Capítulo 23: Lágrimas de sangre
Silencio era lo único que había quedado tras la muerte de Lucas, observaba a Emma respirar con rapidez mientras mantenía su mano extendida inmóvil, estuvo así por un par de segundos, cuando las pisadas de Sebas y Erika acercándose a mí la sacaron de su trance, ella nos mostró una mirada fría ya no mirándonos como unos insectos si no como algo peligroso, estirando rápidamente su brazo derecho ahora sin portar ni su varita ni su lanza.
– [Hidro-pulso]
Pronuncio con una voz simple activando la versión rápida de un nuevo hechizo dirigido hacia nosotros, el cual se manifestó como tres halos de agua disparados a gran velocidad y de diferente tamaño, los cuales fueron creciendo al avanzar dejándonos poco margen de escape.
– [Muro de fuego]
Exclame desesperado deteniendo su hechizo con el mío, logrando proteger a mis dos compañeros, tras el impacto inicial mi hechizo flaqueo, agrietándose con el segundo y rompiéndose con el tercero, creando una explosión de vapor la cual por suerte no nos dañó.
Sentí mis manos adoloridas, mi mente mareándose, estaba a poco de consumir toda mi magia, si eso pasaba podría caer inconsciente ya que no estaba acostumbrado a ello.
–Roe...
Sebas se acercó a mí, notando ambos que Emma no había lanzado un segundo hechizo.
***
Del lado opuesto a la cortina de humo, la maga bufo viendo sus siluetas sabiendo que no había logrado matarlos.
–Son peores que las cucarachas.
Hablo caminando hacia Santiago quien intentaba ponerse de pie, en su rostro se notaba un claro temor, pero aún no se rendía.
Emma lo miro con enojo tomándolo de su armadura y levantándolo del suelo para verlo a los ojos.
–Esta es tu última oportunidad de elegir, sabes bien que morirás si sigues luchando.
Le hablo centrando su mirada en la misma alma del joven, Santiago se resistió tomando las manos de la maga pero sin poder apartarlas.
–Todo lo que "él" te mostro es verdad, no desperdicies esta oportunidad de oro.
Le advirtió lanzándolo contra el suelo mientras le daba la espalda volviendo a concentrarse en los que aún no se remidan.
***
–Hay que abrumarla, es rápida pero no muy hábil, si la mantenemos concentrada en un combate cuerpo a cuerpo no lanzara sus hechizos.
Le explicaba mi plan a ambos quienes me escucharon asintiendo con cada palabra.
–Así que piensas acercarte lo suficiente para usar atravesar.
Comento Sebas analizándolo rápidamente, comprendiendo mi idea.
– ¿Pero, y si falla?
Me pregunto Erika con obvias dudas, pues ya antes atravesar no había causado ningún daño al dragón.
–No hay otra opción...
Le respondí mientras giraba escuchando el golpe que Santiago había recibido sobresaltándonos, sin embargo nuestro compañero volvió a levantarse rápidamente corriendo hacia nosotros con toda su fuerza.
–Hay otra, si no funciona mi hermano y yo la distraeremos para que ustedes escapen.
Sugirió Sebas corriendo hacia Santiago, no podía permitir que él se sacrificara, pero si no podíamos matarla con atravesar, ¿Qué otra opción teníamos?
–No lo abandonare.
Sentencio Erika mientras se colocaba junto a mí centrando ambos la mirada en nuestra oponente, estábamos demasiado lejos como para iniciar nosotros un ataque.
–Entonces, procura no morir.
Le dije sabiendo que vendría una tormenta de magia, pues ya podía escucharla susurrar.
– ¡Prepárense para sobrevivir!
Exclame dándoles la señal, Sebas le dio ánimos a su hermano de levantarse y luchar, logrando hacer que Santiago empuñara de nuevo sus dos armas, Erika se preparó para la embestida de magia mientras yo dejaba que Blood Warrior me guiara relajando todo mi cuerpo soltando un largo suspiro.
Emma termino su primer encantamiento, haciendo aparecer frente a ella un orbe de electricidad disparando rayos de baja potencia hacia todos los lados.
– [Hoja relámpago]
Pronuncio extendiendo su brazo izquierdo hacia la esfera, tomándola con fuerza ordenándole tomar la forma que ella buscaba, el hechizo no tomo una forma física, volviéndose una hoja de plasma y rayos centellantes de color purpura y dorado, parecía tan siencilla pero a la vez tan mortal.
Sutilmente levanto su brazo sobre su cabeza para luego agitar su nueva arma, liberando en su lugar toda una columna de rayos de gran potencia hacia nosotros, desgarro y calcino el suelo habiendo un surco con su poder, apenas logramos esquivarlo al saltar a ultimo segundo, pues nos había tomado por sorpresa.
–*Cof* Tiene mucha potencia *Cof*.
Pronuncio Santiago tosiendo ante el polvo levantado, observando que había sido más poderoso que el mismo dragón danzante de antes.
– ¡No se distraigan!
Exclame percatándome de un segundo golpe con aquella arma lanzando esta vez una diagonal hacia Sabas y Erika, los rayos le obedecieron cayendo en ese ángulo, haciendo que ambos tuvieran que lanzarse al suelo para esquivar aquel ataque de gran potencia, uno tras otro comenzó a mover su brazo queriendo matarnos lo más rápido que podía, lanzando un torrente de hechizos sin parar.
Esquivábamos sabiendo que nuestra vida dependía de ello, algunas veces saltábamos a ultimo segundo recibiendo una descarga dolorosa, casi haciéndonos gritar y paralizando alguna parte de nuestro cuerpo.
– ¡Mantengan el ritmo! ¡No es tan veloz como la espada del general Igor!
Exclame ordenándole a mis compañeros haciendo que solamente Erika y sebas sonrieran, pues tenía razón, la velocidad y el ángulo me recordaba a los entrenamientos de agilidad con el señor Igor, donde este intentaba golpearnos con un palo, aunque si nos daba era dejarnos inconscientes el resto del día. Aunque estos hechizos eran más rápidos quien lo lanzaba era más lenta y torpe que Igor. Pero Santiago se sentía desconectado del grupo, luchando solo defendiéndose como podía.
Entonces vi un punto de quiebre, Emma tomo un respiro pareciendo sentir su brazo entumido.
– ¡Ahora!
Exclame pateando el suelo con fuerza, lanzándome a toda velocidad hacia ella, seguido de Erika, surgiendo de entre el humo, cortando la distancia entre nosotros en un parpadeo.
– [Extracción]
Erika me superaba en velocidad llegando ella primero, era más alta que Emma aprovechando esto para atacar desde abajo con su técnica, lanzando un golpe ascendente, el cual la maga tuvo que cubrir con la espada relámpago, protegiéndose la valquiria con la magia generada por su técnicamente.
– [Atravesar]
Pronuncie, atacando desde la derecha, sabiendo que ella no tendría tiempo para bloquearme, y si intentaba usar su mano, atravesar la cortaría.
Por un segundo creí que sería así, pues la vi extender su mano derecha hacia mí, mientras me miraba con pánico-. Siendo en ese momento que me percate, su cuerpo se había envuelto en un aura carmesí, habiendo terminado un hechizo.
– [Espada fulgurante]
Su mano empuño una llama generando con esta una espada de fuego logrando bloquear mi ataque a ultimo segundo deteniéndome bruscamente.
– ¡Aléjense insectos!
Exclamo Emma con gran enojo empujando con sus pies hacia adelante mientras extendía sus brazos con fuerza, superando la nuestra en un instante lanzándonos hacia atrás, pero logrando mantener el equilibrio a último segundo.
–No dejes de atacarla.
Ordene, volviendo a embestir contra su espalda, mientras Erika hacia lo mismo volviendo ambos a atacar iniciando el plan de abrumarla, intentando evitar a cualquier costa que sacudiera cualquiera de las dos espadas.
***
Solo ellos dos habían avanzado, los gemelos se quedaron atrás, pues Sebastián había sido detenido por su hermano.
– ¿Santiago que haces? ¡Ellos no podrán sin nosotros!
Exclamo Sebastián mirando a su hermano completamente confundido, Santiago le detenía sujetándolo del brazo con todas sus fuerzas.
–Ellos... son prescindibles.
Pronuncio Santiago mirándolo con seriedad y frialdad.
–Es mi novia y nuestro amigo chequeen hablas, pero no solo eso es nuestro honor como caballeros.
Le recrimino Sebastián no creyendo que esas palabras venían de su gemelo, no era posible que dijera algo así.
–No vamos a sobrevivir hermano, ¡Debemos rendirnos ante ella! ¡Si lo hacemos todo lo que deseamos será realidad!
Grito mostrando por un momento un brillo amarillo en sus ojos.
–La gloria sin honor, no vale la pena.
Respondió Sebastián de la misma manera que hacia unos instantes, comprendiendo que su hermano había sucumbido a aquellas voces, voces que le ofrecían todo lo que el deseaba, desde la muerte de su padre, ser alabado como héroe, respetados por todos pero ¿a qué costo?
– ¿De qué sirve el honor si morimos ahora?
Pregunto Santiago mientras Sebastián se soltaba para ir a apoyar a sus amigos, pero al escuchar las palabras de su hermano él se detuvo por unos instantes.
–Prefiero morir con honor que vivir como un traidor.
Respondió dándole una mirada fría a su hermano, ya no se entendían, habían cambiado de bandos, luz y oscuridad, esto hizo enojar a Santiago.
– ¡Prefieres morir junto un traidor! ¡Un vil imperial que nos engañó por tres años! ¡Rohei no esquíen tú crees, nos mintió sobre su origen!
Exclamo Santiago rebelando el secreto de su líder, causando que su hermano se detuviera.
–Ah... eso explica muchas cosas, por eso no nos quería contar.
Pronuncio sebas con una voz desinteresada deteniéndose por un momento, soltando un suspiro procesando esa información.
–Pero, eso no cambia, después de ti, considero a Roe como mi mejor amigo... no creo que...no, sé que él jamás nos traicionaría.
Soltó un suspiro dando un paso hacia adelante.
–Además es nuestro capitán, no habría honor en traicionarlo.
Comenzó a correr hacia el combate empuñando su gran espada, empujándola hacia atrás corriendo como el viento.
"Lo siento hermano, pero yo si estoy listo para morir si eso significa salvar a alguien".
Santiago vio a su hermano alejarse, sintiendo como una gran envidia lo invadía.
¿Hacia quién?
Solo había una respuesta, hacia todos.
Envidiaba la valentía del pequeño Atradishe, quien lucho hasta el final.
Envidiaba el orgullo de Erika, quien siempre seguía lo que su corazón le dictaba, envidiando igualmente su autenticidad.
Y sobre todo, envidiaba a Rohei, envidiaba su habilidad en la lucha, el cómo parecía nunca querer rendirse, el cómo inspiraba a su manera a sus compañeros a ser mejores.
Envidiaba su aparente felicidad, la de todos ellos, envidiaba la familia de roe, la de Lucas, la de Roberto, todos teniendo un cálido hogar al cual regresar, mientras que a él ¿Qué le esperaba? Golpes, gritos, regaños injustificados.
Al único que hasta ahora no envidiaba era a su hermano gemelo, pues a pesar de ser iguales eran tan distintos, Santiago era más diestro con la espada, más veloz, mejor en la magia, incluso su fuerza no era tan lejana, y sobre todo habían vivido lo mismo.
Hasta ahora habían estado de acuerdo en todo, por ello no entendía su decisión.
La oscuridad que había cubierto su corazón engañaba haciéndole creer que eran iguales, cuando nunca ha sido así.
***
Luchábamos sin descanso, arremetiendo con todas nuestras fuerzas, buscando llevar a Emma a la defensiva, Erika era más fuerte que yo atacando en cada ocasión el brazo mas débil de nuestra enemiga permitiéndome empujarla, y distraerla desde la derecha aunque no pudiéramos hacer nada mas.
Cada vez que saltaba para alejarse de nosotros debíamos alcanzarla antes de siquiera ella pensara en atacarnos, dejarla respirar un momento, seria fracasar en nuestra misión.
Pero en consecuencia ninguno de los tres podía desconcentrarse, poco a poco nuestra resistencia se iba mermando.
El sudor salpicaba nuestros rostros, sentía que en cualquier momento mi espada se me resbalaría de mis manos.
– [¡Marejada!]
Exclamo Sebas desde atrás de nosotros, dando un gran salto potenciado por su habilidad, gire apartándome en un instante.
Los ojos de Emma se abrieron al ver la gran ola generada por el hechizo de Sebas se abrazaba sobre ella junto a una espada aplastante.
Sorprendida se apresuró a bloquear con sus dos espadas, pero la hoja relámpago fue bloqueada por Erika, haciendo que solo contara con la espada fulgurante.
Ambos hechizos chocaron, creando una explosión de vapor lanzando a los tres presentes hacia atrás, vi la apertura corriendo inmediatamente hacia atrás de Emma pero necesitaba una distracción más.
– ¡Malditos!
Exclamo Emma sin verme, pues miraba hacia adelante, observando como Erika y Sebas atacaban en conjunto, su Claymore y la lanza impactaron contra ella y sus hechizos deteniéndola por unos instantes.
– [Rompe montañas]
Exclamo Erika atacando a Emma con una certera patada en su costado derecho, el golpe la tomó por sorpresa lanzándola hacia la izquierda con fuerza, aunque logro recuperarse cayendo de rodillas quedando justo delante de mí, dándome la oportunidad para atacar.
– [Atravesar]
Susurre desde detrás suyo mientras lanzaba una estocada contra su espalda, logrando romper una barrera hexagonal que había creado, no había nada que pudiera hacer.
Sus ojos se abrieron con gran furia, sintiendo la muerte detrás de ella, en un intento desesperado golpeo el suelo con la hoja relámpago lanzando cientos de descargas en su posición.
La explosión de magia me lanzo hacia atrás con gran fuerza, sentí mi cuerpo llenarse de heridas mientras parte de mi armadura se rompía, caí al suelo rebotando un par de veces estando a penas consiente.
– ¡Roe!
Escuche el grito de mis compañeros mientras levantaba la mirada del suelo, observando el cómo corrían hacia mí.
***
Emma se encontraba furiosa, Rohei había logrado abrirle una herida en su espalda, causándole una cicatriz de derecha a izquierda, la cual le causaba gran dolor, sus propios rayos la habían herido convirtiendo su ropa en harapos, mientras respiraba con dificultad.
– ¿Cómo es esto posible?
Se preguntó levantándose sosteniendo la espada fulgurante entre sus manos.
–No pude ser que estuvieran por matarme.
Giro su cabeza hacia los tres que seguían resistiéndose, notando como Rohei ya no estaba en condiciones para luchar, no solo eso, los tres estaban juntos auxiliando al herido.
Una sonrisa se formó entre sus labios.
Sujeto su espada con fuerza, girando su cuerpo mientras levantaba el arma antes de lanzarla con todo su poder, sus pisadas desgarraron la roca mientras la espada abandonaba su mano, lanzándose como proyectil ardiente.
Rohei abrió sus ojos obedeciendo Blood Warrior extendiendo su mano derecha con lo último de magia que le quedaba.
– [Muro... de fuego]
Pronuncio invocándolo adelante de Erika, la cual abrió mucho sus ojos al no ver a sebas a su lado.
El caballero había previsto esto pues nunca perdió de vista los movimientos de Emma.
"Muro de fuego no aguantara".
Pensó Sebas colocándose al frente del hechizo, flexiono sus rodillas preparándose para el impacto, defendiéndose con su espada.
–Técnica de caballero [escudo de campeón]
Su cuerpo se envolvió en un brillo dorado, quedándose paralizando.
"Esto lo frenara un poco".
Apretó sus dientes antes de rugir, reflejándose en sus ojos el fulgor de aquel hechizo.
– ¡Por Paradise!
Exclamo con todas sus fuerzas mientras la espada fulgurante impactaba contra su arma, liberando un brillo segador.
El hechizo lo atravesó, impactando con gran fuerza contra muro de fuego, haciendo que el escudo se agrietara en su centro, resistiendo por poco.
– ¡Sebas!
Grito Erika horrorizada, la espada de sebas estaba hecha pedazos, pero su cuerpo permanecía de pie mostrando una gran sonrisa, mientras un enorme hueco había remplazado a su pecho.
Emma había reclamado una vida más.
Temeroso, Santiago se acercó a Emma a un sujetando sus armas, logrando ver a la distancia el cuerpo de su hermano sin vida.
Su rostro se distorsiono en una enorme tristeza, culpo a todos, sin ninguna excepción, le habían arrebatado lo que mas quería, su llanto no se hizo esperar mientras la oscuridad que Emma había plantado se apoderaba de él.
–Fue su culpa, habría sobrevivido de no ser por su estupidez.
Comento Emma mirando a Santiago burlándose de su hermano.
La gota colmó el vaso.
–No... tú lo mataste.
Exclamo atacando a la bruja con el hacha y la espada al mismo tiempo, dando amplios cortes difíciles de esquivar, pero simplemente decidió bloquearlos.
La sonrisa de Emma no se mantuvo por mucho tiempo, sus manos atraparon las muñecas de Santiago empezando a apretarlas, sin querer liberarlo.
–Pudiste hacer más, pero decidiste culparme a mí.
Hablo con frialdad mirando a un desesperado Santiago, el cual pronto empezó a sentir como los huesos de sus muñecas se hacían pedazos ante tal agarre.
–Solo eres un cobarde lleno de envidia, ya tenemos demasiados peones.
Sus huesos crujieron, pero Santiago no grito, aguanto el dolor mientras caía de rodillas sin poder mover sus manos.
–Si tan solo hubieras culpado a ese caballero ígneo, habrías vivido.
Le revelo extendiendo su brazo derecho hacia Santiago, el cual la miro con desesperación.
–Salúdame a tu hermano. [Dragón danzante]
Le sonrió activando un dragón danzante justo frente a él, devorando su cabeza en un instante.
***
Las lágrimas de Erika caían mientras lloraba desconsoladamente abrazando a Sebastián con fuerza manchándose de su sangre, aferrándose a la ropa que le quedaba, habían perdido la pelea, no le quedaba nada más.
–Pobrecita niña.
Emma se burló de ella colocando su mano sobre su cabello acariciándola, pretendiendo consolarla.
– ¡Aléjate de mí!
Exclamo Erika con gran tristeza y enojo queriendo apartarla con su brazo derecho.
No resulto, solo logrando que Emma la tomara del brazo azotándola contra el suelo profanando aquel momento de la valquiria causando que el gritara de dolor al sentir su hombro dislocarse.
–Que voz más hermosa posees.
Hablo Emma tomándola de su cabello levantándola para verla hacia los ojos, entre el dolor físico y emocional Erika apretó sus dientes antes de escupirle en la cara.
– ¡Si tanto lo deseas mátame ahora!
Exclamo mirándola con desprecio, sin embargo Emma ya se había llevado la victoria volviendo a mostrar su sonrisa engreída, limpio su rostro con su brazo izquierdo.
–No es necesario, servirás a otro propósito.
Suavemente coloco su mano izquierda sobre el pecho de Erika susurrándole su destino.
– [Duerme]
Pronuncio hechizándola en un sueño profundo, luego coloco su dedo índice sobre la cabeza de Erika haciéndola desaparecer en un instante.
– ¡Que hiciste con ella!
Exclamo Rohei con gran ira, con dificultas se encontraba de pie sosteniéndose con su espada mientras apenas podía cargar su escudo, al ver al caballero ígneo, Emma se burló antes de verlo con enojo.
–Podría decirte que está muerta, pero solo la envié a uno de esos barcos, aunque eso no te incumbe.
Hablo colocando su mano sobre su rostro.
– [Despierta sol del alba, alumbren de nuevo brazas ardientes, levántate señor de las llamas]
Su cuerpo se envolvió en mariposas ardientes, rodeándola y revoloteando posándose sobre sus heridas.
–Renacer de fuego.
Las mariposas se fundieron en un ave de fuego abriendo sus alas de par en par para luego agitarlas una vez envolviendo a Emma antes de desaparecer en cientos de mariposas las cuales se fueron dispersando, las heridas en la tersa piel de la maga desaparecieron, a excepción del corte de su espalda que había quedado como una cicatriz.
Tras curarse camino hacia Rohei quien se había percatado que de nada había servido todo el daño que le habían hecho.
–Mírate, te encuentras sin magia, sin fuerzas, con el cuerpo desgastado, ¿y todo para qué?
Lo tomo del rostro apretando sus mejillas enterrando sus uñas en sus mejillas antes de empujarlo hacia atrás, causando que Rohei perdiera el equilibrio cayendo sobre su espalda.
–Es humillante saber que alguien tan insignificante estuvo por matarme.
Hablo para sí misma moviéndose hacia un lado para luego patearlo haciéndolo girar sobre su cuerpo, un par de veces dejando a Rohei boca abajo.
***
Que humillado me sentía, me había convertido en el juguete de Emma, quien solo se divertía golpeándome desquitándose el mal rato que le habíamos hecho pasar.
No había logrado derrotarla, pero que otra opción teníamos, no podíamos ganar ni mucho menos unirnos a ella, ahora solo quedaba yo.
¿Que pasearía con Erika?
Me pregunte pensando en ella, quizás hubiera sido mejor que ella se hubiera quedado con Baal seguramente el seguía luchando en la ciudad.
¿Qué pasaría con Mary?
El duque Fernández era fuerte, seguramente los refuerzos llegaron, además Carole y la señora Gertrudis eran fuertes, Lucy tambien debería estar bien, probablemente me había preocupado en vano.
¿Qué pasaría con Luna?
No lo sabía.
Sentí una patada más lanzándome contra una pared, gire un par de veces antes de quedar bocarriba mirando los barcos voladores.
¿Y si fue secuestrada como Erika?
Un gran miedo inundo mi corazón en ese momento, sintiendo unas ganas incontrolables de levantarme para saber si estaba bien.
Pero qué podría hacer en este estado, como podría atravesar toda la ciudad.
¡Ni siquiera con un buen quipo había podido derrotar a alguien que solo jugo con nosotros!
Emma no estaba a nivel de los generales, no habría podido hacer nada si realmente nos hubiera tomado en serio.
Gire mi mirada encontrándome con Emma caminando hacia mí con una de las espadas de Santiago, mirándome con una sonrisa perversa, con ella sentía a la muerte acercándose a pasos lentos.
No podía morir aquí.
Debía proteger a Lucy, lo había jurado, era mi misión.
Mary me esperaba, debía volverme un buen caballero ígneo para motivarla, era mi promesa.
No quería dejar las cosas así con Luna, debía pedirle disculpas, decirle lo estúpido que había sido, no quería perderla.
–Levántate.
Un susurro, no sabía de donde provenía...
No me rendiría, el sacrificio de Sebas no podía ser enano.
La valentía de Lucas debía ser recordado.
Debía sepultar los cuerpos de Santiago y Roberto.
No dejaría que ella se saliera con la suya, no le daría el placer de matarme.
¿Pero cómo?
Apenas podía moverme, mi magia se había terminado, mi cuerpo me dolía en todas partes, no tenía idea de cuantos huesos rotos tenia ahora.
–Úsame.
Escuche una vez más.
–Estás listo, no te rindas ahora.
Escuche mirando al ave en llamas detrás de Emma.
–Solo... si me ayudas a derrotarla.
Después de todo el día acepte ese lado mío que tanto había rechazado, no había ninguna excusa ni nada que perder.
–Ruge con todas tus fuerzas, deja salir todo lo que has guardado...
***
– ¿Qué es esto?
Alguien en algún lugar hablo.
–Hacia casi un siglo que no sentía esto.
Alguien en algún lugar se sorprendió.
–Una llama... oh... por fin.
Alguien en algún lugar sonrió.
***
Ese día, en medio de la invasión, mientras la batalla se encontraba en su punto más álgido.
Un gran pilar de fuego se alzó frente a la muralla oeste, su rugido dejó en silencio a la ciudad.
El torrente se elevó hasta el cielo tornando las nubes rojas, mientras un rugido se escuchaba por toda la ciudad.
Desde el aeropuerto en llamas una mujer sonrió, extendió sus manos mientras unas leves brazas caían desde el cielo.
–El fénix ha regresado... me pregunto quién ha hecho que despierte ¿Quién se enfrentara a su ira?
Hablo con una sonrisa en sus labios para luego girar hacia la destrucción que ella había creado.
–Esta batalla termino, regresen a los barcos.
Ordeno desapareciendo, dejando únicamente un par de plumas negras detrás de sí.
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