LXXVII

Reflexión.
No suelo hablar de mi vida con las demás personas y el motivo es muy simple: porque nadie va a estar para siempre, nadie me va a acompañar por el resto de mi vida; por eso me reservo mi vida solo para mi, porque no me gustaría que al confesar mis ideales con otras personas, éstas cuando me abandonen se vayan con una parte de mi vida incorporada. Es decir, esa vida que yo comente ya no me pertenece exclusivamente a mi, y esa parsona al dejarme es indirectamente libre de hacer con mi fragmento de vida lo que se le antoje, seguramente rompiendome.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top