Capítulo 22: Lucas, el indomable.

Advertencia, contenido sensible, guardar discreción.

Sentía mi corazón latir con fuerza, mi magia inundaba mi cuerpo gritándome el peligro en el que nos encontrábamos, mis ojos estaban de acuerdo con mis instintos, pues detrás de ella se encontraba un tramo de la ciudad calcinado, mas de cien metros era lo que podía calcular.

Comencé a sentir a Coco retroceder por el temor, pero manteniéndose firme siguiendo mis órdenes, esperando con ansias darle la orden de escapar.

–Puede acaso que ustedes sean más cobardes que sus compañeros.

Se mofo aquella chica mientras jugaba con la lanza de nuestro compañero, la sangre sobre esta confirmo nuestros temores.

–¡Maldita que hiciste con nuestros compañeros!

Exclamo Lucas lleno de ira contra la mujer quien solo se rio en su cara, burlándose de nosotros.

–Los maté, no es nada personal, tampoco por placer, solo me ordenaron hacer arder esta ciudad.

Declaro con una voz seria mirando a Lucas a los ojos, haciendo que nuestra sangre se helara, decayendo en un instante toda nuestra fuerza mental, estando al borde de perder toda nuestra moral como soldados.

–Roe... ¿Podemos matarla?

Me pregunto Santiago lanzando al suelo su escudo tomando el hacha en su lugar.

–No me respondas, es nuestra única opción.

Santiago pronuncio con gran odio listo para iniciar la batalla.

–No quiero escapar, quiero vengar a las chicas.

Erika pronuncio colocándose en posición de ataque.

–No olvides a Roberto, ese santurrón era nuestro amigo.

Comento Lucas apretando sus dientes con odio, centrando su mirada en el enemigo.

–No dejare que tomes más vidas inocentes.

Sebas sujeto su mandoble con fuerza y más firmemente que nunca colocándose en una posición que serviría de ataque o defensa.

Mire a mis compañeros, furiosos, con miedo, pero aún no estaban quebrados, ellos eran de los mejores de nuestro año, tenían su orgullo y no darían un paso atrás tan fácilmente.

Pero sería una mentira decir que yo estaba tranquilo, mi sangre hervía con la rabia de escuchar decir esas palabras.

– ¡No retrocedan! ¡Madeleine, Samara, Ivonne y Roberto, los vengaremos en este momento!

Declare extendiendo mi espada hacia la chica quien me miro con una sonrisa burlona.

–Claro... pero a ustedes no les dará una ventaja como se las di a ellos, salgan a jugar [dragones danzantes].

Pronuncio con una voz seria antes de cambiarla por una más alegre, empezando a mover su varita de forma serpenteante creando llamas flotantes las cuales le dieron forma a un dragón de unos dos metros de largo, con cuerpo de serpiente, cabeza de largarte, cuernos de buey y alas de murciélago de igual envergadura a su cuerpo. No fue solo uno, pues con otro suave movimiento de su varita le dio forma a un segundo dragón llameante igual al primero, y luego a otro y otro.

–Coco... retírate.

Ordene bajando de mi montura, no quería que sufriera de aquel hechizo, pero no obedeció saqueado junto a nosotros a pesar del temor que sentía.

Pronto la maga había creado una docena de dragones de fuego, respire profundamente sabiendo que uno era más poderoso que un fuego mío.

– ¡Ataquen mis niños!

Exclamo agitando su varita hacia el frente haciendo que los dragones se abalanzaran contra nosotros corriendo por el suelo y volando con sus alas.

–Manténganse firmes, no teman por esa magia.

Hable extendiendo mis manos hacia adelante, no quería que mis compañeros se preocuparan por aquella magia tan llamativa, pues al menos teníamos una forma de defendernos de esta.

– [¡Muro de fuego!]

Exclame activando el hechizo un momentos antes de que los dragones impactaran contra nosotros, golpeando el escudo rojo explotando con fuerza, sin embargo no todos cayeron, algunos fueron lanzados hacia los lados mientras un par levanto vuelo para atacar por arriba.

Como resultado la mitad habían explotado mientras el resto seguían en combate, los primeros en atacar fueron los que levantaron vuelo atacando empicada contra nosotros.

– ¡Técnica de caballero oveja [cornada]!

– ¡Técnica de valquiria [galope]!

Tanto Lucas como Erika fueron los primeros en dar un paso al frente atacando con sus lanzas a ambos dragones, el Atradishe golpeo al dragón con su lanza y los dos cuernos de la habilidad frenando y dispersando la magia en una fuerte explosión de fuego lanzando al segundo dragón hacia un lado, mientras Lucas era lanzando hacia atrás.

–Claro ellos explotan al morir.

Comento Erika corriendo hacia el segundo dragón cambiando de táctica golpeándolo hacia arriba para lanzarlo hacia la izquierda donde golpeo a los otros dos dragones que se habían escabullido entre las rocas.

– ¡Sebas!

– ¡[Rompe contra las rocas] Marejada!

Exclamo sebas al instante agitando su espada para canalizar una poderosa ola contra los tres dragones engulléndolos, dispersando su magia al instante.

Mientras al otro lado Santiago atacaba con ambas armas, golpeando al primero con el hacha usando su técnica "tajo cruzado", permitiéndole golpear al dragón llevándolo contra el suelo donde el hacha activo su magia creando una serie de estalagmitas destruyendo su cuerpo, mientras que el siguiente golpe impacto contra el segundo dragón lanzándolo hacia atrás.

– [Muéstrame el viento del norte]

Su cuerpo se cubrió en copos de nieve avanzando hacia su brazo derecho mientras eran guiados por una gélida brisa.

–Viento helado.

Pronuncio agitando su espada lanzando el hechizo, creando una nevada contra el dragón congelando las piedras y el piso que tocaba provocando que el dragón perdiera su forma y estallara.

Habíamos logrado superar su primer ataque, suspire con alegría mientras sostenía el muro de fuego, sin embargo, este pronto fue atravesado por la lanza de Roberto destruyendo toda su estabilidad, causando que se desmoronara en un instante.

–Vaya pense que era más frágil.

Pronuncio la chica mostrando una mueca ligera, encontrándose ahora frente a nosotros.

–Buen trabajo inútiles, no pensé que poseyeran un buen escudo, y mucho más magia poderosa.

Hablo analizándonos mientras nos encontrábamos cara a cara, Blood Warrior me hizo sentir que no solo era una maga poderosa, pues apenas ella movió un poco su brazo mi cuerpo se movió hacia atrás dando un salto amplio para alejarme de rango de la lanza corta.

–Increíble velocidad de reacción.

Pronuncio asombrada mirando a cada uno a los ojos quedándose fija unos instantes en Santiago.

– [¡viento silbante!]

Exclamo Lucas con enojo y rabia atacando a la mujer con su lanza dando un tajo creando una ráfaga de viento cortante, pero sido bloqueado por la chica, con únicamente su varita frenando su ataque en seco, el viento cortante rasgo algunas de sus ropas, pero no le hizo ningún daño visible.

– ¡Aléjate de mi amigo!

Exclamo Santiago atacando desde el flanco derecho, donde igual fue bloqueado esta vez con la lanza de Roberto, deteniendo el hacha desde su mango evitando que se activara la habilidad del arma, ninguno de los dos podía avanzar, no, luchaban por mantener el equilibrio mientras ella simplemente estiraba ambos brazos.

–Oigan, caballeros, sean tan amables de dejarme hablar, no hay que tener prisa en morir.

Hablo mirando levemente a Santiago, pero sin perder la mirada en nosotros tres.

Luego dio un simple empujón terminando de extender ambos brazos empujando a Lucas y a Santiago hacia atrás casi haciéndoles perder el equilibrio.

–Bien niños, me presentare ante ustedes, mi nombre es Emma, soy conocida como la duquesa, y quiero pedirles que se unan a mí.

Se presentó ante nosotros, sin embargo su propuesta nos tomó por sorpresa, claramente ninguno de nosotros lo haría, no de forma convencional.

Sus ojos se iluminaron en un brillo dorado, haciendo que mi cabeza doliera por un instante empezando a escuchar voces susurrándome al oído, eran tantas que no podía oír claramente.

Mi mente divago mientras llevaba mi mano izquierda hacia mi frente.

Mis compañeros tambien sintieron lo mismo viéndose visiblemente mareados.

–Vamos, son fuertes no se resistan, saben que solo así podrían sobrevivir.

Su sonrisa se grabó en mis ojos, era una sonrisa burlona y altanera.

Entonces vi una pluma carmesí caer frente a mi llevada por el viento, levante la mirada hacia el techo de una de las casas, mirando una vez más al ave en llamas de mis sueños.

No le escuches, solo miente.

Escuche resonando en mis oídos una y otra vez, interponiéndose a cualquier otra voz.

No le escuches, solo miente.

No le escuches, solo miente.

No le escuches, solo miente.

No le escuches, solo miente.

No le escuches, solo miente.

No le escuches, solo miente.

No le escuches, solo miente.

No le escuches, solo miente.

No le escuches, solo miente.

No le escuches, solo miente.

Diez diferentes voces empezaron a resonar en mi cabeza repitiendo lo mismo una y otra vez, no sabía de quienes eran o porque decían eso, mi cabeza me hacia doler mientras intentaba concentrarme en mis instintos.

– ¡Cállense todos!

Exclame con todas mis fuerzas queriendo librarme de aquellas voces que dando todo en silencio dentro de mi cabeza, pero no solo eso, había sido una orden dada con todas mis fuerzas.

–No las escuchen.

Pronuncie mirando hacia Emma apuntando con mi espada, la cual solo se mofo de mí.

–Ja, así que no caíste, que desgracia porque parece que tus...

Ella se burló de mí, pero su sonrisa pronto se borró, cuando mis compañeros levantaron sus miradas.

–Gloria sin honor no vale la pena.

Enuncio Sebas quien había caído de rodillas levantándose.

–No importa lo que me dieras, yo nací en la nada pero lleno de amor, no cambiare eso ni por todo el oro de Ershia.

Pronuncio Lucas levantándose del suelo, mostrándose aún más enojado que antes.

–Palabras vacías de un corazón vacío, ¡no tienes nada que ofrecerme que yo ya tenga!

Exclamo Erika con todo el honor de una noble plantándole cara a Emma.

–Solo dices... lo que queremos oír.

Comento Santiago retirando su cabello de su rostro mostrándose firme como una roca, no entendía lo que pasaba pareciendo que cada uno había escuchado algo distinto.

Sin embargo este rechazo provocó un gran enojo en Emma quien bufo empuñando sus dos armas con fuerza.

–Que desperdicio, es una verdadera lastima, tenían tanto... ¡potencial!

Exclamo abalanzándose contra mí como un rayo forzándome a bloquear su lanza con mi escudo, resistiendo este último pero arrastrándome con su fuerza lanzándome un par de metros hacia atrás.

– [Hermoso dragón carmesí ven a mi]

Comenzó a cantar rápidamente mientras volvía a detener los ataques de Lucas y Santiago, esta vez con su propia magia ígnea rodeando su cuerpo mientras cantaba apuntándome con su varita.

– [Bailemos bajo la luna]

Su voz melodiosa demostraba un gran enojo cargando mas magia en aquel ataque queriendo demostrar la barrera que no ella significaba.

Me levante con dificultad empuñando mi espada con todas mis fuerzas junto a mi escudo.

–Sebas, Erika, estén listos para esta magia.

Exclame con fuerza ordenándoles rápidamente mientras miraba a los dos paralizados sin saber qué hacer, al escucharme asintieron preparando sus armas.

– [Sacude tus bellas escamas ardientes] Dragón danzante.

Como una explosión un dragón de siete metros de largo salió de su varita retumbando la tierra, sus alas rompieron las estalactitas al abrirse, quedando justo frente a mí ni siquiera dudando en atacar abriendo sus enormes fauces.

– [¡Muro de fuego!]

Exclame bloqueando las fauces con el escudo provocando que este quedara atrapado.

–Técnica de caballero ígneo, [¡atravesar!]

Pronuncie al instante atacando la garganta del dragón con atravesar, sin embargo mi espada choco contra el cuerpo del dragón rebotando, mientras la mandíbula del dragón rompía el escudo en su boca.

– [Marejada]

– [Rompe montañas]

La pareja se abalanzó contra el dragón activando su magia y técnica respectivamente, siendo el primero en golpear Sebas impactando su espada contra el lado izquierdo del dragón, su fuerza hizo que el dragón perdiera el equilibrio moviéndose un poco a la derecha.

Erika no perdió tiempo golpeando con una poderosa parada el cuerpo del dragón, lanzándolo contra el suelo haciendo que sus escamas de fuego se dispersaran levemente creando un hueco en su figura.

Sorprendiendo de mala gana a Emma.

–No te distraigas, nosotros somos tus oponentes ahora.

Exclamo Lucas, atravesando su defensa forzándola a esquivar su lanza, teniendo que empujar a Santiago para contraatacar con su propia arma.

– ¡No seas tan engreído enano!

Respondió atacando con su propia pértiga dando un golpe tras otro, pero sin lograr asestarle al pequeño caballero, quien usaba todas sus cartas en este combate.

– [Acelerar]

Pronuncio para volverse el mas rápido entre nosotros, esquivando con gran agilidad los ataques con poca elegancia de Emma, quien a pesar de su velocidad era predecible.

– [Hielo]

Emma agito su varita generando enormes estacas de hielo lanzándolas hacia Lucas.

– [Viento silbante]

Contraataco Lucas, atacando con su espada con el viento, rompiendo las lanzas de hielo reduciéndolas en escarcha con la cual ataco a Emma, lanzándole un torrente de viento y nieve, logrando hacer que se cubriera para proteger sus ojos.

Sabía que con su poder no podría dañarla tan fácilmente, pero solo necesitaba darle un golpe.

"Roberto y yo éramos los mas débiles del grupo".

Pensaba en medio del combate ahogando los movimientos de Emma forzándola a atacar torpemente, mientras él se defendía desviando sus ataques buscando alejarse de su varita para no ser alcanzado por ningún hechizo, aunque notando que a veces hacia un movimiento rápido el cual no parecía hacer nada.

"Pero les seguíamos el paso".

Sentía sus piernas y brazos entumecidos, nunca había luchado con tanta ferocidad, nunca había usado cada punto de sus estadísticas para hacerle frente a un rival.

"No puedo dejarte vivir sabiendo que acabaste con uno de mis amigos".

Una lagrima de frustración se escurrió por uno de sus ojos, recordando todo el camino que había recorrido como caballero, desde ser molestado por solo poder usar el viento, hasta poder luchar a la par de los humanos, superando a muchos de ellos.

No podía simplemente detenerse, quería alcanzarnos, no, quería superarnos.

Entonces, su lanza se rompió en dos, recibió un golpe lanzándolo contra una espiga de roca.

Su lanza no había resistido no pudiendo seguir el paso de la batalla, demostrado que no era tan buena como él pensaba.

–Increíble, un enano me hizo sudar.

Hablo Emma limpiando el sudor de su frente, para luego enfocarse en nosotros tres, viendo como luchábamos contra su dragón.

Mi espada no le hacía nada, "Atravesar" rebotaba contra él, mi fuego era consumido por el suyo, solo ñequeaba coordinar las acciones entre sebas y Erika quienes podrían hacerle algo daño.

Ni coco ni Santiago se encontraban luchando, el primero porque sabía que no tenía forma de golpear al hechizo manteniéndose a tanto por si requería su ayuda, mientras Santiago se encontraba anonadado por la pelea que Lucas había dado.

–Maldición... a este pasó.

Apreté mi mandíbula con enojo, ¿Cómo podríamos cambiar el rumbo de estaba batalla? cuando el dragón pereciera la explosión seria mayor, ni siquiera tendríamos tiempo para escapar, y peor aún no podíamos alcanzar a Emma.

Sin embargo Lucas me había demostrado que ella no era muy hábil con su arma, así que tenía una forma de enfrentarla, si tan solo pudiéramos quitar a este dragón del camino.

¿Me necesitas? Úsame

Escuche sintiendo de nuevo aquella presencia observarme susurrándome a mi oído.

–No... confió en mis compañeros para salir de aquí.

Susurre usando toda mi fuerza para golpear al dragón con atravesar logrando empujarlo hacia su izquierda con ayuda de Erika.

Hazlo, antes de que sea tarde.

Ni siquiera lo escuche, pues pensaba en usar las rocas a nuestra derecha.

–Sebas, Erika, usemos las estalactitas.

Exclame lanzando fuego contra el dragón para atraerlo hacia mi derecha.

– ¡Son estalagmitas!

Exclamo Erika corrigiéndome, mientras Sebas cruzaba deslizándose por debajo del dragón para quedar junto a su amada, ambos se lanzaron una mirada cómplice.

Empuñaron sus armas soltando aire antes de aspirar, sincronizándose, pues sabía que debían golpear al mismo tiempo para lograr empujarlo.

Rápidamente subí sobre coco, para cruzar al otro lado del muro de piedra haciendo que el dragón se pusiera sobre estos, dándole la oportunidad a los tortolos.

– [Potenciar]

Hablo sebas con suavidad marcando el inicio para que ambos empezaran a correr, golpeando el suelo al mismo tiempo para elevarse sobre la espalda del dragón.

– [Marejada]

– [Rompe montañas]

Pronunciaron atacando con todas sus fuerzas, Erika golpeando con ambas piernas y todo su cuerpo mientras Sebas golpea con toda la fuerza y magia que podía extraer, causando una gran explosión en la espalda del dragón haciendo que el suelo temblara empujándolo contra las rocas, las cuales al ser creadas por la magia de un arma interfirieron con la forma del dragón.

Como resultado destruyeron su forma, su vida acabo con una violenta explosión segundos después de la primera, sebas rápidamente actuó cubriendo su cuerpo con una energía roja mientras se usaba a sí mismo como escudo defendiendo a Erika.

La explosión lanzo una gran cantidad de escombros haciendo que coco y yo cayéramos al suelo, las rocas generadas por el ogro desaparecieron, Sebas y Erika fueron arrastrados hasta la pared detrás de ellos, Santiago se protegió del calor con el escudo, pero siendo lanzado varios metros hacia atrás, incluso la misma Emma recibió parte del daño, reflejándose en algunos arañazos y su lente izquierdo roto, además de haber sido arrastrada un par de metros por la explosión.

–No pensé que lograran acabar con mi magia... impresionante.

Hablo Emma mientras retiraba sus brazos de su rostro mostrando una sonrisa ante la cortina de humo que se había levantado en todo el lugar.

–Creo que al menos dos murieron.

Intento no toser por el humo, no quería mostrar nada de debilidad.

Entre el humo, una sombra se levantó.

Con todas sus fuerzas pateo el suelo.

Se empujó hacia el frente a gran velocidad desgarrando la cortina de humo.

– [¡Cornada!]

Exclamo Lucas usando su propio brazo como canalizador, su puño se envolvió en la cabeza de un carnero con los cuernos apuntando hacia el frente, dirigiéndose hacia el rostro de Emma.

La maga no reacciono a tiempo recibiendo el golpe en su mejilla derecha, mientras uno de los cuernos le habría una herida en su cuello a lo largo de su mandíbula inferior, mientras otro la abría sobre su frente.

Como resultado del impacto Emma fue lanzada como una muñeca de trapo contra el suelo mientras Lucas caía al suelo gritando de dolor, los huesos de su mano, y de su brazo se habían roto ante tal impacto.

Cuando me levante solo podía ver el humo causado por la explosión, mire hacia Coco el cual había quedado inconsciente por la explosión, pero seguía respirando.

–Buen trabajo... nos encargaremos del resto.

Suspire limpiando el sudor de mi frente, cuando repentinamente una corriente de viento disperso todo el humo, dejando ver el estado de Emma y el de Lucas, este último en el suelo, mientras ella se encontraba levantada, la mitad derecha de su rostro se encontraba cubierta de sangre, su cabello había cambiado de color a un rojo brillante, sumado a la perdida de sus coletas este bailaba con el viento libre aparentando ser fuego, sus ojos igual habían cambiado a un rojo profundo.

– [Escúchenme espíritus de los boques]

Furiosa extendió su mano derecha hacia Lucas quien la miraba con una sonrisa encontrándose de rodillas, pareciendo haber aceptado su destino.

– ¡Aléjate Lucas!

Grite comenzando a correr hacia ellos con mi espada y escudo en manos.

– [Préstenme su poder purificador]

Exclamo completando el hechizo haciendo que la corriente de viento que la envolvía se concentrara en su mano girando mientras formaba un cono apuntando hacia el pecho de Lucas.

–Si yo te hice sangrar ¿Qué te harán mis amigos?

Pregunto Lucas mirándola de forma retadora, provocando que Emma lo mirara con aun más desprecio, pero a su vez con un profundo miedo.

– ¡Lanza céfiro!

Exclamo disparando aquel hechizo, formando una lanza la cual libero un torrente de viento hacia todos lados empujándome antes de poder llegar, incrustándose en el pecho de Lucas estallando en cuatro direcciones dispersando las partes de su cuerpo mientras la sangre manchaba las paredes y el suelo de la calle.

– ¡Lucas!

Grite impotente viendo como el moría frente a nuestros ojos sin poder evitarlo.

Sebas y Erika miraron impotentes mientras se abrazaban.

Santiago se quedó sin aliento.

Sentía como nuestras esperanzas de ganar se reducían a cada segundo.

No es momento de rendirse, lucha.

Escuche nuevamente en mi oído, una voz suave que me negaba a escuchar.

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