Cianuro
Pero la penumbra regresa
Como cuchillas que atraviesan mi espalda
Les ruego en las mañanas, les ruego al medio día
Que se marchen, que me dejen sola
Que dejen destruirme con mi propia ponzoña.
Pero vuelve, siempre vuelve
En las noches y en la madrugada
Cual dardo solitario en su diana
Como un espectro que sujeta una guadaña
Como una de esas muchas sonrisas falsas.
Vete, vete, márchate
Y si te quedas, acaba con esta vieja alma
Libera todo el rencor que escondes
Que oculta esa armoniosa parsimonia
Bajo tu careta de apatía
Deposítalo en mi boca
Hasta que emane blanca espuma
Hasta que cruce la línea
Y de esta gravedad, que me persigue día a día
Después de tanto, me logre liberar.
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