Es hora de colgar las alas,

Esconder la cola de sirena,

Guardar las rojas manzanas

Y ocultar con una manta, la rueca

Es hora de cortar el infinito cabello de seda

Y sujetarlo, sin dejar suelto alguno

¿Es que no te das cuenta?

La zapatilla de cristal ya no te queda

Tu cuerpo no entra más

En la madriguera del conejo

Ya los duendes no te oyen

No habrá nuevo cambio de suelas

Las varitas y escobas ya no sirven

Ni las orientales lámparas

Ni si quiera el dorado polvo de hada

O las habichuelas mágicas

Despierta mi querida

La capa roja se convirtió en pañuelo

Las espadas de rubíes

Son de papel y tinta ahora

Los siete mares y los cuatro vientos

Arrastrarán tu barco

Siguiendo la segunda estrella

A tu nuevo comienzo

Ya no necesitas la rosa de la bestia

O al pequeño grillo

Porque para siempre

Permanecerá en tu cabeza

Todos te acompañaremos

A la triste despedida

El tiempo se acabado

No es posible otra huida

Y aún en la guerra más cruenta

Recuerda que el corazón engaña,

La mente apresa

Y la memoria olvida.