cejas ante las palabras de Grinmore.
-Son más resistentes de lo que pensaba, ¿Tienes algún hechizo que afecte directamente el cuerpo de alguien?
-Ninguno, lo siento jefe.
-Entonces, inmovilízalos por mí.
Ordene comenzando a correr hacia ambos esqueletos.
-A la orden.
Grito siguiéndome el paso, apunte hacia el caballero esqueleto quien corría por delante siendo más rápido que el soldado a su lado, dejándolo atrás rápidamente, este ataco con una estocada la cual golpeo mi escudo frenándome, sintiendo el golpe recorrer mi cuerpo, sin embargo ninguno se movió ni un centímetro, el impacto había demostrado que ambos teníamos fuerzas similares.
Nos alejamos tomando la distancia y mirándonos en silencio, el monstruo me evaluaba acomodándose, empecé a moverme levemente hacia la izquierda, viendo como este me seguía con movimientos rígidos pero rápidos.
Intente tomar la iniciativa, pero antes de siquiera dar un paso me detuve, sin la hoja radiante, usar atravesar me costaría perder la única espada que tenía para usar, el daño derretiría la hoja de esta arma o la haría quebradiza, no estaba seguro del resultado pues dependía mucho de la calidad, la cual no era mucha en esta arma.
Al ver me titubear el monstruo tomo la iniciativa atacando con su espada dando un amplio salto golpeando el suelo con su espada, pues había esquivado dando un salto hacia atrás, sin embargo al caer casi resbalo teniendo que apoyarme con mi espada a modo de bastón.
-[Ardan llamas del inframundo] ¡Fuego!
Grite disparando una llamarada con mi mano derecha al instante, sabiendo que en ese momento estaba vulnerable a un ataque, el fuego avanzo contra el monstruo pareciendo estar por envolverlo, sin embargo, no funciono pues este rápidamente se ocultó detrás de su escudo, protegiéndose de la llamarada la cual se dispersó como un torrente a su alrededor, dejando marcas negras en el suelo, creando una nevada de brazas detrás del monstruo al haber levantado y quemado la ceniza del suelo.
Quede en shock por un instante, sin embargo antes de poder siquiera dudar, el monstruo se abalanzó sobre mí balanceando su espada dándome apenas tiempo para defenderme con mi escudo retomando mi espada del suelo.
El impacto me hizo retroceder pues no había estado en buena posición, sin perder la oportunidad el monstruo volvió a atacar, pero esta vez pude defenderme interceptando su espada con la mía, desviándola hacia el suelo y creando una apertura en su defensa, rápidamente di un paso al frente colocando mi pie contra su espada para luego dar un golpe con mi escudo a su cabeza, haciendo que esta girara sobre si misma varias veces retrocediendo y tambaleándose.
-[Atravesar].
Pronuncie viendo que era mi única oportunidad, rápidamente di un tajo horizontal cortando a la mitad su escudo para luego dar una estocada rápida contra su pecho atravesando su armadura.
El monstruo a un moviéndose levanto su espada para apuñalarme, sin embargo una cadena de luz lo detuvo sujetando ambas manos del monstruo.
-¡Ahora jefe acábelo!
Escuche la voz de Grinmore ante lo cual rápidamente apreté mis dientes y pronuncie "fuego". De su cuello, brazos y falda salieron llamaradas calcinándolo mientras observaba como su armadura se tornaba al rojo vivo y el calor aumentaba como si fuera una fragua, mire su rostro intentando gritar pero sin liberar ningún sonido, a medida que se retorcía sin poder escapar, pues el calor provoco que mi espada y su armadura se fisionaran.
Su espada cayo de sus manos liberando un fuerte sonido al golpear una roca, en cuestión de segundos sus movimientos se detuvieron, sus huesos se separaron cayendo al suelo, mientras yo soltaba mi espada dejándola caer junto a la armadura, mire como mis manos se habían quemado por mi propia magia.
-[Cura].
Pronuncie al instante intentando soportar el dolor mientras apretaba mis dientes, la cura surtió efecto sanando la quemadura al instante, pero dejando el dolor, sin embargo aún no terminábamos.
Mire hacia Grinmore quien sostenía al esqueleto soldado, conteniéndolo, me acerque al monstruo hasta estar frente a él, estire mi mano derecha estando a pocos centímetros de tocar su cabeza.
-[Ardan llamas del inframundo] Fuego.
Sentencie envolviendo al esqueleto en fuego consumiéndolo en un instante.
-¿Estas bien Rohei?
Me pregunto Grinmore haciendo desaparecer sus cadenas.
-Mi propia habilidad hizo que esta batalla se sintiera más difícil.
Camine respondiendo a esa pregunta llegando hasta la espada del esqueleto caballero, la tome notando que estaba en relativo buen estado, siendo de una hoja un poco más gruesa que la espada común que usaba, solo con un vistazo pude percatarme que era de bastante buena calidad, entonces mire hacia el cadáver desecho.
-En vida debió ser un caballero el doble de fuerte que yo.
Susurre para luego ofrecerle mis respetos al caballero cubriéndolo con las cenizas, solo eso, pues no tenía tiempo de enterrarlo, tras hacerlo mire hacia Grinmore quien permanecía en silencio.
-Grinmore hay que continuar.
-Estoy de acuerdo jefe, debemos salir de este lugar, no quisiera que un esqueleto se levantase.
Asentí mientras guardaba la espada del esqueleto en el compartimiento de mi escudo para luego continuar avanzando.
***
Fuegos fantasmales, monstruos de naturaleza desconocida, nacidas del elemento fuego, pero nadie sabe el cómo se forman, estas se presentan como un fuego negro capaces de lanzar magia básica, son rápidos y difíciles de dañar al ser escurridizos, estos son vulnerables solo a la magia agua, pero estos si pueden ser destruidos por las espadas.
Habíamos salido de ese campo de esqueletos encontrándonos en una zona rocosa, donde las paredes de piedra formaban un laberinto, la brújula nos había traído a este lugar, donde la ceniza no llegaba, pero no había ninguna planta, solo restos marchitos y carbonizados, ahí nos habíamos encontrado con un grupo de estos monstruos.
-¡Grinmore!
Exclame mientras el libro recibía una llamarada de una de los monstruos, causando los gritos de Grinmore mientras yo intentaba esquivar los disparos de fuego de otros fuegos fantasmales. En total eran unos 6 monstruos, los cuales apenas no podía alcanzar con mi espada, se alejaban flotando al acercarme manteniendo la distancia de con una llamarada.
Observe como el libro se lanzó al suelo girando y gritando hasta que apago el fuego, tranquilizándose.
-Rohei, deja de estar jugando contra esos monstruos, ¡usa magia para derrotarlos!
Exclamo apuntando con una de sus cadenas hacia los fuegos fantasmales, ante lo cual yo bufe con enojo.
-Si supiera que funcionaria lo haría, ¡pero esos monstruos se alimentan de la magia de fuego si lanzo un hechizo ellos podrían hacerse más poderosos o volverse más!
-Oh, fue bueno que comparas ese libro, sí que eres un lector muy habido.
-¡No bajes la guardia idiota!
Grite interponiendo mi escudo para proteger a Grinmore bloqueando dos llamaradas de los monstruos.
-Gracias... pero ¿entonces como los derrotamos?
Me pregunto, mientras se colocaba en mi espada sosteniéndose con unas cadenas emulando la correa de una mochila, eso mientras yo corría a refugiarme detrás de un pilar, pues había visto que las otras cuatro intentaban rodearme.
-Debemos limitar sus movimientos, si se mantienen lejos de mi espada no podre derrotarlos.
-¿Y qué opinas si creo un techo para esta parte del laberinto?
-Solo si puedes bajarlo lo suficiente para que mi espada les haga daño.
Comente, mirando hacia los lados, aquí estábamos bastante descubiertos como para que los monstruos se alejaran, intentaba pensar en una estrategia, pero no podía hacerlo mientras observaba los movimientos de los monstruos, me sentía completamente descoordinado.
-¡Tengo una idea!
Exclamo Grinmore, levantando el vuelo mientras algunos fuegos fantasmales intentaron perseguirlos y otros se quedaban esperándome, disparando llamaradas, pronto uno de los impactos hizo sacudir el pilar donde yo me ocultaba provocando que este comenzara a moverse, patee el suelo saliendo de mi escondite empujándome hacia otra roca, tomando por sorpresa a uno de los monstruos, sacudí mi espada con fuerza marcando un arco plateado, logrando cortarlo en dos haciendo que su forma se dispersara, pero haciendo que el otro par levantaran vuelo antes de disparar una nube de fuego en mi contra.
-[¡Muro de fuego!]
Grite pronunciando el hechizo logrando protegerme de aquella llamarada, justo en el momento que los monstruos dejaron de disparar ese fuego, Grinmore cayó a mi lado algo chamuscado, levantándose casi al instante.
-Encontré el lugar perfecto sígame, usted encárguese de acabarlos.
Asentí, comenzando a seguirlo a través del laberinto de rocas, seguido por los cinco fuegos fantasmales restantes, los cuales no parecían descansar hasta acabarnos, corría lo más rápido posible siguiendo a Grinmore y escapando de las llamaradas y los disparos de fuego de estos monstruos, intentando evitarlos.
Saltando y cayendo por un camino traicionero, al inicio tropezaba evitando caer por poco, sin embargo al ir avanzando sentía mi agilidad poco a poco recuperarse, aumentando la coordinación entre mis ojos y mis pies logrando ganarles distancia.
Entonces llegamos a una grieta con altas paredes de roca, a la cual accedimos desde abajo de una roca caída, los monstruos que aún nos seguían se encontraban algo lejos, pero parecía que no los habíamos perdido, pues pronto pude ver a uno de ellos salir desde la última vuelta girando hacia nosotros.
-¡Grinmore!
-Ya se, [Levántense, muros inquebrantables, escúdenme] [Muro de luz].
Exclamo rápidamente y sin pensarlo mucho, creando no un muro de luz en su lugar invoco la magia sobre nosotros creando un techo a menos de 3 metros del suelo, permitiéndome usar mi espada sin contenerme.
Sonreí ante esta idea, en ese momento los monstruos comenzaron a entrar por la apertura, lo primero en hacer fue lanzarme en su contra dándole un tajo al primero cortándolo en dos, mientras el segundo intentaba elevarse chocando contra el techo antes de ser cortado con mi espada, el tercero golpeo al cuarto al intentar esquivar mi espada provocando que ambos fueran destruidos, mientras el ultimo pereció al ser destruido cuando lo ataque con mi escudo aplastándolo entre este y la roca desvaneciéndolo al instante dejando en el ambiente una niebla negra y un olor a incienso.
-Su magia no ha desaparecido, será mejor que nos alejemos antes de que recobren su forma de nuevo.
Comento Grinmore, asentí mirando la brújula y continuando por un camino diferente, solo esperaba que pronto saliéramos de este lugar.
Mientras avanzaba entre las rocas me mantenía atento, observando el lugar recordando la vez en que hable con Eco, la estructura de roca y los túneles eran similares notando que hacía tiempo sería igual de verdoso, notando restos del musgo brillante en las rocas.
Al no haber sido estudiado nada del bosque de las almas no sabía de la existencia de estos túneles y rocas.
-¿Grinmore que posibilidades hay de que estemos en las ruinas de una ciudad enana?
Pregunte pues algunos muros parecían haber sido tallados, sin embargo no había ningún tipo de cavidad y mucho menos había visto algún resto humano, solo algunos monstruos.
-Lo dudo, los enanos cavan largos túneles los cuales bajan varios metros, tampoco creo que sea una estructura defensiva, es más probable que sea solo una rareza geológica.
Me aclaro Grinmore analizando las paredes más altas por mí antes de bajar.
-¡MOOOOOOOOOO!
Escuche el rugido de un monstruo, al escucharlo Grinmore comenzó a temblar pareciendo bastante ansioso.
-Es un minotauro, son fuertes, los de Paradise son pequeños pero mientras más lejos de la humanidad estén más fuertes son.
Hable pensativo, sabiendo que encontrarme con un minotauro sería algo demasiado peligroso para mí en este momento.
-Entiendo, pero es mejor alejarnos de este desviémonos por aquí.
Comento Grinmore señalando hacia un camino secundario, nos mantuvimos avanzando en silencio, pensativos por no encontrarnos algún monstruo al dar una vuelta errónea, mientras avanzábamos mantenía mi oído atento por si el minotauro se escuchaba lejos o cerca.
Sin embargo al dar una vuelta nos encontramos con algo que no esperaba ver en este bosque, un monstruo humanoide con placas de piel endurecida, un enorme cuerno nasal que cubría su enorme cabeza junto a una boca llena de colmillos, encontrándose devorando un cadáver, al verlo rápidamente me oculte detrás de un muro, este estaba muy ocupado consumiendo esa carne, era un Belmodar una criatura carnívora de las estepas del sur de Paradise, y una de mis preocupaciones más grandes que aparecían en los libros, pues estos eran grandes y fuertes, midiendo casi tres metros de alto y teniendo una embestida poderosa.
Di una segunda mirada, pare ver que tan distraído se encontraba, ahí pude notar sus orejas levantadas como la de un ciervo y su piel amarilla, pero no solo eso, pude ver que era lo que comía, pues en el suelo pude ver caer un brazo humano.
Trague saliva sintiendo un gran miedo, comenzando a pensar en lo peor desenfundando mi espada.
-Rohei no, ese monstruo es peligroso mejor esquivamos.
Me hablo Grinmore en voz baja, mientras yo intentaba mantenerlo tranquilo, pero.
-Tengo que saber a quién se está comiendo.
Hable con enojo, y frustración, como era posible que uno de mis amigos hubiera sido asesinado por ese monstruo, pero ¿Quién era? Josef, Mateo o Luna. Debía saberlo, debía ser uno de ellos, no podía quedarme quiero pensando que uno de mis amigos había muerto.
Rápidamente salí de mi escondido activando Fury queriendo acabar con ese monstruo lo más rápido que podía.
Sin embargo antes de dar el primer paso, un destello verde cayo desde lo alto, impactando al Belmodar con un golpe certero uno que separo su cabeza de su cuerpo, liberando un chorro de sangre mientras el cuerpo sin vida del monstruo caía.
Hasta ese momento me debatía si nosotros éramos los únicos humanos en este lugar, ahora había alguien demostrándome que no era así.
Capítulo especial de Halloween 🎃, Jaja es broma pero por la temanirca de esqueletos quise dejar el capítulo para este día, y que bueno que lo hice, espero que lo disfruten tanto con yo, claro es un poco largo así que ya se imaginan lo inspirado que estuve. Igual fue un capítulo importante para explicar un poco sobre la familia Castelar.
Aquí una reacción de Grinmore cuando vio a los esqueletos.
La próxima semana veremos más de alma de fuego, espero que les guste el siguiente capítulo, cuídense de los espíritus malignos y que las gemas guíen su camino.
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